Investigación à Psicoanálisis

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Sección: Narraciones Heurísticas.

Poe: un recorrido entre lo hiperreal y la lógica
(Un «descenso» al Maelstróm).

Federico Manson

Partiremos en este viaje, en este recorrido, con una pregunta que nos permitirá soltar amarras ¿qué es la heurística y cuál es su utilidad en el contexto de los acontecimientos que condujeron a descubrimientos significativos en la historia de la ciencia? De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, «Heurística: Arte de inventar// Búsqueda o investigación de documentos o fuentes históricas...», entonces podemos pensarla como ese recorrido que nos permitirá aprehender esos casi intangibles puntos de referencia de eso que los epistemólogos nombran proceso creador; del «encuentro» o la invención -o como dijimos en nuestra presentación-, el contexto del descubrimiento en oposición al de justificación o validación.

En este caso nos aproximaremos a la cuestión a través de uno de los relatos de E. A. Poe, y lo interesante del asunto es que no será por vía de un relato policíaco. - Para ello, debemos primero hacer una aproximación a la narrativa de Poe y situar que se caracteriza por exploraciones de una realidad interior absolutamente fantástica, cuyos límites son los que puede establecer una mente con una enorme capacidad para imaginar, ligada a la posibilidad de realizar construcciones de lo hiperreal.- En su obra en prosa Poe se atiene a un concepto al que nombra "raciocinio" (raciocination), cuyo significado, según el Oxford English Dictionary es: «Razonar, realizar un proceso de razonamiento, el proceso de razonamiento en sí.» Y según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua : "Facultad de raciocinar // Acción y efecto de raciocinar//Argumento o discurso» y Raciocinar: «Usar la razón para conocer y juzgar».- Es interesante para nosotros la interpretación o la definición del Oxford English Dictionary, en tanto y en cuanto pone el acento en la palabra proceso, dado que centra nuestra atención respecto del "como" del razonamiento, que es lo que en éste caso concita nuestro interés.

En muchos de los cuentos de Poe el raciocinio aparece como algo del orden de un estado mental del narrador y «las abducciones son actos que han resultado posibles gracias a ese estado mental » ( Nancy Harrowitz). Un ejemplo de esto lo podemos ubicar en el cuento "Un descenso al Maelstróm", allí nos encontramos con que el raciocinar y el abducir forman parte de un mismo fenómeno, funcionan como intermediarios entre el mundo de la mente y el mundo físico donde el narrador habita y vienen a fungir poniendo un orden o una apariencia de orden en la caótica hiperrealidad de la que el autor hace gala. En éste caso, el narrador describe el terrorífico momento en que se encuentra atrapado por un enorme remolino, y cómo logra ponerse a resguardo, salvarse, realizando un análisis de las formas de los objetos que ve flotando alrededor de su nave durante la caída. Observa que el remolino despedaza algunos de esos objetos al succionarlos hacia el fondo y luego devolverlos a la superficie del mar. El protagonista lleva a cabo una abducción respecto de que un objeto de forma cilíndrica es arrastrado en último término hacia el fondo del remolino, no importando que originalmente estuviera más abajo que otros objetos de forma diversa, y de ese modo se salva atándose a un barril hasta que el remolino vuelve a una fase de calma. He aquí el pasaje del relato que nos interesa:

«No era el espanto el que así me afectaba sino el nacimiento de una nueva y emocionante esperanza. Surgía en parte de la memoria y, en parte de las observaciones que acababa de hacer. Recordé la gran cantidad de restos flotantes que aparecían en la costa de Lofoden y que habían sido tragados y devueltos luego por el Maelstróm. La gran mayoría de estos restos aparecían destrozados de la manera más extraordinaria. Pero al mismo tiempo recordé que "algunos" de esos objetos no estaban desfigurados en absoluto [...] Al mismo tiempo hice tres observaciones importantes. La primera fue que, por regla general los objetos de mayor tamaño descendían más rápidamente. La segunda, que entre dos masas de igual tamaño, una esférica y otra de cualquier forma, la mayor velocidad de descenso correspondía a la esfera. La tercera, que entre dos masas de igual tamaño una de ellas cilíndrica y la otra de cualquier forma, la primera era absorbida con mayor lentitud. [...] Había además un detalle sorprendente que contribuía en gran medida a reforzar éstas observaciones y me llenaba de deseos de verificarlas: a cada revolución de nuestra barca sobrepasábamos algún objeto, como un barril, una verga o un mástil. Ahora bien, muchos de aquellos restos que, al abrir yo por primera vez los ojos para contemplar la maravilla del remolino, se encontraban a nuestro nivel, ahora estaban mucho más arriba y daban la impresión de haberse movido muy poco de su posición inicial...» (Poe 1970 Vol I : 155-156)

Podemos decir, que: «...el raciocinio y su forma expresa, la abducción, sirven al narrador para defenderse de una locura que no cesa de amenazarle...»(Nancy Harrowitz). Al respecto podemos situar que de algún modo posee un conocimiento especifico, adquirido por la vía de observaciones previas, producto de sus recorridos por las playas, así como de una certera capacidad de observación, que se agudiza ante la posibilidad de una muerte cierta, que pienso no está desligado del planteo que realiza Carlo Guinzburg respecto del Paradigma Indiciario, cuando habla de hacer uso de indicios oscuros de modo especulativo para dar forma a un modelo epistemológico singular.

El raciocinio, las construcciones que éste permite, producen un predominio que, de algún modo, hace que se imponga la voz de la razón sobre el miedo a la muerte, representado por un mar hirviente que ruge embravecido junto al ulular de la tormenta. El narrador, entonces, postula una regla que nos permite arribar a algunas explicaciones sobre ciertos hechos relativos al campo de la física en relación a los objetos en cuestión y sus formas. Arriba entonces a la abducción: «Los objetos cilíndricos y de tamaño pequeño son lo últimos en ser succionados por el Maelstróm, si es que llegan a serlo...». De ese modo encuentra la solución atándose a un barril, que finalmente el remolino no logra tragar. Podemos agregar en éste breve recorrido heurístico por el relato de Poe, que si bien no aparece aquí claramente evidenciada otra de las facultades que el autor pone en juego en su obra, y que aparecen especialmente en sus historias detectivescas, no está ausente totalmente aquí esa característica que hace al talento de éste autor, y que es que además de poeta es matemático, cuestión que describe magistralmente en las primeras páginas de "Los Crímenes de la Calle Morgue", cuando alude al cálculo y al análisis, a los que se refiere diciendo:

«La facultad de resolución se ve posiblemente muy vigorizada por el estudio de las matemáticas, y en especial por su rama más alta, que injustamente y tan solo a causa de sus operaciones retrógradas, se denomina análisis par excellence. Calcular, sin embargo no es en si mismo analizar...» (Poe 1970, Vol I : 419).

Añade más adelante: «Pero la habilidad del analista se manifiesta en cuestiones que exceden los límites de las meras reglas. Silencioso procede a acumular cantidad de observaciones y deducciones [...]. Lo necesario consiste en saber qué se debe observar...». (Poe 1970, Vol I :420-421).

Y, sin duda, esto también acontece en el "accionar" mental del protagonista de "Un Descenso al Maelstróm". Poe - citando nuevamente a Nancy Harrowitz -, «...recorre la gama de posibilidades, inferencias, razonamiento inverso, signos visuales y acústicos ...» que le permiten obtener, de acuerdo al decir del autor «frutos del método en su forma más esencial y profunda, tienen todo el aire de una intuición...» (Poe 1970, Vol I:418-419)


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