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Número 13 - Octubre 2003

Estar entre la luz y la sombra

Laura Santillan

En el presente trabajo intentaré aclarar algunas reflexiones que se me ocurrieron a partir de la lectura de una biografía, que me motivaron en la búsqueda de relacionar conceptos como el de envejecimiento y psicosomática, entre otros. Pensaba tambien en el lugar que ocupa un relato biográfico en la vida de alguien que, como en este caso, se podría decir que lo escribió la misma protagonista, aunque con ayuda , finalizándolo varios años antes de su muerte, ocurrida en el año 2001.

Su nombre es Emilie, la esposa de Oskar Schindler-1-.El libro se titula "MEMORIAS"-2-

Allí desarrolla el relato de su vida para intentar reconciliarse con su propia historia, formular muchas preguntas y según sus propias palabras, "ser de nuevo Emilie" e integrar así su pasado con su presente. Con 89 años, afirma "escribir cansa, es lo que me dice mi cuerpo, es de lo que se quejan mis huesos". Según José Fishbein, el envejecimiento facilitará la aparición de acontecimientos en el polo somático o biológico del sujeto y el dolor inicia procesos del desapego libidinal con el cuerpo, el cuál se fragmenta. Es decir, que cuando partes del soma son fuente de sufrimiento, sólo resta cumplir con trámites que implican cuidados rutinarios, acordes con lo rítmico y circular que caracteriza a lo biológico .En lugar de que el cuerpo tome un lugar protagónico, como sede de placer, se quejan sus huesos, y las úlceras, que por otro lado , requerirán su atención y postergarán otros ritmos, los del tiempo subjetivo. A pesar del título del libro, su autora, durante una larga etapa de su vida, buscaba sobrevivir sin pasado, sin recuerdos, con la sola compañía de una araña de caireles, el regalo de un sobreviviente del holocausto. Como estaba colgada del techo con firmeza, ella cuenta que no temía que se desmoronara, ni siquiera cuando alguien de mayor estatura chocaba su cabeza en ella, provocando un vaivén. Cuando éste movimiento de oscilación ocurría, ella sentía que así era ella, ...a prueba de golpes, sin desmoronarse, a pesar de tener una vida que también oscilaba hacia el lado de la luz o hacia el lado de la oscuridad, tal cual lo hacía su artefacto, iluminando o ensombreciendo partes del lugar en donde habitaba..El mismo autor mencionado anteriormente, -3- afirma que los procesos de duelo pueden permitir elaborar una salida creativa y si es así los acontecimientos somáticos pueden ser contenidos y postergados..

Por mi lado, pienso que hacer el relato mismo en su biografía, representa una manera de lograr transitar por momentos creativos, pero también allí mismo nos cuenta, paradójicamente, como sobrevivió a otros momentos totalmente opuestos. Liberman desarrolla el concepto de sobreexigencia y adaptación forzada a la realidad externa e indica que una persona con tendencia a la somatización, suele manifestar un ajuste exitoso frente a las exigencias externas en detrimento de necesidades internas, en una huída hacia la realidad .A los 20 años, Emilie, cuenta que, al igual que sus padres, ya estaba con los pies sobre la tierra y acostumbrada al trabajo duro .Durante la vejez, aunque su mente vagaba de una pregunta a la otra, concluía en que "la rutina de todos los días era mucho más simple, trabajar, trabajar, trabajar..¿. será el trabajo la peor o la mejor manera de olvidar?"Si uno pensara en su pregunta parece que predominara el tiempo de la acción, valorado desde la eficacia y la urgencia, sin espacio para memorizar e integrar pasado y presente, psique y soma. Sin embargo, en otros párrafos sale a la luz la pregunta ¿no será mejor recuperar la historia?.

En cuánto a sus orígenes, nació en Checoslovaquia, en 1907.El nombre es de su tía paterna, y lo eligió su padre. Su apellido original, antes de Schindler, es Pelzl, que en el idioma alemán significa piel. Y es por ello que imagina que sus antepasados eran cazadores. No puede sino suponerlo ya que un pasaporte genealógico que contaba la historia de la familia estaba perdido. A medida que avanzo en la lectura del libro intento anticiparme y saber como habrá transitado su vejez, contada en los últimos capítulos , resultándome importante ir rescatando datos que den cuenta de los movimientos de apertura en los inicios de su vida, para ir uniendo los sucesos como se unen los eslabones de una cadena. Fui rechazando la idea de precisar un diagnóstico por ser imposible ya que no es un caso clínico. Sus palabras escritas sólo me ayudan a pensar ciertos conceptos.

Otros datos de su historia:

Una madre que siempre fue su espejo en el cuál mirarse, de quién heredó una tradición familiar: "defender los derechos de los oprimidos, los desprotegidos, los pobres" .La figura de la abuela paterna, Anna, puebla los recuerdos de su infancia, ella siempre intentaba hacerle comer "a la fuerza".Uno de los recuerdos consistía en que se rehusaba constantemente a probar bocados ,hasta que un día escapó al jardín, trepándose a la copa de un cerezo. Desde allí contemplaba el mundo, mientras devoraba las cerezas que cortaba de las ramas. Otro autor, Joyce Mc.Dougall, propone que cuando la comunicación se reduce a reacciones y acciones, el teatro interno no está elaborándose, sino externalizandose en el escenario del mundo. Me pregunto, entonces si este acto de subirse a un árbol, en respuesta a cierto pedido insistente no habrá significado resguardarse de conmociones afectivas insoportables, ya que cuando se implican actos que no hallan la extensión de palabras en demandas y deseos, son evitadas las representaciones y emociones dolorosas. Es en el corte entre soma y psiquis, en el cuál aparece una economía psíquica apta para favorecer la somatización.

En el año 1914, cumplió 7 años, estalló la Primer guerra mundial y su padre partió al combate. Cuando regresa, enferma y se torna un extraño. Contrajo malaria y una cardiopatía. Ella lo sustituyó al padre por un hermano cinco años mayor, en quién se sostuvo y en quién se refugió como lo hizo también con la naturaleza, ...encontraba consuelo contemplando árboles, pájaros, caballos, los cuáles parecían querer decirle algo, y le inducían sentimientos que le conmovían porque era como si la invitaran a una fiesta en donde ella era la única invitada. Ella prefería estar en un mundo imaginario , por vivirlo como tranquilizante. El juego con muñecos, como lo hacían otros niños, no era de su agrado.

En el año 1928, se casó con Oskar Schindler, y tenía 20 años.

En el año 1939, según sus palabras, así definió lo perdido: perdió definitivamente los cuidados y la protección, al fallecer su madre. Cuatro meses después , muere su padre de soledad y tristeza. En el mismo año, el día 14 de marzo, grabó en su memoria una imagen que luego le costaría sacarse de su cabeza. "los ojos de Hitler, semejando dos círculos de fuego, una mirada que parecía atravesar los cuerpos y dejar en ellos una marca indeleble".Psicoanalistas de la escuela francesa afirman que un cuerpo se constituye, a condición de que se pierda el objeto a..Pero éste objeto, en la mirada de un hombre, pareció atravesar en Emilie y en sus judíos (como ella los llamaba) los cuerpos.Ellos le ofrecían a ésta mujer la imagen de números marcados a fuego sobre la piel.

En el año 1941,en el Hospital de Berlín, estuvo internada por una enfermedad en la médula espinal, debida a una fractura de vértebra, ocasionada por una caída. Sin duda, por ese entonces ya no podía tener los pies bien firmes sobre la tierra, hacía dos años que había perdido a sus padres, y el terror constante a la persecución nazi había desencadenado acontecimientos somáticos, en una personalidad predispuesta. Al leer éste libro, pienso si no cayó en su propia red , por estar sujetada a una historia escrita ya desde sus antepasados, como lo está , en realidad, todo sujeto humano. Durante la segunda guerra mundial, también enferma de los riñones y padece úlceras, las cuáles resurgirán más tarde, en 1965, complicándose con hemorragias y perdiendo mucha sangre.

En realidad, ejecutó una tradición familiar junto a su marido, un mandato, defender a los oprimidos. De Oskar , quién pareció ser una parte de sí misma, se separó definitivamente en el año 1957, cuando lo último que vio fue su espalda. Así lo relata, quizás esto es lo que a ella le dio , su espalda. En uno de los capítulos, recuerda "vi como se alejaba su espalda y tuve una rara sensación. Se iba una parte de mí y a la vez un ser extraño. No sabía muy bien a qué o a quién le estaba diciendo adiós".

Me pregunto como elaborar un duelo, a partir de un vínculo en el cuál eran los dos parte de uno, eran un cuerpo para dos.¿Cómo despedirse frente a una separación que pareció ser vivida como siniestra. Un sostén sustituye a otro, un padre, un hermano, un marido... Emilie cuenta que un día su espalda se partía en dos, en el año 1965, teniendo que acostarse en cama durante tres meses. Allí recibió ayuda de cuidadores informales, sus vecinos.

La Vejez: marcas del tiempo en la piel

Recuerda el encuentro que tuvo con la foto de la cara de una mujer de muchos años, su propio retrato, lo dice como si se viera desde afuera. Pareciera que hacer una autobiografía permite separarse, es decir, verse desde afuera y visualizar el lugar en dónde uno estuvo o está. Relata que se agrandaron las arrugas en el rostro "arrugas...en las mejillas, en la frente, en los párpados!, parecían una tela de araña tejida a los apurones. Esa vieja era yo!, pensé, qué vieja, que terriblemente vieja!...comprendía que cada arruga era como un renglón en el libro de mi vida y que no sólo el tiempo había sido su autor".Pienso, que seguramente se habrá referido a los acontecimientos externos vividos, pero advierto que no excluye el paso del tiempo. En cuánto a los acontecimientos somáticos, al enfermar de úlcera, se pregunta "¿será esto la vejez,...saber que ya nunca más se ha de ser la de antes?".Frente a ésta pregunta se me ocurre una respuesta: que la vejez implica continuidad, envejecemos como vivimos, no hay ruptura biográfica en ese sentido, por lo cuál ,cuando hay predisposición somática, y ya se desencadenaron perturbaciones en dicho ámbito (el soma), cabe la posibilidad de que, durante la vejez, con el concomitante y normal deterioro del mismo , retornen viejas dolencias.

En el año 1995, decía que sentía urgencia en llegar a estar presente en ciertos sucesos que tenía por vivir, por entonces era ya un hábito rechazar la idea de que el tiempo pueda sobrar. Frente a la pregunta de una periodista sobre los planes que tenía, le respondió "Los jóvenes no deben morir, pero los viejos tienen que morir..." "No tiene ningún sentido hacer planes a los 87 años. El día de mañana es siempre inseguro cuando se llega a una edad como la mía".

Así, su vida parece oscilar entre aceptar la finitud y /o padecer el sufrimiento del soma enfermo, que indica lo que no pudo ser tramitado simbólicamente.

Por último, me pregunto por qué quiso volver a su país natal para morir allí, en dónde nació?.Quizás me lo pregunto porque vivió en Argentina durante 50 años. Más allá de la singularidad de cada sujeto, pienso en una ley general, la de volver o regresar.¿no suele ocurrir que durante el último tramo de la vida, frecuentemente, muchos quieran volver a la casa de la infancia? No es solamente el recordar y el incremento de la interioridad, sino también el hecho de concretar un encuentro. No tengo una respuesta, pero recuerdo en éstos momentos, conceptos extraídos de textos de la obra de S. Freud .: quien afirma que en el estado del sueño, los pensamientos que ven negado su acceso a la motilidad, regresan hasta el sistema percepción. Y aunque aquí se refiera al concepto de regresión tópica , y éste no se refiera al significado o el sentido del último deseo antes de morir, sino que intenta explicar el mecanismo del sueño, me ayudó a pensar uno de los últimos capítulos del libro, que justamente se llama "Sueño con Alt Moletein";allí dice:"Era como si pudiera regresar al sitio donde todo había comenzado .En ese lugar perdido para siempre estaban las semillas de la felicidad o la desgracia...Y yo podía elegir de nuevo".

Notas

1-Oskar Schindler es el hombre que confeccionó la lista por la cuál más de 1300 judíos lograron salvarse del genocidio nazi, durante la segunda guerra mundial.

2-Schindler, Emilie.Memorias.Ed.Planeta.1996.

3-José Fishbein.

BIBLIOGRAFÍA:

-Aulagnier, Piera.La violencia de la interpretación.Ed.Amorrortu.Bs.As.1988

-Freud, Sigmund . (1900) La interpretación de los sueños. Amorrortu.1979.T. IV y V.

-Bekei, Marta (Compiladora).Lecturas de lo psicosomático.Lugar editorial.1996

-Liberman.La comunicación en terapéutica psicoanalítica.Ed.Eudeba.1962.

-Salvarezza, Leopoldo (compilador).El envejecimiento.Psiquis, poder y tiempo.Eudeba.2001.

-Schindler, Emilie.Memorias.Ed.Planeta.1996.

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