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Revista temática de carácter independiente

Número 12:
La herencia de Lacan: lo vivo y lo muerto
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Kit Miller. Ricardo Bianchi

LECTIO:

SEMINARIO Nadja 2008: "La herencia de Lacan: lo vivo y lo muerto"

LIBRARIUS:

TRANSLATIO:

La mancha. Suplemento

El batiburrillo de la carne [fragmento]

Ricardo Bianchi

"El tiempo del narcisismo es para Merleau-Ponty la inminencia. El casi del verse, del tocarse. "No es pues alcanzarse –escribe-, por el contrario es escaparse" [Pág. 300] La figura narcisista será la del ser-para, una destinación donde se identifican mi actividad y mi pasividad [173], como la del heideggeriano Sein zum Tode, ser-para-la muerte. Merleau-Ponty desestima toda experiencia narcisista, porque el narcisismo "no es un acto" ni tampoco hay ahí ningún objeto.

Dos espejos enfrentados, una pareja, "de forma que vidente y visible se hacen recíprocos y ya no se sabe quien ve y quien es visto" [173]; el narcisismo muestra en la topología de Lo visible y lo invisible cómo es esa generalidad de la Visi bilidad en sí, de la Sensibilidad en sí, ambas escritas con mayúsculas. Pero como no hay nombre para eso en la Historia de la Filosofía, Merleau-Ponty lo nombrará carne.

Todavía en Lo visible y lo invisible se reconoce que "hay cabida para otros Narcisos" [175], para una intercorporeidad.

En su libro Signos -edición francesa de 1960- Merleau-Ponty cita un enigma husserliano: la subjetividad trascendental es intersubjetividad. Leyendo las Meditaciones cartesianas, el enigma puede interpretarse entre la Fremderfahrung -la experiencia del extraño- y la comunidad husserliana -que termina siendo como el Uno del tango Uno. Pero para Merleau-Ponty, Husserl no reconoce el problema que encierra su quinta meditación. "Todo tiene lugar –escribe- como si las funciones de la intencionalidad y del objeto intencional se encontrasen paradójicamente permutadas" [Signos, 112]. El narcisismo testimoniaría esta reversibilidad inminente de la carne. Por eso en el Prefacio de Signos los otros son "gemelos míos, carne de mi carne", y su figura es la del doble.

Cito e interrumpo la interpretación merleaupontyana. La cita corresponde a otro discípulo y primer traductor al francés de Husserl, Emmanuel Levinas, Etica e infinito: "Se encierra ahí una posibilidad husserliana que puede ser desarrollada más allá de lo que el mismo Husserl ha dicho sobre el problema ético y sobre la relación con el otro, que en él sigue siendo representativa (aunque Merleau-Ponty haya intentado interpretarla de otro modo). La relación con el otro puede ser investigada como intencionalidad irreductible, incluso si se debe terminar por ver en ello la ruptura de la intencionalidad".

Durante el Seminario de La angustia Lacan anticipa: "abordaré este año la angustia mediante lo Unheimlichkeit". Reconocerá en la figura del doble una antítesis del narcisismo. Porque el narcisismo supone una dialéctica del síntoma que elude la función de la mirada".

El regreso de los cínicos.
Reseña de Cinismo e fâlencia da crítica de Vladimir Safatle. Boitempo Editorial. Sâo Paulo, 2008. [completo]

Ricardo Bianchi

"Nadie podrá dudar hoy del anuncio de nuestro título. No solamente asistimos en nuestra época a un regreso del cinismo sino paralelamente al de las otras escuelas antiguas. Las causas de este regreso se asocian directamente a la ética del psicoanálisis. Lacan –una de las orientaciones de Safatle en este libro y en otros- ha reconocido durante Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis cómo las diferentes escuelas antiguas se fundaban –cada una- en una posición ética, en un acto suplementario de la doctrina. Lacan tomando ahí como referencia el libro de Víctor Brochard, Los escépticos griegos, muestra que el escéptico es quien suspende su acto de decisión o de conclusión, según las diferentes etapas en la historización del escepticismo. Pero lo esencial para todos los casos será el acto, de aquí que Safatle comience reconociendo la paradoja inaugural –excedencia del acto sobre la doctrina- que supone el cinismo; la misma que encierran la ética y el discurso psicoanalíticos.

Safatle atribuye el nombre de cinismo a los "sistemas en que ley y transgresión son enunciadas, al mismo tiempo, como imperativos" [pág. 15]. De ahí que también el fantasma cínico sea el fantasma de la indeterminación... del acto. Por eso en la Introducción su autor nos esclarece cuál es el motivo de este libro: "comprender cómo es posible el goce cínico", desde que el cínico es capaz de transformar el suspenso de la indeterminación en goce [pág. 17].

Aunque Cinismo e fâlencia da crítica excede en mucho el ternario que enseguida expondremos, porque toda la segunda parte del libro proyecta la razón cínica en la esfera de la crítica y la estética, quisiéramos aquí testimoniar que la obra de Safatle encuentra su fundamento en un ternario que anticipa un enorme porvenir. La filosofía de Hegel, la reinterpretación de la dialéctica que produce Adorno en su pasaje por Kierkegaard y el psicoanálisis lacaniano. Este es el rumbo que nos propone el libro de Vladimir Safatle. Rumbo que entendemos guarda la sorpresa y lo venidero, no sólo para la filosofía sino también para el psicoanálisis, en contra de una filosofía antidialéctica que nuestra época pretende consagrar como la de Martin Heidegger y Jacques Derrida.

Hegel-Adorno-Lacan esa es la filiación de Vladimir Safatle que nosotros aquí queremos celebrar y acompañar" .

El enigma de la distancia [fragmento]

Adrián Giménez

"...das Ding ese no término nunca asimilable, se liga al nebenmensch (prójimo) complejo que resume a la vez separación e identidad sobre el que opera aquello que en el Entwurf Freud denomina juicio primario, el cual desglosa a la Cosa como lo ajeno, incluso hostil, peculiar presencia de una ausencia que sólo puede darse como una nada que orienta al sujeto en relación al mundo de sus deseos, pues el horizonte de la Cosa como el lugar del Ser está en la dimensión del deseo "El sujeto no puede hacer otra cosa que alcanzar su ser en esa metonimia del ser en el sujeto que es el deseo".

Dos cuestiones se abren a partir de estas posiciones ¿A que Ser se refiere Lacan? ¿Está pensando en Heidegger o en la tradición que lo precede?

Es importante trazar un distanciamiento que sitúe el deslinde decisivo de Lacan respecto de la filosofía. El punto central se ubica indudablemente sobre la noción de goce. Sobre todo en cuanto incluye en este seminario la pulsión de muerte como una dimensión de todas las pulsiones. El goce será el anclaje de la divergencia fundamental con la filosofía que se presenta bajo un sesgo ético y culminará en un desencuentro de discurso, pues éste lugar del ser en Lacan se define como abismo de goce, vacío que al modo de vórtice atrae irrefrenablemente, dando al principio del placer su ley sin reglar sus trayectos, definición que escapa a la idea heideggereana del vacío como custodio de la diferencia ontológica de la Cosa con respecto al ente.

Si la Cosa es aquello que excede al sujeto, sometiéndolo a una repetición oscura que lo acerca, en su efecto traumático, al goce, a la insistencia del deseo por capturar lo que no cesa de no inscribirse, la emergencia de la ley nos posibilita su acceso por la vía de la transgresión, espacio en el cual el sujeto podrá crear las figuras de una erótica de la que luego hablaré".

Clínica y transmisión [fragmento]

Juan Alberto Manino

"Buenas noches a algunos conozco porque son colegas con los que nos encontramos muy frecuentemente, es más, nos encontramos trabajando, lo mejor será si esos encuentros reflejan lo que quiero hoy comentarles a ustedes. Y otros con quienes recién nos conocemos, a pesar de nuestra vecindad. Como ocurre con Juan Pablo por ejemplo. Así que de ahora en más posiblemente ya tengamos otros encuentros, más teniendo en cuenta que trabaja sobre la poesía, cosa que me pone muy contento encontrar a alguien con quien poder hablar de eso.

El tema sobre el que pienso hablar consiste en definitiva en la articulación de dos términos: "clínica" y "transmisión"; es un tema un tanto amplio, complicado, complejo, y no es mi intención hablar en general de los términos clínica y transmisión sino poder recortar, hablar, comentar, y dialogar con ustedes. Me interesa mucho que me interrumpan en la medida en que yo voy hablando y me pregunten a propósito de lo que escuchan, porque eso me ayuda a poder pensar en voz alta, y lo que yo quiero hoy es pensar en voz alta, sobre la experiencia que sostengo desde hace varios años en la Escuela, yo soy miembro de la Escuela de Psicoanálisis Sigmud Freud, como dijo Ricardo hace un momento, y además mi formación es médica; ustedes dirán qué tiene que ver eso para hablar de clínica y transmisión psicoanalítica que hable de que mi formación académica ha sido médica, sin embargo me parece importante porque una de las cosas que me preocupó siempre es aquello que hace a lo específico del psicoanálisis y fundamentalmente a lo que se inscribe como una ruptura de la clínica médica y mucho más de la clínica psiquiátrica; hablar de una clínica cuya referencia es el psicoanálisis en intensión deja de tener los visos, de poder quedar incluida en el dominio de la clínica de orden psiquiátrico o médico en general, como sí ocurre con la clínica psicológica. Entiendo que la clínica psicológica y la clínica médica o psiquiátrica tienen los mismos fundamentos, a pesar, de que en la Universidad haya materias de psicoanálisis. Y esto, al menos es necesario interrogarlo, cuando se da el caso de que en la formación académica en psicología hay un gran espacio dedicado al estudio del psicoanálisis. Y entonces, se podría decir que hoy hay formación de analistas en ciertas instituciones académicas. Por lo cual, se puede esperar de la academia una formación que habilite en psicoanálisis. Me parece que esto plantea cuestiones centrales y fundamentalmente si se tiene en cuenta cual es el valor que adquiere el orden académico en el mundo moderno. Hay una cuestión que es central en esto y es que lo académico como tal, es algo que configura el espacio de realización de -hay un término que utiliza Heidegger que me interesa mucho, que es el de la ciencia en cuanto a empresa, y que las instituciones, entre ellas las académicas, son los lugares de realización de la ciencia moderna en cuanto empresa- la ciencia, y por lo tanto, si la realización de la ciencia está dada en la configuración de la investigación y de la realización científico-técnica, en ese sentido me parece que la empresa académica, la Universidad y los institutos de la Universidad son los que establecen las condiciones de posibilidad de realización del psicoanálisis… como ciencia. Que la enseñanza de/en la Universidad sea la posibilidad de realización del psicoanálisis como ciencia no quiere decir que quienes estén trabajando en la Universidad estén en consuno, por decirlo alguna manera con esta perspectiva, quizás haya allí un debate, una confrontación interna en el interior mismo de lo académico, pero la academia, lo académico, es la gran empresa de la realización científica, fundamentalmente la Universidad. Por lo cual es necesario reparar en esto para poder interrogarnos si el psicoanálisis se inscribe en el concierto de las ciencias o se demarca de estas.

Ahora bien, empecé por decir que mi formación analítica implicó de alguna manera, hace de esto alrededor de 30 años, en los años 70, una ruptura con la formación psiquiátrica y médica, es probable que quienes estén haciendo su formación analítica actualmente, por lo menos quienes provienen de la medicina, seguro que tienen que renovar la experiencia de ruptura. No sé que pasa en quienes provienen de la psicología. Pero es seguro para todos los que deciden por el psicoanálisis, el tener que pasar por un cuestionamiento de su identificación a la formación académica. Podría también, dar a pensar, pensarse que esto implica la razón de ser de las "sociedades psicoanalíticas". En el sentido de que las sociedades psicoanalíticas podrían delimitarse como aquellos lugares en donde se preservase la formación analítica y que además tuviese órganos de control internos y externos, así lo nombra Lacan cuando habla de la Escuela freudiana de París, para preservar el sesgo de la "verdad freudiana". Esta es una frase bastante usada, lo que pasa es que hay muchas verdades Freudianas; para mi gusto, no es lo mismo la verdad freudiana del principio de las formulaciones sobre el psicoanálisis que la verdad freudiana después de Más allá del principio del placer, por lo tanto la verdad freudiana no es simple y es paradójica. Entonces, se podría creer que las sociedades analíticas preservan el buen camino, cuidan, son los pastores, de la experiencia freudiana, para que esta no descamine hacía formaciones esotéricas por un lado ó hacia lo que estoy mencionando, es decir, las formaciones científico-técnicas, por el otro. Me parece que sostener eso, sería desconocer que también las sociedades analíticas pueden ser empresas y, es más, tienen un sesgo de empresa; lo que implica que también se acuerden en desarrollar un psicoanálisis acorde con los presupuestos científico-técnicos, los criterios de investigación, los seminarios, etcétera. Por lo cual podríamos decir que no es, de por sí, que la existencia de una sociedad por fuera de ciertos institutos, o establecimientos universitarios, lo que definiría que la práctica que se realiza en cuanto a la formación sea una práctica en el sesgo del psicoanálisis. Nos podemos llenar la boca diciendo que la escuela no tiene nada que ver con las caídas en la inmediatez de las disciplinas científico-técnicas, que no tiene nada que ver con el discurso universitario por ejemplo. Me refiero entonces, fundamentalmente, a una especie de falsa demarcación, puesto que en cualquiera de los lados en los que se habla de psicoanálisis, este puede ser transmitido como un saber prolijamente sostenido en una ontología. Por supuesto que estos lugares no son recíprocos. Así como por un lado la exigencia de lo académico fuerza hacia la ontología. En el caso de las asociaciones del psicoanálisis se espera un trabajo y un posicionamiento de los psicoanalistas para, al menos sostener el estatuto de no ontológico del Inconsciente (Lacan, 1965). Si bien se dice que las modalidades de nominación que existen en las sociedades de analistas están en el sesgo del psicoanálisis, esto no es necesariamente así; por el contrario, hay tanta coaptación imaginaria, tanto espíritu de grupo como en cualquier otro lado. El asunto es qué es lo que cada uno puede hacer con todas estas cosas, cuyo a-riesgo es el descompletar el Uno".

¿Qué nos convoca? [fragmento]

Agustín Mac Donald

(Este texto presenta una reescritura del original, leído el 19/5/2008 en el auditorio de la librería Homo Sapiens. He decidido mantener la pregunta, pero para profundizar en ella. El tiempo que separó aquella lectura en público de esta reelaboración fue lo suficientemente considerable como para abonar sobre un terreno que es esencialmente el mismo un desarrollo renovado. Pienso que esta nueva versión articula mejor el número 11 de la revista Nadja, El Deseo, celebrada aquel día, y el seminario 2008, La herencia de Lacan: lo vivo y lo muerto, cuyo registro escrito compone el presente número. Ojalá que por lo mismo se alcance aquí otro sentido problemático para la relación de avenencias y desavenencias entre filosofía y psicoanálisis.)

"Tratándose de esta invitación a tomar la palabra en la presentación del número 11 de la revista Nadja, El Deseo, lo que sigue se me ha presentado en los tornasoles de una misma pregunta: ¿Qué nos convoca?

La pregunta apunta a algo más que el motivo que hoy nos reúne aquí. Es una pregunta de contexto pero también es una pregunta por la época. No es una pregunta de época porque toda escritura historiográfica pertenece al pasado del tiempo histórico y nunca podría asirlo. Pero si esta pregunta -y sobre todo este modo de preguntar- barrunta algo de este tiempo es porque ella a su modo está en él y también habla ella misma sus inflexiones.

Quizá la pregunta parece desenfocada de nuestra cuestión. Alude a lo problemático de ese elemento. Alude en realidad a que ese elemento se ha vuelto sustractivo y problemático. Me refiero a aquello que convoca, no desde una exterioridad inexcusable cual si hubiera aquí un sentido de llamamiento inapelable o sustancial. Es por el contrario lo que nos convoca hacia fuera y a la par mienta el espacio de compromiso de lo que en él decidimos, donde como el guante no somos ni verdaderos ni falsos. Y también modestamente pregunta por los que vinimos aquí esta noche, traídos por nuestro deseo ".

Botellas al mar.
Reseña de El espacio textual (Entre literatura, psicoanálisis y filosofía).
Liliana Fenoy (directora). Gabriela Simón, Gabriela Gásquez y Marina Loza (coordinadoras).
Alción Editora. Córdoba, 2008. [completo]

Ricardo Bianchi

"Una vez escuché decir a un amigo a través de la radio que los suicidas no arrojaban botellas al mar. La revista muchas veces fue ese mensaje embotellado, casi desesperado, a veces. Y Liliana Fenoy fue quien recogió esa botella y respondió. Ella junto a otros, aunque pocos, porque nuestro mensaje –como sea- nunca abundó en destinatarios. Liliana enseguida nos mostró que ella también era una sobreviviente… y más aún. Ella recibía nuestros correos y se comunicó por e-mail. Conversamos, la invité y manifestó su deseo de viajar hasta Rosario para participar del Seminario de la revista Nadja. Poco después –Septiembre de 2006- viajó desde San Luis, y pudimos charlar, escucharla y sorprendernos frente a la promesa extraordinaria que abría su transferencia. Me apena ahora que este libro colectivo que ella preparaba se haya transformado de golpe en un homenaje a su memoria.

El espacio textual es el nombre de las consecuencias del trabajo de Liliana Fenoy en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis, donde apoyándose en su formación "abrió nuevas posibilidades de investigación " y la transfirió a otros, según podemos leer en las Palabras Preliminares que escribe Gabriela Simón. En ese nombre resuena también la inspiración de su maestro, Nicolás Rosa.

No dudo que quienes tuvimos el placer de participar en esta edición nos encontrábamos en una transferencia de trabajo con Liliana. Pasa que ella practicaba la hospitalidad. Me refiero así al acto de recibir al extranjero porque todo lo demás se reduce al horror. Por eso de la composición polifónica de nuestro libro recogeré -nada más- la resonancia de dos figuras. La insistencia de el extranjero y la hospitalidad en la tragedia griega, un lugar estratégico adonde van a reconocerlas el ejercicio crítico de Liliana y Gabriela Simón.

En su artículo sobre Medea, Simón escoge como epígrafe a Barthes: "Ser extranjeros es inevitable, necesario, deseable". Medea es el bárbaros paseándose por la casa. Y la tragedia de Medea es el síntoma con que la polis muestra –se muestra- el enigma de interpelar su propia ley. Liliana Fenoy escoge a Antígona que "no nos estaría enfrentando con el problema de reescribirla sino, por el contrario, con la necesidad de olvidarla" [pág. 75], e interpreta esta tragedia como una escena perversa en función de una voluntad de destrucción desde que –cita a Agustín- "el estado de mayor perfección es el de la máxima descomposición porque es incorruptible" [pág. 77]. En uno y otro caso el héroe trágico irá con mayúsculas, porque como en Lacan y Levinas, nombrará la alteridad del Otro. Es en esta dirección que recomendamos al lector el libro de Liliana Fenoy, convencidos también de que es un libro del Otro".

Una lectura entre Merleau-Ponty y Lacan... disrupciones de una herencia [fragmento]

Raquel Cafferatti y Bruno Carignano

"Es la obra misma la que ha abierto el campo de donde aparece con otro aspecto, es ella la que se metamorfosea y deviene su continuación; las reinterpretaciones interminables de las cuales la obra es legítimamente susceptible, no la cambian sino en sí misma, y si el historiador reencuentra bajo el contenido manifiesto el exceso y el espesor de sentido, la textura que le preparaba un largo porvenir, esta manera activa de ser, esta posibilidad que devela en la obra, este monograma que allí encuentra, fundan una meditación filosófica"

M. Merleau-Ponty

Un pensamiento en movimiento es lo que supone una dialéctica que encuentra su modo de producción en el rechazo de toda síntesis. Se sostiene desde la posición de no rastrear tras un discurso consumado una verdad cristalizada. Lacan toma allí en Merleau-Ponty algo que le devuelve una interrogación sobre su propia letra, lo que es para nosotros la ocasión de pensar cuestiones y sostener preguntas. La lectura que hacemos de Merleau-Ponty no es indeterminada. Está más bien en tensión con una inquietud nuestra que lleva la marca de Lacan".

Ir de poetas [fragmento]

Juan Pablo Carrascal

"c) Las tentaciones que toda una boutique y una coquetterie de una lengua materna –de la cual autorizarse por ella misma es necedad en el mejor de los casos–, conmocionan con una tendencia al relumbrón intrincado (Verblendungszusammenhang); a esos embotamientos que rezuman un profundo desprecio por lo analítico y la denostada tarea del pensar cartesiano: el existente no reducido al método, como algunos tendenciosamente y no sin mala fe pretenden ver, sino el paciente trabajo de concentración –que no es forzamiento, ni rehuida– en la cosa. Cosa que no es –lo sabemos–, el reflejo formal e indeterminado –autorizado por una supuesta y grandilocuente nada– de nosotros mismos, pretendido e ilusorio reflejo que se piensa en última instancia ajeno a la contaminación de todo objeto. Y allí el desplazamiento metonímico no debe ser ni conclusivo, ni indeterminado, ni confucionista. Promoción imposible, claro está, pero que nos impele a reponer cada vez en situación mediaciones conceptuales en un terreno en el que los conceptos mismos no pueden más que deshacerse de nuestras manos. Lo cual precisamente no es malo, y más aún en aquellos ámbitos donde la machaconería del lenguaje articulado, es decir, la tautología organizada, poco puede hacer contra las rumias inarticulables de la animalidad irredenta".

El Juguete cómico de Jorge Riestra (Palabras de agradecimiento) [completo]

Federico Vida

"Vaya este comentario de La Consulta, como agradecimiento a Jorge Riestra por participarnos de éste, su último relato —aún en proceso de gestación—, con el cual el escritor rosarino retorna a la ficción (su última novela fue "La historia del caballo de Oros" (1992) luego de dedicarse los últimos años al ensayo. Nos complace saber que Riestra sigue rumiando la vida lengua viva por los bares de Rosario, y que se haya ocupado de un tema inédito hasta ahora en su obra: el psicoanálisis.

Arlt decía estar anclado a esta tierra como con nueve —o siete— pernos, metáfora maquinal para señalar su relación con el idioma. En efecto él hizo su obra escribiendo y leyendo en su idioma —lamento de algún estudiante de letras: que Roberto no haya tenido acceso a otra lengua ni a buenas traducciones; pero ¿habría "Arlt" sin malas traducciones y sin degradación de la lengua pura?— no, no; Arlt no le escribía a las Madres Lenguas sino a las putitas de Haffner, su obra era una degradación de la vida amorosa —es que había leído a Freud—.

Cuando la máquina infernal, con la que Arlt debía ganarse la vida, se detenía, Roberto encendía la Otra máquina, los juguetes de Endorsain, una la galvanizadora para puños de camisa en plata y rosas de cobre, cosa de locos —esos sí siete—. Pero el juguete de Arlt era un juguete rabioso: rabioso Arlt de trabajar en la prensa además de escribir, y de recibir los lamentos de los críticos que le rendían homenaje a la técnica y a la madre lengua.

Riestra también nos trae un juguete, pero es un juguete cómico. "La Consulta" nos muestra la detención de la máquina, que en Riestra es la máquina especular de la comunicación; detención del espejo que se rompe cuando habla y se divide en dos: el reflejo y la voz. Y es la voz de un psicoanalista la que se escucha —otra vez el psicoanálisis viene a degradar la máquina—. El psicoanalista, un espejo hasta que habla, ¿para qué habla?.

Para cobrar, ¿dejamos acá?... ah, aprovecho para agregar algo a sus palabras de agradecimiento: en Riestra la máquina comunicacional, se detiene, como usted bien dice, pero ¿donde?: en un café, lugar del habla cotidiana, ahí donde la oralidad traiciona con cacofonías y asonancias, ¿pero para que? ¿para qué ir un escritor y un psicoanalista al café?; usted lo habrá leído: "No son mías las palabras".

Entonces está claro, hay algo extraño en la lengua que mamamos, algo que aún no se puede poseer —como Endorsain a las putitas de Haffner, como el estudiante de letras a la lengua madre—, y entonces hay que rumiar, como la vaca el alimento que da la vida; ir a rumiar el lenguaje ahí donde está la lengua viva: el bar, la literatura, y el diván. Eso sí, en los umbrales de esos sitios debería decir: No para cualquiera, citando a Hesse. Permítanme parafrasear a Girondo pues eso sí —y en esto también soy inexorable—: si no saben rumiar su lengua, pierden el tiempo conmigo.

Hasta la próxima".

Estética de lo Real: Pulsión y sublimación en la reflexión lacaniana sobre las artes. [fragmento]

Vladimir Safatle

"De hecho, la operación de subjetivación de la pulsión exige una explicación suplementaria. Lacan afirma que se trata aquí de una "subjetivación acéfala una subjetivación sin sujeto, un hueso" (LACAN, 1973, P. 167). Explica claramente tal noción de subjetivación sin sujeto cuando dice que: "Hay que distinguir bien la vuelta en circuito de la pulsión de lo que aparece -pero también de no aparecer- en un tercer tiempo, a saber la aparición de ein neues Subjekt que hay que entender del siguiente modo: no es que ya hubiera uno, a saber, el sujeto de la pulsión, sino que lo nuevo es ver aparecer un sujeto". (LACAN, 1973, P. 162). Es decir, en la pulsión no hay un sujeto que sea el destino originario de las mociones. Lacan no habla del sujeto de la pulsión tal como habla, por ejemplo, del sujeto del deseo o del sujeto del fantasma. Sin embargo, hay una subjetivación que permite la constitución de un sujeto capaz de reportarse a la pulsión y es tal subjetivación la que es perseguida por la sublimación. La defensa de una subjetivación sin sujeto no significa necesariamente el abandono de la categoría de sujeto.

A fin de comprender la naturaleza de esta relación, debemos subrayar que, a pesar del hecho de que existe un carácter "pre-subjetivo" (LACAN, 1973, P. 169) del objeto de la pulsión, no se trata de comprender la relación a la pulsión como un retorno a un género de inmanencia pre-reflexiva marcada por el sello del retorno a la intervención arcaica del cuerpo. Si la pulsión demuestra que hay algo de "no subjetivo en el sujeto" (nicht Subjektive am Subjekt) (ADORNO, 1973b, P. 172), ese no subjetivo no es un campo pre-reflexivo de inmanencia. El hecho de que la pulsión sea virtualmente pulsión de muerte nos indica que se trata de la relación del sujeto con lo que hay de irreductiblemente negativo y opaco, en el interior del sí mismo, a los procedimientos reflexivos de producción de sentido. La corporeidad puede aparecer como raíz del carácter pre-subjetivo del objeto de la pulsión, pero el cuerpo no comparece aquí como campo de inmanencia. El cuerpo aparece como espacio de lo negativo".

La herencia femenina o el don de lo femenino. [fragmento]

Federico Vida

"Nadja invita a abordar lo vivo y lo muerto a partir de la herencia ligada al nombre propio de Lacan. ¿Porqué podría retornar la herencia junto al nombre de Lacan? sabemos que Lacan partió de la familia y que "herencia" es un término familiar, pero también que salió de ahí y que donó la llave para que el psicoanálisis también lo hiciera.

Parto de que es necesario repasar el pasaje de Lacan de la herencia al don para decidir sobre ciertas cuestiones, que, si bien podrían ser objeto de don desde Lacan hacia nosotros, sus lectores, permanecen como objeto de herencia aún para aquellos que no pertenecen a la familia. Tales temas son: la transmisión y la letra, a los que, atendiendo al hecho de que Nadja plantee el problema de la herencia en el contexto de proponerse como escena del Centro de Estudios de psicoanálisis de la Escuela de Filosofía, desarrollaré en torno de la retórica, como condición de posibilidad del discurso inconciente, en torno del amor griego, "un amor de Escuela" decía Lacan, y finalmente en torno de la propuesta antifilófica de éste: el matema. Transitaré ésos trópicos atendiendo a la dialéctica entre la herencia femenina y el don lo femenino, situando lo vivo y lo muerto en cada tiempo".

El freak [fragmento]

Ángel Fernández

Apertura con Fogwill y Kafka

"He tomado por costumbre iniciar las charlas con un par de frases tutelares.

Cumplen de algún modo con el papel de sintetizar el espíritu de los comentarios que escucharán a continuación, pero también y fundamentalmente deseo que las tomen como una muestra de gratitud por la presencia y la atención de ustedes. Incluyo, desde luego, en mi agradecimiento a Ricardo Bianchi sin cuya convocatoria plural, ninguno de nosotros estaría acá y lugares como este seguirían lamentablemente faltando.

Mi anhelo es que se lleven este par de frases como si fueran pequeños objetos portátiles, maquinitas sonoras, que uno puede utilizar en las más diversas situaciones.

Vamos entonces a ellas.

La primera corre por cuenta de Fogwill y dice así: "…ética es lo que uno se hace a sí mismo."

Me interesa subrayar la resonancia que tiene para mí con el Seminario 7 "La ética del psicoanálisis" donde entre otras cosas, Lacan intenta forjar una ética real o de lo real, distinguiéndose lo más nítidamente posible de la dietética aristotélica. Una ética no del justo medio sino del exceso obsceno, no del Bien Supremo sino de la coincidencia inesperada del mismo con la Cosa incestuosa, finalmente, no de lo ideal sino de lo real.

La segunda va por cuenta de Kafka y dice: "Hay cosas más importantes que la infancia."

Debo el hallazgo de esta frase a un esloveno que se llama Mladen Dolar quien escribió un pequeño y extraordinario libro titulado "Una voz y nada más". El la extrae del relato de Kafka llamado "Investigaciones de un perro".

Yo quiero mucho esta frase. Por lo que efectivamente dice, por la inspiración freudiana que la envuelve y por la simpleza de su factura. Fíjense que consta de un punto fijo y de un punto móvil: Hay cosas más importantes queinamovible, es prácticamente la frase entera. Y luego el remate: la infancia. Este es el punto móvil porque podemos ensayar poner ahí lo que se nos ocurra y siempre funciona. Es una frase-taladro. La primera parte es el taladro, la segunda, la mecha. Admite sustituciones. Puedo poner distintas mechas o cualquier otro adminículo.

Por ejemplo cuando creemos andar demasiado preocupados por nosotros mismos nos podemos decir Hay cosas más importantes que… yo. Admite incluso neologismos Hay cosas más importantes que mi ombliego. Y en esta ocasión por ejemplo donde el centro de gravedad es el mismísimo Jacques Lacan podemos decir Hay cosas más importantes que… Lacan"

La topología de Lacan [fragmento]

Héctor Franch

"Buenas noches. En primer lugar quiero agradecer a Ricardo Bianchi la invitación a hablar sobre la topología de Lacan. Sigo constatando paso a paso que es un tema antipático, un tema poco popular. Por eso quiero agradecer especialmente el que hayan respondido a la convocatoria, gracias por venir a compartir este momento donde abordamos un tema antipático, difícil. Voy a tratar de hacerlo lo mas ameno y simpático posible. Estoy aquí porque respondo al reto de hablar en 40 minutos o poco menos, tal vez, de la topología de Lacan. Pero además duplico el reto. Voy a duplicar el reto porque no creo que se pueda hablar de la topología de Lacan sin hablar de la lógica en Lacan. De la misma manera que no se puede hablar de la lógica en Lacan sin tener en cuenta la topología de Lacan. Creo que hay en Lacan elaboraciones lógico-topológicas. El tiempo del que dispongo no me va a permitir mucho más que presentarles un programa de trabajo. Voy a mostrar ciertas puntuaciones, ciertas pautas que organizan y ordenan un trabajo que es un trabajo a desarrollarse paso a paso, minuciosamente. Este es un programa de trabajo que llevamos adelante un grupo de psicoanalistas simultáneamente en distintas partes del mundo. Para comenzar voy a hablar de la topología de Lacan tomando los treinta años de su enseñanza. La topología en su relación con la lógica en Lacan puede ser segmentada en tres períodos. Hay un primer período de grafos, un segundo período de superficies y un tercer período de nudos, cada período toma aproximadamente diez años. Esto cubre mas o menos los 30 años de la enseñanza de Lacan.

¿Qué es la topología? La topología es una rama de las matemáticas que trata y trabaja en una geometría estrictamente cualitativa. La palabra geometría implica medición, geometría es medir la tierra. Tenemos una geometría métrica, como dice su mismo nombre. Tenemos una geometría proyectiva, prima de la topología y tenemos luego la topología propiamente dicha. Se pierde inclusive el término geometría porque ya no se mide nada. En una geometría cualitativa no se mide a pesar de que existen leyes de orden, leyes combinatorias. Son leyes que dan la base y organizan la topología. En este sentido hay leyes de orden, la topología es estrictamente combinatoria. En determinado momento de su enseñanza Lacan introduce explícitamente la topología. Es importante situar en qué momento de la enseñanza de Lacan podemos empezar hablar de topología. De todas maneras antes de pasar a ese momento quisiera mencionar y destacar un hecho que es una obviedad pero a veces lo obvio es lo que menos se ve. Lacan dedica treinta años a un trabajo que implica la palabra, es su Seminario, y tiene tan solo un volumen de Escritos. Ustedes saben que Lacan escribió un sólo volumen, a diferencia de Freud que escribió 23 tomos. De escritos Lacan tiene un sólo volumen que son los Escritos y digo un volumen porque en francés es sólo un volumen, aunque en español (y aún no entiendo por qué) sean dos volúmenes. El Seminario de Lacan implicó directamente un ejercicio de su palabra, fue algo que ocurrió en acto. Creo que esta diferencia de proporción en su producción tiene mucho que ver con la importancia que damos a la palabra en el psicoanálisis. Tal vez, por eso dentro de ese trabajo con la palabra a Lacan le gustaba mucho usar el pizarrón. No significa que porque se tratara de la palabra estaba ausente el intento de dar la mayor precisión posible a aquello que había encontrado en Freud. Solemos asociar la precisión con las leyes. A mi entender Lacan buscaba leyes. No eran, evidentemente, leyes físicas como tampoco leyes jurídicas, era otro tipo de leyes. Es en función de esa legalidad que es posible poder situar y poder mantener el espíritu de lo que Freud había observado y que dió lugar al psicoanálisis".

Filosofía, Psicoanálisis: colisión e iluminaciones. [fragmento]

Juan Ritvo

"La riqueza de la filosofía es el erial de la cultura. Algo que podemos saber gracias a la movilidad provocadora de Lacan (con él pero también contra él), aunque su reverso modifique la imagen que el psicoanalista tiene de su oficio y de sus dimensiones teóricas, porque si alguien podría argüir que nada de esto es necesario para el clínico, se equivocaría de medio a medio.

La clínica, sin la cual el psicoanálisis sería algo así como una metafísica de segunda clase, no tiene otra matriz que la transferencia y el único medio de que dispone el psicoanalista para sostener ese lugar por fuera de la captura de la sugestión, es preservar para sí una libertad de acción, una capacidad atópica –empleo el vocablo ya empleado por Lacan en su seminario dedicado justamente a la transferencia–, que no está al alcance de los que se disciplinan corporativamente y sólo aspiran a aplicar códigos".

La consulta [fragmento]

Jorge Riestra

"El espejo de mi baño es un psicoanalista que tiene un solo paciente: yo. A la vez, mi único psicoanalista —nunca tuve otro, sin ofender a nadie— es ese mismo espejo, rectangular como la inmensa mayoría de los que en el mundo han sido, pero más ancho que alto, característica que le otorga, creo, una cierta peculiaridad en el catálogo de los espejos de uso íntimo: baños (tualé o tocador para las damas; lo valiente no quita lo cortés), dormitorios, roperos antiguos —cara externa de alguna de sus puertas—, placares de nuestro tiempo —cara interna de alguna de sus puertas—.

No recuerdo cuándo, ni siquiera la década —sólo sé que hace mucho— lo rescaté de su condición de espejo vulgar y silvestre, el que solamente sirve —y su fama entre hombres viene de lejos— para peinarse y afeitarse y lo ascendí —el verbo, indiscutiblemente, le corresponde por derecho propio— a la hoy tan cotizada, y socialmente en alza, de psicoanalista. Al parecer, la neurosis se acuesta con nosotros, duerme bien pegadita a nosotros (menos mal que es femenina, pienso; las damas y las damitas dirán) y se levanta también con nosotros, lista para emprender con nosotros el raramente pacífico periplo ciudadano. De aquí, de la acuciante necesidad de contener o, por lo menos, de circunscribir la tenebrosa incidencia de tal siniestra enfermedad sobre los seres humanos, que son, por otra parte, ¿totalmente inocentes? —imposible olvidar que el planeta entero está embarcado con ese puerto como destino; ¿es que existe en ese aspecto alguna diferencia entre Düsseldorf y París, Texas, o entre Moscú y Londres, Catamarca?—, proviene la fuerte presencia, ya histórica —evóquense por un instante el cine, ¿pero quién sabe hoy, por favor, quién fue Ingrid Bergman?, y cierta literatura del medio siglo pasado —¿Mauriac, Zweig, Moravia?; una eternidad, claro—, que con las paralelas cuotas de lágrimas y sonrisas metieron la angustia, los miedos y los fantasmas por los ojos del gran público—, la fuerte presencia, decía, y el prestigio de los psicoanalistas y de la disciplina, arte, investigación, método o lo que sea, que practican, el psicoanálisis.

Yo no ignoro, y se lo he dicho más de una vez al espejo, cara a cara, como debe ser, puesto que la franqueza es el norte constante del paciente en su trato periódico con el profesional, que es un lujo tener en mi departamento, a cinco metros de la silla que me aloja durante gran parte del día (también a ella le atañe aquello de que el arte es una larga paciencia), un psicoanalista a tiempo completo. Y además, en este nuestro mundo que le ha extendido el acta de defunción a la gratuidad, nada menos que gratis. "¡Gratis!" me espeta, justamente ahora, mi psicoanalista de verdad —la calificación no me pertenece; él la trajo al mundo, él la alimenta, la lleva, la trae, la acuna, la despierta, en fin—, con quien me encuentro, una conversación para mí, la consulta para él, una vez al mes en mi café de la nochecita. "¡Gratis!", se ensaña y la palabrita en llamas va detrás de la mirada que se incendia. Yo presiento, intuyo o sé que por la infidencia de alguien que quizás me quiere mucho, mi inquisidor se ha enterado del suceso que de haber durado diez días, habría conmocionado el pequeño cosmos que es la gran ciudad. " Vaya economía de guerra la que usted ha puesto en marcha quién sabe cuando, señor mío", prosigue y no se le ven los colmillos al buldog, pero los tiene. "Porque, y dígame la verdad, sea sincero como usted lo es con el monigote al que pomposamente llama su psicoanalista: ¿cuánto le cuesta ese cachivache que trabaja a tiempo completo en su departamento? ¿Se da cuenta? ¡En su departamento! Trabajo a domicilio, mi estimado. ¿En qué época vive usted?

Un segundo. ¿Dos cafés? ¿Sí? Que sean dos cafés. ¡Mozo! ¡Dos cafés! Deje que sea yo quien conteste: no le cuesta nada. Bueno, sí, en su momento, hace dieciocho o veinticinco años, tanto le costó el espejo y tanto pagó por la instalación. Pero es sabido que el vidriero no es como el plomero, que le cobra una fortuna por cambiar el cuerito de una canilla. El cuerito no es de cuero, aunque se lo siga llamando cuerito. Es de plástico. Pero lo mismo el plomero le pega un hachazo a su bolsillo. El vidriero no es así. Nunca fueron así, señor mío. ¿No vio cómo sonríen cuando le pasan la factura? Por eso en aquella prehistoria usted compró el espejo, un espejo barato, claro, y le pagó unas chirolas al vidriero. Vaya hazaña. Porque, ¿y después? ¿Y después, estimadísimo? Se la hago corta: no le costó nada, nunca más nada. Si un espejo, ningún espejo desde que nació el espejo, acarrea gastos de mantenimiento. Salvo que usted pretenda presentar como gasto anual de mantenimiento el costo de un humilde trapo rejilla o el de una lujosa franela de veinte por veinte. Ni siquiera reclama la pasadita semanal de una empleada. Usted, y con la mano que escribe, puede limpiarlo, tris tras, tris tras, cinco minutos de su precioso tiempo y lo deja impecable, listo para cumplir a su gusto y paladar la enaltecedora función de psicoanalista. Permítame una sonrisa, apreciado narrador. ¿De dónde lo sacó a su comiquísimo psicoanalista de juguete? ¿De la galera de un mago? ¡Un psicoanalista sin diván ni biblioteca! Trabajando a domicilio y... ¡gratis! ¡Pero señor mío...! ¡Dónde, dónde lo ha visto, donde ha sido visto!".

El origen cristiano de la ciencia moderna. [fragmento]

Alexandre Kojève

Traducción Valeria Decorte

"¿Hay, por paradójico que eso pueda parecer, un lazo entre la mentalidad cristiana y el espíritu de la ciencia moderna?. Que la física matemática haya nacido en la civilización cristiana del décimo sexto siglo, y no en la antigüedad pagana, de los sutiles Chinos o matemáticos del Islam, inclina a hacerlo creer. Nociones abstraídas de la metafísica cristiana tales como la encarnación o el universo unificado terro-celeste por ejemplo, han seguramente contribuido a la libertad de imaginar lo inimaginable que revela la ciencia moderna.

Pocos hechos históricos son tan difícilmente puestos en duda como aquel de la conexión entre la ciencia y la técnica modernas y la religión, incluso la teología cristiana.

Para convencerse, es suficiente constatar que el increíble impulso de la técnica contemporánea presupone con toda evidencia una ciencia teórica de vocación universal, que admite la posibilidad de presentar todos los fenómenos perceptibles a simple vista o armados como manifestaciones visibles de relaciones que no lo son y que corresponden de una manera absolutamente rigurosa, no a discursos, los que sean, sino a fórmulas o funciones matemáticas que se relacionan de una manera precisa. Se puede, si uno quiere, llamar a esta ciencia física matemática. Pero importa entonces precisar que esta física no se limita a una parte cualquiera del universo o a uno de sus aspectos particulares: se considera que ella debe poder cubrir sin ninguna excepción todo lo que puede ser observado (es decir visto, al menos en último análisis).

Ahora bien, nadie pone en duda que la física matemática de vocación universal nació en el siglo XVI en Europa Occidental y que no se encuentra ni antes ni en otra parte. Sin duda la encontraremos en nuestros días un poco en todo el mundo. Pero sin embargo se encuentra sólo allí, donde se presenta también, no sólo en el cristianismo en tanto que religión, sino también en la civilización que no tenemos ninguna razón de no llamar cristiana.

No es sin duda solamente la ausencia de bautismo que impidió e impide aún a los salvajes a dedicarse a la física matemática. Pero ¿qué es lo que ha impedido a hacerlo a los sutiles Chinos? -que han no obstante impuesto a masas enormes una civilización altamente diferenciada y refinada al extremo. ¿Por qué los Hindúes, que se beneficiaron de las artes y ciencias helénicas, e hicieron beneficiar mucho a otros pueblos, no se han jamás tentado a sobrepasar, en el dominio científico y técnico, los límites, por otra parte estrechos que han heredado? ¿Cómo es que algunos grandes pensadores hebreos, que han querido hacer participar al judaísmo en ciertos avances intelectuales de paganos civilizados, no han probado a contribuir al desarrollo de ideas que podrían devenir un día una ciencia propiamente dicha? Y los árabes a los cuales el Islam no impidió contribuir activamente al desarrollo y a la propagación de la civilización helénica, que fueron los primeros en hacerla renacer, ¿por qué no eligieron matematizar, por ejemplo, la química que descubrieron, en lugar de contentarse en asimilar y perfeccionar solo las matemáticas, puras o celestes, de los Antiguos?

En una palabra, ningún pueblo no cristiano ha podido o querido sobrepasar lo límites de la ciencia helena".

Kit Miller. [completo]

Ricardo Bianchi

"Richard Theisen Simanke recuerda en este número de la revista cuál fue esta vez la inspiración de nuestro título: el libro de 1907 de Benedetto Crocce, ¿Qué es lo vivo y qué lo muerto en la filosofía de Hegel?

Martin Heidegger –el último filósofo- prueba contra ciertos amigos heideggerianos, que la afirmación de Foucault del 2 de Diciembre de 1970 –"Toda nuestra época intenta escapar a Hegel"- dura como una dura verdad. Verdad dicha a medias –porque el sistema no es todo- el porvenir de nuestra época se debate y se decide detrás de Hegel. Dicho en la jerga heideggeriana, Hegel se nos anticipa –Vorlaufen- sin cesar. Heidegger, para quien el rechazo es la prueba, recordemos que ha decidido su filosofía en la confrontación fundamental con Hegel, grundsätzliche Auseinandersetzung mit Hegel, reconocible en forma de acting out en Sein und Zeit y enunciada durante sus cursos en Friburgo de la década de los 30. Sin este otro –que no es el Seyn- no entenderemos nada del síntoma –o symptome- heideggeriano. Hegel es aún el horizonte de nuestra época.

¿Cuál fue entonces nuestra orientación para este número de la revista? Lo vivo y lo muerto en la herencia –vuelvo enseguida sobre este significante- no sólo de Lacan, sino también en Lacan. No sólo eso que pasa y se transfiere de Lacan hacia otros, hacia nosotros, sino también las transferencias de Lacan. Aquí es donde encuentra cabida la publicación del ensayo de Alexandre Kojève, El origen cristiano de la ciencia moderna, como conmemoración de esas transferencias y homenaje a Kojève, quien fue maestro de Lacan –como de tantos otros- durante los cursos que dictó en París sobre la Fenomenología del espíritu, también durante esa década de los 30. Porque entendemos que sin esa transferencia de Hegel mediatizada por Kojève, tampoco hay Lacan. Nuestro homenaje se asocia además a la resonancia que comienza a recibir Kojève entre nosotros: Germán García termina de dictar un curso en Buenos Aires, la revista Deus mortalis en su próximo número le dedicará un dossier y Edgardo Castro prepara la edición de una biografía de Kojève. Agradezco la sugerencia de Pablo Zöpke para que incluyéramos aquí ese ensayo y la traducción de Valeria Decorte.

Durante Chorlitos de lo real, su intervención en el Seminario 2008 de la revista, Pablo Zöpke nos rectificó sobre uno de nuestros significantes: herencia. Porque entendía que "Lacan es un Venidero" y no un muerto. Y afirmaba: "Me permito restituir a su palabra enseñante –la de Lacan- su dimensión de enigma o de real". Pablo nos invitaba entonces a desapropiarnos de los efectos encantatorios de la transferencia. Entiendo que esta rectificación après-coup será decisiva para los lectores de la revista y para mí antes que ninguno. Después volaron sus pájaros, todos barulleros, parlantes o rientes. El loro y el chorlito. El chorlito que cae en lo real, no en el semblante. Y el otro. Pero como sus pájaros no son mudos, dura una pregunta vocinglera: frente al hablar del loro... ¿cómo es el canto del chorlito?

Pablo también se reconoció amigo de Lacan. O como declaró Miller: "Lacan es mi mujer".

Kit Miller es otro Miller. Hijo de Colt Miller –el justiciero- un famoso ranger de infalible puntería y enorme audacia. Del coraje del padre nacían las leyendas. De su mujer –la madre- yo no sé nada. La historia cuenta que ningún otro ranger había causado tanto daño a los ensoberbecidos bandidos del Far West. Amigo de los navajos, mientras partía hacia nuevos horizontes del peligro, les confió el cuidado de su hijo. Ahora Colt había regresado y fue su maestro. Lo acompañaba esta vez Kit Carson, su amigo, y entrañable también para Kit Miller. Baste esta breve presentación de la filialidad de los Miller para el lector recienvenido. Homenajeamos así en este número a otra revista, Rayo Rojo, y en particular a la historieta Colt El justiciero, publicada en sus ediciones semanales de comienzos de los 50. Época en que Bataille ya habría pronunciado su jaculatoria: Lacan recoge lo que otros dejan. Época en que pocos se preocuparían por la herencia de Jacques Lacan. Época en que nacía su Seminario. Época en que –no todos- permanecíamos aún en el margen de lo no nacido. Nuestros lectores pueden componer con los cuadros de los Miller –nuestro kit- una historia o mejor una historieta; componer la novela familiar de los Miller con un cuarto nudo o con tres o trenzarla o... ¿Qué se le ocurre...?

Hace mucho que deseábamos publicar literatura en nuestra revista. Agradecemos a Jorge Riestra por habernos confiado un anticipo de La consulta su última novela corta, reciente y todavía no terminada. Recibimos su colaboración como un don. Agradecemos también a Federico Vida por su participación decisiva para esta realización.

Nos despedimos por último hasta el año que viene, anticipando que nuestro próximo título de tapa será: La comunidad; el mismo de nuestro Seminario 2009, a realizarse desde el mes de Mayo en el auditorio de la Librería rosarina Homo Sapiens, amigos y co-organizadores de nuestros encuentros. Hasta entonces. Un abrazo".

Reseña del libro Psicoanálisis por estudiantes. Un recorrido por las nuevas formas de hacer universidad.
Autor:
Los 40. Estudiantes de la cátedra Psicología Clínica 1 "A ", Facultad de Psicología, UNR. Año 2007.
Editorial:
UNR Editora, Mayo 2008, Rosario. Edición de 300 ejemplares, 313 páginas. [completo]

Flavia Venica

"Psicoanálisis por estudiantes. Un recorrido por las nuevas formas de hacer universidad" es el producto, fruto del trabajo, de 40 alumnos que, en su paso por la Facultad de Psicología, se encontraron con algo mas que un simple cursado y aprobado. Somos 40 estudiantes que apostamos a darle valor a nuestras producciones, convencidos de la importancia de socializarlas para que las ideas que plasmamos puedan resignificarse con cada nueva lectura.

Este libro nació gracias a la invención e ingenio de nuestra profesora, Marité Colovini, en la materia Psicología Clínica I, gracias a debates en torno a la clínica psicoanalítica trabajados durante todo un año. Como ella misma dice: "La invención es posible, si se tiene el coraje de asomase al agujero del saber". Es así como algo que parecía imposible, ¡que estudiantes pudiéramos publicar un libro!, se hizo posible.

Se trabajó con el dispositivo cartel, en torno a las temáticas del programa. El libro se divide en siete capítulos, siete carteles, los cuales giran en torno a estas ideas:

El capitulo uno trata sobre lo normal y lo patológico, circula la idea de que el psicoanálisis no gira en torno a la normalidad-anormalidad y no busca recuperar el equilibrio perdido, lo revolucionario en Freud fue ocuparse de lo nimio, lo descartado de un olvido, lo desechado, como los sueños …

El capitulo dos analiza la cuestión de la función y campo de la palabra en la clínica, donde se postula a la palabra como el único medio de acceso posible a la verdad del sujeto, se trata, en análisis, de llevar al analizante a articular su verdad. Es en la medida que el sujeto expresa en palabras tanto algo de lo inconciente como de su historia que el psicoanálisis puede considerarse la cura por la palabra.

No hay análisis posible sin transferencia, sobre esto versa el capitulo tres, es fundamental en el sostén del campo operativo del psicoanálisis. Es un concepto fundamental porque su forma de concebirla y manejarla funciona como bisagra, como límite entre lo que es psicoanálisis y lo que no lo es.

La dirección de la cura, como número cuatro, considera que el propósito del análisis es que el saber tenga alguna relación con la verdad, la meta del tratamiento analítico consiste en llevar al analizante a articular su verdad, la verdad acerca de su deseo. La dirección de la cura debe apuntar a un cambio en la posición subjetiva.

En el capítulo cinco se trabaja sobre la clínica diferencial donde se cuestiona el famoso universo tripartito de Freud: psicosis, perversión, neurosis. Aparece la cuestión de cómo trabajar con pacientes con dificultades en las transferencias, traumas infantiles no reprimidos y acting out a flor de piel. Cuando el sujeto no puede disponer de los recursos que el significante ofrece, su presentación podrá ser mediante acting out, impulsiones, enfermedades psicosomáticas, adicciones.

En el ámbito de la clínica no hay edades cronológicas establecidas para que se manifieste un sujeto si alguien en posición de análisis se ofrece a escucharlo. La clínica con niños, trabajada en el capitulo seis, manifiesta que el psicoanálisis apunta al sujeto, que no es infantil, ni adolescente, ni adulto, no tiene edad, pero sí tiempos. Como núcleo fundamental se postula que el análisis de niños no puede dejar por fuera la pregunta acerca de qué lugar, en el otro, ocupa.

Por último se gira en torno a la temática: Psicoanálisis e instituciones. ¿Qué sucede cuando no contamos con el sujeto, cuando no se articula, ni se supone saber al analista? Esta parece ser la situación más generalizada que encontramos en las instituciones: el psicoanalista se encuentra sin diván. ¿Cómo trabajamos?

Estas ideas aquí plasmadas no pretenden presentarse como algo terminado, al contrario, como lo expresamos en la obra, nuestro mayor deseo es que la circulación de nuestro libro posibilite que otros estudiantes se lo apropien, que se autoricen a pensar, a producir y socializar lo acabado; hacerlo posible para hacer lo propio.

Y como afirma Marité ya en el prólogo: "La publicación de este libro, un libro que lleva como autores a estudiantes de la Facultad de Psicología, por la editorial de la Universidad de Rosario, implica que no hay ‘la Universidad’ hecha de una vez y para siempre, sino que la universidad que existe es la que hacemos, afirmativa y performativamente, es decir: produciendo acontecimientos, cada docente, cada estudiante, cada día".

Lacan y Freud: vitalidad y actualidad en la historia del psicoanálisis

Richard Theisen Simanke

Traducción Jimena García Menéndez

Los ángeles (dicen) muchas veces no saben si andan entre vivos o muertos.

R. M. Rilke, Primera Elegía.

"Sería evidentemente una injusticia liviana descalificar por eso la significación de Lacan o incluso la importancia de la visión de Freud cuya diseminación él protagonizó. Es innegable el impulso renovado que, por así decir, el "Freud erróneo, pero vivo" de Lacan imprimió a los estudios freudianos, que hace que aún lo estemos discutiendo con tanto empeño. Sin embargo, no todos sus desarrollos conceptuales pueden ser asumidos globalmente por lo que parecen a primera vista. La obra lacaniana se constituye de un tejido extremadamente intrincado de referencias, entre las cuales no siempre las más frecuentes o las más insistentemente mencionadas son, sólo por eso, las más efectivas. Es posible además aprehender, en las entrelíneas de su esfuerzo de teorización, una reflexión constante sobre la naturaleza de la teoría psicoanalítica –es decir, una especie de elaboración metateórica permanente sobre el tipo de discurso que sirve a los objetivos del psicoanálisis y es acorde a la especificidad de su práctica y de su objeto–, lo cual procura justificar, entre otras cosas, el empleo metafórico de nociones provenientes, a veces, de áreas de conocimiento distantes, sobre el cual se tejen las formulaciones más decisivas.

La evaluación del alcance, de los límites, de la actualidad del vigor de ese trabajo, depende de la elucidación sistemática de ese proyecto teórico y del desenmarañar de esa trama de referencias. Como resultado, tal vez la adhesión a ciertas modas intelectuales más o menos efímeras pueda parecer como no esencial –un sistema de metáforas que puede ser substituido por otro en la medida en que su utilidad se haya agotado–, mientras que otros aspectos de la obra se revistan de un valor más perenne. El único punto que se buscó sustentar aquí es que la originalidad y la actualidad de Lacan tal vez no esté allí donde se buscan más frecuentemente, ilusión en la cual el mito del "Lacan freudiano" no cumple un papel menor. Incluso un naturalismo renovado difícilmente se pretenderá, de forma sensata, el portavoz de una aprehensión integral y satisfactoria de la realidad humana, que pueda dispensar cualquier especie de contribución desde otra perspectiva. Si Lacan construye su obra a partir de premisas que son en gran parte opuestas y en todo caso independientes de los presupuestos freudianos, es como un dominio complementario –y no por la invención de un "Freud en nueva clave"– que esa obra puede contribuir, con las demás disciplinas pertinentes, a la formación y al perfeccionamiento de ese "abordaje total" del sujeto que, dicho sea de paso, era la meta que ella se planteaba como horizonte rigurosamente inaugural de su formulación".

Chorlitos de lo real. [fragmento]

Pablo Zöpke

"Claro de este real que le atribuimos siempre al síntoma porque en estos momentos mi real desde donde yo estoy hablando es un real que no alcanza en cuerpo. Planteado en estos términos, lo real no es la Befriedigung freudiana, la satisfacción sexual freudiana. Solamente sería posible en el cuerpo si anuda a lo real, a lo simbólico, a lo imaginario pero por eso tendría que formular otra clase de síntoma, ya no el síntoma como un efecto metafórico, sino el síntoma como un acontecimiento corporal, como un acontecimiento del cuerpo. Lo que estoy tratando de mostrar es que existe una dislocación entre lo real y el goce, quiero decir que no se superponen y que no son sinónimos; si esto es así, entonces tenemos una nueva definición del cuerpo, el cuerpo del psicoanálisis. El cuerpo es aquello, solo aquello que de lo real se ofrece o presta al goce, solo aquello que desde lo real se ofrece al goce, solo aquello que desde lo real se ofrece a la satisfacción Befriedigung que en alemán tiene una connotación sexual clara, cosa que no tiene el término Lust de gran deriva semántica (cualquier placer independientemente de lo sexual). A medida que Lacan aumenta la complejidad de los nudos o sea a añadirle cada vez más anillos, más anillos es cada vez mas difícil organizar una metáfora y organizar un sentido sexual, mas aún cada vez es más difícil y se hace más relativa la función fálica y esto a tal punto que se podría pensar que en un determinado numero de anillos se podría vivir con el partenaire una relación donde la castración no sea ni el principio, ni la norma, ni la garantía, donde queda relativizada la función fálica. Esta consecuencia es de tomar de manera tonta esta topología o este nudo borromeo. Entonces veamos, la lógica no tiene tiempo, la topología si. La lógica tiene género (se los he mostrado), la topología no. ¿En qué se parecen? En que las dos tanto la lógica como la topología, se pueden "torcer". Lo bueno de la topología es precisamente no retener nada con respecto a la verdad. Son patios del tiempo, estancias, cosa que no sucede en la lógica. Entonces encontramos lo real no precisamente en la lógica o el real que encontramos en la lógica es o el silencio o la tristeza y entonces el chorlito ¿dónde cae? El chorlito, el buen chorlito, el buen chorlito cae en lo real, en la estructura, es ahí donde cae. El buen chorlito no cree en el semblante, no cree en su sortilegio, ni en su delirio. El buen chorlito no cae en la verdad. Me dirán ustedes que si hay un buen ejemplo del chorlito podría ser Paul Celan ahogado en el Sena. Entonces una tristeza o un silencio es un buen chorlito de lo real? La mía es una invitación a considerar lo real como fuera de discurso y no como una experiencia, o un fenómeno, o un efecto o una Stimmung. Por ejemplo, a Heidegger, el aburrimiento le sirvió como un operador metafísico".

La mancha. Suplemento [completo]

Erratas en el número anterior de Nadja. La primera aparece en la página 8 y corresponde al número de la revista Conjetural que está dedicado a Oscar Masotta. Me corrijo: ese número no es el 10 –como ahí puede leerse- sino el 20. Interpreto que su fundamento se encuentra en la numeración de los Seminarios de Lacan... cuando me preguntaba cuál era su orientación clínica: si el pase que va del Seminario 10 –La angustia- hacia el Seminario 20 –Aún- o por el contrario, al revés. La otra errata aparece en el índice, en el título y contratapa de la Reseña del libro electrónico: Retórica latina, lenguaje y persuasión: persuación va con s, no con c. Ofrezco mis disculpas a las autoras. R.B.

Erratas de este número: se omitió –sin querer- el nombre de Lisandro Tomeo entre quienes trabajaron en las desgrabaciones de las intervenciones de Pablo Zöpke y Héctor Franch. Lisandro participó también durante la edición 2008 del Comité Organizador del Seminario Nadja. Le presento aquí mis disculpas. R.B.

Felicitaciones a Roberto Retamoso, autor reciente de un nuevo libro, Preguntar del hijo, El farolito Editor, Rosario, 2007. Su libro sorprende al lector por lo inesperado de su forma: un conjunto de poemas y fotografías correspondientes a la novela familiar de Roberto quien escribe en posición de analizante. Su edición nos apura a preguntar por los vacilantes límites de la literatura y la figura de la obra, desde que transforma la recepción en un acontecimiento demasiado extraño. Sospechamos que lo fundamental en este caso es el acto –la decisión- editorial del autor.

Viajeros. La Cátedra de Teoría de la Lectura celebrará en 2009 veinticinco años de trabajo académico. Consecuencia de este trabajo fue la constitución –el año pasado- del Centro de estudios de Filosofía y Psicoanálisis, radicado en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Próximamente el Centro contará con una página web en el sitio Psicomundo. La celebración del aniversario de Teoría de la Lectura será durante este invierno [3 y 4 de Agosto]en Rosario y participará la Doctora Sara Vassallo (Doctora en Letras-Universidad Aix-Marsella, Psicoanalista y autora de varios libros y publicaciones, entre ellos Escribir el Masoquismo, Paidós Buenos Aires, 2008; que será presentado en oportunidad de su viaje a Rosario).

La Cátedra de Clínica II A de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario sostiene su transferencia de trabajo con el psicoanalista Claude Rabant. Durante 2009 se proseguirá con la publicación de sus libros y finalmente Rabant volverá a visitarnos este año en Rosario. El programa de sus intervenciones se encuentra actualmente en preparación.

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