Investigación à Psicoanálisis

Teoría de la Investigación en Psicoanálisis

Introducción:
Algunas consideraciones preliminares acerca de los problemas teóricos,
metodológicos y epistemológicos de la Investigación en Psicoanálisis.

Gabriel O. Pulice - Oscar Zelis - Federico Manson

En esta Sección del Foro Psicoanálisis à Investigación nos proponemos desarrollar todas aquellas cuestiones relativas a la Teoría de la Investigación en Psicoanálisis. Como señalábamos en la Presentación, consideramos que es imprescindible dar cuenta de la especificidad de la investigación en nuestro campo, en la medida en que ella no se puede asimilar punto por punto a la de ninguna otra práctica científica. Esto resulta fundamental, además, para poder apreciar en su justa medida la validez y la eficacia clínica del conocimiento así producido —a partir de tales investigaciones— en cada uno de los ámbitos de inserción del psicoanálisis; y es el principal objetivo de esta sección.

Para comenzar, conviene discriminar dos cuestiones que consideramos esenciales a la investigación analítica: por un lado podemos ubicar aquello que tiene que ver con la investigación clínica, y que nos remite a la tarea que un analista sostiene en el tratamiento de cada sujeto. Una primera pregunta es si esto podría pensarse de otro modo que como una investigación, porque lo que hay que ir llevando adelante allí, en la singularidad de cada caso, ¿cómo entenderlo si no es en estos términos? Y por otro lado hay otro nivel del problema, quizás el más difícil de pensar, que es de qué modo este trabajo de investigación clínica, aquello que un analista realiza en el tratamiento de un sujeto, cómo podría transmitirse, cómo podría pasar a ser de utilidad para la orientación de la cura de otros sujetos y, además, tener algún valor para el trabajo de otros analistas. Es decir, cómo podría pensarse su transmisibilidad, en términos de que algo de esa experiencia que un analista acopia luego del tratamiento de distintos sujetos, pueda llevar a alguna abstracción conceptual que tenga algún valor científico, en tanto que esa experiencia sea de algún modo constatable y reproducible. Esto es un problema para el psicoanálisis desde el inicio, y llegó el momento de retomarlo. Nos proponemos entonces algunos interrogantes, a la manera de señal de partida de nuestro recorrido:

¿Cuál es el lugar de la investigación, en psicoanálisis?

¿Qué relación podemos establecer entre psicoanálisis e investigación?

Respecto del lugar de la investigación en el campo del psicoanálisis, podemos observar que él es, en apariencia, mucho más claro en Freud que en Lacan, quien, en determinado momento, llega incluso a decir:

«…Quisiera, desde ahora, evitar un malentendido. Se me dirá: de todas maneras, el psicoanálisis es una investigación. Pues bien, permítaseme enunciar, incluso para los poderes públicos, para quienes este término de investigación, desde hace algún tiempo, parece servir de schibbolet, de pretexto para unas cuantas cosas, que no me fío de dicho término. En lo que a mí respecta, nunca me he considerado un investigador. Como dijo una vez Picasso, para gran escándalo de quienes lo rodeaban: no busco, encuentro». 1

Antes de detenernos a examinar en qué contexto puede leerse esta afirmación tan fuerte de Lacan, y cual es su alcance, vamos a ver de que modo Freud, desde el inicio mismo de la experiencia psicoanalítica, y sin ambigüedades, va asignar a la investigación un lugar esencial:

«En el psicoanálisis existió, desde el comienzo mismo, un nexo inseparable entre curar e investigar… El conocimiento aportaba el éxito, y no era posible tratar sin enterarse de algo nuevo, ni se ganaba un esclarecimiento sin vivenciar su benéfico efecto. Nuestro procedimiento analítico es el único en que se conserva esta conjunción. Aquellos conocimientos que se haya logrado adquirir en el camino de un análisis, se encontrarán transformados en poder terapéutico». 2

Sin embargo —como decíamos— hay otro aspecto de la investigación psicoanalítica que resulta más problemático: ¿de qué manera se puede sistematizar el conjunto de los conocimientos que el psicoanálisis va acopiando? ¿Cómo articular las herramientas teóricas y técnicas que se van produciendo? En suma, dado que en psicoanálisis se trata de la singularidad del sujeto, entonces ¿qué del tratamiento de un sujeto puede tener alguna utilidad para el tratamiento de otro(s) sujeto(s)? Podríamos reformular estos interrogantes del siguiente modo:

¿Puede pensarse la investigación en psicoanálisis en los mismos términos que la investigación científica? (Pregunta que es solidaria de otra que, en cierto sentido, la precede: ¿es el psicoanálisis una ciencia?)

¿Podría formularse y sistematizarse, para el psicoanálisis, un método específico de investigación?

Podemos volver en este punto sobre aquella cita de Lacan, que sin lugar a dudas no deja de incomodarnos en tanto que enciende para nosotros una luz de alarma que tiene, como un primer efecto, el de detenernos… Pero que será necesario, no obstante, poder atravesar3. Más allá del momento en el que Lacan pronuncia estas palabras, que sitúa como «la excomunión» —él mismo se considera excomulgado—, nos interesa ubicar qué es lo que está cuestionando en el inicio de ese, su primer seminario dictado por fuera de todo anclaje con las instituciones psicoanalíticas «oficiales» de la época: lo que él está poniendo en cuestión, son los fundamentos mismos del psicoanálisis, cuáles son esos fundamentos, qué lo funda como praxis, qué sería necesario exigirle al psicoanálisis para estar autorizado a llamarse ciencia.

«Lo específico de una ciencia, es tener un objeto. Puede sostenerse que una ciencia se especifica por un objeto definido, al menos, por cierto nivel operativo, reproducible, al que se llama experiencia. Pero hay que ser muy prudentes porque este objeto cambia, y de manera singular, en el curso de la evolución de una ciencia. No se puede decir que el objeto de la física moderna es el mismo ahora que en el momento de su nacimiento, el cual, se los advierto desde ahora, es para mí el siglo XVII. Y el objeto de la química moderna, ¿es acaso el mismo que el del momento de su nacimiento, que sitúo en Lavoisier?» 4

Precisamente, el objeto es aquello que él mismo acababa de delimitar —hasta puede decirse: de inventar— en su seminario del año anterior 5: el objeto a. Claro que se trata de un objeto muy particular, que no es posible compararlo con ningún otro objeto. Lo cual nos plantea ciertas dificultades para precisar cuál es el objeto del psicoanálisis: éste sería, tan sólo dos años después, el tema central de su decimotercer seminario, El objeto del psicoanálisis. Es necesario ubicar, no obstante, que lo que a Lacan le interesa en ese momento, es poder diferenciar el campo del psicoanálisis del de las ciencias positivas, en tanto es allí hacia dónde parecen pretender conducir al psicoanálisis aquellos por los que él fue excomulgado. Y es en este sentido que va a deslindar, en el campo de la investigación llamada científica, dos dominios: el dominio donde se busca —que va a situar como emparentado al registro religioso—, y el dominio donde se encuentra —que podemos relacionar con la Heurística. Cuando Lacan se refiere al término investigación como schibbolet, como «pretexto para unas cuantas cosas», está haciendo alusión específicamente a la investigación subvencionada por el Estado —en aquellos momentos, en Francia— que se eterniza en su «labor» a cambio de seguir recibiendo el pago de una beca.

Por otra parte, nos parece oportuno recordar algo que Lacan señalara en su ponencia del año 1953, conocida como el Discurso de Roma: «…no parece ya aceptable la oposición que podía trazarse de las Ciencias Exactas con aquellas para las cuales no cabe declinar la apelación de conjeturales». Para Lacan no habría tal oposición, a falta de un fundamento para ello, ya que «la exactitud se distingue de la verdad, y la conjetura no excluye el rigor». Y si la ciencia experimental toma de la matemática su exactitud, su relación con la naturaleza no deja por ello de ser problemática. Lo cual sitúa claramente como falaz la posición según la cual el investigador quedaría obligado a optar definitiva e irremediablemente por uno u otro paradigma —es decir, el paradigma de las ciencias «galileanas», o el de las ciencias conjeturales. En todo caso, y dado que según lo que decíamos al comienzo, no se puede asimilar punto por punto a la de ninguna otra práctica científica —en la medida que su objeto no es comparable al de ninguna ciencia—, habría que pensar si la investigación en psicoanálisis requerirá de la formulación de un nuevo paradigma o, simplemente, de un posicionamiento distinto por parte del investigador respecto de esos mismos paradigmas que, actualmente, mantienen su vigencia en una tensa lucha por legitimarse como el único criterio de validez universal.

Para finalizar, si nos remitimos al inconmensurable avance científico en vías de alcanzarse en la actualidad en el campo de la genética y de la biología —nos referimos al desciframiento completo del genoma humano—, también podemos preguntarnos: ¿aquellos fenómenos subjetivos que no se alcancen a explicar a través de ese monumental trabajo, no quedarán por fin despejados como un campo abierto en forma legítima a una investigación que, sin desechar ese saber alcanzado, pueda confrontarse con los enigmas que desde allí permanezcan abiertos? Esperamos que todas estas cuestiones que aquí introducimos inauguren un enriquecedor debate que nos permita avanzar en nuestra investigación.

Notas

1 Lacan, J.; Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis, Buenos Aires, Editorial Paidós, 1989.

2 S. Freud, ¿Pueden los legos ejercer el análisis?, l926.

3 Es el mismo Lacan quien también atravesará esa frase en una época posterior, para resignificar el valor de la «búsqueda». Como testimonio de ello, podemos encontrar por ejemplo en su Seminario 23, clase del 17/2/1976: «Comienzo a hacer lo que implica el término búsqueda: a girar en redondo. Hubo un tiempo en el que yo era un poco estridente. Decía como Picasso - porque eso no es mío - yo no busco, encuentro. Pero ahora me cuesta más desbrozar mí camino». O en el Seminario 25, clase del 14/3/1978: « Actualmente no encuentro, busco. Busco, e incluso algunas personas no encuentran inconveniente en acompañarme en esta búsqueda». (Seminarios inéditos)

4 Lacan, J.; Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis (Seminario XI), Buenos Aires, Editorial Paidós, 1989.

5 Lacan, J.; La angustia (Seminario X), inédito.


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