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Se expresan los adultos mayores

Nicholson

Martín Carrasco

Dos films con el mismo actor –Jack Nicholson- están prontos para salir en video. En ambos se analizan directamente casos de adultos mayores.

Si bien sólo viéndolos uno puede formarse un juicio, hay un abismo entre ambos: About Schmidt es una trágica payasada; The Pledge, un caso muy especial.

Aquí conocida como Mr.Schmidt, la primera pelìcula se filmó en 2002 sólo para el lucimiento histriónico de Nicholson, casi al borde de la entrega de los Oscars, para ver si el hombre se hacía de una estatuilla más.

El director, Alexander Payne, tuvo escaso trabajo: dejó la cámara plantada frente a los mil gestos de Jack Nicholson y lo dejó hacer.

Apenas apoyado por Hope Davis como la sufrida Jeaninne Schmidt, el actor cabalga sobre el argumento –un sujeto que enfrenta el retiro laboral, la vaciedad de su existencia y el hecho de que su hija vaya a casarse con un sujeto nada apreciable- con la solvencia que le da su genio y su entrenamiento.

Warren Schmidt no es un adulto mayor en problemas, sino un anciano loco, que seguramente ha sido un joven loco y un hombre loco también, sólo que en estado larvado en las primeras etapas. El planteo general se muestra con extrema artificialidad.

El multipremiado Jack Nicholson –nacido en Nueva Jersey el 22 de abril de 1937- ha tenido un origen que parece cinematográfico: la familia fue abandonada por el padre cuando el muchacho no tenía muchos años. Bastante tiempo después, el padre se comunicó con él (y fue la única vez que lo hizo) para explicarle que no era hijo de la que creía su mamá, sino de la suponía una hermana mayor.

En The Pledge –2001-, dirigida por el talentoso Sean Penn, Nicholson encarna a un policía que no admite que su tiempo ya pasó.

Y aquí sí se trata un tema que afecta generalmente al adulto mayor cuado debe afrontar su retiro laboral. Este sheriff, el día de su jubilación, le promete a la madre de una niña asesinada encontrar al matador.

Pero el oficial Jerry Black, de Nevada, está en tiempo de descuento y trata de compensar con empeño las marcas de un lógico eclipse profesional.

Sin la agudeza de Juan Manuel Fangio y de nuestro Federico Christmann, el sheriff Black no sabe retirarse en el momento adecuado y lo paga.

Es un film triste, pero agudo y realista.

Martín Carrasco

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