Investigación à Psicoanálisis

Teoría de la Investigación en Psicoanálisis

Sobre la investigación científica y la ética

Francisco García Bazán

Este trabajo fue presentado en el marco de las II Jornadas de Investigación: «La investigación en Psicoanálisis» organizada por la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Argentina J. F. Kennedy, el 9 de septiembre de 2000, y posteriormente publicado en el Documenta Laboris N° 6, Buenos Aires, 2002, publicación de la Escuela de Postgrado de esa Universidad en cuyo marco se desarrolla la Maestría.

Resumen

El presente artículo se compone de tres partes. La primera de ellas trata de definir el concepto general de "investigación" y el sentido de autonomía, racionalidad conjetural, predictibilidad, perfectibilidad y utilidad que adquiere, cuando se le agrega la determinación "científica", constituyéndose como "investigación científica". El segundo momento se ocupa de la investigación científica en tanto que epistemológicamente diferente de la actividad puramente teórica o contemplativa, aunque antropológica y ontológicamente subordinada a la anterior. De acuerdo con los antecedentes proporcionados se trata de dar fundamento ético a la actividad del investigador científico en tanto que ser humano peculiar cuyo temple ontológico lo incluye en el genero mas amplio de una vocación humana últimamente contemplativa

Abstract

This paper is composed of three parts. The first of them intends to define the general concept of "research" and the sense of autonomy, conjectural rationality, predictability, perfectibility and usefulness that acquires, when it is complemented with the "scientific" determination, setting up as "scientific research". The second part deals with the scientific research as epistemologically different from the merely theoretical or contemplative activity, although anthropologically and ontologically subordinated to the former. According to the background given, we try to give an ethical fundament to the activity of the scientific researcher as a distinct person whose ontological disposition includes him in the widest genre of a human calling, finally contemplative.

I. Introduccion

Escribe Aristóteles: "Todos los hombres desean por naturaleza saber"1. Platón registra, a su vez, más concretamente: "Porque es necesario aprender ambas cosas a la vez, lo verdadero y lo falso de la entidad entera, a costa de mucho trabajo y de mucho tiempo, como dije al principio. Sin embargo, cuando después de muchos esfuerzos se han cotejado unos con otros cada uno de ellos: nombres, definiciones, percepciones visuales e impresiones sensibles [relativas al objeto], cuando se han sometido a discusiones benévolas, en las que no hay mala intención al hacer las preguntas ni al dar las respuestas, entonces de repente el discernimiento (phrónesis) y el intelecto (noûs), echan luz sobre cada objeto con toda la intensidad que le es posible a la capacidad humana" 2.

Siguiendo el método indicado es posible respecto del objeto que: "surjan en el alma, la ciencia, la intelección y la opinión verdadera"3.

Sostiene, en consecuencia, Plotino en forma todavía más explícita: "Y poniendo fin a la divagación por lo sensible, instálase en lo inteligible, y allá, desechando la falsedad, se emplea en alimentar el alma en la llamada 'llanura de la verdad', utilizando la 'división' platónica para la discriminación de las Formas, utilizándola también para la determinación de la quididad y utilizándola asimismo para la determinación de los Géneros primarios. Y, entrelazando intelectivamente las Formas derivadas de aquéllos hasta haber recorrido todo el reino inteligible y desenlazándolas por la vía inversa del análisis hasta llegar a un principio, entonces es cuando, estando sosegada del modo como allá se está en sosiego, sin afanarse ya por nada una vez reducida a unidad, se dedica a contemplar, cediendo a otra arte la llamada "disciplina lógica" sobre proposiciones y silogismos" 4

Los pasajes citados permiten orientarnos hacia el sentido profundo de la que ha llegado a ser en nuestros días la forma más universal, representativa y prestigiosa del saber: la investigación científica.

Investigación (investigatio) que proviene del verbo latino in-vestigare, "seguir la pista", significa perseguir el tipo o modelo original en la impresión de la huella, tratar de descubrir el golpe de la pisada en los residuos y características de la marca conservada, ya que el sustantivo vestigio (vestigium) se refiere a la planta del pie. Por extensión, por lo tanto, "seguir la huella", "buscar con cuidado"5. Los griegos, coherentemente, han denominado a esta actividad aníchneusis6, de este modo San Pablo puede decir que los "caminos de Dios son inescrutables (anexichníastos)", imposibles de seguir sus rastros. Un vocabulario que se registra asimismo con referencia a la naturaleza divina entre los Padres Apostólicos y los gnósticos7.

Pero esta indagación tiene, además, la característica determinante de ser científica, es decir, de ajustarse a un objeto preciso de estudio, de adoptar un método y técnicas de exploración de acuerdo con su tema, de utilizar un lenguaje o tipo de enunciados apropiados y de comprobar su validez con criterios de prueba que también le son afines. A través de estos recursos la objetividad, autonomía racional, predictibilidad, perfectibilidad y progreso efectivo de las ciencias quedan garantizados, según las normas de la cientificidad moderna8.

La matemática, la física, la historia, la psicología, la sociología y asimismo la filosofía, cuando es objeto de investigación, están sujetas contemporáneamente a esta determinación. Las ciencias formales, las fácticas y las del hombre entran en la esfera de la investigación científica y cada área tiene la posibilidad de demostrar la precisión que la asiste bien sea bajo la forma de la exactitud o del rigor, pero no se agotan ante esta exhibición.

 

II. La función de la investigación

El investigador llamado por el deseo del descubrimiento y consagrado a él dentro de las pautas científicas, puede decirse que es un ser humano especial o sui generis. Es primariamente una persona signada por la particularidad inquisitiva. Los hechos, los fenómenos comunes, no se le aparecen como a los demás humanos, sino como interrogantes, como simples indicios o señales de universos cognoscitivos más amplios y complejos que reclaman su explicación o desciframiento. De esta manera en su afán por conocer y experimentándose como sujeto activo de conocimiento, no se contenta sólo con indagar y describir los fenómenos que se le ofrecen espontáneamente con procedimientos y metodologías apropiadas, sino que también idea métodos y técnicas heurísticas para anticiparse, ampliar y efectivizar el campo de objetos que se abran a su conciencia. De este modo tiene la posibilidad de ejercitar su actividad de investigación ante un horizonte que se amplía ilimitadamente ante los dictados de su voluntad, pudiendo orientarse hacia lo no detectable por su pequeñez y fugacidad o asimismo por su lejanía en el espacio y el tiempo (la partícula nuclear o subatómica, las interacciones quánticas,la estrella desconocida y la galaxia en formación, la conducta consciente, pero asimismo inconsciente) o tratar incluso de producir nuevos complejos fenoménicos, como sería el caso de un viviente o de un homúnculo inédito planeado por el especialista en ingeniería genética. El investigador científico, entonces, es consciente de que movido por el deseo de saber realiza una actividad humana y que, por lo tanto, de él depende cómo se lleve a cabo, de su fracaso o de su éxito. La avidez de saber, entonces, volcada hacia la práxis, inclinada hacia la acción productora de fenómenos, se encuentra naturalmente con la voluntad de poder y el investigador se puede transformar, si lo quiere, en un inesperado demiurgo y en un agente con poderes de excepción ante sujetos de su misma dignidad, pero indefensos. Aparece en este límite la frontera entre saber y poder, la exigencia ética con toda su soberanía y junto con ella la máxima dorada de que "no todo lo humanamente posible es permisible", una llamada a la mesura que clama desde la misma finitud y contigencia humanas9. ¿Cuál es la raíz de la exigencia?

III. Una ética de fundamento ontológico

En primer lugar el origen antropológico mismo del saber científico. Es cierto que el desarrollo científico-tecnológico es un factor fundamental para el desarrollo de las sociedades, pero esto se debe a que el fin de la investigación no es simplemente la eficiencia, ésta es la verificación de su móvil interior, la búsqueda de la verdad. La causa que moviliza al investigador y por la que los resultados útiles existen, es algo diferente al desarrollo, es la apetencia y el empeño por el saber. Quítese al investigador la inclinación y el apetito de conocimiento, la aspiración a encontrar, aproximarse o descubrir la verdad y la acumulación de recursos y los planes extracientíficos que los mueven, desembocarán en el más estrepitoso fracaso. El fin de la investigación científica, entonces, apenas se reflexione sobre ella, pone al descubierto que posee una doble dirección: un sentido que se orienta hacia la práxis y que posibilita a la verdad mostrarse operativamente a través de tematizaciones, métodos y comprobaciones, por el uso predictible y autocorregible de la razón y de los instrumentos que idea frente a los hechos, y otro sentido más profundo, que es su verdadera fuente, su principio de vida y movimiento, y que reside en la contemplación, en la actividad teórica, en el perseguimiento y afán de alcanzar la verdad como un valor que connaturalmente atrae y se impone al hombre y que se revela inteligiblemente en los fenómenos, que reclama, consecuentemente la actualización de la inteligibilidad humana, y que de este modo se incorpora como manifestación del ser10. Este aspecto últimamente aludido no tiene nada de asombroso, lo extraordinario sería que no existiera, y, por lo tanto, se hace particularmente visible en el desarrollo actual de la investigaciones más exitosas, vale decir, en el campo de la astrofísica y de la física nuclear, que al liberarse de los prejuicios transmitidos por los niveles fenoménicos en los que funcionan las teorías de la mecánica newtoniana y entrar más a fondo en la naturaleza de los hechos por medio de los conceptos que manejan la teoría de la relatividad y de la física quántica, reclaman nuevos conceptos. Es el avance mismo de la experimentación el que ha llevado al análisis de los propios principios y fundamentos, advirtiéndose por el mismo desarrollo de las probabilidades en matemáticas las limitaciones racionales y empíricas de los postulados del azar y de la evolución, y exigiendo por necesidades de la misma experimentación el respaldo de la epistemología, pero especialmente de la filosofía de la ciencia. Sucede algo equivalente con las investigaciones básicas en biología y en genética al concluirse en la validez del comportamiento inteligente u organizador de las moléculas en bioquímica y simultáneamente, de la posición extremadamente insegura y limitada de la hipótesis evolutiva, como se acaba de decir11.

La investigación en astrofísica, física y biología expande coherentemente el campo de las investigaciones puras, choca con los problemas de sus propios límites, los examina a la luz de la pura razón y trata de aportar explicaciones de acuerdo con concepciones cosmogónicas, interpretaciones no corporalistas de la materia e hipótesis organicistas del origen de la vida que hace mucho tiempo anticiparon doctrinas filosóficas y religiosas tanto de Oriente como de Occidente y el mismo pensamiento mítico. El científico busca, por lo tanto, con sinceridad el diálogo interdisciplinario, y la filosofía y la teología se consideran como los contertulios e intérpretes naturales y más autorizados.

Este es el cuadro de la situación espiritualmente promisoria que ofrece la ciencia en la actualidad, ya que basada en la investigación científica se orienta por la búsqueda de la verdad. Diferente, desde luego, es la imagen de la ciencia que describe el cientificismo, ideología de la ciencia, totalizadora e imperialista, que es a la que habitualmente se da recepción en los medios de comunicación masiva, pretendiendo incluso explicar desde su visión los enunciados metafísicos y religiosos. La fuerte gravitación ejercida por el Círculo de Viena sobre el pragmatismo de los estudiosos norteamericanos, sus proyectos fallidos de una teoría de la ciencia unificada por el método empírico y su implementación política en la enseñanza universitaria a través de la Epistemología en detrimento de la Filosofía de la Ciencia y la Gnoseología, han usurpado, en realidad, la imagen correcta de lo que es el desarrollo y la práctica de la investigación científica y gana inesperados adherentes entre los mismos profesionales creyentes, denunciando conflictos y generando contraposiciones e irreductibilidades en donde no existen.

Notas

* Este trabajo es un anticipo de otro de mayor extensión que será próximamente publicado.

1 Cf. Met I,1 980a.

2 Cf. Carta VIIa 344b.

3 Cf. ibídem, 342e.

4 Cf. En I,3 (20),4,10-20. Ver Porfirio, Vida de Plotino. Plotino, Enéadas I-II, intr., trad. y notas de J. Igal, Madrid, 1982, ps. 229-230.

5 Cf. J.E. Bolzán, "La investigación en filosofía" (separata) y ver F. Gaffiot, Dictionnaire illustré latin-francais, París 1934, ps. 852 y 1667.

6 Cf. Liddel-Scott-Jones, Greek-English Lexicon, s.v., p. 145, vocablo más apropiado que anazétesis, "rebusca de las causas" o exétesis, "examen".

7 Cf. Rom 11,33; Ef 3,8; IClem 20,5; Ad Diogn 9,5; Ireneo, Adv. Haer. I,2,2; I,15,5; IV,20,5, puede verse E. Peterson, s.v., en ThWzNT,I,359-360. Ultimamente ver Evangelium Veritatis (NHC I,3), 37,24-29 y F. García Bazán, "El Evangelio de la Verdad", Int.,trad. y notas, en Revista Bíblica, año 5-Nueva Epoca no. 36 (1989),p. 238 y 239 n. 56.

8 Cf. A. Asti Vera, Fundamentos de filosofía de la ciencia, Buenos Aires 1967, pps.30-36. Ideas análogas se descubren en los Tratados Hipocráticos (ver "Sobre las articulaciones" VII,58 y 80),pero la ausencia de técnicas apropiadas impidió a estos precursores de la medicina hacer ciencia completa.

9 F. García Bazán, en O. Magdalena, ¿Por qué "o"?, Buenos Aires, 1992, ps. 124-125. Ver asimismo, J.-Y. Calvez, Una ética para nuestra sociedad en transformación, Buenos Aires, 1993, ps.39-50 y los aspectos técnicos y su relación con la doctrina católica en A.D. Bolzán, Manipulación genética y reproducción asistida en el ser humano, Buenos Aires 1991. Se trata del fundamento ético. La deontología o ética profesional, que salvaguarda el ejercicio correcto de la profesión, se basa sobre la primera, ya que consiste en la adaptación de los medios a los fines de una ciencia. El Corpus Hippocraticum lo expresa así:"En toda el arte médica la consideración primordial es sanar al enfermo, si fuera posible por varios medios, hay que elegir el que cause menos problemas. Es lo más honrado y profesional para quien no desee la falsa moneda popular"(cf. Tratados Hipocráticos VII,78, p. 216, trad. de H.Torres Huertas -B.C.G. 175-, Madrid 1993).

10 Cf. F. García Bazán, ibídem, ps. 111-130.

11 Cf. J. Guitton,I.y G. Bogdanov, Dios y la ciencia, Buenos Aires 1992. Mi lectura difiere de este modo de la A. Pithod, Dios y el hombre contemporáneo, Buenos Aires 1993,111-122. A un pensador cuya tesis de doctorado es sobre Le temps et l'éternité chez Plotin et Saint Augustin,Paris4 1971 (con algunos de cuyos aspectos no fui precisamente benévolo en Plotino y la gnosis, Buenos Aires 1981, p.22,n.29), no creo que le cuadren los juicios que sobre él se vierten en la p. 115ss.

 


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