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Número 2 - Marzo 1999

Bienvenido a la Revolución Gris

Dra. Sonia Blasco

sonblasco@arnet.com.ar

Las virtudes del envejecimiento (The virtues of Ageing) es el título del reciente éxito literario en el que el ex-presidente norteamericano Jimmy Carter canta las virtudes de una etapa vital boicoteada por la sociedad. En el mundo del zapping y el ensalzamiento de éxitos jóvenes, valorar el paso del tiempo resulta la gran revolución. Gris. Plateada. Sabia. Una revolución que sostiene que cada uno tiene los años que siente. Que la edad –y la vejez-- puede ser un estado de ánimo.

Si la revolución gris prospera, los ancianos dejarán de ser descartados para encontrar un lugar en la sociedad. Su lugar. Sin intentar disfrazarse de jóvenes para ser aceptados ni avergonzarse por las marcas que el paso del tiempo deja en cada persona.

Jimmy Carter parece estar lográndolo: a los setenta y cuatro años juega tenis, anda en bicicleta, pesca, caza, esquía, escala montañas, fabrica casas de madera y…hace el amor. Y lo que es más: se atreve a publicarlo.

Hasta hace poco la creencia consolidada era que los padres solo usaban la cama para dormir. Hoy en cambio, Carter confiesa en su libro que él y su esposa nunca tuvieron una relación sexual más completa y placentera. El motivo de su mutua satisfacción: han aprendido a adaptar sus deseos recíprocos de una manera más precisa y generosa.

Los ritmos de la madurez armonizan muy bien con la satisfacción sexual femenina. El mejor conocimiento propio y del compañero pueden llevar a un descubrimiento erótico de la pareja cuando se dejan fuera los prejuicios que afirman que el sexo muere con la edad.

¿Qué piensa usted señora ex -primera dama de la Casa Blanca

Como se observa por la vida que lleva Rosalynn Carter, y lo demuestran las estadísticas, las mujeres que:

pueden mantener niveles normales de deseo sexual, placer erótico y orgasmo pleno mucho tiempo después de que el recuerdo de la última menstruación haya desaparecido de nuestra memoria.

 

El deseo sexual en la madurez:

Un sube y baja con múltiples variables

El acto sexual es complejo. Compromete en igual medida el cuerpo, la mente, las emociones, los permisos, los prejuicios...

Cada persona es estimulada de un modo especial y variable por la visión de un cuerpo sugestivo, por la confianza de un compañero de tantos años, por la caricia de zonas sensibles, por los sentimientos, por las fantasías, por la disponibilidad y por el estado de su salud.

Podemos conservar nuestra capacidad sexual toda la vida. Aunque para ello es necesario entender que la sexualidad cambia con los años. Se vuelve menos perentoria, requiere más tiempo y más caricias para llegar al clímax.

(Ver Revista Tiempo nº 1).

 

Los cambios no necesariamente significan pérdida.

Entenderlo es el primer paso para aceptar los cambios y encontrar una nuevo erotismo centrado más en el placer (recibir y dar) que en la perfomance numérica.

Tarea difícil para los varones, a partir de los cuales se ha descripto y legislado lo que es "normal" en el sexo. Fundamentalmente para ellos, la frecuencia de relaciones sexuales se confunde con el éxito.

Si persistimos en considerar la sexualidad desde el desempeño numérico, estaremos en déficit. Cantidad no significa obligadamente calidad. Y la sabiduría para reconocer y complacer los deseos de ambos, que aparece con la madurez, puede convertir un acto rutinario en un autentico encuentro de a dos.

A esta altura cada una sabe qué le gusta y cómo; solo falta que animarse a ponerlo en práctica. Como afirman las mujeres que llegan a los grupos de "Camino al orgasmo" : "Ya he complacido a todos, ahora me toca a mí." (La película Yo amo a Shirley Valentine es un hermoso relato de esta circunstancia.)

Cuestionar los prejuicios que afirman que la sexualidad debe ser de esta o de aquella manera, es un primer paso efectivo. Saber que valen tanto los juegos mutuos como la penetración, las caricias como la erección, el goce mutuo como la masturbación a solas y compartida, la literatura erótica, los videos, los masajeadores, los....

Algunas mujeres se sienten temerosas de mostrar su deseo sexual frente a un nuevo amante. Muchas se incomodan al no poder expresarse con libertad y compartir con su amante los modos de satisfacción que encuentran en la masturbación.

En la mujer, el paso de los años no afecta su sexualidad si mantiene una vida saludable y activa. En el varón, el compromiso puede ser mayor pero también depende de las condiciones generales de salud de su organismo y de su calidad de vida.

Las caminatas al aire libre, los deportes, el goce del tiempo libre, los amigos y la diversión, crean mejores condiciones y más ganas de vivir.

Cuando la salud está en déficit, el deseo sexual puede disminuir empeorando el estado anímico del enfermo. La edad afecta al cuerpo de diversas maneras, pero la salud la afecta más que nada.

Qué dicen las estadísticas acerca del deseo sexual

Aunque nuestra conducta sexual está muy influida por aspectos psicológicos y culturales, no nos equivoquemos: las hormonas siguen siendo poderosas impulsoras.

La hormona número uno relacionada al acto sexual es la testosterona.

Esta hormona hasta hace poco considerada estrictamente masculina, existe también en la mujer. Y es ella la encargada de mantener el deseo sexual tanto en los varones como en las mujeres.

Estudios recientes han demostrado que ciertas células del cerebro tienen receptores para la testosterona concentrados en las áreas involucradas en la sexualidad y en las emociones. Estos estudios demuestran que los centros de regulación sexual están determinados para reaccionar con la testosterona presente en la sangre, tanto en el varón como en la mujer.

Por ello, sin duda, la mayoría de las mujeres luego de la menopausia natural mantienen su capacidad sexual, su placer erótico y su orgasmo. Incluso algunas descubren un goce desconocido hasta entonces ya que el nivel relativo de testosterona—en relación a las otras hormonas-- aumenta disparando el deseo sexual.

Según las estadísticas, la mitad de las mujeres de 65 años -- y el 93 % de los hombres-- afirman alcanzar el orgasmo con gran frecuencia.

Buena noticia para las damas:

la testosterona se mantiene estable después de la menopausia.

La menopausia es un hecho puntual que se produce en todas las mujeres alrededor de los cincuenta años. La última menstruación es un hecho evidente. Pero, ya mucho antes, aproximadamente desde los cuarenta, comienzan los cambios hormonales. Los estrógenos y la progesterona disminuyen hasta casi desaparecer. Pero la testosterona sigue en los niveles habituales o incluso se eleva relativamente en comparación a la caída de las otras hormonas.

Sin embargo, otros cambios relacionados con la disminución de estrógenos pueden producir coitos dolorosos y como consecuencia, disminución del deseo sexual.

La disminución de estrógenos produce los conocidos calores. Pero nadie menciona los cambios genitales que pueden afectar a la sexualidad. Más que nada cuando van unidos al prejuicio y a la dificultad para consultar hasta encontrarles solución. Las mujeres que creen que pueden mantener una sexualidad activa a los 60, a los 70, a los 80, encontrarán un médico que --aunque admirado-- les recete una crema vaginal para suplir la falta de lubricación.

Cuando las mujeres se atreven a consultar—y los profesionales se interesan por la sexualidad de sus pacientes -- se lamentan que su vagina ya no se humedece cuando se sienten excitadas. Entonces dudan de su capacidad de encenderse ante los estímulos habituales. Cuando los prejuicios pueden más-- y habitualmente pueden más--, ellas encuentran en este cambio la "evidencia" de que han perdido su capacidad erótica.

Este error construido sobre el prejuicio se subsana con información. El conocimiento de que la lentificación o la ausencia de lubricación vaginal son cambios que pueden preceder a la menopausia, permite encontrar la solución para que el sexo se mantenga plenamente activo.

La testosterona, hormona vedette del deseo sexual en la menopausia

La doctora Hellen Kaplan --Jefa suprema de Centro de Sexualidad del Hospital de New York, USA-- encontró que la testosterona es la responsable de la maduración y el incremento de la sensibilidad erótica del clítoris, los pechos y los pezones femeninos. Ya sabemos que el clítoris es el órgano más sensible del genital femenino Por lo tanto, la testosterona es la vedette encargada de mantener viva la libido y la respuesta sexual.

Como el deseo sexual aumenta con la satisfacción, como la vagina se mantiene más turgente con la actividad, aquellas mujeres que tienen una vida sexual placentera conservan mejor la mucosa y los músculos vaginales. El trofismo vaginal no sólo se mantiene con la práctica sexual, ni depende exclusivamente del nivel de los estrógenos; también necesita de la testosterona.

Cuando la ovulación cesa en la menopausia, la circulación de estrógenos y progesterona declina marcadamente. En comparación, los niveles de testosterona permanecen normales. Porque los ovarios y las adrenales (esas dos poderosas glándulas que descansan encima de los riñones) continúan fabricando la bendita testosterona mucho tiempo después de la última menstruación.

Repito: la testosterona se mantiene estable después de la menopausia.

Las estadísticas acompañan estas observaciones. El Duke University Center for the Study of Aging -- para citar uno de los más importantes-- encontró que el 80 % de las parejas de más de 70 años siguen interesadas en el sexo. Y un 70 % de ellas tiene relaciones, al menos, una vez por semana.

Todas las investigaciones ponen en relevancia que la falta de salud del compañero es la causa más importante de la dificultad sexual femenina alrededor de los 60 años, debido, fundamentalmente, a la diferencia de edad de la pareja.

El célebre Informe Hite señala el descubrimiento de la potencia sexual de algunas mujeres durante el climaterio. Especialmente si pueden dedicarle a su placer atención, tiempo, alegría y diversión. En suma, los cuidados que garanticen una vida afectiva con relaciones amigables y satisfactorias.

En cuento a los hombres, en una próxima entrega me ocuparé especialmente del deseo sexual masculino.

Por eso a todos,
mujeres y hombres,
niños, adultos, ancianos,
les deseo un año 1999
con amor y sensualidad.
Y para toda la vida.
1999 Año Internacional de las Personas de Edad

Ver: "Una etapa vital. Menopausia", S. Blasco, (Edit. Paidós)

 

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