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Psicoanálisis y arte

Eleonora Casaula T.
Psicoanalista
Sociedad Chilena de Psicoanálisis (ICHPA)

La invitación a estos dialogos se encuentra enmarcada, como ya ha sido mencionado, dentro del sentido que otorga al discurso la conjunción y. Decimos Psicoanálisis y cultura, psicoanálisis y otras disciplinas. En el caso que nos ocupa esta tarde psicoanálisis y arte. La conjunción y es una partícula copulativa, ilativa , cuyo oficio es unir palabras, claúsulas en concepto afirmativo.

Pues bien, después de plantear algunos argumentos en relación a maneras en que el psicoanálisis se ha vinculado con el arte, desearía someter a la consideración de Uds. la posibilidad de que debamos cambiar la partícula y por su opuesto, la disjunción o, que en nuestro idioma denota diferencia, separación o alternativa entre dos o mas personas, cosas o ideas. En otras palabras, desearía que nos preguntáramos cuál es la formulación mas ajustada ¿psicoanálisis y arte ? o mas bien ¿psicoanálisis o arte?

Desde su nacimiento, a comienzos de siglo, el psicoanálisis se ha interesado por desentrañar el fenómeno artístico, ya sea buscando la comprensión de los conflictos inconcientes que movilizan al creador y que se manifestarían en su obra, como tambien investigando las variables psicológicas y dinámicas que intervienen en las etapas del proceso creativo. Los distintos abordajes que se han hecho han contribuído a nutrir abundantemente una literatura que denominaría de corte estético-psicoanalítico, que cubre tanto el dominio de las obras de arte así como la particularidad de sus creadores.

No obstante, creo que en ambas situaciones el ojetivo no es la obra en si, sino la investigación de aquel espacio mental donde tiene lugar la gestación de ella y los factores personales que harían posible su expresión.

El propio Sigmund Freud que dió claras muestras de su interés por el arte, y que generó escritos de tanta finura, como Lo Ominoso, El poeta y su fantasía y sus estudios sobre Leonardo da Vinci y Michelangelo, que fué incluso galardonado con un premio de literatura, señala en su texto de 1914 sobre el Moisés de M. Angel lo siguiente: ` he de confesar ante todo, que soy profano en cuestión de arte. El contenido de una obra de arte me atrae mas que sus cualidades formales y técnicas a las que el artista concede, en cambio la máxima importancia`.

Se suman a estos trabajos pioneros muchos otros. Como los varios estudios sobre van Gogh que investigan diferentes aspectos de su personalidad, la paranoia, la compulsión masturbatoria, la epilepsia.. Asimismo resultan hoy de indiscutible valor para la comprensión del proceso creativo las obras de Didier Anzieu, Psicoanálisis del Genio Creador y El cuerpo de la obra. En fin, la lista sería muy larga.

Estimo, sin embargo, que por este camino, la creación parece dejar de ser un objeto de conocimiento del campo de la estética para constituirse en un equivalente sintomático o en un modelo de funcionamiento mental.

En la medida que esta visión psicologizante o psicoanalizante se instaura en un medio diagnóstico, pretendiendo ser una comprensión estética, creo que se puede caer en una seria distorsión. No quiero decir con esto que se deba desetimar la investigación al modo como se analizan los sueños o los estados de ánimo, mas bien deseo explicitar que al ejercerse una función de tal naturaleza, se está restando valor a una función estrictamente estética.

Formas de aproximación como las señaladas han conducido a ciertos creadores como, por ejemplo, Igor Stravinski, a reclamar en su Poética Musical que los psicoanalistas "no hacen mas que profanar miserablemente valores auténticos del hombre, como sus facultades psicológicas y creadoras".

Mi pregunta es ¿existirá una naturaleza propiamente artística que, independientemente de ser un derivado conflictivo, requiere necesariamente expresarse?

En otras palabras, ¿existirá una voluntad de comunicación que se abre paso valiéndose de modos no habituales de manifestación como serían la poesía, la pintura, en fin, las artes en general?

Mas allá de la discusión acerca del objeto del psicoanálisis creo posible sostener que el objeto de la estética es la obra de arte. Este objeto preciso, concreto, que espera ser apreciado en su formalidad estéticamente, es decir, a través de una particular forma de aprehensión, termina muchas veces siendo disectado por ciertas aproximaciones de nuestra disciplina.

Los aportes a los que me he referido, a mi entender, han propiciado una difuminación entre los límites entre ambas disciplinas. Me refiero a la estética y al psicoanálisis. Al no diferenciarse la naturaleza de los objetos de conocimiento que cada disciplina aborda se ha facilitado un grado de confusión de perspectivas.

Esta confución muchas veces es entendida como enriquecimiento, se abunda sobre una obra, se analiza por todos los ribetes posibles. La biografía del artista, los simbolismos empleados, las reiteraciones de contenidos, el tipo de trazos, etc, etc. Sin embargo, creo que la obra propiamente tal, su formalidad, experimeta una reduccción, un empobrecimiento, pues la experiencia perceptiva, la aprehensión directa, el impacto estético se empobrece.

Antonio di Benedetto, psicoanalista italiano, señala que el artista se encuentra a medio camino entre la subjetividad, esa profundidad a la que la conciencia no alcanza, y el sentido de realidad. La obra de arte emerge, entonces, como una especie de "terzo orecchio", tercer oído que actuando como puente, como lenguaje sin palabras, facilita una aprehensiòn intuitiva, espontánea, no mediatizada por la intelectualidad discursiva, de alguna significación inserta en las formas.

Susanne Langer, desde la filosofía y la estética, plantea ideas que complementan y apoyan esta posición crítica con respecto a psicoanalizar el arte. A su juicio, el arte es un tipo particular de simbolismo que ella denomina presentativo. El artista proyecta una imagen que se constituye en un símbolo especial. Un símbolo que no está en representación de otra cosa, que no se refiere tampoco a algo que exista aparte de él. La función primordial de este símbolo es formular experiencia y presentarla objetivamente para la aprehensión, la intuición, el reconocimiento. Este sería el oficio desempeñado por una buena obra de arte.

Cuando asistimos a la proyección de una película, por ejemplo, nos dejamos guiar por derroteros que el lente del creador nos señala. Nos dejamos impregnar por la visualidad, por el sonido de las palabras en el caso de la poesía o por la construcción literaria, las imágenes en el caso de las artes visuales. En una palabra por las formas en general, y ello constituye la experiencia estética. Habrá un segundo momento en que demos rienda a nuestra discursividad, en que detectemos nuestras identificaciones o nuestras críticas o comparemos percepciones, pero ese es un momento posterior. En ese momento posterior es donde creo que cabe la función estético-psicoanalítica como la llame anteriormente. En este punto es donde formulo la pregunta ¿Psicoanálisis y arte? o mas bien ¿psicoanálisis o arte?. Quizás se trata de una secuencia temporal, psicoanalisis o arte, en primer lugar. En segundo lugar, y solamente si nos sentimos inclinados a ello, psicoanálisis y arte.

Eleonora Casaula T.

Diálogos . Cultura y Psicoanálisis. Ichpa.
Santiago, 21 de Octubre de 1999.

 

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