Investigación à Psicoanálisis

Trabajos de Investigación Clínica y de Inserción del Psicoanálisis en diversas Áreas Temáticas
Arte, Psicoanálisis y Subjetividad

Sobre Sade y el discurso perverso

Iván Samaniego
ivan_samaniego@hotmail.com
(Panamá)

El fenómeno psicopatológico de la perversión sádico-masoquista, se sitúa más allá de los simples juegos eróticos sexuales.

Es injusto reducir dichas perversiones a una problemática sexual, sin concebir las implicaciones y el alcance que en las sociedades inscriben dichas perversiones.

De allí el estudio preeliminar de las obras completas del Marques de Sade (en el caso del sadismo), se hace necesario para cualquier profesional de la disciplina que pretenda una mayor comprensión de la temática.

De hecho, Sade ha sido objeto de estudio para filósofos de la talla de un Gilles Deleuze, y un Michel Foucault, así como del celebre psicoanalista Jacques Lacan, en Kant con Sade.

 

De la subjetividad de Sade y su historia

Cabe destacar que Donatain-Alponse-Francois, marques de Sade, nace en un momento histórico socio cultural (1740), destacado por el Despotismo ilustrado, caracterizado por las intrigas de la decadente corte de Versalles, nido de, embaucadores y aventureros (1).

Como lo señala Lacan Sade fue con todo su libertinaje un perseguido político, por la tiranía de aquel entonces, y permaneció al menos unos 25 años cautivo.

Para Deleuze la esencia del pensamiento sadiano sigue en esa línea, que gira en torno a una circunstancia, a una situación jurídico-política, y que expresa el odio de Sade por el Tirano.

Según Deleuze el pensamiento de Sade se concentra en lo siguiente" los tiranos nunca nacen en la anarquía, uno los ve erigirse a las sombra de las leyes o basarse en ellas. El tirano habla del lenguaje de las leyes y no tiene otro lenguaje. Tiene necesidad de la sombra de las leyes, y los héroes de Sade se encuentran investidos de una extraña anti tiranía, hablando como ningún tirano lo hizo, instituyendo un contra lenguaje (2).

Paralelo a la situación jurídico política también tenemos que agregar las influencias intelectuales.

El racionalismo predominante de su época evolucionó desde una postura predominantemente cognoscitiva e instrumental y la luz de los ilustrados adoptará la figura del análisis y el análisis es una máquina que no se detiene fácilmente. De allí se desprende una nueva concepción de lo corpóreo bajo la óptica del materialismo mecanicista, el cuerpo en síntesis se concibe como mera materia organizada, misma que posibilita que pueda ser considerado como artefacto o manufactura.

De esta manera el racionalismo presenta una cierta violencia, la que se manifiesta por su intento de incluirlo todo. Esta unilaterali dad es su exceso, su monstruosidad, y es de allí que de un racionalismo extremo, se pase a la irracionalidad.

Observen que Lacan en su análisis Kant con Sade señala que: Kant es de la opinión de Sade, pues lo que pretende Kant es eliminar de los criterios de la Ley moral, todo elemento sentimental.

Y como lo señala Lacan: "si se elimina todo elemento de sentimiento de la moral, si se lo retira, si se lo invalida, por mas guía que sea en nuestro sentimiento, en su extremo el mundo sadista es concebible – aun cuando sea su envés y su caricatura—como una de las realizaciones posibles de un mundo gobernado por una ética radical, por la ética kantiana tal como se inscribe en 1788"(3)

Como arte literario Sade implica un impasse en la escritura, en el estilo, un estilo que se hace contra lenguaje, y que se constituye dentro de un contexto socio-histórico que a la vez lo determina.

Así el pensamiento sadiano irrumpe en la historia y marca un neologismo influenciado no solo por su situación personal, sino también por el pensamiento intelectual de aquella época.

Como lo indicamos Sade es un pensamiento, un lenguaje, el cual se ubica del lado opuesto de la ley, o al menos intenta negarla. Intento fallido, pues como lo señala Lacan, para Sade la madre sigue prohibida lo cual indica la sumisión de Sade a la Ley. Sin embrago en este intento Sade le da paso a la ley de Otro, en este caso la naturaleza.

Intenta negar el vínculo social hasta sus ultimas consecuencias, a través de lo que lo constituye la escritura, haciendo un juego circular, pues tal naturaleza esta muerta por el símbolo. Como lo indica Lacan en La ética del Psicoanailis (sobre el das Ding), "el símbolo mata a la cosa".

Entonces Sade intenta lo imposible abolir el símbolo, a través del símbolo, y en ese intento de lo imposible crea y causa un lenguaje en esta búsqueda infinitesimal de combinatoria erótica, que según Foucault recae en una exaltación(al menos en el caso de Justine) del propio sujeto, exaltación que lo conduce a su explosión.(4)

De este modo inaugura en la sociedad una terminología la cual se articula en el discurso, nominación de lo que antes era innominable (el sadismo).

La perversión como acto de discurso

Todo acto de perversión es posible en un acto de discurso, así el perverso denuncia su fantasma, y sin el símbolo la perversión es inexistente.

Nótese que la obra sadiana se vale mucho del sarcasmo, de este humor negro, que se articula en el caso de Justine, la cual sufre de forma consistente el abuso de sus verdugos, y que al lograr librarse, al final de la obra, cuando todo parece colmarla de felicidad, un rayo la mata. De este modo el perverso juega con los significantes

El sádico, se mofa, ríe, goza, a consecuencia de la victima.

Todo es posible, no hay límites, la abolición del Otro y del otro, objetivo pues que recae en la destrucción del cuerpo.

Sin embargo "ese cuerpo, ese cuerpo que no existe mantiene unas ruinas rebeldes: las pulsiones, que hablan la falta de instinto y que el sádico-paranoico trata también de eliminar, en nombre de un símbolo que no le pertenece, que es un símbolo vació que es pura negatividad incapaz de cualquier mediación".(5)

El habla de Sade es un habla prostituida, sirve solo para negar al Otro, y por ello esta siempre a su servicio.

Recordemos que en la acepción lacaniana, el Otro es lugar del significante, y Sade hace una transacción, que consiste en pasar del Otro de la Ley, a la ley de l Otro.

En la filosofía de tocador justifica punto por punto la inversión de los imperativos fundamentales de la ley moral, preconizando el adulterio, el robo y todo lo que se le ocurra agregar. Lacan dice:"tomen el exacto revés de de todas las leyes del decálogo y obtendrán la exposición de algo coherente de algo cuyo mecanismo se articula así—Tomemos como máxima universal de nuestra acción el derecho a gozar de cualquier prójimo como instrumento de nuestro placer". (6)

El perverso frente a la dialéctica de la ley y el deseo

Aquí entra en juego el perverso frente a la dialéctica de la Ley y el deseo, haciéndose instrumento de la palabra. Pero como lo señala Lacan: "esa palabra no sabe ella misma que dice cuando miente y por otra parte mintiendo promueve alguna verdad. Y en esta función antinómica entre la ley y el deseo, la palabra condiciona". (7)

Por ello el fantasma del perverso consiste en que se imagina ser el Otro para asegurar su goce, y en esta condición se hace instrumento del goce del A (8).

En esta dialéctica Lacan Pregunta acaso la Ley es la cosa? Oh no¡, Sin embargo, solo tuve conocimiento de la Cosa por la Ley. En efecto, no hubiese tenido la idea de codiciarla si la Ley no hubiese dicho —tu no la codiciaras. Pero la Cosa encontrando la ocasión produce toda suerte de codicias en mí gracias al mandamiento, pues sin la Ley la cosa esta muerta" (9).

En el caso de Sade al intentar negar la Ley, del deseo queda poco, se trata más bien de una voluntad de goce, que proviene del Otro.

Así el perverso es una especie de transposición en la estructura, a consecuencia de la alienación, un intento de ocupar ese lugar imposible. El sujeto al articular la cadena significante trae a la luz la carencia en ser, el Otro, lugar de la palabra, es también lugar de esa carencia. En esta operación el perverso se ubica frente a la ausencia de ser de la inscripción significante, haciéndose instrumento, petrificándose como puro ser de goce

El perverso se hace intermediario, mostrando la mayor desposesion subjetiva, se hace instrumento por ejemplo del poder.

Las posiciones del poder y su relación con la crueldad es más que elocuente. En la obra sadiana las posiciones de los verdugos eran la de los dirigentes, ricos, instituciones de justicia, el clero, etc. Del mimo modo que en la pasión de Jesús sus verdugos ocupaban el lugar de los llamados poderes facticos, me refiero, a las instituciones de justicia romana, el aparato militar, el templo, etc.

Como instrumento de goce el perverso, el sádico no solo utiliza al otro como victima, sino que se petrifica el mismo.

En el caso de los suicidios terroristas, el sacrificio conduce al sujeto a una inmolación, inmolación que proviene como voluntad del Otro, en este caso, Yahvé, Ala, etc.

Vale la pena también señalar el ejemplo de un excriminal que en una entrevista clínica, me dice: "Yo no soy lo que quise ser, sino lo que la sociedad corrupta me hizo ser", en este caso la sociedad ocupa ese lugar, del cual el se hace intermediario.

Aspectos clínicos de la perversión.

El perverso como desposesión nos hace situar algunos puntos clínicos importantes. De lo que se trata en las observaciones de la vida cotidiana o en la clínica es ubicar al sujeto. Lacan indica que en una atención clínica, en relación al sujeto, se trata de escuchar con atención para saber: por quien, y para quien el sujeto habla.

Reubicar al sujeto en relación a su inconciente, y como sujeto deseante, desde su posición alter ego.

Para nosotros el discurso tiene sus efectos del inconciente, y siendo este inconsciente trans individual, tal posición puede ser ocupada por cualquier sujeto, el perverso es una posibilidad para cualquier sujeto, en un tiempo- espacio. Por eso es posible decir que cada cual lleva un perverso escondido, esto sin necesariamente llegar a tener consecuencias psicopatológicas.

Claro que en tal situación incidirá las relaciones del sujeto con el Otro primordial que en el caso de la clínica psicoanalítica es el lugar ocupado por la madre. De esta relación, de las acciones y el discurso de la madre, así como de las lecturas que el propio infant haga en relación al deseo de la madre, de allí se desprenderá toda una serie de relaciones complejas. Relación que hace indicar sobre esta dialéctica del deseo, la posibilidad de esta frase "de madre santa, hijo perverso", lo cual no deja de ser en la experiencia clínica una realidad.

El lugar de las perversiones en la época actual

Actualmente, la ciencia traspasa paulatinamente las barreras de lo prohibido, colocando en el lugar de ofertas lo que se situaba como vedado, ante esta circunstancia no es en vano reafirmar que para algunos psicoanalistas esta sea una época de las perversiones, distinguiéndolas de las neurosis, estructuras clínicas, por las cuales Freud en relación a su época hizo una mayor profundización.

Al menos el desarrollo tecnológico y su consecuencia(la revolución óptica), provee al hombre una combinatoria de fantasmas prohibitivos, así la mirada cumple una función de goce en el mudo actual, se mira para gozar, no para censurar.

Esto trae como consecuencia en la cultura una transmutación en las estructuras clínicas. Las perversiones sexuales, por ejemplo, aparecen como mercancías de consumo, dándole un sentido en el discurso y en el imaginario que antes no tenían.

Así se da solución a lo que el sujeto sitúa como imposible, sobre todo en lo referente a un cuerpo y su relación al goce.

 

 

Notas

  1. Sade, Los infortunios de la virtud, edicomunicaciòn S.A, España, 1995. Pág.5

  2. Esta cita la podemos encontrar en el articulo publicado por Del Campo Emiliano, Deleuze: Presentación de Masoch con Sade, Revista digital de psicoanálisis Acheronta, 2000. Pág. 1

  3. Lacan Jacques, La Ética del psicoanálisis, texto establecido por Jacques-Alain Miller, Ediciones paidos, Buenos Aires, 1988.Pág. 98

  4. Caruso Paolo, Conversaciones con Lèvi-Strauss, Foucault y Lacan, Editorial Anagrama, Barcelona, 1969. Pág. 84

  5. Referencia tomada de: Sade, Obras selectas, Edimat libros S.A., Madrid- España.

  6. Lacan Jacques, La Ética del psicoanálisis, 1998. Pág. 98

  7. ídem, Ibíd., Pág. 102

  8. Designamos con la letra A, al Otro (lugar de la palabra), que se desprende del francés A (utre), En los escritos de Lacan, el mismo plantea la relación de A con el sujeto, de terminante en la estructuración de lo inconsciente.

  9. Lacan Jacques, La ética del psicoanálisis,1998.Pág.103

Bibliografía

Bleichmar H, Introducción al estudio de las perversiones, Helguero, Buenos Aires, 1976

Foucault Michel, El Orden del discurso, Tusquests, Barcelona, 1983.

Salvador Ángel de frutos, Los escritos de Jacques, Lacan Variantes textuales, Siglo XXI Editores, Madrid –España, 1994.


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