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Presentaciones de libros

Etica e interpretación: los sueños
Miriam Fratini

Hacer click para comprar el libro por internetEl texto que sigue no constituye un escrito, sino la transcripción de algunas reuniones del curso "Etica e Interpretación: Los sueños", que dictáramos - junto con Gabriel Levy y María del Rosario Ramírez - inaugurando un espacio de transmisión y enseñanza del Psicoanálisis llamado "Freudianas". TUvieron lugar durante el año 2005 en el Museo Roca de la CIudad de Buenos Aires. Decidí privilegiar el título general de dicho curso, el que funcionó como marco de una serie de presentaciones que - en este caso - tienen como referencia una articulación entre el duelo y la producción onírica.

Dirigido a un público heterogéneo, este modo de escribir hablando presenta sus particularidades: vacilaciones, insistencias, demoras y modismos coloquiales - por citar sólo algunas - fueron respetadas en la convicción de transmitir lo que fue dicho. Esta aclaración no pretende el refugio de la salvedad, sino la consideración de un estilo.

MF

Prólogo

ESCRIBIR EL DUELO

Si lo que hay que decir de las instituciones psicoanalíticas no es algo que suela decirse en ellas y es por la palabra que se instituye el deseo, lo que se dice dentro o fuera de aquéllas sintomatiza una diferencia que es política y habría que poder leer en banda de Moebius.

Cuando Fratini se dirige al auditorio, que determina su discurso pero no lo constituye, la cuestión de la institución y de las instituciones se escucha en diversos niveles y atañe a diferentes registros: en el modo en que se ofrecen como escenario a los sueños que sirven de base al trabajo; en la cuestión del Yo, como protagonista que siempre encuentra su sparring; en su preocupación por las resonancias del decir; en la puesta en consideración de la transmisión como dimensión ética del duelo.

Elegir hablar de los sueños y de los sueños de Freud, en ambos sentidos, e intentar articularlo con el duelo, sería una política en cualquier caso. En estos tiempos de febril develamiento y desarrollo de las verdades del último Lacan, el que habría dejado a los psicoanalistas en la disyunción excluyente de ser freudianos o lacanianos, es también la posibilidad de volver a mostrar que una apuesta no necesita de una falsa opción para acarrear la marca de una pérdida.

Freudianamente contrapuesto a la melancolía, el trabajo del que hablan estas clases concierne al duelo sólo en el punto de una búsqueda de lo previamente encontrado, un conector que se quiere lógico o estructural (¿es lo mismo?) con ese otro modo del arbeit que tiene estatuto fundacional en la teoría, el trabajo del sueño.

Pero la fundación no es el fundamento sino la consecuencia de la ausencia de fundamento. Tampoco la causa, aunque el lugar vacío de ésta se corresponda con la ausencia de aquél. Cuánto podrían demorarse entonces las apariciones del padre y del nombre para proponerse como estofa de la articulación que no se simula encontrar sino para exigir la mostración de una legalidad legible?.

Las cartas se despliegan ni bien abierto el juego, pero todavía habrá que mostrar que se han distribuido según el orden de razones que reclama la dialéctica de lo real y del sentido. Falsificar la creencia de que nada de la experiencia analítica puede articularse en una enseñanza conduce a no desatender lo que de este prejuicio puede extraerse como verdadero. De ahí que la noción de deriva ocupe por uso y mención un lugar de privilegio, a favor de un rigor expositivo que interroga la relación de lo decible con lo escrito alejado de la complacencia de una aforística en boga.

Si la represión que constituye al inconsciente está hecha de la falta de objeto ¿por qué no pensar el sueño como lugar privilegiado para, usamos el término que propone la autora, duelar esa falta?.

Represión, inconsciente, trabajo del sueño, trabajo del duelo, el desarrollo no parece apuntar a la obtención de un certificado de actualización doctrinaria. ¿Por qué no un poco de beckettismo postjoyceano, por qué apenas un grafo? ¿Ni siquiera un cadenudo para saludar al lector que viene escalando lo real?.

"No hay actualización ni modernización de la teoría, hay construcción de la teoría", dice Gusmán (1) un analista que Fratini cita, refiriéndose a Masotta como expositor de Lacan recuperando el sentido de la expositio medieval.

¿Hablar del duelo de Freud por la muerte de su padre para pensar el duelo? ¿No está avisado el texto de que Freud salva al padre?. Es sin embargo el propio Lacan quien alienta la empresa: la inhibición es un síntoma metido en el museo.

La argumentación avanza por aproximaciones sucesivas, construyendo y conservando los huecos como consistencia que permite su progresión. En la exposición de las razones, la razón muestra conocer la tentación especulativa para decidirse por el blanqueo de las deducciones.

El papel otorgado aquí al significante (recordemos que hay quien lo despide) es el que puede leerse en Freud y en Lacan, un elemento incorporado de la tradición estoica que produce una temporalidad que no puede ser ajena a los tiempos que un decir se da para mostrarla.

El texto comienza con un apunte sobre los prólogos, en relación al cual este esbozo de prólogo ha querido situarse.

Diego Halfon Laksman

Miriam Fratini es psicoanalista, inscripta en Freudianas

 

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