PsicoMundo Argentina - Canal informativo
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Hospital de Emergencias Psiquiátricas Torcuato de Alvear
Consultorios Externos (tarde)

-Ciclo de Conferencias-
"El Psicoanálisis, hoy"

Conferencia:
"Espacio y tiempo en el análisis"
Alberto Marchilli

Hoy contamos con la presencia de Alberto Marchilli

Una paciente me contaba un sueño, en ese sueño, ella estaba encerrada en un cajón, que tenía una ventanita, la familia la veía, y le decía estás bien, ahí estás bien. Ella sabía que ahí se iba a morir, que no iba a poder salir nunca de ese lugar. A medida que se iba dando cuenta de esto, estaba, yo diría, o en los términos de ella, se angustiaba. El sueño terminaba ahí.

Había otra parte que es importante, que ella lograba escaparse y corría por la calle Rivadavia en Flores.

En la medida que asocia, me cuenta que la Av. Rivadavia en Flores es un lugar al cual ella iba cuando vivía en Mataderos y después me cuenta que la hermana había vuelto por allí y le decía; "está muy distinto, está muy muerto".

El abuelo de esta paciente había muerto hacia dos meses.

Después, cuando estaba asociando, me cuenta otro sueño. En este otro sueño una amiga de ella, le decía: "mi abuelo para mí es el hombre de mi vida", decía, pero como hombre no como abuelo, y ella estaba muy asombrada de lo que le decía la amiga. Yo jamás podría pensar así de mi abuelo, comentaba.

Lo cierto es que entre las flores, el matadero y él está muy muerto, se ve que estaba en el cajón con el abuelo.

Ella decía que el abuelo era alguien que, pese a la edad de ella, muy joven, todavía era capaz de agarrarla de la cabeza para cruzar la calle y decirle nena tené cuidado. Era un hombre grandote y fuerte, cuyo amor para ella era fundamental.

Otra paciente, que consulta después de varios intentos, todos fallidos, de terapias, en las cuales había tratado de solucionar su agorafobia, me contaba que cuando era chica se masturbaba pero de una manera que ella consideraba que no era voluntaria. Una voz le decía, pajeate, pajeate, pajeate. Y ella tenía que hacerlo.

 

Ustedes recordaran que Freud, cuando habla de la masturbación, describe tres tiempos de la masturbación, el primero de los cuales aparece por los cuidados de la madre, dice Freud, y esta masturbación transcurre de manera automática y libre de representaciones, vale decir, no hay ninguna representación para el sujeto, simplemente un acto compulsivo al cual no puede sustraerse.

El segundo tiempo de la masturbación, es cuando, en plena fase fálica, el sujeto puede, dice Freud, ligar la masturbación en la fantasía. Esto es, enmarcar ese acto compulsivo, inducido por el Otro, en una escena.

Después vamos a ver por qué les cuento esto, y podemos ver otros ejemplos, no al modo de ilustración de algo, sino en todo caso para provocar alguna pregunta, alguna reflexión, que no sea del orden de lo obsceno, o de la supervisión grupal, sino para pensar algunas cosas.

El tiempo y el espacio en el análisis. Vamos a partir de esto, es algo muy sencillo si tienen alguna idea.

Lacan sitúa todo el problema de la repetición, en relación a algo que él llamó en su momento, la esencia del significante.

La esencia del significante es que es diferencia. Y no sólo que es diferencia respecto de otros significantes, esto se puede decir que lo decía Saussure, al menos hablando del signo decía Saussure, un signo es lo que no son los otros. Lacan decía por supuesto, un significante es, lo que no son los otros.

Pero no solo decía esto sino algo que él incluso llegó a llamar "axioma de especificación ", que el significante, es diferente de sí mismo. Vale decir que, si vuelve a aparecer, aparece como diferencia.

Se puede indicar al pasar, la facilitación que esto otorga para leer el Proyecto 2 de Freud, en tanto, la imposibilidad de encontrar la identidad de percepción se puede ligar justamente a que, recorrer la misma vía una y otra vez, no es recorrer lo mismo, sino hacer una diferencia.

Esta diferencia implica siempre un desencuentro, no hay identidad de percepción. Y este desencuentro implica chocar con el obstáculo de la pérdida de un objeto, que es lo único que es lo mismo en la repetición.

Freud sostiene después que, en tanto la repetición de esta insistencia supone siempre una perdida de la identidad de percepción, es necesario el pensamiento.

Y el pensamiento consiste en crear identidades, donde solo hay diferencias, esto es, forzar una identidad entre una representación y otra dice Freud, podríamos decir, entre un significante y otro, para considerar que se ha encontrado lo que se quería encontrar.

De manera tal que, identidad de pensamiento mediante, es posible reconocer algo percibido como idéntico a lo que el pensamiento propuso como idéntico.

Lo cierto es que, en esta diferencia significante, se trata de cortes y no de duraciones, puesto que, cada vuelta de un significante es un corte respecto del anterior.

Mientras que, en la identidad de pensamiento, proceso secundario, esto que es apto para llegar a la conciencia, hay una identidad que permanece.

Cuando uno se pregunta por el significado, y encuentra que Saussure lo definía como concepto, y que este concepto que era el significado implicaba una universalidad, se da cuenta que, para que haya algo universal, es necesario que todos los ejemplares sean considerados como teniendo algo en común. Es decir, que un conjunto de significantes se puedan suponer idénticos. Esto es Psicología de las Masas. 3

Si hay un ideal, todos los hijos son idénticos en un rasgo a ese ideal. Por ejemplo acá, hay algunos que somos hinchas de Boca, eso, créanme, es mucho más que un ideal. Acá hay alguien que alguna vez me decía que eso es genético, no es un ideal. Pero en fin, como habrá hinchas de River o de Independiente lo podrán entender.

Algo más respecto a esto, es que esta insistencia del significante supone algo que lo cause, y este algo que lo cause, en principio y para ser esquemáticos, vamos a decir, es la voz, en tanto la voz insiste siempre en lo que se dice.

Pero tenemos que decir algo más. Que estamos hablando de la voz como objeto a, de la voz como llamado del Otro, de una voz que a veces se oye, y esto es una alucinación, pero que muchas veces, muy insidiosamente grita sin hacerse oír por los oídos. Me refiero al superyó y pienso en esto cuando esta paciente, no alucinaba pero suponía una voz que le decía, "¡pajeate, pajeate!".

Quiero decir con esto, que esta ruptura que implica el significante, implica un tiempo de cortes, mientras que la identidad, la identidad lograda mediante el proceso secundario, implica algo de otro orden que es la duración.

Un concepto supone que una idea al menos, dura un cierto tiempo.

Por otro lado ustedes saben que gran parte de nuestra vida la malgastamos, queriendo ser idénticos a nosotros mismos. Y no sólo esto, que todo permanezca idéntico.

Hay un libro muy lindo de Franco Rella, que se llama El Silencio y las palabras, 4 que comenta un artículo de Freud, Lo Perecedero, (creo que en Amorrortu es La Transitoriedad.)

En este artículo Freud comenta que estaba de viaje, con un poeta y un compañero silencioso y que en este viaje, el poeta no podía soportar lo efímero de la belleza y por lo tanto, no la podía disfrutar. Es decir, había bellos paisajes, y como todo era efímero, estaban, además muy cerca de la guerra, de la Primera, decía que no podía disfrutarlo.

Freud decía que la condición para poder disfrutar de algo, tal vez sea, considerar que es transitorio.

El otro personaje, que resulta en la interpretación que hace Rella, ser Lou Andrea Salomé, representa en verdad el eterno femenino.

Volviendo a la idea de duración, esta es imprescindible por ejemplo para que alguien pueda considerarse sí mismo, para que pueda pensar, "este soy yo".

Quiero decir que el narcisismo, el estadio del espejo, la identificación- ese nuevo acto psíquico que dice Freud, necesario para formar el yo, por algo es el umbral al mundo de los objetos, puesto que siendo el primer objeto que se le ofrece al sujeto, el objeto en el cual el sujeto se identifica, se reconoce, y pueda decir este soy yo- es necesario que permanezca.

Cuando pensamos en las fantasías, aún cuando lo tomemos muy así de costado y rápidamente, piensen si lo que dice Freud cuando dice que esos niños que se masturban compulsivamente, esto es todos los niños según Freud, sin tener dominio sobre eso, siendo algo que se les impone y que implica falta de representación, cuando lo ligan en la fantasía, en la fase fálica, lo que logran es enmarcarse ellos, como diciendo "soy yo quien se masturba", algo que mi paciente, obviamente, no podía decir siendo ya más grande.

Hay un capítulo de Kant, no un capítulo literal, quiero decir una parte, algo de lo que se ocupa, que es la estética trascendental. Esto consiste en lo siguiente: las cosas, las cosas en sí, o el noumeno, son inaccesibles por medio de las sensaciones.

Quiere decir que lo que tenemos de las cosas es algo mediado por los sentidos y a esto Kant lo llamaba fenómeno.

Pues bien, si el fenómeno implicaba una experiencia sensible, sin embargo decía Kant, toda esta experiencia se da enmarcada en algo que está a priori. Estos a priori de la sensibilidad, son el espacio y el tiempo.

Vale decir que ningún fenómeno percibido deja de ser ubicado en este gran marco que es el espacio y el tiempo.

En el Seminario de La Angustia, 5 Lacan se pregunta cuál es nuestra estética trascendental. Si alguno no ha transcurrido por estos temas, no se confunda, hablado de estética, Kant no habla de arte. Estética tiene que ver con lo que afecta a nuestros sentidos.

Y Lacan lo que va a decir, es que, por supuesto Kant se equivoca, porque supone que espacio y tiempo son categorías a priori de la sensibilidad, mientras que, lo que el psicoanálisis descubre, es que espacio y tiempo implican una construcción que más o menos podríamos decir, se da de este modo.

Voy a dar un pequeño salto, espero que puedan seguirme. Lacan hacía una analogía entre la fantasía, el fantasma y el cuadro, el cuadro en el sentido pictórico. Pero lo hacía sabiendo que los pintores renacentistas que se ocuparon de la perspectiva, descubrieron la geometría proyectiva mucho tiempo antes que los matemáticos. Esto no es una idea de Lacan ni mucho menos de los renacentistas que no tenían ni idea de que la matemática iba a llegar a la geometría proyectiva, sino que es algo dicho y reconocido por los matemáticos.

Había un pintor, tal vez el teórico más deslumbrante de la perspectiva, en es época que se llamaba León Batista Alberti, que hizo un modelo que le permitía situar desde el cuadro, y por una cuestión geométrica, al ojo que ve.

En el cuadro hay una línea de horizonte, no estamos pensando en un horizonte real, no hace falta ver el horizonte en la tierra, sino que es supuesto siempre en una pintura renacentista.

En el horizonte, hay un punto. Lo vamos a llamar F porque es el punto de fuga, es el punto al cual tienden las líneas paralelas. Más o menos desde la escuela, uno aprendió que si dibujara un camino que va para allá, los bordes del camino parece que se juntan. Obviamente no se juntan nunca, pero en el cuadro sí; esto sería el punto de fuga.

Y luego, Alberti situaba, imaginando una prolongación del horizonte, otro punto, que era llamado, punto D, punto distancia.

Este punto distancia daba la medida exacta en la que el ojo se situaba para ver ese cuadro. No el ojo del que va a ver el cuadro, puesto que uno puede elegir ponerse más lejos o más cerca, pero lo que daba es la medida de la distancia desde la que había sido visto para el que lo pinta. Es decir, lo que está pintado en el cuadro se ve como si el ojo que lo vio estaba a tal distancia de lo visto.

Bueno, esto se hacía por una construcción bastante simple. Se unían el punto de fuga con los ángulos de la línea de base del cuadro donde esta se une a los lados del marco. Es decir, que va al aspecto más material del cuadro, que es el marco, y se hacían unas series de paralelas desde la base hasta el horizonte, que iban disminuyendo geométricamente. Si primero divido esto por la mitad, después la mitad de la mitad, y a medida que me acerco a la línea de horizonte, cada vez más chiquito.

Esto quiere decir, que un hombre que estuviera con este tamaño, el de abajo, el más grande, aparecería como estando muy cerca, mientras que si tiene la medida de estas dos últimas paralelas, las más cercanas al horizonte, es porque está muy lejos, y esto permite tener una proporción exacta de las distancias.

Vieron cuando se venden esos cuadros sin perspectiva, por ejemplo, con un árbol lejos y un tipo cerca y el árbol es más grande que el tipo, bueno, con este simple procedimiento esto se evitaba.

Entonces, una línea trazada desde el ángulo opuesto al que hice la prolongación de la línea de horizonte, pasando por estos puntos, por los puntos donde se cruzaban esas líneas, le daba el punto distancia, que podía estar adentro del cuadro, o afuera del cuadro, no tiene importancia. Cuanto más lejos está es porque está visto de más lejos.

Créanme que esto puede llegar a ser muy interesante, no importa si lo entienden todo o no, lo importante es que les quede la idea porque van a ver algo muy simple.

¿Qué es lo que va a decir Lacan? Si la línea de horizonte se extendiera hacia el infinito, si el cuadro se extendiera hacia el infinito, uno podría pensar, voy a hacer un cuadro que va a pintar toda la superficie de la tierra, entonces lo sigo, lo sigo, lo sigo. Pues no, no llegaría nunca al infinito porque daría la vuelta a la tierra y se uniría del otro lado.

Llegar al infinito implica un plano de un orden distinto al plano de la realidad, o sea el plano teórico, matemático que se extiende hasta el infinito.

Si el cuadro se extendiera hasta el infinito la línea de horizonte y la línea de base, se encontrarían en el infinito. Esto es el principio elemental de la geometría proyectiva.

Las paralelas no se encuentran el en espacio euclidiano pero en el espacio de la geometría proyectiva, se encuentran en el infinito. Esto, por ahora me lo creen o se van.

Este punto infinito, Lacan lo va a llamar, el punto de la mirada. Es decir, que una mirada que se situara acá, estaría a una distancia infinita. Si esto lo trajéramos al mundo real de tres dimensiones sería imposible de resolver, pero da lugar a una superficie topológica.

Pero acá lo que quiero situar es esto, esta mirada, que estaría situada en el punto de infinito, obviamente, no puede existir. No puede existir, siempre que haya un marco.

Pues bien, si hay marcos y hay límites, el marco implica que siendo algo limitado, todo lo que allí ocurra es euclidiano, es decir, no puedo hacer paralelas que se corten en el infinito dentro de un marco. Luego, Lacan dice que lo que propone Alberti supone la función del marco como límite que encuadra algo y deja afuera a este infinito.

De este modo, el ojo se situará dentro de un espacio medible, hasta una distancia medible que era el punto distancia.

Teniendo límites el cuadro, el ojo se va a situar a una distancia, para ver el cuadro, es lo que había descubierto Alberti, pero inversamente, va a haber algo que ese ojo habrá perdido, que es esta imposibilidad de una mirada infinita.

Dicho de otro modo, lo que Lacan quiere mostrar, es que un ojo que ve limitadamente, siempre en lo que ve ha perdido algo y lo que ha perdido es esa mirada, que los teólogos le adjudican a Dios, pero que yo diría, a Dios gracias, tampoco puede ser posible porque desde el infinito no se vería nada.

No quiero hacer una Profesión de ateísmo, simplemente quiero decir que esa mirada infinita es lo que hemos perdido cada vez que abrimos los ojos.

De este modo, Lacan va a situar a la mirada como el objeto perdido cuando el deseo se juega en el campo visual. Podríamos, si quieren, hacerlo muy sencillo y decir, quisiéramos ver más de lo que vemos.

Que queramos ver más de lo que vemos implica que en lo que vemos hay algo que falta. Pero lo que falta lo hemos perdido nosotros, es esa mirada.

Dicho de otra manera, podemos decir que una vez enmarcado, aquello que queda fuera de la escena, que es la mirada infinita, se traduce en términos de algo que falta en la escena misma, es decir que en lo que veo hay algo que no puedo ver, es una mirada perdida.

Acá termino el paréntesis más difícil de todo lo que tengo que decir. Si no lo entendieron muy bien, después lo podemos comentar pero no se desvelen ni se preocupen, aspiro a ser más claro.

Lo que quería decir con esto es nada más que lo siguiente, que es por efecto del marco que algo se ha encuadrado, que algo se ha perdido y que se ha fundado un espacio. El espacio que se ha fundado es el del cuadro y es un espacio visible.

Pues bien, Lacan va a decir, que el primer punto, el del infinito, es el punto de donde viene el sujeto. Podríamos decir un punto en el cual el sujeto está definido por un solo significante.

Por un solo significante querría decir lo siguiente: si hay un solo significante y un significante se significa articulándose con otros, un significante solo no es que no tiene ningún significado, es que está abierto a todos, sus posibilidades son infinitas, es como dividir por cero.

Mientras que, si un significante se articula con otro, lo que produce es algo limitado y esto es, generalmente, el espacio en el que se mueve un sujeto.

Para decirlo de otro modo, la analogía, porque como lo estoy planteando hoy no puede ser más que una analogía, la analogía sería:de ese mandato primero, ese sometimiento a una suerte de oráculo, de oscura autoridad del Otro que ha dicho primero, sería como el punto de infinito en el cual el sujeto no puede verse ni situarse, no está en ninguna escena. Está simplemente sometido al imperativo del Otro.

Si el sujeto puede encontrarse en un discurso del Otro, en lo que el Otro dice, incluso en lo que dice más allá de lo que dice, si algo de lo que dice lo representa para algún otro significante del Otro donde vallase a saber qué cosa oscura el Otro quiere del sujeto, pero que de algún modo se puede escuchar, entonces, está enmarcado.

Dicho de otra manera, inclusive, el hecho de que el ideal del yo nos permita vernos y ver el mundo, implica que es un significante para otro significante. Si hubiera uno solo, no sabríamos dónde estamos, esta sería más o menos la idea.

Lo que quería decir con esto, es que si hay algo que podríamos considerar la estética trascendental, es que nuestros sentidos, por lo menos en este ejemplo, en lo visible, nos informan y operan, siempre encuadrados y enmarcados por el significante.

Si ustedes quieren ir más lejos, podríamos decir, el hecho de que haya marco, implica que ha funcionado el Nombre del Padre, así de sencillo. Hay un límite a algo que es el infinito que ha quedado afuera.

Por otro lado, en Lacan hay una idea muy firme que es la necesidad de la topología como para dar cuenta de las superficies en las que podemos pensar a un sujeto.

Esta topología, Lacan la define de una manera curiosa, puesto que es exactamente lo contrario al sentido común, y es un problema que a los matemáticos ni se les plantearía.

Ustedes saben que la banda de Moebius tiene una doble vuelta, que para hacer esta doble vuelta habría que recortarla. Lo que uno tendería a pensar lo que llamaba el sentido común, es ¿de qué superficie corté esta banda?. Es cierto que Lacan puede decir algo parecido en algún momento, a lo que voy, que es lo más fuerte, es esto.

Es que, no es que había una superficie y recorté algo y ahora tengo una superficie topológica, sino que la superficie topológica se define por el corte.

Dicho de otra manera, el corte engendra la superficie

Como ven, estamos pensando en algo material, no es un milagro lo que propone Lacan, es simplemente que el borde, es el significante, el corte es el significante. Una repetición significante, que implica una diferencia se puede escribir como una doble vuelta que se cruza y que termina siendo el borde, por ejemplo de una banda de Moebius. La superficie que engendra es la banda pero lo que la define es el corte.

Esta idea, simplemente la traigo porque es a mí lo que me dio la pista, de que lo que Lacan está diciendo todo el tiempo es que el tiempo del significante produce, engendra el espacio.

Estábamos diciendo que alguien, sometido a los cuidados de la madre; pero no creo que haga falta el contacto empírico del cuerpo del chico- por eso les contaba el ejemplo de mi paciente- alguien sometido a los imperativos del Otro, carezca de espacio para representarse y que después encuentre el espacio cuando está en la fase fálica, el espacio de la escena en el cual se sitúa, en el cual puede imaginarse, en el cual puede verse, como siendo alguien que hace algo, esto implica que el significante estuvo primero haciendo de las suyas y que el tiempo produjo aquello que conocemos, al menos diríamos, subjetivamente, como espacio.

Esto implica por ejemplo, que Lacan no pueda explicar el narcisismo a fondo, sin tener algo que es un significante emblemático que es el Ideal del yo, que sostiene el espacio en el cual el sujeto se ve y como se ve.

Les contaba de esta chica que había soñado con la muerte del abuelo y que la enterraban con el abuelo, podríamos decir. En un momento, presa de la máxima idealización, me cuenta que el abuelo era tan fantástico, en su gusto, que lo habían contratado en una fábrica de galletitas, porque él podía probar diez bocas de damas, que son unas galletitas, y decir cuál era la verdadera. Es un buen ejemplo para hablar de histeria.

Quiero decir que sin el abuelo, ¿cómo verse? ¿Cómo saber si es una mujer o qué es una mujer, si su boca es de dama, como se dibuja, como se pinta si no es vista desde el abuelo? Y si el abuelo se fue, ¿cómo no compartir su destino, como no va a convertirse en un objeto enterrado o a enterrar, o que va a morir lentamente encerrada en ese cajón?

 

Ahora tengo otro capítulo un poquito difícil.

Ignoro por qué hoy se vuelve Kant a cada rato, pero Kant describió algo que es la ley moral de una manera muy particular.

En vez de proponer un bien, como hicieron todos los moralistas, esto es, el bien es no masturbarse, supongamos, Kant decía que la máxima que guíe mi acción, esto es, en lo particular, tiene que poder ser considerada universal.

Es decir, no partía de no hay que masturbarse porque crecen pelos en las manos, por ejemplo, sino de simplemente decir, ¿puedo masturbarme? Entonces, si digo que sí, quiere decir que este acto puede ser considerado universalmente moral, luego, no sé, cada uno definiría, pero ¿Qué pasa? Que el ejemplo es pésimo, por lo siguiente.

Porque lo que va a decir Kant, y esto es lo que define a la ley moral, es que no tiene nada que ver con el interés, la sensación o la conveniencia.

Dicho de otra manera, si yo digo, ¿debo mentir? Problema que se plantea él mismo, esto está más allá de las conveniencias o intereses que pueda tener en hacerlo.

Si voy a definir un acto como moral, tendría que decir, no, no debiera mentir, porque si esto fuera considerado universal, todo el mundo mentiría y el mundo sería un despelote, o sea, lo que es. Pero para que fuera un verdadero acto moral y la ley fuera universal, debiera ser válida en todos los casos y el bien se va a definir a posteriori y no de entrada. Es decir, en cada acto, voy a definir el bien, pero no todo acto es un acto moral porque un acto por interés no es un acto moral.

Quiero remarcar esto, la ley moral no tiene, para Kant, nada que ver con la sensibilidad.

Podríamos decir, que la ley que promueve Freud, la ley de la prohibición del incesto, la ley del deseo según Lacan, tiene enormes diferencias pero una similitud muy grande con la de Kant, y es el hecho de que no tiene nada que ver con el interés. Si fuera por el interés, ¿quién abandonaría a la madre?

La misma manera de plantear este objeto acá, como perdido, no implicaba que había sensibilidad antes, justamente la hay después cuando hay espacio, pero no la había cuando solo existía el tiempo.

Hay algo que Kant señala y es que, pese a que la ley moral nos aparta totalmente de la sensibilidad, sin embargo, produce un nuevo afecto. Ante la ley moral, dice, el sujeto se siente humillado y esto lo lleva a confinar con el dolor.

Esto es lo que hizo que Lacan escribiera un texto muy difícil pero al mismo tiempo muy divertido que se llama Kant con Sade 6, porque descubre en Sade la misma idea acerca de la ley que en Kant, pero encuentra que Sade promueve el objeto que le falta a Kant.

Es decir, que Kant quiere buscar el bien y no lo encuentra, porque todo ejemplo puede ser objetable, mientras que Sade dice, tengo derecho a gozar de tu cuerpo, puede decirme quien quiera, y esto es válido en todos los casos, luego, está fundado el sadismo, está fundado el objeto que tiene que ver con el dolor y la humillación y no con el bienestar.

Pero lo que quiero remarcar es que si la ley hizo perder la sensibilidad, la ley por otro lado, trae aparejada, otro tipo de sensibilidad.

Vamos a decirlo en estos términos, cuando decimos que el significante vía demanda, nos aparta de la necesidad, estamos diciendo que funda algo que es la pulsión, que ya no tiene que ver con el hambre, que no tiene que ver con necesidades ni con sensaciones, pero también estamos diciendo que la pulsión deja un marco en el cual podemos situar objetos y armar nuestras fantasías.

Estamos diciendo, y muchas veces sin saberlo, que la ley nos aparta de los sentidos y que la angustia, como decía Freud, es la moneda corriente por la que pueden cambiarse todos los afectos, dicho de otra manera, que el primer afecto es la angustia, que no viene de las cosas.

Si algo trataba, por lo menos, de aludir con los ejemplos que puse, después podemos discutirlos, es justamente esto, que la angustia no tiene que ver con la experiencia empírica de algo. No depende de si el colectivo se mueve mucho o poco que esta paciente que se veía compelida a masturbarse, también se angustiara viajando en colectivo.

Ahora bien, podemos decir que la ley y el significante, en tanto la ley funda el deseo, que la ley y el significante son inseparables, y podemos decir, que el espacio viene a darle al sujeto algo de sosiego, algo de calma, en el sentido no del espacio real, sino en el espacio imaginario, del espacio del yo, del espacio de las fantasías, el espacio en el cual podemos enmarcarnos, vernos, reconocernos, reconocer un objeto, imaginar que podemos ejercitar de algún modo nuestro deseo.

La etimología de la palabra espacio es de lo más interesante. En el Corominas pueden encontrar que la palabra espacio deriva del latín, spatium, que quiere decir, campo para correr; que en la Edad Media, predominaron las acepciones secundarias, sosiego y consuelo, es decir, la palabra espacio en castellano, quería decir sosiego o consuelo; que las derivadas como espaciar, quiso decir, aliviar el dolor, alegrar, divertirse, andar habiendo placer. Esto es, ni más ni menos, que la función del espacio.

Espacioso, quiso decir en una época, silencioso y sereno. Podríamos decir, en el espacio, la voz del imperativo se calma. Nosotros sabemos donde estamos, podemos ubicarnos, nos reconocemos y reconocemos a los demás

Lo que yo quisiera remarcar de lo que digo, es que podríamos situar al significante como origen primero del sujeto, fundando el deseo y fundando con esto a un sujeto, en el sentido más estricto de sujeto de deseo, no es sujeto de la sensibilidad, no es sujeto de lo orgánico. Que este sujeto, es el sujeto que habla siempre.

Freud decía todo acto psíquico comienza por ser inconsciente. Si uno habla con las leyes de proceso secundario, como se supone que estoy haciendo ahora, no obstante Freud diría, es porque hay discrepancia, porque no hay identidad de percepción, porque hay algo que no podés decir porque hay algo que no encontras, que recurrís a la identidad de pensamiento para situar algo que es decible, que es reconocible, que es imaginable que es conceptualizable y que por lo tanto tiene significado.

Pero al revés, podemos decir que siendo la angustia un fenómeno temporal, casi todos los demás afectos tienen que ver con el espacio.

Digo que la angustia es un fenómeno temporal, y me parece que basta decir esto, cuando definimos el tiempo en los términos en los que lo estamos haciendo, no estamos definiendo al tiempo como duración.

El tiempo duración implica una espacialización del tiempo, en el sentido de una imaginarización del tiempo. El tiempo duración implica duración de algo que continúa, que no desaparece, que no perece, que no es transitorio. El tiempo del cual hablamos en psicoanálisis, el que nos interesa, es el tiempo de cortes, de rupturas, y la angustia se sitúa siempre como algo inesperado.

La espera angustiosa, nunca encuentra lo que pretendería encontrar. La espera angustiosa no es que no exista, pero la espera angustiosa es la espera de algo que va a ser siempre inesperado.

Si la angustia, según Freud, se cualifica y se cambia por otros afectos, lo que les propongo es que la mayor parte de las cosas que afectan nuestra sensibilidad, tienen al menos una condición, que es que nosotros sepamos quienes somos en ese lugar y en ese momento.

Esto es, situados en un tiempo cronológico, que dura, que es medible, que no tiene saltos, sin demasiados sobresaltos, sabemos qué nos pasa. Cuando hay sobresaltos, siempre nos acercamos un poquito a ese punto de corte y de caída que es la angustia.

Si uno piensa la muerte, es evidente que la pensamos siempre mal, quiero decir, el que la piensa es el que está vivo.

Nosotros decimos, mi abuelo está muerto. Pero tu abuelo, no está muerto, con la muerte la única "relación" que se puede tener es morir, no es un estado.

Pues bien, Freud nos trajo la triste noticia de que nos matan a cada rato, que vivimos muriendo, y que la muerte es la que da el camino de la vida.

Podríamos decir que el narcisismo está hecho, y también todo lo que sostiene, para que nos situemos como vivos.

Fíjense, que estamos diciendo, que todo lo que es universal, lo que permite clasificar, implica siempre algún desconocimiento.

Cuando alguien hace un chiste, y quiero creer que no hace falta apelar a la introspección para esto, es seguro que en el momento en que se le ocurre el chiste, no era dueño de su pensamiento.

En el momento en que a uno se le ocurre cualquier idea, cualquiera que sea, si uno se detiene un momentito y piensa como fue, hubo un salto. Hubo un momento en el cual, uno se desprendió de algo y apareció abrochado en otro lugar. Es decir, donde estuvimos causados, donde el deseo nos llevó y produjo alguna diferencia, pero esta diferencia no es parte del dominio de nuestra voluntad.

Les digo esto porque, si hay algo que creo que debiéramos preservar, es justamente, la condición del sujeto. Y acá podríamos hacer esta distinción que estaba por hacer hace un rato.

Si hablamos de sujeto del deseo, hablamos generalmente de subjetividad, cuando hablamos del modo o los modos en que al sujeto lo afecta lo que dice, lo que hace y lo que vive, que siempre de algún modo es dicho.

Podemos decir que hay alguna subjetividad en el fantasma, por cierto que sí, podemos decir que hay subjetividad en el aburrimiento, que hay subjetividad cuando alguien dice "no entiendo nada y me las tomo", pero lo que no podemos decir, es que uno sea el sujeto afectado cuando se le ocurre un chiste, por ejemplo.

Y esto me parece que es esencial, si uno quisiera dar cuenta de algunas cosas básicas que debieran tenerse en cuenta siempre. Yo estaba leyendo el otro día la definición de agorafobia, que era consistente con un trabajo de psicología cognitiva, sobre el ataque de pánico. La definición de agorafobia, que se encuentra en el DSM IV, es notable, dice que es agorafobia:

"La ansiedad de encontrarse en lugares o situaciones de donde escapar pueda resultar difícil o embarazoso."

En otro lado dice:

"Evitación de situaciones en las que cabe citar el estar solo dentro o fuera de casa, viajar en automóvil, en autobús o en avión."

Es decir que la agorafobia aparece definida como algo del orden del encierro. Esto es más que llamativo.

Cuando leía este trabajo, que no lo traje, por suerte, encontré que la psicóloga que lo escribe, termina describiendo las características de una terapia cognitiva y dice que se trata de educar al paciente, que se trata de hacerle reconocer que a veces se equivoca, que cae en contradicción y que puede ser que vea las cosas de un lado pero se podrían ver de otro modo.

Y es una lástima que no lo haya traído, porque me hubiera gustado mostrarles, como no está satisfecha con lo que acaba de decir, escribe, al costadito, la otra cara de la luna. Uno ve las cosas de un lado y las podría ver de otro.

Esto realmente a mí me asombró, porque decir uno ve una cosa de un lado y no ve del otro, y tener que anotar en una ficha, no es una clase desgrabada, es una ficha, es un trabajo, tener que anotar después, la otra cara de la luna, como metáfora que da cuenta de que las cosas se pueden ver de otro modo, de otro punto de vista, me parece que implica una ingenuidad y una carencia, de algo del orden de lo que es hacer un chiste o una metáfora. Ustedes imagínense, el gesto cansado con que alguien puede repetir siempre, ¡y, usted no ve la otra cara de la luna!.

Cuando encontraba en el DSM IV esta definición de la agorafobia, que es a los espacios cerrados, recurrí al diccionario de la Real Academia, que, mucho más claramente dice que es el temor morboso a los espacios abiertos.

Entonces se lo comento a Rinty D´Angelo, y le digo, mirá, acá dice que la agorafobia es el miedo a los espacios cerrados. Entonces, como el ágora, en la antigua Grecia era el mercado y era un lugar abierto, me dice, es que confunden el ágora, con los supermercados. Fijense todo lo que dice este chiste, no lo voy a arruinar explicándolo.

El chiste es un corte en el tiempo de lo esperado imposible recuperar ahora ni la gracia ni la espontaneidad que tuvo ella en el momento de decirlo, pero lo digo, porque justamente, me parece que ahí está toda la diferencia entre el chiste, la ocurrencia, el rasgo de ingenio, que hace una persona interesante, y el gesto cansino y aburrido de alguien que ya tiene la identidad de pensamiento bien formada y dice siempre lo mismo pasando esa moneda gastada que circula de mano en mano, como decía Mallarmé y le gustaba decir a Lacan.

Quiero decir con esto, que si uno clasifica y crea universales, está muy bien para decirque tal rasgo implica tal medicación. Pero si uno va a escuchar a alguien, por favor, no lo clasifiquen nunca.

 

Pregunta: Yo estaba pensando, en esto primero que vos situabas, del corte y del tiempo en el análisis. Vos sabes que a veces hay analistas para los que el tiempo del análisis, tiene que ver también con el corte, una intervención puede decidir la finalización de una sesión a los 5 minutos o no, o las sesiones pueden tener una duración variable de lo que sería habitual. ¿Cómo podemos establecer esto con relación al tiempo y al corte?

A.M.. Bueno, es un tema que da para mucho. Pensémoslo por ejemplo, desde el punto de vista económico, porque uno compra algo, y cree que compra una cosa. Entonces, un paciente tendría derecho a decir, yo pagué por 50 minutos. Es decir, que pagó por una cosa que tiene una duración y que vale por lo que dura.

Bueno, el analista le estaría diciendo, lo que vale no es la duración o en todo caso, no sé si lo que vale es la interpretación, en el sentido en que paga por eso, porque tal vez pague para no angustiarse, pero lo que sí es cierto, es que la interpretación es un corte, es un corte en el tiempo, es un corte que marca un tiempo que se corta y que no es un tiempo que se mide sino un tiempo que porque se corta, produce precipitaciones respecto de lo dicho antes.

Me parece que la idea general de Lacan de la duración variable de la sesión, en principio se fundamenta en eso, lo que pasa es que daría lugar a otras cosas.

Implica algo también que es de otro orden, que es que ahí se hace evidente el deseo del analista y no el contrato al que se pretende que este sometido, no es poca cosa.

Pregunta: A mí no me queda muy claro por qué corte queda limitado a tiempo, por qué la idea de corte es tiempo y de ahí lo que más me hace pensar es que es el tiempo el que engendra el espacio y bueno, el tema de la temporalidad en el inconsciente freudiano.

A.M.: Freud consideraba que lo que es inconsciente, no conoce el tiempo y dura. Por otro lado se podría decir, ¿pero como, Lacan que está diciendo, que en el inconsciente hay tiempo?. Pero lo que Freud dice que es indestructible es el deseo, esto está por un lado.

Por otro lado, uno podría, tal vez apreciar la diferencia comparando con San Agustín, si seguimos hoy con la teología.

San Agustín decía, el pasado no existe porque ya no es, el futuro no existe porque todavía no es, el presente no existe porque no lo puedo atrapar. Solo hay una manera de pensar el presente, pasado y futuro, como algo que es, y esto es así para el alma. Podríamos decir, para la subjetividad, el pasado es de lo que me acuerdo, el futuro es lo que espero y el presente, es a lo que le presto atención.

No está tan mal si esto quiere decir que, efectivamente, cuando él habla del alma, el sujeto, más allá de lo que sea el alma para nosotros, está situado subjetivamente en una escena.

Pero respecto de lo que fue, Lacan no diría fue, Lacan diría era. Como algo que está fuera de tiempo en el sentido de que está siempre en espera de realizarse, pero que si se realiza, esto es, si de algún modo se dice, siempre es un corte.

De ahí que me parece que el tiempo este en los cortes, que son siempre discontinuidades, sin embargo, respecto de algo que podría considerarse como que siempre era y nunca llegó a ser, hasta que cuando es desaparece.

En este sentido, se podría decir, cada repetición implica estos dos tiempos.

Pregunta: ¿Y el futuro anterior?

A.M.: El futuro anterior ya es otra cosa, porque el futuro anterior es lo que habrá sido. Por que, si aquello que estaba en espera y se realizó en un corte, que produjo un fallido, pongamos por caso, ahora yo puedo decir, soy yo quien lo dije, habrá sido siempre eso lo que quería decir, pero en realidad no es así porque no era yo.

Quiero decir que el futuro anterior sitúa al sujeto en el narcisismo y en el fantasma, siempre tiene esta condición de, si cuando hablé no fui yo quien lo dijo, habré sido yo. Imagínense, alguien va a sesión, se acuesta en el diván, comienza a hablar y dice un montón de tonterías hasta que tiene un acierto y pasa algo. Cuando pasa algo, hubo ahí un corte, siempre hubo una sorpresa si tuvo un fallido de esos, donde algo se articula, como, bien distinto de lo que quería decir pero al mismo tiempo como sorpresivamente claro.

En el momento en que lo dijo, es evidente que no era él. Él en su subjetividad, en lo que él podría reconocer de sí mismo. Sin embargo, al revés, es seguro que se va de sesión diciendo yo dije eso. Es como situarse antes y decir, habré sido yo quien quería decir eso, pero en verdad cuando lo dije no era yo.

La dimensión del tiempo en el análisis es mucho más compleja que lo que yo trataba de marcar hoy que era algo bien enmarcado, que era respecto de la repetición, el corte y el fundamento del espacio.

Creo que estaremos de acuerdo en que el significante siempre implica corte y diferencia.

Pregunta: Hay algo que me pareció provocativo, o al menos a mí me provocó cuando estabas hablando de Freud, y decías, es la búsqueda de algo reconocible, que tiene significado, digamos, pero lo ponías ahí como causa, la causa, que sería casi como la antítesis de lo que podría ser el objeto a, casi como todas las características antitéticas.

A.M.: No me reconozco demasiado en lo que decís, pero creo que ocurre eso, que cuando uno habla, siempre da lugar al malentendido.

Lo que es duración, lo que se estabiliza, lo que es concepto y demás, en el sentido de una cierta espacialización, en el sentido subjetivo de lo que es el tiempo, es lo que permite la duración y el reconocerse.

Ahora, que siempre estamos buscando eso, no hay duda, pero en realidad, no causa nada. Quiero decir, uno no habla porque tiene un yo, ahora, sin duda que puede gastar el tiempo en tratar de hablar para mantener su imagen, pero no es lo que lo causa a hablar.

Comentario: quisiera tomar la cita ésta que decias, desde Freud hiciste como una caracterización inversa del objeto a, pensé que ahí querias establecer alguna diferencia, pero me perdí la oportunidad de preguntar

A.M.: Por lo menos no fue mi intención, uno nunca sabe.

Pregunta: Vos decías, escuchar implica la existencia de dos, de dos significantes. Digamos, que en la escucha, ha funcionado el Nombre del Padre. Cuando decimos que el psicótico toma literalmente, nosotros le preguntamos desde cuando le pasa esto y dice desde mil novecientos tanto, ¿esa escucha literal del psicótico, es una escucha no enmarcada?

A.M.: Sí, sí, por cierto. Digamos que un psicótico, generalmente se sostiene, uno de los aspectos, en un intento como de restituir algo del orden de una escena, esto es, tanto el delirio como la adscripción a ideales. Los testigos de Jehová están llenos de psicóticos, no digo que lo sean todos pero está lleno de psicóticos, porque como les ordenan el mundo, les dicen acá está el bien, acá está el mal, esto permite como armar una escena.

Pero por cierto que si algo amenaza al psicótico es la disolución de la escena. Como Freud decía, el delirio no es la enfermedad, es el intento de curación.

Quiero decir, no es paralelo el fantasma en el neurótico con el delirio en el psicótico, porque el fantasma en el neurótico es, si fuéramos a decirlo así, es su enfermedad, mientras que el delirio del psicótico es el intento de curación, de restablecer, en tanto como Lacan lo dice, porque hay fantasía, hay realidad, sino sería real, pero eso es insoportable.

Comentario: Lo que yo digo es que en la literalidad, parece que hubiera una escucha más aguda.

A.M.: No, no es más aguda porque es un apegarse al sentido que es consistente con el lugar en el que se sitúa. Generalmente es consistente con la certeza en lo que escucha, esto es más claro cuando está delirando, entonces vos le podés decir cualquier cosa y siempre lo va a agarrar para el mismo lado porque es consistente con eso. Lo que se pierde es la dimensión de la metáfora, ahora, la dimensión de la metáfora es la condición del sujeto como hablante.

Comentario: Sería una escucha sin metáfora.

A.M.: Sí, es una escucha sin metáfora. Obviamente, no es cierto como se ha dicho, que los psicóticos no pueden construir metáforas, porque sino, Hôlderlin qué hizo. Pero sí es cierto que no se pueden metaforizar a sí mismos, ni pueden escuchar un discurso metafórico sobre sí mismos que no sea desde el punto de la literalidad en que lo toman.

Por otro lado, hay fallas en cuanto a la posición como sujetos.

Podríamos decir, antes que la constitución de lo imaginario está la posición del que enuncia. Si el psicótico no se puede descontar del Otro, ¿cómo metaforizarse? Si no se puede descontar, en el sentido, de ser un sujeto que enuncia, se acuerdan de lo que remarca Lacan en Schreber. El shifter de la oración lo oye, "ahora voy a " y él tiene que completar la frase, "rendirme a la evidencia de que soy un imbécil". Tendría que poder descontarse del dicho del Otro para poder enunciar él. O las voces que le enseñan una lengua que él está obligado a hablar, o bueno, el aparato de influencia.

Cuando pensaba lo de hoy, no pensaba tanto en la psicosis, pero bueno, esto es totalmente lícito, por supuesto. Lo que pensaba más bien es en la singularidad en la que hay que encontrar a un sujeto, que queda siempre fuera de clasificación.

Si uno va a encontrar al sujeto en lo que dice, verdaderamente va a estar siempre fuera de toda clase y esto implica ya de por sí que la interpretación es un cuestionamiento de lo imaginario y es un cuestionamiento del fantasma, porque ya la interpretación implica apelar al sujeto, ahí donde se juega la diferencia y no donde se juega la identidad.

Por eso trataba de ilustrar con este chiste, la diferencia y todo lo que trae, por ejemplo el chiste este del supermercado dice un montón de cosas acerca de la ideología, del pragmatismo, de todo lo que está en juego en el mercado, del hecho de que se trata de un mercado, de que somos objetos en un mercado. Todo esto cuando se dice agorafobia ligado a espacios cerrados

A mí me pasa esto, yo he tenido varios pacientes que hicieron terapia cognitiva. La terapia cognitiva, en este sentido es una lástima que no haya traído este trabajo, la ficha esta define los síntomas, y los síntomas son la inhibición, la ansiedad, que está cuidadosamente distinguida del término angustia que tiene toda una tradición, no solamente en Freud. La idea que pretenden imponer es la de una evolución, que se evolucionó de Freud hasta hoy, y hoy pensamos distinto y todo está puesto en función de hacerle darse cuenta a alguien que se contradice y dicen que, sin embargo esto no produce síntomas sustitutivos.

Claro, lo primero que uno se da cuenta cuando cae un paciente con un síntoma que tuvo una terapia de estas, es que afirman que no hubo síntoma sustitutivo porque no piensan al síntoma como sustitución, no piensan al síntoma psicoanalíticamente, piensan que son síntomas las cosas que les pasan, algo a suprimir.

Ahora, si a uno un tipo lo convence de que no debe ya tener ansiedad, porque ahora puede prever lo que le va a pasar y que se equivoca al pensar y que no cae en contradicciones, lo que hizo es un perfecto producto del mercado, quiero decir, es lo mismo que el tipo que ve la televisión y va y compra jabón Ala, pero está absolutamente alienado, ahora yo digo, ese sujeto ¿cómo va a hacer un chiste?.

El humor está mal visto, es cierto lo que dice Lacan, que hay que ser serios. Y es cosa seria, decirle a alguien, como guiñando el ojo, esto es la otra cara de la luna, es un recordatorio, se lo debe decir a los pacientes pero también es un recordatorio para el que está estudiando, siempre hay que ver la otra cara de la luna.

Aristóteles, sabía que el deseo no se lo puede educar. Si en algo se esforzó, es en hacer una ética que pudiera educar a la gente. Entonces decía, ejemplo de Aristóteles, es necesario gustar de todo lo dulce, lo conocen porque está en el Seminario de la Ética 7, y alguno porque leyó a Aristóteles.

Es necesario gustar de todo lo dulce, es lo mismo que decir todo lo dulce es bueno. Luego alguno se equivocaba, había que educarlo para que aprendiera que lo salado no es dulce. Y él decía, pero hay algo que es el alma irracional del esclavo que no se puede educar. Si uno lo sigue leyendo en la Física, encuentra que habla de la sexualidad.

¿Quién educa la sexualidad? Si fuera por esta paciente mía, cuando era chica, lo que más quería ella era no masturbarse y seguro que le habían dicho, eso está mal, no se hace, ¿cómo se educa eso? Uno le podría decir, usted cae en contradicción, le dicen que no se masturbe y se masturba, y escucha una voz, es contradictorio, se la imagina, no es cierta, esa voz no existe.

El otro aspecto que yo quería subrayar, creo que no fui muy claro, es este del desprendimiento que implica la ley de todo lo que sea conveniencia. Esto me parece que es lo más importante que tomó Freud de Kant.

Yo tengo un paciente, les cuento brevemente. Este hombre tiene un proyecto de ley para acabar con la delincuencia en un porcentaje muy alto, que es así: al que robe hay que hacerle donar un órgano. Entonces dice, si yo fuera a robar, me van a sacar un órgano y entonces no robaría

No hace falta pensar mucho para ver el miedo a que lo castren que tiene. Encima contaba esto cuando se estaba por morir el padre y finalmente el padre se murió

Les tengo que contar dos detalles, uno es que con la mujer estaban encarando la posibilidad de una donación de óvulos, porque ella no podía quedar embarazada. La otra es este proyecto de ley, a quien robe, se le saca un órgano para donarlo

¿Ustedes recuerdan lo que Freud decía del infortunio personal, de una nena que consideraba que ella estaba castrada pero que las señoras serias como las madres y las demás mujeres no?. Esto Freud decía que era un infortunio personal.

Y un infortunio personal no es una ley universal, es para uno solo. Y esa ley para uno solo siempre tiene autor, es como decir, porque si hago esto mi viejo me lo corta, entonces no es el Nombre del Padre, es mi papá.

Si uno piensa así y el padre se está por morir, por supuesto está esperando que reviente el viejo, pero al mismo tiempo, no lo puede aceptar de ninguna manera.

Bueno, el padre de este hombre murió, entonces él me cuenta, que estando el padre en el cajón, él se acercó y le pellizcó la mejilla y le dijo: Chicho, Chicho.

¿Cómo, que es eso?

Si, porque es un chiste que yo le hacía a mi viejo cuando estaba en la cama, para entretenerlo. Él se estaba ahí muriendo, y yo iba y le decía Chicho, Chicho, y le pellizcaba la mejilla.

¿Y eso qué es?

Eso es por El Padrino.

Entonces, me cuenta, yo no me acordaba, en una escena, el Padrino va, y le agarra la mejilla a uno que era el primer Padrino le dice, Chicho, Chicho, le agarra la mejilla, el otro estaba que casi no conocía y lo mata. Este era el chiste que le hacía al viejo.

Ahora, lo grande, es que termina de contar esto y dice, cuando se ofusca me tutea, y dice:

Sí, si, ya sé lo que estás pensando pero si hay algo que yo sé es la angustia que yo tuve porque se murió mi viejo, - bueno, la gente llama angustia a eso-, sigue hablando, y dice, hace tiempo que no hablo con mi mujer a ver si vamos a hacer la donación de órgano.

Estaban pensando en que le donaran óvulos, pero él dice a ver si hacemos la donación de órganos. Obviamente le pregunto qué órgano tiene que donar, que crimen cometió.

Quiero decir, ahí la ley es personal, es patológica, en el sentido kantiano y en el sentido psicoanalítico, es patológica porque implica el pathos el afecto, es una ley de conveniencia, es una ley que afecta a la sensibilidad, y dictada por alguien que es sensible mi viejo me prohibe, qué se yo, a mi vieja supongo y si no me lo corta, luego yo hago una ley sobre esto.

Porque a lo que este hombre le indigna es que él, vive tan sometido a la ley y todo el mundo hace lo que se le ocurre, estilo obsesivo conocido. Como yo voy, abro el negocio a las ocho, estoy siempre ahí, y mi cuñado llega a las diez y no le importa nada. Es como decir, como a estos nadie lo amenaza que le van a cortar el pito, entonces, propone una ley universal, una ley universal patológica, a todos se los van a cortar.

Bueno, esto que cuando Lacan dice el deseo reprimido y la ley, son la misma cosa, lo que está diciendo es, la ley del deseo no tiene nada que ver con el interés ni con lo sensible. Al revés, el problema nuestro es ¿cómo recuperamos la sensibilidad?

Les recomendaría que lean aunque sea en un libro introductorio, algo acerca de cómo valoraba Kant la belleza. Y van a ver que el problema que plantea es como complementar la ley moral. La técnica es la misma, lo que me gusta a mí para ser bello, le tiene que gustar a todos. Pero se trata de recuperar la sensibilidad y no es bello por la materia, es bello por la forma. Ahora es bello si les gusta a todos, y lo que esconde es, al deseo del Otro, ¿qué le ofrezco? Y algo es bello, si logro atrapar al Otro con lo que es bello. Esto es, ni más ni menos lo que dice Lacan de la pintura, se pinta para atrapar la mirada. Y así se le ofrece al Otro algo duradero, que es en verdad la red para atraparlo.

Notas

1 Desgrabación a cargo de Lic. Gisela Pereira

2 Sigmund Freud., Proyecto de psicología. Obras Completas

3 Sigmund Freud, Psicología de las Masas y Análisis del yo. Obras Completas

4 Franco Rella, El Silencio y las Palabras. Ed. Paidos Basica

5 Jacques Lacan, El Seminario Libro 10, La Angustia. Inédito.

6 Jacques Lacan, Kant con Sade . Escritos 2. Ed. Siglo XXI

7 Jacques Lacan, El Seminario Libro 7 La Ética del Psicoanálisis. Ed. Paidós.

Buenos Aires, 24 de Septiembre de 2002

HOSPITAL DE EMERGENCIAS PSIQUIÁTRICAS "DR. TORCUATO DE ALVEAR"

Volver al programa del Ciclo de Conferencias

PsicoMundo - La red psi en Internet