PsicoMundo Argentina - Canal informativo

El paro como acto
Más observaciones sobre el concepto de lo inconsciente
(Clase pública llevada a cabo el 9 de junio de 2005)

Diego Zerba (x)

NOTA PRELIMINAR

Resolví eliminar de la versión escrita las circunstancias escabrosas que rodearon a esta clase pública. Agradezco al Dr. Mangale haberme facilitado una de las computadoras del hospital para hacer las correcciones. Me parece reconocer entre los facultativos reunidos mientras trabajo, al hombre de pelo entrecano y algo revuelto que estaba en la clase pública anterior. Recomienda a sus colegas - que discuten sobre neurotransmisores- leer el Seminario N ª 3. Acto seguido Mangale, de modo poco cortés, lo manda a traer café para toda la junta médica

Profesor: Hoy voy a hablarles del paro como acto. Por ese sesgo tomaré el ensamble que articula –siguiendo a Heidegger- un comienzo con otro comienzo. Me valdré del texto previsto para hoy (1), agregando más observaciones sobre el concepto de lo inconsciente. .

EL paro como acto parece una contradicción porque confundimos acto con acción. Habitualmente se piensa así por el consenso que tiene el esquema conductista estímulo – respuesta. En esos términos el acto como acción es una respuesta pasiva provocada por un estímulo. Para el psicoanálisis, a la inversa, el acto es un acta, un acta fundacional. Dicho de manera heideggeriana: un comienzo. Esto quiere decir que nadie lo sabía antes. Un acto, un comienzo, no continúa nada, es radicalmente inaugural.

Hago una digresión para enmarcar el tema dentro de la clásica controversia de la Física entre Einstein y Eisemberg.

Eisemberg concluye que no se puede calcular simultáneamente en la estructura del átomo, la velocidad y la posición del electrón. Einstein lo impugna diciendo: "Dios no juega a los dados". Formulado en términos positivos este planteo puede enunciarse así: Dios puso leyes absolutas en el universo; no dejó nada que desear. Pero desde la perspectiva que hoy proponemos: Dios juega a los dados.

Un acto no deriva de una ley, sino que es el comienzo de una ley. Por eso no es mera retórica la cita de Freud a Goethe que dice: "En un principio era la acción" (2). Curiosamente el pionero conductista John Watson no formuló su opuesto, a saber, en un principio era el estimulo.

No se explica por qué él haya creído que primero hay una tabla rasa en donde posteriormente se inscribe el estímulo, sino que, al revés, desde su línea teórica este último pone inicialmente la legalidad en razón de la infinita maleabilidad de la tabla (el hábito hace al monje, el estímulo hace a la tabla rasa). Puede argumentarse que no le resultaba necesario enunciar este principio, en tanto él mismo se ponía en la posición de un Dios que calcula todo. En un diálogo figurado con Eisemberg podría haberle dicho: "que incertidumbre ni ocho cuartos, si yo te digo que es carnaval (estímulo) vos apretá el pomo (respuesta)".

Para el psiconanálisis un acto no deriva de una ley, sino que es el comienzo de una ley. Les propongo esta lectura: la primera tópica formulada por Freud en "La Interpretación de los sueños", es el comienzo del psicoanálisis como articulación teórico – práctica sin que nadie lo supiera antes (ni el Dios con calculadora en mano del cual era devoto Einstein). Esta lectura parte de la ausencia de un Dios calculador, que sacó de su computadora celeste las leyes absolutas del universo.

Con la primera tópica intenta dar cuenta de la relación entre el síntoma neurótico y la psicopatología de la vida cotidiana, a saber, los olvidos, los actos fallidos, las ocurrencias, los sueños. Tomando una cita de Freud, esta relación es posible si "el síntoma se dispone a hablar" (3). No es posible cuando a través de la hipnosis o el apremio, Freud busca un recuerdo para la descarga del afecto (catarsis o abreacción). O sea, lo que no se logra por la vía del método catártico, es posible con la asociación libre como regla fundamental del psicoanálisis, cuando el goce mudo del síntoma se convierte en goce de la palabra.

En "Observaciones sobre el concepto de lo inconsciente" queda indicado –dentro del marco de la metapsicología- que el aparato psíquico articula relaciones tópicas, dinámicas y económicas.

Las relaciones tópicas son relaciones de lugares. Desde el punto de vista descriptivo surgen de la evidencia que existe un lugar inconsciente separado de otro lugar consciente. En el primero no hay una representación que sea objeto de la percepción, y en el segundo si la hay. Con respecto a este particular, Freud no tendría diferencias con los psiquiatras de las últimas décadas del siglo XIX como Charcot o Janet.

El punto de vista de la eficacia observa las relaciones dinámicas como conflicto entre magnitudes psíquicas. Conflicto que tiene su formación de compromiso en el síntoma, más exactamente en el síntoma histérico de conversión.

Por su parte el punto de vista sistemático ubica las relaciones económicas que establecen los lugares psíquicos entre sí. Para darle su alcance correspondiente, Freud amplía las relaciones tópicas estableciendo un aparato psíquico compuesto por:

De ese modo extiende las relaciones dinámicas para dar cuenta del conflicto entre deseos inconscientes reprimidos que no pueden acceder al Conciente por el obstáculo de la defensa, y solamente acceden disfrazándose con las representaciones preconcientes que sí disponen de esa facilitación. Tomando la analogía de Freud se sirven de dos trabajadores incansables que son:

Esto es posible porque los deseos inconscientes poseen una alta carga de energía, y utilizan las representaciones preconcientes que cuentan con una carga baja para avanzar sobre el Conciente.

A modo de ilustración les propongo esta analogía, que claudica todo rigor en beneficio de la claridad. Nosotros como obstáculo no permitimos transitar por Avenida Independencia, entonces la policía tiene que desplazar el transito por arterias adyacentes. Los autos que venían por Independencia se condensan con los que ya circulaban por las calles laterales, aumentando el malestar debido a la congestión y la lenta marcha a la que se ven obligados. Los que vienen de Independencia no pueden distinguirse de los otros, sino que solamente le imponen a estos últimos el padecimiento sin que alcancen a descubrir la causa del mismo. En esta figura tan burda, nosotros somos la defensa, el tránsito de las calles laterales son las representaciones preconcientes que se modifican por la intervención del tránsito de Independencia, a saber, los deseos inconscientes reprimidos; en tanto que los policías son los trabajadores incansables, condensación y desplazamiento, que le permiten a los últimos camuflarse en los primeros.

En "La Interpretación de los sueños" Freud articula estas relaciones que componen la primera tópica, para después ampliarla al conjunto de los efectos inconscientes en "Psicopatología de la vida cotidiana". Mientras que en "El chiste y su relación con el inconsciente" encuentra una configuración discursiva, el chiste, homologable al inconsciente, y también las dificultades que le supone sostener la metáfora termodinámica en esos términos (4).

Con estas tres relaciones que ordenan la primera tópica, Freud intenta dar cuenta del goce en el síntoma y el goce de la palabra. Explica el goce como satisfacción de deseos inconscientes reprimidos, que por no ser nunca accesibles a la conciencia sino es a través del rodeo de las representaciones preconcientes se tratará de una satisfacción siempre insuficiente y nunca plena.

Posteriormente, con la segunda tópica, Freud explica la satisfacción diciendo: lo que es placer para el Ello es displacer para el Yo. Aquí conviene tener presente que el término alemán"lust" utilizado por Freud, traducido al español por López Ballesteros como placer, posee entre sus significados más consagrados el de descarga. De ese modo la pulsión correspondiente a la instancia del Ello pone el arranque al aparto psíquico para la descarga de energía, mientras que el yo como homeostato regula la descarga para que se produzca sin exceder un determinado umbral. Así la satisfacción de la pulsión en la descarga de energía, es experimentada como angustia por el Yo que debe evitar la descarga total para mantener el funcionamiento del aparato.

Podemos concluir nuestra lectura de este texto, diciendo que Freud ubica en un comienzo el goce que el sujeto obtiene del fenómeno inconsciente. Mientras que en otro comienzo Lacan plantea su configuración discursiva. Para eso pasa por el primer comienzo en su empresa de retorno a Freud, que se desarrolla en el transcurso de un seminario de veintisiete años.

El ensamble de dos comienzos formulado por Heidegger, supone de que Dios juega a los dados (6). Para esta experiencia de paro activo que hoy nos vuelve a convocar, digamos que hubo un primer comienzo que fue el 19 y 20 de diciembre del 2001. En ese momento se paralizaron las mareas aleatorias a las que le suponíamos un curso necesario hacia el FMI, y hubo un nosotros en medio del despelote que se coaguló en las asambleas barriales, los piquetes, las empresas recuperadas. Hoy está en claro que no hay nada que conduzca hacia ningún lado. Solo lo hay si constituimos un nosotros sin estado. Por eso en estas experiencias de clases públicas apostamos a pasar por aquel primer comienzo para saltar a otro comienzo. Dentro de ese contexto Freud no es ajeno a la convocatoria. Sigue siendo un obstáculo para una psiquiatría neurobiológica solo atenta al funcionamiento de neurotransmisores, que se desentiende de toda historia que el síntoma sigue dispuesto a contar.

Por eso nuestro as en la manga es la gracia de un Dios escolasero, siempre presto a decirnos: "Dejá todo y seguime ". En honor a él hoy cierro con este breve cuento inédito de Carlos Dos Santos titulado "¿Los martilleros van al cielo?" (por cierto bien irónico), que me envío un cura amigo bendecido por esa gracia.

"Muere un martillero platense  y naturalmente luego de una breve estadía en el purgatorio se lo destina casi automáticamente al infierno .

Al tiempo en una de esas usuales tenidas telefónicas entre Dios y Lucifer, de teléfono blanco a teléfono rojo, el primero indaga como estaban las cosas por el infierno, a lo que Lucifer, con satisfacción le comenta que - todo muy bien - por que había llegado un martillero de La Plata, dispuesto, solícito, y que en muy poco tiempo le organizó algunas cuestiones que tenia en su ámbito pues, el martillero en cuestión, le había parcelado un campito contiguo al infierno y desarrollado en él un club de campo, también un Pool  de compras en pleno centro del infierno, organizó la propiedad horizontal  y ahora todos pagan las expensas, está por inaugurar unos coquetos dormitorios con caldera central y una nueva urbanización marina, con salida a la lavas del Etna .

Por último, dice Lucifer, me ha cambiado el antiguo cartel de acceso que según Dante decía :- Dejad toda esperanza , tu que entras- por un rutilante anunciador de neón que promete  -nueva vida en los altos del infierno, compre hoy a plazos y mensualidades -, por el marketing, - viste -.

Dios, indignado frente a tanta eficiencia, le reprochó - de ninguna manera, ese tipo tiene que estar en el Paraíso, es más podemos resolver el caso admitiéndolo previa confesión y absolución, le dijo,  pensando en los beneficios que tal sujeto  podría generar para el paraíso  . - Eso va  a ser imposible - , replica Lucifer  - ¿Me decís donde vas a conseguir un sacerdote en el Paraíso, para ese trámite?.-

Versión corregida

Desgrabación: Diotima Tania 

Notas

(x) Diego Zerba. Licenciado en Psicología. Psicoanalista. Profesor Adjunto de la materia Psicoanálisis Freud y docente en Psicoanálisis: Escuela Inglesa de la Facultad de Psicología / UBA. Profesor Adjunto en la materia Psicología del Ciclo Básico Común / UBA. Director del Centro Asistencial FUBA XXII . Supervisor de instituciones clínicas y educativas. Autor del libro "La estructuración Subjetiva. Pensar las psicosis infantiles".

  1. "Observaciones sobre el concepto de lo Inconsciente", Biblioteca Nueva, Madrid, 1973.
  2. Tótem y Tabú, Ob. Cit.
  3. "Estudios Sobre la historia", Ob. Cit.
  4. Lacan desarrolla con la configuración discursiva del inconsciente la metonimia del deseo (en especial durante los primeros seis años de su seminario). Entre el noveno y el décimo año, apelando a los recursos de las superficies topológicas toro y cross cup, anuda el deseo y el goce en el desarrollo del tiempo lógico. Esto será tema para otro momento. ¿Una clase pública, quizás? ¿Les parece?
  5. El Yo y el Ello, Ob. Cit.
  6. Heidegger desarrolla estas categorías en el libro "Beiträge zur philosophie",Wegmarken, Francfurt, 1989. La versión castellana es "Aportes a la filosofía. Acerca del evento", Biblioteca Internacional M. Heidegger, Buenos Aires, 2003.

Volver al sumario de articulos y presentaciones

PsicoMundo - La red psi en Internet