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Número 27 - Mayo 2011

La intervención con mayores desde los servicios sociales comunitarios:
programas de promoción de la salud

Maria Eugenia Domínguez Orozco
medorozco@hotmail.com

Resumen

En este artículo se presenta el programa de promoción de la salud para personas mayores ejecutado por los servicios sociales comunitarios en la sierra de Cádiz (España). Su estrategia de intervención múltiple a través de actividades para la mejora a nivel cognitivo, emocional y físico, han hecho que los resultados conseguidos potencien el bienestar de sus participantes y haya favorecido su calidad de vida en el entorno rural donde residen.

Para el desarrollo de los talleres se realizó una intervención y evaluación multifactorial (en memoria: cuestionario de quejas de memoria (Maroto, 1999), MMSE de Folstein y cols. (1975); en autoestima: GDS-15 de Brink y cols. (1982), cuestionario de valoración social, escala de ansiedad/depresión de Goldberg y cols. (1998). Los participantes informaron de mejorías en las quejas de memoria asi como mejoras en su nivel de autoestima a través de cambio de actitudes en percepciones de culpas atribuidas a hechos pasado o su mejor control de la ansiedad. El taller de habilidades físicas fué una herramienta no sólo para la mejora a nivel corporal sino que además se consiguió incentivar las relaciones sociales entre ellos.

 

Palabras clave: entrenamiento memoria, plasticidad cognitiva, mejora autoestima, habilidades físicas, promoción salud

 

INTRODUCCIÓN

En estos últimos años el envejecimiento y la intervención con mayores ha cobrado una relevancia extraordinaria debido fundamentalmente a las consecuencias sociopolíticas y sanitarias que ello lleva asociado. El incremento de la esperanza de vida y el llamado "milagro de la supervivencia" nos ha llevado a que contemos en nuestra sociedad con personas octogenarias. Según la evolucion de la esperanza de vida al nacer en Andalucía, la media de edad para el hombre en 1996 fue de 73,69 años y para la mujer 80,75; en el año 2006, los hombres vivían 76,38 años y las mujeres 82,52 años. Estos datos nos indican una diferencia en la longevidad en función del patrón de evolución durante esta década de 2,69 años más en los hombres y en las mujeres 1,77 (Instituto de Estadística de Andalucía: Proyección de la población de Andalucía 2006-2070), y éstas proporciones pueden ir en aumento. Los datos globales en España se decantan por el género femenino, se prevee que, en general, a partir de los 45 años aproximadamente, la población mayor sea más numerosa en mujeres (entre 45 y 65 años, el % de varones desciende respecto a las mujeres).

Estos datos nos indican que el sobreenvejecimiento y la gran longevidad de la población conllevan un aumento de las enfermedades llamadas "edad dependiente", fundamentalmente demencias. Este reto social ha llevado a que en España se haya creado la Ley 39/2006 de 14 de Diciembre, de Promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia, como soporte regulador para el bienestar de la población a la que va dirigida. Complementariamente se ha adoptado el enfoque del envejecimiento activo promovido por la OMS como forma de promoción de la salud de nuestros mayores.

La promoción de la salud y el envejecimiento activo

Dada esta situación socio-demográfica,se pretende que nuestros mayores tengan un envejecimiento en el que se optimicen las oportunidades de bienestar físico, social y psicológico con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable y libre de discapacidad, así como la calidad de vida durante el envejecimiento.

El paradigma del envejecimiento activo impulsado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) engloba en sus objetivos estas directrices generales, estableciéndose como determinantes del mismo los factores comportamentales (estilo de vida), los personales (habilidades de afrontamiento, autoeficacia y control interno, pensamiento positivo) (Fernández-Ballesteros y cols., 2005; OMS, 2002). Así pues, los/as expertos/as recomiendan que para envejecer de forma saludable debemos adoptar estilos de vida físicos saludables: hacer ejercicio físico con moderación, llevar una dieta saludable, evitar la polifarmacia y la automedicación, el tabaco y el alcohol, etc. Al igual que adoptar estilos mentales de vida saludables: realizar actividades intelectuales, descansar, tener aficiones, buscar nuevos intereses, detección precoz de la ansiedad y de la depresión, insomnio… Y no sólo estos sino además estilos de vida sociales saludables: aceptar el nuevo rol familiar-social, mantener los contactos, no aislarse, ser útil a los demás.

Por tanto, una forma de incentivar y consolidar el envejecimiento activo es a través de la promoción de la salud, definido como la capacitación de la población para aumentar el control de su propia salud y mejorarla, pudiendo materializarse con programas de intervención efectivos mediante el entrenamiento de las habilidades cognitivas, el entrenamiento en habilidades físicas (el ajuste funcional y físico previenen la enfermedad y la discapacidad), así como la puesta en marcha de programas de educación emocional (Ballesteros, 2002; Libro Blanco del Envejecimiento Activo, 2010).

 

El funcionamiento psicológico durante el envejecimiento: lo cognitivo y lo emocional

Existen diversas concepciones sobre que acontece al funcionamiento cognitivo durante el envejecimiento. Diferentes estudios de investigación han hallado que procesos como la atención sufren un declive en que la capacidad de discriminar lo que es esencial para resolver una determinada tarea (Fernández-Ballesteros, Moya, Iñiguez y Zamarrón, 1999). Baltes y Linderberger (1997) realizaron un estudio sobre deterioro de funciones cognitivas en personas entre 70 y 103 años, encontrando un declive de habilidades cognitivas como velocidad perceptiva, razonamiento, memoria, conocimiento, fluidez verbal y habilidades intelectuales. Por su parte, Park y cols. (1997) realizaron un estudio con 301 adultos entre 20 y 90 años, evidenciando que disminuía el rendimiento en la velocidad de procesamiento, memoria de trabajo y recuerdo con la edad. Ello nos indica la importancia del desarrollo de programas de intervención en estimulación de habilidades cognitivas, en general, y habilidades de memoria en particular, para las personas mayores.

Hipótesis cognitivas sobre las alteraciones de memoria que sufren los mayores son: problemas de metamemoria, déficits en la codificación semántica, problemas de recuperación deliberada de la información, recursos de procesamiento disminuidos, etc. No todas ellas encuentran base científica suficiente y no siempre se consideran otras variables asociadas al deterioro de la memoria en el envejecimiento. Algunas de estas variables (Montenegro, 1998), que pueden solaparse, han recibido poca atención, aunque es probable que tengan cierta influencia, por sí mismas o por su relación con factores más directamente implicados en el rendimiento de memoria.

En la Tabla 1, se recogen los distintos tipos de variables que influyen en las alteraciones de la memoria en los mayores. Entre las más relevantes para la ejecución cognitiva son las físicas y socio-emocionales, de ello se desprende la importancia de la puesta en marcha de programas con diferentes estrategias donde se entrenen tanto procesos cognitivos como emocionales y físicos.

Tabla 1. Variables que intervienen en las alteraciones de memoria de los mayores

Variables orgánicas Disminución del volumen neuronal en el neocórtex
  Pérdida neuronal en estructuras subcorticales
  Disminución de las conexiones dendríticas
  Aparición de ovillos neurofibrilares y placas neuríticas
  Descenso de acetilcolina y otros neurotrasmisores, etc.
Variables sociodemográficas y sanitarias Años de educación y nivel de estudios, labor profesional
  Lugar de residencia, calidad de vida, etc.
  Nivel de salud y autopercepción del mismo
Variables sociales Aislamiento social, ruptura de lazos familiares
  Estilo de vida activo (social y físico)
  Interacción social, estereotipos
  Acceso a recursos, exigencias ambientales, etc.
Variables psicológicas Personalidad
  Estado de ánimo, ansiedad, autoestima, depresión
  Motivación, Interés, Estilo atribucional
  Estilo cognitivo (flexibilidad), situaciones de estrés
  Percepción subjetiva del problema, etc.

 

Tomado de Montejo y cols. 2004

Apesar de los hallazgos y del deterioro evidente que encontramos en muchos mayores, los procesos cognitivos también se caracterizan por su plasticidad neurona y cognitiva (Calero, 2000), se ha comprobado la existencia de capacidad de reserva en la vejez para compensar o prevenir el declive. Es decir, en edades avanzadas la cognición es entrenable, este hecho abre una nueva vía de intervención siendo posible rehabilitar y prevenir el deterioro cognitivo (Calero y Navarro, 2005).

La intervención en funciones cognitivas se sustenta, entre otras, en las siguientes bases: a) Capacidad de reserva cerebral: parte del cerebro que habitualmente no está en funcionamiento, puede activarse en determinadas circunstancias. La reserva cognitiva es la capacidad cognitiva que no utilizamos o la usamos de modo poco eficiente, y que es susceptible de ser activada. b) Neuroplasticidad: posibilidades de modificación de neuronas y células gliales, como por ejemplo: el aumento de la eficacia de esas sinapsis en los procesos de aprendizaje y memoria por el desarrollo de dendritas debido al aumento de actividad (Avendaño, 1999; citado en Ballesteros, 2002). Además de cambios biológicos el entrenamiento o la estimulación de la actividad cerebral sirven también para la creación de nuevas vías de funcionamiento en el cerebro. c) Capacidad de aprendizaje en los mayores: un estudio de Glass (1996) (citado en Ballesteros, 2002) resume los factores que afectan al aprendizaje en los mayores como son la situación física general, las capacidades sensoriales, el enlentecimiento cognitivo, los cambios de actitud, la autoeficacia y los prejuicios sobre el deterioro inherente a la edad que se convierten en la profecía autocumplida.

Por tanto, a través de este programa se ha pretendido enseñar de un modo sistemático la utilización, control y conocimiento de los procesos, estrategias, técnicas y vivencias implicadas en el funcionamiento cognitivo y emocional a través de los dos talleres de mejora de memoria y autoestima. La innovación y singularidad de este programa reside precisamente en haber realizado una intervención integral como modelo de promoción de salud, donde se incluye la estrategia de mejora de la autoestima como uno de los ejes que la sustentan, considerando que uno de los pilares de la promoción del envejecimiento óptimo es el funcionamiento óptimo a nivel cognitivo y afectivo (Fernández-Ballesteros, 2006), si bien la intervención emocional en mayores tiene un abordaje escaso en la literatura.

En este sentido, y de acuerdo con Yanguas y Leturia (2006) con mayor frecuencia se está asumiendo el papel relevante de los estados afectivos que modulan procesos de adaptación como toma de decisiones, atribuciones, aprendizaje, y que por tanto, son importantes para el funcionamiento cognitivo y para la salud. Los estudios longitudinales sobre emociones han señalado que desde el punto de vista de la experiencia subjetiva, parece existir un patrón estable en los niveles de afecto positivo (Charles, Reynolds y Gatzs, 2001; citado en Yanguas y Leturia, 2006), mientras que para niveles de afecto negativo los resultados señalan un incremento en este tipo de afecto en las personas a partir de la década de los 60 años. Además, se produce un aumento de la relevancia de la información emocional en el procesamiento cognitivo, y en consecuencia, ésta se recuerda mejor.

 

La complementariedad de la intervención en habilidades físicas

La intervención en habilidades físicas a través de ejercicio supervisado y en grupo constituye una estrategia complementaria a los dos ejes planteados en este programa, descritos en el apartado anterior. Existen una serie de factores asociados a enfermedades, principalmente aquellas asociadas a su vez a complicaciones cardiovasculares, en los que el papel del ejercicio físico tiene un papel preventivo, y en consecuencia, de promoción de la salud (Alegría Ezquerra, 2002).

Entre las ventajas que se han demostrado con la práctica habitual de ejercicio físico se encuentran no sólo aquellas directamente relacionadas con factores físicos como la disminución de la hipertensión arterial, sino también, aquellas relacionadas con factores psicoemocionales como son el aumento de la sensación de bienestar, la disminución de la frecuencia de depresión, la evitación o mejora del insomnio (Ruipérez, 2000). Estas consecuencias positivas para la salud justifican claramente la inclusión de este tipo de intervención en este programa.

En consonancia con lo expuesto, este programa ha planteado tres estrategias de intervención: 1) Mejora de la Memoria, a través del entrenamiento en técnicas de memoria para mejorar la codificación, almacenamiento y recuperación de la información, y técnicas de estimulación y mantenimiento cognitivo; 2) Mejora de la Autoestima y 3) Mejora de Habilidades Físicas.

A continuación se describe la metodología empleada en el programa así como algunos resultados obtenidos y la discusión de los mismos, para finalizar con la valoración general y las propuestas de intervención futura.

 

OBJETIVO

El objetivo general de este artículo es describir a grandes rasgos el programa ejecutado desde el área de mayores de los servicios sociales comunitarios en la localidad de Espera, a través de la intervención con talleres de mejora de la memoria, autoestima y habilidades físicas. Además se ha presentado algunos resultados y valoraciones realizadas al efecto de evaluación del programa, así como la realización de propuestas de mejora para intervenciones futuras.

Cada estrategia de intervención contiene sus objetivos específicos qu e se describen a continuación en el apartado de metodología.

 

METODOLOGÍA

El experiencia de intervención psicosocial con mayores a través de este programa se ha ido desarrollando desde 2005, teniendo su inicio en la localidad rural de Villamartín perteneciente a la provincia de Cádiz (España), a través de la puesta en marcha de un taller de mejora de la memoria. Desde los servicios sociales comunitarios se ha ido ampliando la intervención a la localidad de Espera, ajustandose el programa y ampliando sus actividades en función de la demanda de los mayores y de la innovación técnica del equipo perteneciente a este área.

En este artículo se describe el programa ejecutado en la localidad de Espera durante los cursos 2006 y 2007, en el que se complementó el entrenamiento de las habilidades tanto cognitivas, afectivas y físicas, dado la gran aceptación conjunta de las estrategias de intervención planteadas y la relevancia metodológica que plantea.

Participantes

La selección de los participantes fue realizada por la trabajadora social de los Servicios Sociales a través del orden de inscripción previa en los talleres. Como criterio se utilizó la disponibilidad horaria y la motivación del/la solicitante. Los talleres tuvieron una duración de hora y media cada uno, y se fueron desarrollando desde Octubre a Junio.

Los participantes en el programa para el curso 2006 fueron 30 asistentes al taller de memoria y 29 a habilidades físicas. En la edición de 2007 se amplió al área afectiva la estrategia de intervención del programa a través del taller de mejora de autoestima. En este curso fueron 21 asistentes a memoria, 14 a autoestima y 27 a habilidades físicas. Todos los asistentes al taller de autoestima participaban al de memoria y el 74% de los mismos asistían a gimnasia, en los que el 26% sólo asistían a éste; tenían muy buena disposición para participar en las actividades.

En cuanto al perfil sociodemográfico de los asistentes, en curso 2006 la edad media fue de 68,33 años, con una edad mínima de 56 y 91 años de máxima. Es de destacar que el 83% de los participantes fueron mujeres, el sector masculino suele mostrarse muy remiso a participar en cualquier tipo de tarea que se aleje de lo esencialmente lúdico, ello informa de la falta de motivación por parte del sector masculino hacia este tipo de actividades organizadas por los Servicios Sociales del Ayuntamiento. El 66% del alumnado estaba casado, el 70% sólo sabía leer y escribir, y no habían obtenido ningún tipo de titulación escolar. Los hombres que participaron estaba jubilados y las mujeres se dedicaban a las tareas del hogar.

Para el curso 2007 la media de edad de los asistentes era de 73,3 años (siendo la mínima 63 años y la máxima 93), y en cuanto al estado civil, el 57,1% estaba casado/a, un 33,3% viudo/a y el 9,6% soltero/a. En esta edición sólo un hombre participó en los talleres, debido fundamentalmente a la existencia de actividades lúdicas en la casa hogar del pensionista que se ofertaban además de las actividades del programa, si bien al taller de gimnasia asistían un 15% de hombres.

A continuación se describen la metodología específica adaptada en cada taller, siendo ésta esencialmente importante por el carácter innovador del programa ejecutado en el medio rural.

 

Descripción de las actividades

Taller de Mejora de la Memoria

Los objetivos específicos de esta actividad fueron: a) Estimular las funciones cognitivas de los mayores participantes; y b) Compensar y disminuir los déficits mnésicos a través del entrenamiento en técnicas de mejora de la memoria.

El taller se desarrolló en primer lugar con la evaluación de los participantes utilizándose dos pruebas: a) para la valoración de la percepción subjetiva del estado de memoria se utilizó el Cuestionario de Quejas de Memoria (tomado de Maroto, 1999) y el Mini-Mental State Examination (MMSE) de Folstein y col.(1975) como prueba de cribaje cognitivo, con el objetivo de detectar posibles inicios de demencia. El criterio de elección para su administración fue la escasa dificultad de aplicación dado el corto periodo de tiempo de desarrollo del taller.

El entrenamiento de memoria utilizado fue un entrenamiento multifactorial integral, recomendado en la literatura por autores como Montejo, Montenegro y Claver (2002). En el taller se trabajaron dos áreas: a) Entrenamiento específico en técnicas de memoria para mejorar la codificación, almacenamiento y recuperación de la información (por ejemplo la técnica para mejorar el recuerdo de listas de objetos "memoria operativa": agrupación; reminiscencia). b) Ejercicios de estimulación y mantenimiento cognitivo (ejercicios de atención búsqueda de diferencias, sopas de letras, etc.; ejercicios de fluidez verbal, palabras que "empiezan por ...", palabras que "terminan en ...", hacer familias de palabras, etc.).

Concretamente las actividades que se organizaron fueron: sesiones de reminiscencia y de estimulación cognitiva general. Además del trabajo en clase se entregaba a cada participante un cuadernillo de ejercicios para casa. Para la elaboración de los ejercicios se utilizó el Programa Activemos la Mente de Peña-Casanova (1999), b) Programa de psicoestimulación preventiva de Puig (2001) y c) Manual de ejercicios prácticos de estimulación cognitiva para enfermos de Alzheimer de Fundación ACE (Tárraga y Boada, 2004); y el resto actividades específicas de entrenamiento de la memoria (Maroto, 1999; Puig, 2003).

Las sesiones fueron grupales y en cuanto a la distribución de la misma, en la primera sesión se comenzó con una exposición teórica el concepto de memoria, su funcionamiento, qué tipo de olvidos son los más frecuentes y cuales son sus causas generales. Posteriormente se realizó una presentación del propio taller y del desarrollo de las sesiones. Además, para tratar de reducir el efecto de factores emocionales como ansiedad y estrés, que influyen en la frecuencia con que se producen determinados olvidos, se optó por introducir un breve ejercicio de entrenamiento en relajación. En la última sesión se realizó una evaluación postest y se les aplicó un Cuestionario de Satisfacción sobre los contenidos y el desarrollo de los talleres. A los participantes se les entregó un certificado de aprovechamiento.

 

Taller de Mejora de la Autoestima

Los objetivos específicos de esta actividad fueron: a) Desarrollar la autoestima personal, b) Incrementar las relaciones interpersonales, y c) Favorecer el bienestar psicosocial de los participantes.

Se realizó una evaluación inicial para cribar posibles trastornos afectivos o bien algún problema en las relaciones interpersonales, para lo que se utilizaron tres instrumentos: a) la escala de depresión geriátrica GDS-15 abreviado, de Brink et al. (1982); b) la escala de ansiedad/depresión de Goldberg y cols. (1988), y c) para la valoración social se utilizó el cuestionario diseñado por la Sociedad Británica de Geriatría y el colegio de Médicos de Londres (1992) (En Ruipérez, 2004). No se realizó evaluación post-entrenamiento debido a la escasez de tiempo para la impartición del taller, aunque se tomaron datos de indicadores subjetivos y de satisfacción que se presentan en el apartado de resultados.

En este taller se trabajaron los siguientes contenidos: 1. Introducción: Qué es la autoestima, causas que la condicionan, consecuencias de una autoestima inadecuada. 2. Entrenamiento en habilidades:(a) Desarmar la crítica: los miedos; Autoacusación: la culpa. 3. Manejo de la autoestima: (a) autoevaluación precisa: lista de fortalezas y debilidades; (b) Inventario del concepto de sí mismo: nueva descripción del sí mismo. 4. Técnicas de afrontamiento: visualización, reforzamiento positivo, relajación.

 

Taller de Entrenamiento en Habilidades Físicas

Los objetivos específicos de esta actividad fueron: a) Mejorar la autonomía y la condición física e b) Incrementar la movilidad, flexibilidad y equilibrio.

Este taller se impartía con una frecuencia de dos días a la semana y una duración de hora y media por las mañanas. La clase se distribuía de la siguiente forma: los primeros 30 minutos se explicaba los objetivos de la sesión y se realizaban ejercicios de calentamiento de los diferentes grupos musculares del cuerpo. Durante los siguientes 40 minutos aproximadamente se realizaban juegos motrices y para finalizar el resto del tiempo se dedicaba a realizar ejercicios de relajación.

Los ejercicios de gimnasia realizados fueron seleccionados con una intensidad media, entre ellos se realizaron ejercicios de fortalecimiento muscular, aeróbicos, de flexibilización y de equilibrio, tal y como recomiendan García Carpio y cols. (2007).

En este taller no se realizó evaluación pretest ni postest, si bien, sería conveniente su la utilización de algún instrumento al efecto, tal y como se recomienda en el apartado de discusión, únicamente se tomaron indicadores que a continuación se detallan.

Finalizando con este apartado cabe explicar que para la valoración general del programa se utilizaron una serie de indicadores de evaluación, en concreto: 1) número de asistentes diarios (nivel de participación), 2) número de tareas realizadas, principalmente aquellas denominadas como "tareas para casa" (específico para los talleres de memoria y autoestima), y 3) nivel de satisfacción con el programa, para el cual se elaboró un Cuestionario de Satisfacción al efecto, a través del cual se pretendió obtener información a cerca de la percepción de utilidad de los talleres, la satisfacción con su desarrollo, etc.

 

RESULTADOS

Como se ha indicado en el apartado anterior, se realizó una evaluación previa sobre el estado cognitivo de los participantes. En el gráfico 1 se muestra que tan sólo el 24% de los participantes presentaba algún tipo de deterior cognitivo, de los que el 10 % obtuvieron una puntuación inferior a 17 puntos, indicativo de posible demencia, aunque este resultado hay que matizarlo ya que las personas que lo obtuvieron mostraban un déficit visual severo por lo que existían algunos ítems que no eran calificables y por tanto, habría que ampliar la evaluación o utilizar un instrumento más preciso, si bien, en este sentido a nivel cualitativo mostraban habilidades suficientes como para mantener un buen rendimiento bajo supervisión, por ello se les permitió asistir al taller, además de la alta motivación que les conducía a tener buena disposición.

En el gráfico 2 se describen el perfil cognitivo de los sujetos participantes en el taller de memoria para la edición 2007. Como podemos observar los mayores déficit encontrados se hallan en funciones como la orientación (valor máx. = 10), atención y concentración (valor máx. = 5), memoria (valor máx.= 3), si bien en praxias y lenguaje el déficit en general es más leve. Estos resultados sirvieron de directriz para la selección de ejercicios de entrenamiento en la elaboración de los cuadernillos de estimulación cognitiva que se les entregaron como tareas para casa.

Respecto a la evaluación de los olvidos cotidianos en la Tabla 2 se presentan los resultados hallados en participantes de 2006, donde se pudo elaborar un análisis comparativo. Así pues, podemos observar las medias grupales de las puntuaciones obtenidas en el pretest y en el postest, además de las diferencias de medias por cada ítem del Cuestionario de Quejas de Memoria (en Maroto, 1999). Se indica que las diferencias de medias son negativas, es decir, que la valoración subjetiva que se realizó de las quejas de memoria una vez finalizado el taller ha sido inferior que cuando se inició, y por tanto, se produjo una mejora en los olvidos cotidianos.

Es de destacar que los ítems en los que un mayor porcentaje (> 60%) de alumnos respondió que su olvido era "Con mucha frecuencia" fueron a) "Olvidar o no recordar algo que le acaban de decir", b) "No estar seguro/a de haber realizado alguna acción", c) "Equivocarse o no estar seguro/a del día que es", e d) "Ir a un sitio y no saber a qué iba allí". También cabe señalar que los ítems en los que mejor resultado se ha obtenido en el postest, dada su mayor diferencia de puntuación (> 0,50) han sido precisamente aquellos que se indicaron como olvidos "muy frecuentes".

Tabla 2. Resultados de Evaluación Pre y Postest del Cuestionario de Quejas de Memoria

  Ítems Olvidos pretest* Olvidos Postest

**

Diferencias***
1. No recordar el nombre de personas conocidas 1,20 1,00 - 0,20
2. Ver a alguien conocido y no saber de qué se le conoce 1,23 ,95 - 0.28
3. Confundir, olvidar o no estar seguro de una cita 1,07 ,90 - 0,17
4. Olvidar dónde dejó algún objeto 1,46 1,00 - 0,46
5. No recordar lo que le acaban de decir 1,58 ,95 - 0,63
6. Olvidar números de teléfono que utiliza con frecuencia ,93 ,67 - 0,26
7. Perder el hilo de la conversación 1,30 ,71 - 0,59
8. Tener una palabra en la punta de la lengua 1,50 1,00 - 0,50
9. No estar seguro de haber realizado alguna acción (¿cerré el gas, la puerta…?) 1,61 ,95 - 0,66
10. Ir a la compra y olvidar algún producto 1,47 ,86 - 0,61
11. No estar seguro de la fecha que es hoy 1,37 ,90 - 0,47
12. No recordar algo que acaba de leer 1,23 1,00 - 0,23
13. Ir a un sitio y no recordar para qué había ido allí 1,60 ,86 - 0,74
14. Olvidar o no estar seguro de haber tomado alguna medicina 1,10 ,75 - 0,45
(*): Media grupal de número olvidos estimada antes

(**): Media grupal de número olvidos estimada después

(***): Diferencia de medias.

Escala: 0 (Ningún Olvido); 1 (Pocas Veces); 2 (Con Frecuencia)

En cuando al taller de mejora de la autoestima participaron 14 personas con una edad media de 71,6 años (máx. 93 y min. 63 años) todas mujeres excepto un hombre de 93 años. En cuanto al estado civil, el 64,3% estaban casadas, 21,4% viudas, 14,3% soltera. En el gráfico 3 se ofrecen los resultados hallados respecto al cribaje en su estado socioafectivo. Se presentan los datos en términos generales de la Escala de depresión geriátrica, donde podemos ver que el 43% presentaba sintomatología depresiva de carácter leve.

Los resultados de la valoración social realizada se muestran en el gráfico 4, presentándose las respuestas de tres ítems de la subescala "Recursos y actividad" del cuestionario social antes indicado, debido a que éstos ítems son los mejores indicadores cualitativos de un posible problema en las relaciones y/o habilidades interpersonales, y que por tanto, podría afectar a la autoestima personal. En concreto, los ítems utilizados fueron: a) ¿Realiza algún tipo de actividad recreativa, cultural?; b) ¿Tiene contactos con familiares, amigos, vecinos?; c) ¿Pertenece a algún club de ancianos, asociación religiosa, etc.?.

Respecto a la realización de actividades sociales el 78,6% respondió que sí las realizaba, además, ese mismo porcentaje indicó que mantenía un contacto bastante frecuente con familiares, amigos y/o vecinos. En lo referente a la participación social el 42,9% informó que pertenecía al club del hogar del pensionista.

El análisis de los resultados de la escala de Ansiedad-Depresión de Goldberg (1989) desprenden que el 68% de los usuarios presentaban síntomas de ansiedad y el 31% informaban presentar sintomatología depresiva. Ello nos revelaba la importancia de la práctica de la relajación como técnica de intervención que había que utilizar de forma transversal en los diferentes talleres.

DISCUSIÓN

El gran éxito logrado en la edición de este programa se debe fundamentalmente a la estrategia de intervención que caracteriza al mismo, así se ha visto reflejado en los cuestionarios de satisfacción, en los que las actividades han sido valoradas muy positivamente, así como su contenido y su utilidad. Sin embargo, la duración de los mismos ha sido objeto de crítica, si bien su brevedad responde a las posibilidades de financiación del programa, limitándose la ejecución del mismo a periodos cortos de tiempo. Una revisión de la literatura científica indica que el periodo de duración óptimo para los programas de estimulación cognitiva deberían ser de entre nueve meses y un año, además de realizar continuas sesiones de seguimiento (Oswald y Rupprecht, 1996, citado en Ballesteros 2004; Montejo, 1998; Puig, 2000, 2003).

De acuerdo con Montejo (1998), además de la cuestión clave sobre el tiempo de duración del entrenamiento, esencialmente en memoria, sería necesario investigar cuál o cuáles son los métodos más eficaces para conseguir mejores resultados, qué estrategias hay que utilizar en el entrenamiento, ya que la mayoría utilizan la formación de imágenes y la codificación (ya sea como asociación, elaboración verbal, categorización ...). Hasta ahora se ha prestado atención a las estrategias y procesos de las fases de registro (atención y percepción) y retención (visualización, elaboración...) pero poco a las de recuerdo (búsqueda de claves, búsqueda de referencias visuales, verbales, espaciales y otras). Para ello, se debería realizar una evaluación pre-tratamiento específica sobre trastornos de memoria. Además, aunque por el desarrollo de los talleres hemos contado con la posibilidad de presentar los resultados de técnicas y tareas realizadas, ello sería objeto de interés para otro artículo dada la extensión de este, donde nos hemos limitado fundamentalmente a discutir a cerca de los logros generales de la estrategia pautada en la intervención realizada.

En general, la valoración que se ha realizado de los talleres de memoria han arrojado resultados positivos que evidencian la reversibilidad, modificabilidad o plasticidad del funcionamiento cognitivo (Fernández-Ballesteros y cols., 1999). En particul ar, a tenor de los resultados obtenidos, el diseño del taller de memoria del programa ha resultado ser una herramienta efectiva para su entrenamiento, como avalan los resultados logrados en la evaluación pretest-postest del cuestionario de quejas de memoria.

Las quejas de memoria son consideradas como una de las quejas más frecuentes durante el envejecimiento Cortés y Estrada (2000). Éstas quejas mnésicas son más frecuentes en eventos relacionados con las actividades de la vida diaria como perder las llaves o las gafas, olvidar tomar la medicación, a medio camino no recordar qué se iba a hacer en un lugar determinado, olvidarse de apagar el gas, de sacar la ropa de la lavadora… Asimismo, los mayores suelen tener dificultades para recordar información nueva, por ello suelen dejar de hacer ciertas compras y olvidan el nombre de una persona presentada… también son más propensas a padecer interferencias (Puig, 2003).

El método multifactorial combinando sesiones de estimulación cognitiva, junto a entrenamiento de técnicas especificas de memoria parece la mejor opción cuando se realiza un entrenamiento en mayores cuyos problemas y déficits se encuentran a varios niveles o sufren alteración en varios factores cognitivos, y les preocupan los olvidos cotidianos como seguir una conversación (Montenegro y cols., 1998).

Los problemas de memoria pueden deberse a factores de riesgo como tener una salud frágil, tener una educación pobre, condiciones psicológicas como atribuciones indebidas, déficit motivacionales (no estar interesado por la información a recordar)(Thomas, 2000), o afectivos (como la depresión o ansiedad) y, más aún, falta de estimulación (Puig, 2000), por ello se hace necesario que este tipo de actividades sean más frecuentes sobre todo combinando el entrenamiento múltiple con habilidades emocionales y físicas.

Por tanto, se hace necesario que se promocionen las actividades de educación emocional en mayores. Bisquerra (2000) define la educación emocional como un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo. Para ello se propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones con objeto de capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que plantean en la vida cotidiana. A pesar de su escasez, estas actividades contribuyen a paliar los efectos del envejecimiento ofreciendo a la persona la posibilidad de descubrir nuevas formas de adaptación a situaciones vitales que acontecen en el envejecimiento, contribuyendo a su bienestar personal y social, entre otras ventajas.

Yanguas y Leturia (2006) al tratar de desarrollar la idea sobre la necesidad de intervención en emociones, propusieron una serie de ideas de las que conciben que es necesario profundizar en su intervención como por ejemplo en conceptos como vulnerabilidad y control, soledad y aislamiento, estrategias adaptativas a nivel psicoafectivo, etc. En la actualidad se cuenta con intervenciones comportamentales dirigidas a problemas emocionales como la depresión y la ansiedad, no en temas específicos como la mejora de la autoestima. En el taller, los participantes mostraron un buen agrado y aceptación sobre la temática que se decidió incluir como por ejemplo temas negativos a trabajar sobre la preocupación por problemas físicos y el cambio en la apariencia física, los pensamientos negativos acerca del pasado, pérdida de roles sociales, etc.

Por último, otras cuestiones relevantes para futuras intervenciones es profundizar en la valoración del mantenimiento de los resultados y su generalización a la vida cotidiana, y qué condiciones hacen posible este mantenimiento; incorporar una evaluación postest para el taller de autoestima, así como incorporar la utilización de una valoración física, como por ejemplo utilizando la escala de valoración del equilibrio y la marcha de Tinetti.

 

CONCLUSIONES

Como conclusión general más significativa comentar la necesidad de potenciar este tipo de programas desde las entidades públicas y privadas implicadas en la intervención con y para los mayores. Su efectividad y aceptación la hacen asumibles como estrategias que aportan beneficios a nivel de bienestar psicológico y social, y que por tanto, contribuyen a incrementar las cuotas en términos de calidad de vida en las personas mayores.

AGRADECIMIENTOS

Este programa ha sido financiado por la Diputación provincial de Cádiz. Agradezco la participación activa de los mayores usuarios así como los técnicos del área de servicios sociales del Ayuntamiento de Espera.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Para citar este artículo:

Domínguez Orozco, M. E. (2010). La intervención con mayores desde los servicios sociales comunitarios: programas de promoción de la salud. Revista Tiempo, portal de la Psicogerontología Nº27; ISSN 1668-3935 <<www.psicomundo.com/tiempo/tiempo27.htm>>

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