Psicoanálisis y Marxismo

Teoría Crítica y Escuela de Frankfurt

Psicología y teoría crítica

por Abel Arroniz Muñoz
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO,
CAMPUS IZTACALA PSICOLOGIA
marcuse@servidor.unam.mx

 

I. Nota Preliminar (Introducción)

Quizás sea pertinente anunciar de entrada que por motivos de espacio este trabajo presentará evidentes deficiencias relacionadas con la explicación de lo que entendemos por Teoría Crítica; ésta debe valorarse desde perspectivas de índole filosófica, literaria, política, psicológica; aquí sólo se abordará ésta última, lo cual representa a priori, algunos sesgos en el análisis.

Los objetivos de éste breve ensayo están subordinados a un aspecto fundamental: reanalizar los distintos niveles de la realidad psíquica a partir de las nuevas condiciones sociales que envuelven al actual período histórico y que describiremos muy brevemente en el próximo apartado. En algún momento podrá parecer arcaico replantear algunos aspectos formativos del hombre como la familia, la enajenación cultural, la cuestión del poder, etc., pero el objetivo es, precisamente, establecer algunas condiciones mínimas que permitan repensar esos aspectos que configuran el carácter de determinados grupos sociales en ese nuevo contexto histórico. En definitiva, se propone examinar la posibilidad de revisar y replantear la teoría psicológica fundamentada en la Escuela de Frankfurt y la izquierda freudiana, más concretamente - aunque no sólo - en Erich Fromm y Hebert Marcuse.

II. Psicología y Teoría Crítica

La psicología, en términos de la Teoría Crítica como método de análisis psicosocial ha cedido, y en parte sucumbido, en su lucha por conseguir su ciudadanía en la comunidad científica. Erich Fromm 1900-1980) y Hebert Marcuse (1898-1979), aunque discrepantes en sus interpretaciones sobre la metapsicología freudiana, fueron los más grandes exponentes de la Teoría Crítica desde la perspectiva psicológica. Ambos, posibilitaron y nutrieron el debate sobre la integración del Materialismo Histórico y el Psicoanálisis. Pero Fromm y Marcuse sólo formaron parte de una brillante pléyade de pensadores que cuestionaron el modus operandi de la civilización desde la década de los treinta hasta los setenta.

Tres acontecimientos históricos ponen de nueva cuenta a discusión la necesidad de someter a análisis las tesis psicológicas de la Teoría Crítica:

1.- La tránsito mundial por los derroteros de la globalización económica caracterizada fundamentalmente por la conformación de bloques económicos en Asia, América del Norte, América del Sur y Europa desplazando gradualmente y desde sus cimientos al sistema económico anterior sustentado en el modo de producción de importación de capitales.

2.- El "Nuevo Orden Mundial" surgido del colapso del "socialismo real" o estalinismo y la consecuente desaparición del mundo bipolar, cuyo proceso inició con el nacimiento de la URSS en 1917 y culminó en 1989 con el derrumbe del Muro de Berlín y las reformas (Glasnot y Perestroika) de Mijail Gorvachov en 1990.

3.- La tecnología, definida por la Tercera Revolución Industrial ha modificado de manera sustancial las condiciones de vida del hombre y sus formas de interacción. La idealización del confort y la automatización de la vida hace vigente la frase de Marx donde señala que "la producción de demasiadas cosas útiles genera demasiadas personas inútiles".

Estos tres aspectos nos obligan a replantearnos también el comportamiento humano respecto a un determinante social básico: la autoridad; lo cual significa examinar lo que dice Marcuse acerca de cómo "la sociedad ha sucumbido ante el poder y se ha identificado con él".

De las tres premisas que hemos enunciado se desprende algo importante y fundamental: el doble fracaso de los modelos de desarrollo histórico de las sociedades contemporáneas -es decir fracaso histórico y psíquico-, en donde ni la conquista económica basada en el Progreso Industrial (eliminación de la escasez y conquista del confort); ni la toma revolucionaria o política del poder por parte de los partidos socialistas (la distribución equitativa de la propiedad), han impulsado el desarrollo de la conciencia humana, ambos, al contrario, la han sometido a la realidad imperante.

Existe, en este sentido, tres aspectos que debe valorarse a la luz de las nuevas circunstancias histórico-social, y es el hecho de que este contexto adquiere una dimensión ontológica, una filogenética y una ontogenética. Esto es: la "clase dominante" que toma forma económica, política y espiritual (ontológica) es interiorizada -como nunca antes- en nuestra cultura. Asimismo, existe también una energía pulsional humana (filogenética) que es social y culturalmente moldeada; y al mismo tiempo tenemos una organización psicológica de las experiencias que opera en función de nuestro desarrollo cognitivo (ontogenético). Estos aspectos permiten analizar la relación dialéctica entre las pulsiones y el contexto histórico-cultural.

III. Escuela de Frankfurt y Teoría Crítica: Algunos Antecedentes

Como Copérnico, Darwin, Freud, Nietzsche, o Marx - cada uno en su respectiva disciplina -, los precursores de la Teoría Crítica pusieron en cuestión, como un todo, el mundo civilizado y la praxis del hombre contemporáneo haciendo una síntesis del pensamiento de la Ilustración; su contribución consistió, entre otras cosas, en denunciar la racionalización de lo irracional, de las formas en que la civilización enajena a los sujetos a través de las ideas del Progreso, la democracia e igualdad, y exponiendo con esto que "tanto más progresa una civilización, tanto mayor es la renuncia instintiva impuesta a los individuos porque mayor es la automatización y mayor, por ende, la cosificación del Yo".

La Teoría Crítica desde los años veinte, hasta mediados de la década de los setenta fue una línea de pensamiento interesada en la teoría social. "Lo que nos unió fue la aproximación crítica a la sociedad existente". La Escuela de Frankfurt surgió como una corriente teórica impregnada principalmente del pensamiento de Friedrich Hegel, Karl Marx, Max Weber, Edmund Husserl, Matin Heidegger y George Lukács.

En 1925, la Escuela de Frankfurt se inclinó por el psicoanálisis a través de Leo Lowenthal y Erich Fromm; el enfoque marxista ya estaba integrado en el pensamiento crítico del Instituto desde su misma fundación en 1923, de hecho, su consiga inicial era, entre otras cosas, revisar y revitalizar la teoría de Karl Marx. De este modo el instituto iniciaba su integración del Psicoanálisis con el Materialismo Histórico.

Pese a las dificultades de la integración de ambos, "el fracaso de la historia - la perpetuación de la psicopatología como modalidad normal de la existencia psíquica - impulsó a la Escuela de Frankfurt a recurrir a Freud, cuya especialidad era más la patología que la teleología de la historia"

El episodio más importante del Instituto fue su emigración hacia Estados Unidos en los tiempos en que Hitler asumía el poder en Alemania a principios de la década de los treinta. Instalados en los Estados Unidos Marcuse, Horkheirmer, Adorno y Fromm entre otros miembros, adoptaron la ciudadanía norteamericana y se incorporaron a la vida universitaria de ese país, fue entonces que dedicaron todos sus esfuerzos a combatir al Fascismo europeo; trabajaron y desarrollaron la Teoría Crítica de la que la propia sociedad norteamericana no se salvó, de hecho fue, junto con el nazismo y el marxismo soviético, el principal blanco de los frankfurtistas en tanto que era y sigue siendo el paradigma de la civilización occidental que mantiene todos los elementos alienantes que cuestionaron.

¿Porqué voltear hacia la Teoría Crítica? George Friedman describe claramente un aspecto fundamental: "El fracaso de la historia en sustituir la alienación del pasado por un modo nuevo de existencia psíquica fue la preocupación de la Escuela de Frankfurt. el fracaso de la liberación psíquica, como la adhesión a modelos anticuados y superfluos de existencia reprimida ante las terribles posibilidades históricoas, constituyeron el núcleo del dilema histórico para la Escuela de Frankfurt".

La hipótesis que aquí se sugiere es que las posibilidades de la liberación psíquica se han reducido, en tanto las condiciones históricas actuales asfixian esa posibilidad. La Escuela de Frankfurt "critica el presente y, para hacerlo, obtiene su poder de una interpretación de lo humano que trascienda el momento", es decir, abandona el mundo de la pesudoconcreción en busca de un mundo más racional y mejor. No obstante su agudeza, hoy la Teoría Crítica se vería casi inocente ante las dimensiones del daño producido en todos los niveles por el Neoliberalismo: baste observar los registros demográficos y poblacionales que indican la escandalosa brecha entre pobreza y la opulencia. La restauración de la Teoría Crítica, en su arista psicológica por lo menos, es en este sentido una necesidad histórica.

IV. Crisis de la Psicología en la Teoría Crítica.

  1. En primer lugar debemos mencionar lo evidente: la crisis de la Teoría Crítica obedece a la crisis actual de dos líneas de pensamiento que lo conformaron: el Materialismo Histórico y el Psicoanálisis. Para nadie es un secreto que a partir de la caída del Muro del Berlín y la asociación que se hacía del marxismo con el estalinismo afectó profundamente (como nunca antes) al materialismo histórico. En nombre del "marxismo soviético" el Psicoanálisis fue proscrito, lo cual propició el distanciamiento con la otra burocracia: la Asociación Psicoanalítica Internacional, ortodoxamente freudiana. La crisis del Psicoanálisis se ubica también cuando los discípulos de Freud se negaron a trascender la teoría más allá de la terapia individual, lo cual restringió su desarrollo científico (no obstante que Freud mismo en sus últimas obras puso especial atención en la estructura socio-cultural)
  2. Como señalamos al inicio, con las muertes de Fromm y Marcuse, la psicología en la Teoría Crítica entró en crisis; algunos aspectos del planteamiento radical de ambos han sido, unos abandonados, y otros orientados por los continuadores, cuya figura más destacada es Jürgen Habermas; sus análisis son una aproximación a la Teoría Crítica. Pero, si bien el psicoanálisis sigue formando parte de su corpus teórico, no juega la relevancia que tenía con la Teoría Crítica original.

V. (Un intento de) Conclusión

Todo lo anterior revela la importancia de concebir la Psicología en términos de una formulación teórica que posibilite establecer las condiciones metodológicas de análisis del proceso psicosocial y, en función de lo cual explicarnos la forma en que el sujeto representa (imagina) y resignifica (transforma el contenido o esencia de) la realidad en sus distintos niveles; por otra parte, y en el mismo sentido, es importante comprender las nuevas y diversas formas de expresión del carácter social y la influencia que las modificaciones de estructuras socio-económicas ejercen sobre él.

En suma, se trata de producir un saber más exacto sobre la actual condición humana, o mejor dicho, de las distintas condiciones de lo humano.

Este pequeño ensayo es sólo una reflexión sobre el quehacer de la psicología en las actuales condiciones históricas, lo cual nos plantea la necesidad de des-cubrir a la psicología de su ornamenta ideológica funcionalista, para investirla de una orientación originalmente liberadora. Los planes de estudio académicos están, en general, orientados a producir psicotecnócratas y psicólogos positivos en lugar de psicólogos que estudien las formas de mitigar, desde su raíz, el dolor humano (la neurosis, y psicosis)

Este trabajo es, ciertamente, un incompleto intento de pensar en la psicología como aquella disciplina que niega la normalización del hombre para hacerlo económicamente funcional y socialmente adaptado; la idea es iniciar el análisis para ofrecer una alternativa psicológica que procure sujetos psíquicamente sanos, pero conscientes y críticos de su realidad. El psicoanálisis y el materialismo histórico se unen de manera natural en esta propuesta, de la que ya existe un profuso antecedente. Vale la pena volvernos a formular la pregunta que tantas veces Fromm se planteó y que hoy, a propósito del fin de milenio, todavía es válida: ¿Está sana nuestra sociedad?


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