Investigación à Psicoanálisis

Trabajos de Investigación Clínica y de Inserción del Psicoanálisis en diversas Áreas Temáticas
Niñez, Adolescencia y Familia en situación de riesgo y exclusión social
¿qué es lo que el psicoanálisis puede aportar?

Presentación

Sandra Vieira 3 - Gabriel O. Pulice

El notable incremento de la población que en nuestro país y en el mundo se encuentra en situación de riesgo y de exclusión social, es algo de lo que resulta cada vez más difícil sustraerse. Así, este fenómeno forma parte —de manera cada vez más indisimulable— del paisaje urbano y suburbano de cada día, invadiendo la pantalla de televisión con sus «inexplicables» efectos de violencia. A la vez, nos encontramos en nuestro trabajo clínico cotidiano —al menos quienes estamos insertos e implicados, de alguna u otra manera, en los ámbitos institucionales orientados a la atención de esta problemática— con la necesidad de dar alguna respuesta eficaz allí donde ello suele presentarse, muchas veces, en términos de una demanda de intervención que no siempre es sencillo explicitar.

Encontramos además que, frente a los emergentes de este complejo fenómeno social, las respuestas del resto de la población son extremadamente diversas: pueden ir desde una actitud cercana a cierto interés solidario —por ejemplo ante un niño o adolescente en situación de calle—, hasta el requerimiento a que la situación se resuelva «no importa de qué modo», en tanto se hace intolerable a la mirada —y a veces, no sólo a la mirada.

Ahora bien, ¿qué podemos entender por riesgo y exclusión social? ¿Qué vinculación podría establecerse entre ambos conceptos? La exclusión social es en sí un hecho de violencia. Las distintas situaciones que desde hace tiempo viene padeciendo la población que nos ocupa —perdida de trabajo y vivienda, acceso en extremo limitado a la salud y educación, deterioro progresivo de las relaciones familiares y de sus grupos de pertenencia— va provocando cada vez más desafiliaciones no sólo económicas sino también simbólicas, en términos de exclusión y aislamiento subjetivo. Es así, entonces, que la exclusión social implica ya un riesgo, si se entiende como riesgo, además, el hecho de quedar excluido de la red simbólica en tanto sujeto atravesado por la cultura. Ya Freud, en El malestar en la cultura (1929), nos advertía de la catástrofe que, para el psiquismo, esto puede llegar a implicar.
Asimismo, como una de las respuestas posibles a esta exclusión social —y como un intento de reintroducirse en ese escenario del que Otro lo ha expulsado—, encontramos en estos sujetos —y con cierta frecuencia—, la vía de la trasgresión. Operación fallida que vuelve a expulsarlos una vez más a un recorrido circular, repetitivo, de muerte y exclusión. Así, las sanciones impuestas desde ese Otro a dicha trasgresión corren el riesgo de no operar como efecto de ley —en tanto reintroyección o restablecimiento de la misma—, sino de ser percibidas por el sujeto como el capricho de un Otro terrible respecto de cuyo goce él se siente capturado. Lo que generará, como efecto boomerang, formas  cada vez mayores de violencia y sometimiento. En donde el sometimiento también será entonces a un  destino que al sujeto se le presenta como «una inapelable condena a muerte de su deseo», en tanto ha perdido ya toda esperanza —si es que alguna vez la tuvo— de que alguien pudiera escucharlo  e intentar aportarle alguna clave acerca de cómo revertir  tal «destino trágico».
En este contexto, el abordaje de este campo de problemáticas viene haciendo necesario, desde hace un tiempo, abrir cada vez más el juego a un trabajo interdisciplinario  no  tan simple de  articular. Uno de los mayores obstáculos es que frente a la complejidad del tema —y ante la angustia que provoca ser testigo del padecimiento de uno o varios sujetos sin poder dar respuestas concretas y efectivas para paliar esa situación—, los profesionales que participan en ese trabajo suelen refugiarse «disciplinadamente en su disciplina», generando un aislamiento profesional que suele desembocar en intervenciones inoperantes. Quedando así el sujeto —o su discurso— fragmentado en tantos pedazos como profesionales participan en su atención: trabajadores sociales, sociólogos, abogados, médicos, psicopedagogos, docentes, técnicos en minoridad y familia, talleristas, recreadores, psicólogos y psicoanalistas, entre otros. ¿Cómo evitar esa fragmentación? ¿Desde dónde articular ese trabajo que, de otro modo, corre el riesgo de convertirse en una lamentable reproducción de lo que el sujeto padece? Es aquí donde, además, podemos preguntarnos: ¿cuál es el aporte que puede brindar el psicoanálisis? 

Tal como Freud lo anticipara  hace algunos años, en su premonitorio texto sobre los Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica (1918), la inserción de psicólogos y psicoanalistas en las diversas instituciones y dispositivos abocados a la atención de niños y adolescentes en situación de riesgo y exclusión social —así como de su entorno familiar— fue abriendo un campo de trabajo e investigación allí donde la orientación de las metodologías exclusivamente basadas en la asistencia social no alcanzaban a dar respuesta a una multiplicidad de problemas e impedimentos que insistían una y otra vez, permaneciendo sin resolución. Por otra parte, y no sin dificultades, los psicoanalistas han podido corroborar el hecho —también anunciado por Freud— de que «el oro puro del análisis» resultaría en sí mismo insuficiente, en una buena proporción de casos, para alcanzar a producir movimiento subjetivo alguno, de no ser acompañado con otras intervenciones de orden «material» que oficiaran de sostén o apuntalamiento de lo que se produjera a nivel de la palabra.
Es allí donde, en sintonía con lo advertido por Freud, apostamos a un trabajo que pueda articular la teoría y la clínica psicoanalítica con el abordaje de la problemática que aquí nos ocupa. Entendemos que, además, sólo el psicoanálisis puede aportar aquellas claves necesarias para intervenir con alguna eficacia en la conformación y la puesta a punto de los diversos dispositivos requeridos para la atención de esta población, además de permitir alguna otra lectura para comprender los decires y aconteceres que se repiten casi en forma matemática e inevitable a pesar de las buenas intenciones tanto de los profesionales y técnicos, como de los mismos sujetos en atención, a contramano de  su manifiesta voluntad de revertir tal situación de padecimiento. En este sentido, podemos evocar aquí aquello que se decía en la presentación de esta Sección: «La participación e incumbencia del Psicoanálisis en el desarrollo de tales elementos conceptuales, materiales y técnicos necesarios para ello -a través de su inserción en los diversos ámbitos hospitalarios e institucionales- se justifica, entonces, en la medida en que sólo él puede aportar la clave a partir de la cual se podrán ordenar, en el tratamiento de un sujeto, la multiplicidad de las clínicas y los saberes que allí deban ponerse en juego. En donde lo esencial es que la producción e implementación de tales recursos no esté orientada jamás al acallamiento del deseo del sujeto»1.

Conocemos que, a nivel del «Estado» —tanto en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires o de cada Provincia, como en la órbita nacional— hay distintos dispositivos puestos en marcha para la atención de niños, adolescentes y sus familias, en situación de riesgo y exclusión social. Al mismo tiempo distintas organizaciones no gubernamentales, con acuerdos o no con entes estatales, se ocupan tambien de esta problemática.

Entre las más importantes y conocidas, podemos enumerar:

Creemos que es imprescindible pensar al niño, al adolescente o a cada integrante de su familia como  Sujeto de Derecho y no como Objeto de Intervención2.  Sólo así podremos escuchar algo de su padecer, dándoles lugar a ser protagonistas de su propia historia, y ofreciéndonos como sostén para acompañar su devenir. Acompañar el devenir tendrá que ver tambien con corrernos de un lugar omnisapiente, donde detentaríamos algún Saber acerca de lo que cada uno de esos sujetos necesita. Así es que también quienes trabajamos en esta problemática «necesitamos» del trabajo con otros, del aporte de otros, para posibilitar la formación de un dispositivo de atención menos rígido y más articulado, que posibilite el avance de nuestro bagaje teórico y la producción de los recursos adecuados para dar alguna respuesta eficaz, en cada caso.

Es por ello que invitamos a participar de esta Área Temática del Foro a quienes quieran compartir aquí sus experiencias de trabajo —así como sus pensamientos e ideas— en relación a este tema. Con el propósito de que, a partir de coincidencias y también diferencias, enfrentando y articulando los diversos discursos puestos en juego, podamos apostar a nuestra creatividad en un intenso trabajo por venir, donde el saber circule, produzca, y abra cada vez más espacios de discusión, debate y reflexión que nos permitan avanzar en esta dirección.

Notas

1 Presentación de la sección: Trabajos de Investigación Clínica y de Inserción del Psicoanálisis en diversas Áreas Temáticas.

2 Convención Internacional de los Derechos del Niño.

3 Psicoanalista. Psicóloga del Departamento Chicos de la Calle de la Secretaría de Promoción Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Psicóloga de AEPA (Fundación Asistencia y Estudios Psicoanalíticos Argentinos).


Volver al menu general Investigación <> Psicoanálisis

Colabore con una Membresía Solidaria y obtenga sus contraseñas únicas de acceso a todas las áreas de PsicoMundo (revistas, seminarios, etc.)

PsicoMundo - La red psi en Internet