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Número 13 - Octubre 2003

Relaciones familiares: el viejo y la familia

Moira Casamayor

Sin lugar a dudas el papel del viejo se ha ido modificando con el paso del tiempo, no solo en lo social sino también dentro del núcleo familiar. Esto nos lleva a interrogarnos acerca de cuál es hoy su función en la familia y como se siente él con el desarrollo de la misma, ya sea que le haya sido atribuida o bien sea deseada y buscada por él en el intento de conservar un lugar en este mundo posmoderno que lo margina y aísla no solo socialmente sino también marcando un fuerte desarraigo en el ámbito familiar.

Es sabido, el viejo ha ido perdiendo su protagonismo dentro del núcleo familiar, el cual suele constituir su grupo principal de referencia y pertenencia. La familia crece y se desarrolla a través del tiempo. No es una estructura homogénea con un comportamiento estable, sino más bien por el contrario, se trata de una organización relacional muy compleja en la que varias generaciones se deben adaptar simultáneamente a diferentes cambios dentro de ciclo de vida familiar. La continuidad de la familia queda asegurada por el hecho de ser un sistema multigeneracional, pero con diferentes niveles de demanda y realización de sus miembros, lo que complica la convivencia (Espín Andrade, 2003).

No obstante, para cada viejo la importancia de su familia es ampliamente superior a la que la misma le otorga a él. Es el lugar donde busca mantener relaciones de intimidad (cada vez más difíciles y distantes) como así también el centro de referencia al cual recurre en busca de ayuda, auxilio y cooperación. El viejo conoce el papel de cada miembro de su familia y trata de hacerlo corresponder con la estructura que tiene internalizada y según la que intenta seguir actuando. En cambio, los diferentes miembros de su familia organizan su realidad social en función de sus grupos de edad, los que revisten una importancia central, en especial para las generaciones más jóvenes. Este desajuste entre expectativas y realidad constituye, según Fericgla (1992), uno de los factores más importantes en la vivencia de desarraigo y marginalidad característica de lo que este autor denomina Cultura de la Ancianidad.

Dentro de este panorama, lo importante parece ser apelar a la búsqueda de alternativas y propuestas que brinden al viejo y a sus familiares la posibilidad de mejorar su calidad de vida, sin sobrepasar limites con relación a lo que cada uno esta dispuesto a ceder y es capaz de hacer.

Los diferentes autores consultados para este trabajo, muestran que en la mayoría de los casos los derechos de los viejos son avasallados por familiares más jóvenes: hacer de lado al viejo ignorando sus opiniones y tomando decisiones por ellos por el simple hecho de considerar que estos ya no pueden hacerlo. Numerosos estudios en nuestro país, el resto de América y Europa sobre prejuicios, estereotipos y representación social negativa de la vejez indican que tendemos, en general hacia la homologación de esta con la enfermedad, la incapacidad y la desgracia. Considero que en muchos casos es esta una de las razones por las que el resto de los integrantes de la familia, haciéndose eco de esta representación que circula en torno a la vejez, obra en función de la misma y considera que el viejo ya no es capaz de realizar infinidad de actividades que realizaba previamente sin dificultad. Así, poco a poco las actividades del viejo se van reduciendo y este pasa a ser un estorbo, por el simple hecho de "no moverse al ritmo de los demás".

Tal vez un aporte interesante a la hora de abordar en el tema del lugar y función del viejo en la familia sea el hecho de informar a sus integrantes acerca de lo que el envejecer comporta, no solo desde lo físico y psíquico sino también desde lo cultural.

Parece utópico pero cambiar, al menos en parte, la visión sobre el viejo permitiría dejar de verlo como alguien que llegado a esta etapa vital pasa a formar parte irremediable y automáticamente de la población considerada dependiente de sus familiares, en particular de los mas jóvenes. Es necesario comprender el envejecimiento como un proceso dinámico, gradual, natural e inevitable, que se desarrolla en el sujeto y esta estructurado en torno al tiempo. Equivale a una etapa vital y no a un estado patológico. Por otro lado, debe considerarse también a la vejez como una construcción social en la cual cada sociedad indica cuando se es viejo y cuales son las conductas esperadas por el resto para este grupo.

Por otra parte, la multifactorialidad de dicho proceso impide la homogenización de esta población, ya que el mismo incide de manera particular en cada sujeto, por lo que se tornan también particulares las formas de intervención al momento de mejorar su calidad de vida, tanto dentro como fuera del seno familiar.

A la hora de abordar el problema dentro del ámbito familiar es posible poner el acento en lo que Mata (2003), basada en Edimberg (1987) denomina "superación de barreras", planteando que la existencia de las mismas dificultan la vida en común dentro de la familia. Una de ellas estaría constituida por "las nociones preconcebidas" acerca de los viejos, como aquellas que, como hemos dicho, declaran, bajo la forma de generalizaciones, que los viejos son rígidos, no escuchan, quieren controlar la vida de los demás, son irracionales,

Otra barrera, suele ser la "culpa", cuando como sentimiento común rige las interacciones dentro del seno familiar, relacionada íntimamente con la posibilidad de cometer errores en tanto que promueve comportamientos inadecuados del tipo de la sobreprotección.

Otra estaría relacionada con la "falta de libertad para expresar emociones " lo que afectaría la dinámica saludable de la personalidad y la familia (Mata, basada en Jourard y Tandsman, 1987) La expresión de los sentimientos provocados en la interacción familiar brinda la posibilidad de comprenderlos, fortaleciendo los vínculos.

Superadas estas barreras, puede arribarse a la "comunicación efectiva " (Mata, basada en Edimberg, 1987), en la que se proponen cuatro categorías de comunicación, las cuales involucran diferentes destrezas: a) para intercambiar información, b) para dar apoyo efectivo, c) para compartir sentimientos, y d) para la confrontación, las cuales, a su criterio, abarcarían la totalidad de interacciones que se dan en una familia.

La comunicación efectiva promueve además la creación de espacios de espera y escucha, en donde serían posibles la confianza y la comprensión de las necesidades particulares de los mayores.

Conclusiones

Parece indispensable a la hora de abordar el tema de la vejez en la familia hacer hincapié en aspectos positivos a trabajar en función de fortalecer lazos afectivos y facilitar, en la medida de lo posible, la comunicación efectiva de quienes han envejecido con el resto de los integrantes del núcleo familiar.

Llegado a este punto parece también indispensable contar con la participación y el compromiso de cada uno de los miembros integrantes de este grupo. Proponiéndose objetivos comunes serían orientados hacia el mejoramiento de la calidad de vida individual y grupal mediante intervenciones orientadas al fortalecimiento de lazos de unión basados en la comunicación y el respeto por los demás. Dentro de este proyecto se considera de interés central modificar concepciones erróneas acerca de lo que el envejecer comporta; ahondar en el conocimiento del tema permitiría mejorar los vínculos y con ello la convivencia, inevitable en muchos casos, buscada en otros. Dejar de equiparar al envejecimiento con un estado patológico físico y psíquico permitiría, por otro lado, reconocer el potencial aporte que el viejo es capaz de brindar desarrollando actividades necesarias dentro del grupo familiar, complementando o supliendo a los mas jóvenes, o fuera del mismo, dentro del mas vasto ámbito social. Retocar la imagen negativa de la vejez implicaría entender que, quien hoy es viejo, no por el mero hecho de haber sumado años en su historia sumó también, necesariamente, incompetencias e incapacidades.

Bibliografía

Encinas Reza, Jaime, E.- 2003- "El anciano y la familia"- pagina Web

Espín Andrade, Ana M.- 2003- "La familia: El mejor apoyo a la vejez"- Mujeres on line- Pagina Web - Cuba

Fericgla, Joseph M.- 1992- "Envejecer. Una antropología de la ancianidad"- Editorial Anthropos- España

Mata, Alejandrina- 2003- "Envejecimiento en familia"- Pagina web.- México

Sada, Pilar- 2003- "El valor de la ancianidad" - Pagina Web Internet: Familia y el valor de la ancianidad.

Salvarezza, L.- 1998- "La vejez: una mirada gerontológica actual"- Editorial Paidos- Buenos Aires Argentina

Walter, Graciela- 2003- "Autonomía en la vejez y derechos humanos"- Monografía presentada en el Curso virtual Educación para el Envejecimiento- Revista Tiempo- Sitio Web Psiconet.com

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