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COLOQUIO
A CIEN AÑOS DE LA TRAUMDEUNTUNG
La interpretación de los sueños hoy

Sueño y Angustia
A propósito del término "Zuhandenheit" (Heidegger)

Hans Saettele

Al abordar el tema de la angustia en el sueño, refiriéndose al capítulo sobre los sueños de angustia en la Traumdeutung, Lacan introdujo el término heideggeriano de "Zuhandenheit". El propósito de mi trabajo es explorar brevemente la relevancia de este término.

1. Pasaje del objeto al campo operatorio del objeto común

Lacan dice, refiriéndose al caso del pequeño Hans: "’Te la voy a cortar’ dice la mamá, aquella que se suele calificar de ‘castradora’. Bien, y luego, ¿dónde estará el Wiwimacher, como se dice en la observación del pequeño Hans? Pues bien, al admitir que esta amenaza se pueda realizar, estará ahí, en el campo operatorio del objeto común, el objeto intercambiable. Estará ahí, en las manos de la madre, que lo habrá cortado, y es sin duda esto lo que hay de extraño en la situación. Pasa con frecuencia que nuestros sujetos tienen sueños donde tienen al objeto en la mano, sea porque alguna gangrena lo haya desprendido, sea que algún partenaire, en el suelo, haya tenido el cuidado de realizar la operación de corte, sea por algún accidente, cualquiera. ... correlativo diversamente matizado de extrañeza y de angustia, carácter especialmente inquietante del sueño... pues bien, ahí, para situar para nosotros la importancia de este pasaje del objeto , súbitamente, a lo que podría llamarse su Zuhandenheit, como diría Heidegger, su manejabilidad en el sentido de los objetos comunes, y la perplejidad que resulta de ello" (Lacan, Sem.X, sesión del 9 de enero 63).

Se trata pues del pasaje del objeto que hay en el fantasma al campo del objeto común, intercambiable. Es un pasaje que puede describirse también como pasaje del ser al estar o, en términos heideggerianos, de la "Unverborgenheit" (término que designa la modalidad óntica de la verdad) a la "Zuhandenheit". Si hay cumplimiento del deseo en este pasaje, este se marca en la temporalidad del futuro anterior: la madre lo tendrá, a él, en tanto falo cercenado. El precio pagado por el sujeto en este pasaje (de la se-partición al "partage" del objeto, como dice Lacan), es la angustia, la cual funciona precisamente como señal de que el trayecto se ha efectuado.

2. Pasaje del objeto y siniestro

Podemos observar este pasaje en el personaje de Nathaniel, protagonista del texto de Hoffmann, El Hombre de la Arena. Freud partió de la idea de que en la defenestración de Nathaniel se manifiesta el hecho de que la angustia está ligada a la "idea (Vorstellung) de ser despojado de los ojos" (Freud, Lo ominoso). La lectura de este texto desde el punto de vista del pasaje del objeto en el fanasma permitirá ir más allá de la interpretación de que se trata de una simple traducción de la angustia de castración, angustia de castración que sería la significación propia. Ni siquiera al considerar el proceso significante que aquí se manifiesta como metonímico, se habrá captado lo esencial. De hecho en este caso sería vano preguntarse si el proceso en juego es metonímico o metafórico, ya que no es decidible de si se trata de un menos o de un plus en la significación.

La tesis que quisiera sostener es que la significantización del proceso subjetivo (aquí perder los ojos/castración) descansa sobre, se posibilita gracias a el proceso del pasaje del objeto a la Zuhandenheit, y que es este proceso el que nos revela lo esencial, lo que la pasa a Nathaniel desde el punto de vista de su fantasma.

Para ubicar la participación del fantasma en lo que le sucede a Nathaniel, hay que partir del extraño enganche visual, en la mirada, con Olimpia. Ese enganche se marca en el relato de Hoffmann por el hecho de que los ojos de Olimpia, el robot, le han sido implantados – ¿son, eran los de Nathaniel? En el fantasma de Nathaniel, el implante lo hizo Coppola, el que representa al Hombre de la Arena a quién el padre de Nathaniel concedió los ojos de su hijo en un trato diabólico. Según Freud, Olimpia es la materialización de la actitud femenina respecto a su padre en la infancia. Hablar de una "motivación narcicista" no tendría sentido si no se insistiera en la participación de algo que es del orden de la imagen especular. A esto apuntan los ojos robados a Nathaniel, que le han sido puestos a Olimpia. Testimonian de la identidad de ambos. Freud comentó acerca de Olimpia: "Olimpia es, para decirlo así (sozusagen) un complejo desprendido de Nathantiel que le viene al encuentro en tanto persona". Tal vez el "sozusagen" indique que Freud mismo se extrañó de su formulación, es decir que no sabía exactamente lo que implicaba con la palabra "Komplex".

En efecto, la lectura del texto de Hoffmann revela, en esta experiencia de lo siniestro en el pasaje al acto, dos aspectos. Por un lado hay pasaje del objeto a la Zuhandenheit, implicando una fijación sintomática a Olimpia, por el otro lado hay ruptura de la Zuhandenheit (cuando el objeto es meramente "vorhanden", como veremos que dice Heidegger). Este segundo momento, el de la ruptura y de la revelación del "partage", corresponde en el cuento a la ruptura de la ilusión especular, marcada por la devolución de sus ojos a Nathaniel bajo condiciones de partición: Spalanzini, el padre de Olimpia, le arroja al pecho a Nathaniel los ojos sangrientos de Olimpia que quedaron en el piso, después de la lucha entre éste y Coppola cuando se pelean por su obra. Spalanzini había hecho la animación, Coppola (el equivalente al Hombre de la Arena) había hecho los ojos.

 

3. Zuhandenheit y falta

Lo que Nathaniel ha perdido no son sus ojos, pero sí la falta, es decir la dimensión originario del objeto en el deseo, su carácter de "Ding". Algunas referencias heideggerianas al término "Zuhandenheit" en "Ser y Tiempo" nos permitirán ubicar el pasaje del objeto (del fantasma al campo del objeto común) en su relación a este término.

Heidegger distingue dos modalidades del encuentro con el objeto. Por un lado, el sujeto puede hacer la experiencia de la inadecuación de un objeto que está a la mano, el cual se le revelará entonces en tanto inapropiado. Por otro lado, dice Heidegger, "hacemos también el encuentro de cosas que faltan, que no solo no son manejables, sino que además no están a la mano nunca". Respecto a esta segunda modalidad, Heidegger describe el proceso del sujeto de la siguiente manera: Cuando nos encontramos en esta situación, hacemos el encuentro con la imposibilidad de la Zuhandenheit, pero a causa de nuestra urgencia no podemos más que recurrir a lo que sí está a la mano; ese objeto está ahora ahí, meramente presente, con lo cual entra al modo de la intrusión (Aufdringlichkeit).Heidegger sostiene después que con cuanta más urgencia necesitamos aquello que está faltando, con tanta más intrusividad se nos presenta el objeto que está a la mano, al grado que "parece perder su carácter de Zuhandenheit y se revela a si mismo como algo que solamente está presente (vorhanden) y nada más, como algo que no puede ser puesto en movimiento sin la cosa que está faltando. La posición de desesperación (Hilflosigkeit) en la cual estamos frente a él es un modo deficiente de afectación y en tanto tal revela el estar- sólo-a mano (vorhanden) y nada más, del objeto" (Heidegger, Ser y Tiempo, I.3.,párrafo 16).

El párrafo en cuestión constituye sin duda un intento de situar al objeto en relación a la falta y a la incompletud de lo simbólico, y la posición del sujeto en este modo (estructuralmente) deficiente de acceso a un objeto, corresponde a la que Lacan llamó "falta de la falta", posición que corresponde al proceso de la angustia.

 

4. Pasaje del objeto en los sueños

a) En el "sueño de la guillotina, de Maury" (Freud, Traumdeutung)

En este sueño, el pasaje al campo del objeto común se manifiesta en el hecho de que se hace presente la sensación, en una especie de puente "transferencial" que se tiende entre lo reciente, lo percibido por lo sentidos (el toquido de una parte de la cama, la tabla de madera, en la nuca) y el objeto a nivel de la falta. Se produce una imagen que cuaja en el siguiente relato: " Siento como mi cabeza está siendo separada de mi cuerpo y me despierto en la angustia más atroz".

Freud se pregunta qué es lo excitante (das Erregende) en este caso y como se sabe, esto lo conduce al fantasma, a la conclusión de que " el sueño de Maury representa una fantasía que fue despertada ... en el momento en que reconoció el estímulo despertador".

El pasaje a la Zuhandenheit aparece pues en este sueño como un proceso transferencial entre lo reciente-sensual y el fantasma, y en esta unión se pasa de la falta al objeto en tanto está meramente ahí (la nuca, la cabeza sobre la madera). Es solamente sobre la base de este proceso que la falta podrá ser significantizada mediante la idea del "Köpfen" (cortar la cabeza).

 

b) El sueño del "hombre con hacha" (Freud, Traumdeutung)

Se trata de un sueño de un analizante de Freud. Cuenta que entre los 11 y 13 años soñaba repetidamente, con extrema angustia, "que un hombre con un hacha lo persigue; él quisiera correr, pero está como paralizado y no se puede mover del lugar".

También en este sueño, la significantización presupone el pasaje al campo del objeto común. Indicios de ello es el sintagma "hombre con hacha" y por otro lado la petrificación que Heidegger menciona, el no "poder moverse". El puente transferencial que Freud descubre detrás de la significantización es entre la relación agresiva con su hermano menor (al que pegó una vez con tal violencia que su madre expresó el temor de que algún día lo podría matar) y la relación sexual entre los padres (observó sangre en la cama de la madre). Freud comenta: "Sus ulteriores pensamientos muestran que había establecido una analogía entre esta relación entre los padres y su lazo con el hermano menor. Subsumíó aquello que sucedió entre los padres bajo el concepto "acto violento y pelea".

Si analizamos el proceso de "transferencia" entre las dos escenas desde el punto de vista del pasaje del objeto, aquello que Freud designa como "Subsumption" para luego recorrer a la analogía, se muestra en el pasaje a la Zuhandenheit. El sueño presentifica una imagen (un hombre con un hacha), acompañada de angustia que se marca en el "no poder moverse". Más allá de esto, no hay drama entre personajes, ni siquiera la persecución deviene drama. En cambio, el corte del significante en el sexo se escribe en el sueño mediante el corte en el cuerpo. La falta se ha transmutado en corte del cuerpo. Pero para que esto haya podido darse, fue necesario el pasaje por la dimensión de lo imaginario, en este caso en la vertiente de la relación transitiva y agresiva con el hermano.

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