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Número 26 - Agosto 2010

AntiAging o ProAging.
De la filosofía a la medicina
(presentado en el Primer Congreso Internacional de Carreras de Grado y Pregrado de Gerontologia. Univ. Maimónides)

Claudia Herscovich

Después de varios años de presentar trabajos en Congresos de Medicina Antiaging, sentí la necesidad de cambiar el prefijo "anti" por otro que diera la idea de algo que va con…., no en contra de nada. A favor del tiempo y no en contra. Fue así que comencé a pensar en compartir las experiencias de vida y problemáticas de los adultos que atraviesan la etapa de la mitad de su vida y así cree los Encuentros Proaging para compartir experiencias, miedos, angustias, búsquedas y por que no un disfrute nuevo para este momento vital.

Aunque a nadie le guste envejecer y la sociedad nos dicte la cultura de la eterna juventud, es posible otra mirada donde el paso del tiempo no sea sólo pérdida sino también ganancia y oportunidad.

Sabemos que, según las proyecciones, la proporción de personas de más de 60 años que componen la humanidad no está en disminución, sino en franco crecimiento, por lo tanto, ir pensando cómo queremos envejecer y poder reflexionar sobre el momento actual como posibilitador de una nueva mirada hacia una vejez con calidad de vida, será lo que compartiré con ustedes.

Voy a hacer un recorrido, partiendo de una figura fundamental como es el padre del psicoanálisis, que es S. Freud , con el desarrollo de las serie complementarias, siguiendo por la particular mirada de E. Erikson, con su visión sobre el ciclo vital y la identidad personal , para ir llegando a los nuevos modelos que nos trae el Siglo XX, con la mirada de una ciencia que es una filosofía especial de entender al ser humano en su evolución, que es la Antroposofía y con los avances revolucionarios como han sido los aportes de la Psiconeuroinmunoendocrinología.

Tomando a S. Freud con la formulación de las series complementarias vemos que hay tres series de causas que interaccionan, permitiendo entender el desarrollo psicológico de los seres humanos en general y en el caso de la vejez, ver las particularidades que tomará cada proceso de envejecimiento.

Una disposición "fuerte" estará en condiciones de absorver adecuadamente y sin mayor complicación las situaciones conflictivas. En tanto que en disposiciones "débiles" o debilitadas por reiterados sufrimientos, factores actuales mínimos pueden desencadenar catástrofes al constituirse en verdaderas situaciones traumáticas difíciles o imposibles de manejar.

El otro aporte que tomo y me parece muy interesante es el de E. Erikson que con su visión sobre el ciclo de la vida, la identidad personal con sus crisis y solución, muestra la evolución de la psiquis humana en relación con la sociedad y la cultura.

Describe las etapas del desarrollo, junto a los aspectos psicosociales involucrados que definen así la identidad.

Su teoría da una gran importancia al Yo y a su poder dentro de la dinámica de la personalidad.

Según Erikson, parte de este Yo es capaz de operar independientemente del Ello y del Superyo tomando a los factores sociales presentes en esta dinámica.

Dice: …" la identidad es un sentirse vivo y activo, ser uno mismo, la tensión activa y confiada y vigorizante de sostener lo que me es propio; es una afirmación que manifiesta una unidad de identidad personal y cultural"…

Para él la identidad se da como el resultado de tres procesos: biológico, psicológico y social que están en una interacción total mostrando la relatividad de cada uno ya que dependen entre sí y a esto lo llama la "fisiología del vivir."

Se habla desde este marco teórico que en la vejez las características son la integridad del yo versus la desesperación

Hay integridad si hay aceptación del ciclo de la vida y si puede defender la dignidad de su propio estilo de vida y hay desesperación si no se lograron estas virtudes y por lo tanto hay frustración, culpa, soledad, confusión de rol, tristeza.

La resolución adecuada es una sensación de satisfacción básica con la vida. El haber llegado a un momento en el que es posible mirar con el corazón sereno y descubrir el significado singular de cada experiencia del pasado, dando sentido aún a los hechos vividos con dolor.

Sobre fines del Siglo XX comienzan a tomar predominio dentro de la ciencia, las especialidades como la genética y la inmunología y se sabe cada vez más sobre una predisposición al nacer y sobre las características de las células. Se empieza a mirar hacia adentro del ser humano y los distintos sistemas como el endocrino, el neurológico, el inmunológico y el psicológico se vinculan entre sí, naciendo así la mirada integradora de la psiconeuroinmunoendocrinología.

Esta nueva ciencia será un hallazgo incalculable desde el punto de vista de la interacción del cerebro con las glándulas y de estas con las emociones y con nuestro sistema inmune.

Hay una parte del cerebro que es el hipotálamo, que es como una mini fábrica donde se fabrican los factores liberadores de las hormonas, péptidos, que se conecta con el sistema endocrino a través de la glándula pituitaria o hipófisis, que es la glándula directora de orquesta del resto de las glándulas, de allí esas sustancias pasan a la sangre y a las células.

A partir de los grandes avances de las Neurociencias se comienza a saber que cada vez que pensamos, fabricamos una sustancia química y que cada sustancia que se libera en el cerebro es un mensaje que alimenta al cuerpo físico. Este empieza a sentir y siente de acuerdo a lo que pensamos. Si nuestros pensamientos son buenos, felices fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir bien y si son pensamientos negativos, de inseguridad, fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir exactamente como pensamos.

Hay un ciclo entre el cerebro y el cuerpo. Pensamos como sentimos y sentimos como pensamos. Nuestras células están constantemente siendo modificadas por nuestros pensamientos.

Cuanto más concientes seamos del poder que tienen nuestros pensamientos en nuestra vida, más sentiremos la necesidad de cuestionarlos y transformarlos si es que nos están llevando a un modo de vida estresante.

Una depresión puede arrasar con nuestro sistema inmunológico; estar feliz por el contrario puede fortificarlo tremendamente.

El recuerdo de una situación negativa o triste libera las mismas sustancias destructivas que el stress.

¿Usted quiere saber cómo está su cuerpo hoy?

Recuerde lo que pensó y sintió ayer.

¿Quiere saber cómo estará su cuerpo mañana?

Observe sus pensamientos y emociones hoy.

Los estados mentales positivos conducen al cuerpo a liberar una hormona denominada endorfina que es la llamada hormona de la felicidad ya que produce una sensación de bienestar, de placer, alivia el dolor tanto físico como emocional.

Si pensamos concientemente que estamos estimulando la química del cerebro y potenciando sustancias saludables para nuestro cuerpo, nos daremos cuenta que nos tenemos que dar respuestas creativas que a la vez serán curativas, y si esto ocurre, nuestro cerebro empieza a crear redes neuronales nuevas. Hay circuitos nuevos, nuevas conexiones. Hay información nueva que está recibiendo el cerebro y la respuesta que dará será otra.

Es la puesta en juego de conocimientos nuevos, habilidades nuevas, maneras nuevas de mirar el mundo, las que mantienen en crecimiento a la mente y al cuerpo.

Esta es una etapa de la vida donde la adaptación a lo nuevo cobra un papel importante creando nuevas respuestas para nuevos problemas.

Es el valor de la adaptación a los cambios el otro elemento que describe la elasticidad o rigidez en este momento de la vida.

Adaptación donde se pueda permanecer abierto al cambio aceptando lo nuevo y respondiendo creativamente a él.

Ahora bien, mencioné que a lo largo del Siglo XX aparece otra concepción de mirar al ser humano y que es la Antroposofía.

.Antroposofía, del griego quiere decir: sabiduría del hombre y su creador fue el científico, filósofo y educador austríaco Rudolf Steiner que pone de manifiesto que no somos solamente un cuerpo y sus emociones sino que incluye el aspecto espiritual en la evolución del ser humano como un elemento muy importante.

Es una ciencia espiritual basada en la visión integral del ser humano.

Desde entonces, la Antroposofía se considera una filosofía cuya base está en la mirada espiritual del ser humano en el mundo, viéndolo como un todo y estableciendo un equilibrio entre sus fuerzas físicas, psicológicas y espirituales.

Desde esta mirada tomaré a Gudrun Burkhard quien es médica y fundadora de la Clínica Antroposófica "Tobías" en Sao Pablo, Brasil, que explica con mucha claridad el desarrollo vital del ser humano y dice que éste está dividido en tres grandes períodos:

En el primero, la fase de la vida se caracteriza sobre todo por el desarrollo físico. Nos ocupa la construcción de nuestro cuerpo y la maduración fisiológica de nuestros órganos. Este período abarca desde la concepción hasta los 21 años y la llamaremos fase receptora. Todo lo que nos viene dado opera en este momento.

Después atravesamos una fase intermedia, en la que maduramos sobre todo en la parte anímica. A los 21 años se hace uno "mayor de edad" y debe moldear la vida bajo su responsabilidad. Esta es la etapa de expansión donde formamos una familia, ejercemos una profesión y es una etapa orientada hacia la vida social. Se supone que vamos alcanzando nuestra madurez psíquica y nos realizamos como individuos en el mundo Esta fase alcanza hasta los 42 años.

Ahora entramos en la tercera fase que es la del desarrollo espiritual. Es el momento en el que deben hacerse visibles los frutos de nuestra vida.

Las fuerzas biológicas en esta fase van decayendo poco a poco. Sin embargo, cuanto más avanza la degeneración de nuestro cuerpo, más podrá evolucionar nuestra espiritualidad.

Ya que no sólo el ser humano es un ser biológico sino que también es un ser anímico-espiritual, dispone de grandes posibilidades de desarrollo en esta fase de la vida.

Por supuesto que también existe un desarrollo anímico en los primeros 21 años, sin embargo éste se encuentra muy ligado al cuerpo. El elemento espiritual de la personalidad comienza en esta tercera fase a brillar con una intensidad mayor.

Entonces de las tres grandes fases de la vida nos dice Burkhard que en la primera prevalece el tomar, el recibir. Es el período de preparación, del devenir del ser

.En la segunda fase existe la interacción entre el dar y el tomar. Es el período de vivir, de luchar, del ser en su condición de humano y en la tercera fase el dar ocupa el primer plano. Es el período de realización del ser.

A su vez estas fases se subdividen en otras más pequeñas que son períodos de siete años llamados septenios. Cada siete años se observan cambios esenciales en el desarrollo vital de los seres humanos.

En cada septenio, al comienzo, en el transcurso de él o hacia el final, se producen grandes transformaciones en las personas.

En el octavo septenio (56 – 63 años) o tal vez en el anterior, cursando los 50 años comenzamos a experimentar la caída de nuestro cuerpo físico y la preocupación por objetivos nuevos. Será bueno ir reconociendo nuestro mundo interior, lo esencial que hay en mi. Se deberá encontrar un nuevo ritmo acorde al cuerpo actual y a sus necesidades anímicas ya que hay un impacto al enfrentarse con la pérdida de la juventud y una conciencia mayor de las fuerzas que decrecen

Si podemos ir preparándonos, llegaremos a los septenios siguientes (63-70), (70-77), (77-84) con un desarrollo anímico-espiritual que nos permitirá vivir con la plenitud que indica esta fase de la vida, o sea desde el lugar de la realización como ser humano.

Es el momento del viejo sabio. De aquel que sabe qué hacer con lo vivido y de cómo transmitirlo.

Por lo tanto, la sabiduría en esta etapa está sostenida sobre la experiencia de toda una vida y de tener una actitud contemplativa y activa. Una escucha atenta que pueda encontrar la palabra justa o la mirada justa.

La sabiduría en esta etapa es prestar mayor atención a la voz interior teniendo una visión más abarcadora de la vida, habiendo reflexionado sobre los aciertos y errores, experiencia vivida y aprendizajes realizados

La sabiduría en esta etapa estaría dada como una fuente de poder amoroso que tiene la posibildad de encontrar el equilibrio, la recuperación de un cierto orden dentro del caos y la adaptabilidad necesaria frente a los estímulos del mundo.

La sabiduría en esta etapa es poder llegar a un estado en el que se pueda mirar con serenidad y descubrir el significado especial y único que han tenido las experiencias del pasado, dando sentido a todos los hechos vividos, aún a aquellos pleno de dolor y angustia.

Por estas razones es que me interesan los aportes que hace la antroposofía en tomar a la vejez como un período de la vida que no sea sólo involución del cuerpo, sino además evolución de lo anímico-espiritual.

Es un tiempo entonces de desarrollar una ampliación de la conciencia espiritual, una nueva creatividad y despegar de la conciencia puesta solamente en lo físico.

.La propuesta es sumar esfuerzos a partir de una visión integradora de las distintas disciplinas que permiten que hoy se viva más tiempo, lo cual no significa que se viva mejor.

Los progresos científicos en las ciencias de la salud han posibilitado aumentar la expectativa de vida que en la actualidad supera los ochenta años.

Las arrugas, presbicia y otras huellas pueden ser reparadas a partir de la ingeniería estética que permite desde el cuerpo físico acompañar esta prolongación de la vida

Einstein murió a los 76, pero con la misión cumplida y comprendió los misterios del cerebro Decía que la imaginación era más importante que el conocimiento y que nada se descubría con el hemisferio racional.

Entonces, podemos decir que:

Existen técnicas que propician la armonía y trabajan en pro de la salud y es por esto que nos encontramos cada vez más con adultos mayores que hacen Yoga, Tai-Chi permitiendo así el equilibrio de la respiración y el fluir de la energía.

Progresivamente vamos encontrando frecuentes noticias de viejos que corren maratones, trepan montañas, nadan distancias o simplemente dan muestras de su excelente funcionamiento físico.

Estos hechos sugieren que muchas de las declinaciones en algunas habilidades, se deben más a la falta de entrenamiento y al apartamiento de la actividad, que al proceso inevitable del envejecimiento.

No se trata de sumar años. No se trata de durar sino de convertirnos en protagonistas de nuestras vidas.

El secreto es enamorarse de cada día, de cada momento disfrutando el presente, y animándose a vivir. Se debe aprender a mantener no sólo el cuerpo activo sino que además es indispensable tener el cerebro activo.

La vida está hecha de diversidad. Circunstancias difíciles y maravillosas que deben integrarse en múltiples gamas de colores, de redes. Redes de inquietudes, de sueños, de esperanzas, de relaciones que nos den sentido.

Al cambiar la actitud ante la vida, cambia el cuerpo y de allí cambia todo. Restablecer la alegría, el buen humor, estar en contacto con otros desde una actitud positiva es el camino hacia la salud.

Esto nos sirve para pensar la tarea de aprender a vivir de otro modo, que tal vez signifique un reinventarse a sí mismo.

Por lo tanto y a modo de conclusión además del botiquín de los remedios, deberíamos tener a mano un Botiquín para el Alma ya que muchas veces las enfermedades expresan las preguntas sobre el sentido de la vida y la tristeza del Alma se hace cuerpo y enferma.

Voy a dar entonces un botiquín que preparé y que sugiero tener a mano.

Botiquín Para El Alma:

 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 

G. Burkhard: Tomar la Vida en Nuestras Manos. Antroposófica-2008

D. Chopra: Cuerpos sin Edad, Mentes Sin Tiempo. Editorial Norma - Colombia

E. Erikson: Identidad, Juventud y Crisis. Editorial Paidos

S. Freud: Obras Completas. Biblioteca Nueva – Madrid

L. Salvarezza: Psicogeriatría. Teoría y Clínica. Editorial Paidós

María C. Volver .Bases de Psiconeuroinmunoendocrinología

Zinberg-Kaufman: Psicología Normal de la Vejez

 

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