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Número 22 - Julio 2008

Lo siniestro en relación a una obra pictórica de Bandung Grien, 1510

Carmen De Grado
carmendeg2002@yahoo.com

Este trabajo fue presentado en el II Congreso Interno: Psicoanálisis de lo Siniestro, organizado por la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados que se realizara el 1, 2 y 3 de noviembre 2007 donde fui como invitada.

Las tres edades de la mujer y la muerte o Las tres edades del hombre, de Hans Baldung Grien. (1) 1510 Museo del Prado Una de una serie de alegorías sobre la vida y la muerte que pintó en su madurez. Grien es apodo porque se vestía de verde, fue discípulo de Durero.

Podemos ver esta obra como tres momentos en la vida.

En primer lugar como momentos en la vida de una misma persona y pensar, por lo tanto en el mundo interno y en lo intravincular, las relaciones entre¨ uno¨ y el ¨otro¨, o los ¨otros¨ que nos habitan.

En segundo lugar, podemos verla como representación de tres generaciones dentro de una familia: abuela, madre e hija y argumentar sobre los vínculos entre ellas.

La obra nos dice sobre lo vincular, ya sea en el mundo interno personal o lo vincular, intrafamiliar.
La muerte está liderando al grupo, yendo hacia la zona del futuro, la derecha, si consideramos el sentido de la escritura, del alfabeto germano que es el del autor. Toda secuencia gráfica que se represente será en ese sentido: en el lado izquierdo, el pasado, en el derecho, el futuro.
La muerte está, por lo tanto, dominando la escena, representada por este cuerpo humano decrépito al cual, la tercera edad, la vieja, se asemeja notablemente y de quien está cerca

Véase: la forma ceñida en que la muerte la toma del brazo, la coloración de los cuerpos, con gran semejanza entre la muerte y la vieja, la forma en que el personaje de la vieja tira hacia sí y por consiguiente hacia la muerte, la hostilidad expresada por la mirada hacia su sucesora, la mujer de mediana edad de quien parece alejarse por un gesto de intenso rechazo que comparativamente la acerca aún más a la muerte, el entrecruzamiento de las piernas de ambas. Las piernas se han fusionado de tal manera que debemos mirar cuidadosamente para determinar cuales pertenecen a la vieja y cuales a la muerte. Diríamos que las izquierdas de las dos son una réplica de la otra y están yendo exactamente para el mismo lado. La pierna derecha de la vieja, por el contrario se asemeja y se dispone en forma simétrica con la de la mujer de mediana edad que tiene más cerca

Hay también algunos símbolos que refuerzan la presencia de Tánatos: el árbol yermo de hojas, anudado y oscuro, el reloj de arena, símbolo del límite temporal de la vida, la vara quebrada en tres partes, que alude a las tres etapas de la vida, a la que tanto la pequeña bebé en el suelo como la muerte están asid as, un cielo amenazante, nuboso, un paisaje desértico. Este fondo, este paisaje, su coloración monocorde, dice de los personajes allí ubicados, es su metáfora, es representación de ellos y sus vínculos. Pareciera no haber posibilidad de dar frutos, de advenir a nuevas vibraciones de la vida. No obstante, si miramos atentamente veremos una lechuza en primer plano, en el ángulo izquierdo de la obra y lejos en el fondo un caballo con su jinete y tal vez otro animal.

En cuanto a lo vincular la obra dice del fracaso del ¨auxilio ajeno¨(2). Aquí cabe destacar el concepto de ¨desamparo¨. Todos lo humanos, por nuestra condición de nacer prematuramente, necesitamos a otro, ¨ auxilio ajeno¨. Para completar nuestro sistema nervioso central necesitamos de otro que nos acune y nos contenga, que nos permita continuar un proceso de desarrollo iniciado en la gestación y que nos convertirá en humanos, tomando alimento y ¨respirando ambiente¨ (3)

La obra nos dice, a través de estos vínculos de la escasa posibilidad de ¨vivencia de satisfacción¨. El ¨juego dialéctico de la anticipación¨ (4) de la propia vejez parece eludirse. Veamos la mirada hacia otro lado de la mujer en la mediana edad y el giro de su figura dando la espalda a la pareja que conforman la vieja y la muerte. Lo que se instala es el ¨desvalimiento como trauma¨, entendiéndolo como la imposibilidad o la dificultad de procesamiento de los estímulos internos y externos

El desvalimiento remite siempre al estado de desamparo inicial de los primeros momentos de la vida, tan bien representados en esta obra por el distanciamiento entre la bebé y ¨otro¨,¨auxilio ajeno¨, mientras que, a la vez , su pequeña mano toma la misma vara que la muerte.

Centrándonos en la mujer de mediana edad, tanto la relación con la que le precede en el camino de la vida, la vieja que está a su lado, como con la que la continúa, la beba, las posibilidades de ¨integración del desvalimiento¨ parecen nulas y lo que prevalece es la probabilidad de que la muerte irrumpa.

Siguiendo centrados en la mujer de mediana edad, veamos cómo la luz cae sobre su cuerpo, tiene un velo que la distingue, un especial tocado y belleza corporal, tal vez podamos pensar en cierta ¨vivencia de satisfacción¨ Vivencia de satisfacción que cancelaría el dolor y llevaría a la desmentida del desvalimiento. La obra nos presenta así algún indicio de que esta vivencia funcione como un organizador eficaz en la búsqueda de ¨integración¨ del desvalimiento. Sin embargo lo predominante, lo explícito en ella, refiere y describe lo que Freud denomina ¨vivencia de terror frente a algo exterior¨ que se instala en el desvalimiento como trauma.

Otra cosa distinta como proceso es la ¨integración¨ del desvalimiento, un trabajo psíquico central en la mediana edad de atemperancia de las ¨exigencias de dicha¨ de reconstrucción del pasado y de uno mismo.(5) Aludiendo a esto hay en la obra un símbolo, en la orilla izquierda inferior, es la lechuza, ¿símbolo de la sabiduría o de mal agüero?, la que puede ver donde los otros no ven. Está ubicada debajo del personaje de mediana edad y sus colores coinciden con los de su tocado. ¿Querrá el autor abrir una puerta a la esperanza con este símbolo, mostrarnos lo ¨abierto¨, lo ¨no definitivo¨, lo que está en ¨permanente transformación¨, lo ¨incierto¨ y por lo tanto ¨inquietante¨?

En Lo Siniestro (6), Freud 1919, investiga el término Unheimlich, y relata el Cuento del arenero de Hoffmann. Lo veremos en relación a la obra que vengo analizando:

¨….Unheimlich, …concepto próximo a lo espantable, angustiante, espeluznante …. hallazgo en él, de un núcleo particular que permite discernir en lo angustioso algo que además es siniestro¨.

Esta voz alemana es el antónimo de ¨ heimlich, íntimo, secreto, familiar, hogareño, doméstico, imponiéndose la deducción de que lo siniestro causa espanto precisamente porque no es conocido, familiar¨ Claro que no todo lo desconocido nos resultará espantoso o siniestro.

En su trabajo Freud se extiende sobre los distintos ejemplos ilustrativos del uso de la palabra

Llega a concluir y explicar cómo el término heimlich tiene una acepción y la contraria:

¨De esta larga cita se desprende para nosotros el hecho interesante de que la voz Heimlich posee, entre los numerosos matices de su acepción , uno en el cual coincide con su antónimo unheimlich… le corresponden dos acepciones que sin ser antagónicas están alejadas entre si: familiar, confortable, por un lado y oculto, disimulado por el otro.( Pág 2487) Cita textos en los cuales heimlich acepta la significación que habitualmente tiene unhemlich: ¨Me siento a veces como un hombre que pasea por la noche y cree en fantasmas, todo rincón me parece heimlich( siniestro)y lúgubre¨ (Klinger, Teatro, III, 298)

Pasa luego a la selección de personas, cosas, situaciones, que puedan despertar lo siniestro.

Dice de ¨un objeto sin vida que esté de alguna forma animado¨ Muy obvia en la obra de Grien es la ¨ familiaridad¨ entre los personajes representados, donde la muerte, además de cercana aparece ¨animada¨ y con fuerza de liderazgo en el grupo

En relación a la angustia de castración que Freud desarrolla por medio del Cuento de Hoffmann, ¨El arenero¨ podemos centrarnos en el velo, la única vestimenta que cubre a la mujer joven y que ella sostiene con las dos manos. La mujer vieja, como el hombre de la arena que arranca los ojos a las criaturas, es aquella que con su brazo, ya sujeto por la muerte, busca arrancar el lienzo a la más jóven. En el cuento de Hoffmann es el arenero el que luego, reemplazado por otros personajes ejecuta la sangrienta acción. Freud se extiende sobre el sentido de arrancar los ojos en relación al complejo de castración ¨la pérdida de los ojos, el miedo a quedar ciego es un sustituto frecuente de la angustia de castración¨ y aludirá a ¨la sustitución mutua entre el ojo y el miembro viril¨ ( Pág. 2491) Observando la obra de nuestro interés, es este ropaje, esa otra piel, lo que cubre el cuerpo, aquello que lo viste, lo que puede ser interpretado como aquello que hace a la imagen, a la belleza, a la forma de presentarse ante los otros y por lo tanto lo que le confiere a la mujer joven protección y reaseguro, algo que sostiene con las dos manos y de lo que parece no querer deshacerse. ¿Un equivalente del ojo o del miembro viril? Se trata sí de un objeto significativo que condiciona la relación entre ambas. La expresión de la mujer vieja es de hostilidad, la mano derecha colocada sobre el hombro de la más joven parece recordarle de su presencia allí y a través de ella de la presencia de la muerte. La lejanía respecto de la bebe acentúa aún más lo angustiante.

Así como Freud concluye que ¨el sentimiento de lo siniestro es inherente a la figura del arenero, es decir a la idea de ser privado de los ojos¨ podemos decir análogamente que el sentimiento de lo siniestro en esta pintura corresponde a la imagen de la mujer vieja que privará a la joven de su ropaje=juventud. Este efecto de lo siniestro se ve enfatizado y seguramente posibilitado por la cercanía de estas dos mujeres. Ya se trate de la misma en distintos momentos de la vida como indica el título de la obra o de madre e hija, hay entre ellas familiaridad. Aparece aquí esta doble acepción de lo siniestro, lo familiar, por un lado y lo oculto por el otro.

La posición especular entre las cabezas de la muerte y la mujer vieja y de la vieja y la joven, enfatiza la aparición del doble, el factor de ¨ la repetición ¨ y es ello lo que nos lleva a la irrupción de lo siniestro que la obra nos acerca con el ¨retorno de lo igual¨ llevado a su máxima expresión, la muerte.

Desde la perspectiva de la mujer en la mediana edad, si vemos la obra como tres momentos en la vida de una mujer, inquieta la alta probabilidad de convertirse en la otra, de que se haga realidad y se manifieste esta otra que en ella habita, su cuerpo decrépito, atrapada en los designios de la muerte. La ¨repetición¨ persiste a través de las generaciones. Es su ¨identificación¨ con la figura materna que la mira con hostilidad y la priva, o intenta privarla, de elementos que la sostienen, donde se efectiviza la ¨repetición¨ expresada respecto de su sucesora, la beba, en la distancia que es violencia y privación también. Allí están las claves de ¨repetición¨ y ¨retorno de lo igual¨ que la obra ilustra

Podríamos también situarnos en la beba, en la etapa primera del desarrollo para referir a ese tiempo inicial, de constitución del yo, donde el doble es condición de superviviencia, donde yo y el otro estamos en total fusión. Momento fundacional, inherente a la condición humana que lleva implícita la posibilidad de ¨repetición¨ y ¨retorno de lo igual¨.

Roberto Juarroz dice en su Poesía Vertical (7): ¨el amor es el tiempo del comienzo, largamente escondido detrás de los finales¨ y en sus Poemas de otredad (1965):

El otro que lleva mi nombre
ha empezado a desconocerme

Se despierta donde yo me duermo,
me duplica la persuación de estar ausente,
ocupa mi lugar como si el otro fuera yo,
me copia en las vidrieras que no amo,
me agudiza las cuencas desistidas,
desconecta los signos que nos unen
y visita sin mi, las otras versiones de la noche.

Imitando su ejemplo,
Ahora empiezo yo a desconocerme.

Tal vez no exista otra manera
de comenzar a conocernos

Tanto este poema de Juarróz como la obra de Grien juegan con la articulación entre lo real y lo fantástico, de tal manera que nos preguntamos donde comienza lo uno y lo otro. Lo siniestro penetra por allí, por el camino de ¨las cuencas desistidas¨ o en¨ la visita a otras versiones de la noche¨. En Grien irrumpe de entrada con el lugar preferencial de la muerte que insiste en lo especular entre los personajes en todos lo lugares menos donde ¨debiera¨ estar: entre la bebé y su madre, la mujer de mediana edad. El pintor los representa así, distanciándolos, rompiendo lo especular que es fundacional en nuestra condición de humanos, este momento inicial de la vida en que se gesta nuestra posibilidad de Ser, de comunicarnos, de ser con el otro, de alteridad. Enfatizado lo fantástico con la presencia ¨humanizada¨ de la muerte, lo siniestro se hace manifiesto pero no insoportable. Con la armonía de la obra se sostiene la belleza, el artista ha sabido disponer los personajes de tal forma que el enigma es lo prevalente. Nos quedaríamos indagando algo más en ella que se nos escapa, y pensamos que el símbolo de la sabiduría, ¿o ave de mal agüero?, ubicado en el rincón izquierdo de la obra no es un detalle menor.

Referencias bibliográficas

  1. Navarro Francese Historia del Arte Editorial Salvat.1994 Buenos Aires Pág 314

  2. Autores varios. III Encuentro de Otoño 2007 Psicoanálisis de / en la mediana edad. Organizado por Fundación Travesía-Universidad Maimónides. Gráfica Nueva Era, 2007.Buenos Aires. Pág 42

  3. Carballo Roff Biología y Psicoanálisis Descleé de Brouwer 1972 Bilbao Pág 456

  4. Autores varios. III Encuentro de Otoño 2007 Psicoanálisis de / en la mediana edad. Pág 60

  5. Ibid. Pág 39 a 48.

  6. Freud Sigmund Obras Completas Tomo III Biblioteca Nueva 1973 Madrid Pág 2483-2505

  7. Juarroz Roberto Poesía Vertical Antología Esencial Editorial Emece 2001 Buenos Aires Pág 41

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