Psicoanálisis, Ciencia y Posmodernismo

El nonsense(1) posmoderno no es el de Lacan
Alejandra Eidelberg


En 1996, el físico estadounidense Alan Sokal -preocupado por el deterioro de la rigurosidad intelectual en ciertos círculos de las academias humanísticas norteamericanas- llevó a cabo lo que llamó "un modesto experimento". Decidió comprobar si una prestigiosa revista especializada en estos temas publicaría "un artículo plagado de nonsense con tal de que sonase bien y adulara los preconceptos ideológicos de sus editores".(2)

Lamentablemente comprobó que sí, pues los editores cayeron como chorlitos en su trampa: no sólo publicaron su artículo sin someterlo a referee alguno, sino que además se alegraron del respaldo que los estudios sociales recibían desde la física cuántica. Para Sokal, justamente en esto residía "la fundamental estupidez" de su artículo, al que tituló "Transgrediendo los límites: hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica".(3)

Esta parodia tramposa, luego develada por su mismo autor, tuvo amplias repercusiones en la comunidad científica mundial.(4) En el marco de este trabajo sólo me referiré a tres de los motivos por los cuales logró despertar mi interés desde el psicoanálisis:

.Primero: Porque entre sus desarrollos disparatados, Sokal cita a Jacques Lacan y lo utiliza para construir algunas de sus falacias de autoridad engañosas, dejándolo así ubicado dentro de las corrientes humanísticas posmodernas que critica -lo cual merece ser discutido y esclarecido.

.Segundo: Porque el concepto de nonsense en la enseñanza de Lacan debe ser diferenciado del nonsense posmoderno oscurantista y autoindulgente que Sokal critica, y también del nonsense que él mismo utiliza como recurso para parodiarlo, engañando así a sus editores.

.Tercero: Porque en el debate polarizado entre las ciencias "duras" y "blandas" al que el "affaire Sokal" dio lugar (síntoma cultural de vieja data agudizado en los últimos años), el psicoanalista no encuentra fácilmente un lugar -atopía que se constituye a veces en su propio síntoma (tal como este mismo trabajo quizás lo testimonia).

Intentaré puntuar estos tres aspectos en sus mutuos entrecruzamientos.

El nonsense de Sokal (camuflado primero por el sentido que otros inevitablemente le otorgaron) produjo, una vez develado, un efecto de conmoción que se extendió desde el regocijo humorístico hasta el espanto, pasando por la admiración y la indignación. La misma gama de efectos ha sabido producir Lacan con sus intervenciones y conceptualizaciones alrededor del nonsense, a las que también se les puede adjudicar algún sentido tranquilizador que las reintegre a la "ostentosa" sensatez y solemnidad psicoanalítica que Lacan mismo aconsejó matizar con el semblante de "payaso".(5) Más allá de esta única coincidencia en algunos efectos, lo que queda son las diferencias entre uno y otro modo de valerse de este recurso.

Sokal se vale de una metonimia disparatada para así hilar una parodia fraudulenta de tono espectacular y con fines de denuncia. Nos dice que su artículo -construido como un nonsense- es "un modesto ejemplo de este género" bien arraigado dentro de las corrientes posmodernas de las ciencias humanas, en las que "todo es retórica y juegos del lenguaje" y en las que "la consistencia lógica se vuelve superflua".(6) Sokal desprecia el nonsense y sólo lo utiliza para imitar a quienes también desprecia por su falta de rigurosidad intelectual. Es él mismo quien considera que su maniobra es poco ortodoxa para la ética científica que debe basarse sobre la confianza entre colegas.

A diferencia de Sokal, Lacan no desprecia el nonsense. Al contrario, aún concebido como "necedad"(7), considera que de él parte, sobre él se sustenta y en él desemboca el discurso psicoanalítico que arriba al punto de encuentro con la inconsistencia del Otro. Por otro lado, el lugar que le da en su enseñanza a partir de su práctica jamás ha rozado el plano de la canallada que sí roza Sokal. Es decir, dirigir a un analizante al encuentro con el nonsense es dirigirlo hacia la producción del significante-letra y hacia la caída del objeto(a) que -siendo equivalentes en su insensatez- pueden producir la reducción por irrisión del sentido y goce fálicos del síntoma. Y esto no tiene nada que ver con la canallada de dejar a alguien expuesto al ridículo.

Avancemos un poco más con las diferencias. Lo que Sokal quiere denunciar, imitándolo, es -dice- "un tipo particular de nonsense y pensamiento descuidado" de la izquierda progresista que niega la existencia de la realidad objetiva y prescinde de las raíces newtonianas del método científico, que se vuelve oscurantista al prescindir de lo racional, y que sólo parece necesitar de "una pátina de sofisticación teórica" en la que "la incomprensibilidad se transforma en una virtud ... sustituyendo a la evidencia y a la lógica".(8)

Sin duda que Lacan no prescinde de la lógica, ni pretende -al modo histérico- mostrar la impotencia de su saber. Al contrario, se vale de ella hasta agotarla con rigurosiad psicótica. Así, el análisis lacaniano encalla en el tope donde el doble nonsense de la insignia sintomática se revela como el drama de haber convertido lo contingente -prueba de lo imposible- en necesario: fijeza fantasmática para hacer consistir al Otro y suplencia repetitiva de la relación sexual que no hay. El fin de análisis lacaniano devela entonces el fraude mágico o religioso que puede ser una práctica de dar sentido cuando trata de obviar lo real como imposible; real éste que la ciencia simplemente forcluye de sus consideraciones.

Por otro lado, Lacan tampoco niega a Newton ni a las leyes de la física que rigen lo que vuelve siempre al mismo lugar. En primer término, porque sus desarrollos teóricos han ido siempre en contra de las tendencias oscurantistas que quieren hacer hablar nuevamente a los planetas (y es por esto que Lacan no se hubiera prestado al desafío que lanza Sokal a los humanistas posmodernos: tirarse de un piso 21). En segundo término, porque el encuentro con el nonsense que el psicoanálisis procura es, justamente, el encuentro con la ley significante particular que rige lo que en cada analizante vuelve siempre al mismo lugar, causado por el plus de goce particular con que -en ese mismo lugar- la pulsión se satisface. Claro que, en la contingencia de su particularidad, el significante-letra y el objeto(a) no son integrables al saber universal al que aspira la ciencia.

El psicoanálisis de orientación lacaniana, entonces, no prescinde de la lógica. Pero sí prescinde de la evidencia, pues ésta sólo nos permite pensar en términos de hechos observables y verificables en la llamada "realidad externa" y su tiranía -que es la "tiranía del empirismo"(9)- sólo refuerza nuestra debilidad mental estructural; es decir, nos aleja de Dupin y nos acerca a la policía que, como bien sabemos gracias al cuento de Poe(10), es incapaz de encontrar lo que busca: the letter, ese objeto-carta-letra.

Sokal nos cuenta que armó su parodia-nonsense como "una mezcla de verdades, medio-verdades, y cuartos de verdad", recurriendo a falacias de autoridad, analogías absurdas y retóricas vacías.(11) Pero también nos aclara que todos los trabajos de los autores citados (más de doscientos) son reales. J. Lacan es uno de ellos. J.-A. Miller es otro.

La cuestión es que Sokal utiliza a Lacan no sólo como referencia bibliográfica -totalmente descontextuada-, sino también para inventar un elaborado disparate en donde simula explicar cómo los desarrollos psicoanalíticos basados en la topología y la teoría de los nudos han sido confirmados por investigaciones recientes de la física cuántica. El mismo pseudo aval reciben las ideas New Age de Rupert Sheldrake sobre "campo morfogenético", el "deconstructivismo" de Derrida, la epistemología de Heisenberg y Bohr y el concepto de "igualdad" de Luce Irigaray y otras feministas que proclaman la caída del falocentrismo newtoniano.

En los artículos posteriores donde revela su fraude, Sokal explicita su aversión a algunas de estas ideas, afirmando que él es de izquierda y feminista debido a la evidencia y la lógica, y no a pesar de ellas. Resulta poco claro qué piensa de la teoría psicoanalítica lacaniana, pero la llama "especulación" y, sin duda, la deja ubicada en una especie de "bolsa de gatos" donde proliferan los lugares comunes del "todo vale".

Se impone extraer al psicoanálisis de esta bolsa, esclareciendo que la implicación y responsabilidad que busca del sujeto en lo concerniente a la verdad de su goce, nada tiene que ver con el subjetivismo banal desde donde se puede sostener un relativismo cultural radicalizado y un anarquismo epistemológico en el que todo depende del lugar desde donde se miren las cosas. Anarquismo epistemológico que, siendo quizás un signo contemporáneo de la inexistencia del Otro, le otorga al mercado el poder para imponer la moda de tal o cual fantasmática teoricista con sus gadgets de consumo correspondientes.

Es cierto que Lacan le da importancia a la teoría de la relatividad que considera que la realidad es solidaria del procedimiento con que sobre ella se actúa; es así como el inconciente sólo se estructura en relación al SsS dentro del dispositivo analítico. También podemos pensar en el relativismo de los objetos imaginarios del deseo, todos sustituibles en tanto vienen al lugar de una falta estructural. Pero a este relativismo emparentado con la metonimia infinita del sentido -y del psicoanálisis- Lacan le opone la vertiente no significante de la transferencia, que se pone en juego en cada cierre del inconciente y al final de un análisis. Podemos pensar al pase como la instancia que Lacan inventó para poner un coto aún más definitivo al relativismo del inconciente, tratando de hacer transmisible el real más absoluto -pero no universalizable- de su causa.

¿Para qué cita A.Sokal a Lacan? ¿Sólo como figura de autoridad para hacer morder el anzuelo a los no rigurosos? ¿O también para ajudicarle elípticamente la responsabilidad de la falta de rigurosidad reinante?

¿A quién dirige su crítica Sokal? ¿A Lacan por su manera particular de servirse de algunos conceptos de la lógica y la matemática? ¿O a los posmodernos poco rigurosos que repiten algunos conceptos lacanianos desconociendo de qué campo Lacan los ha importado y en qué punto los ha subvertido para poder dar cuenta del real que le interesa?

Elucidar la intención de Sokal no es importante. Sí lo es darnos cuenta que cuando presentamos algunos conceptos lacanianos con este desconocimiento a cuestas, existe el riesgo de degradar el discurso psicoanalítico reduciéndolo a ser un nonsense en su acepción de mero desatino, lo cual da un formidable pie a las reacciones de tipo canallesco como la de Sokal, quien se burla de las pátinas teóricas sofisticadas en las que la incomprensibilidad es su única virtud y que no tienen otro fundamento más que la retórica por la retórica misma.

El psicoanálisis lacaniano se opone al oscurantismo pre-científico que pretende hacer hablar a lo real y también se opone a la satisfacción homeostática del blablabla que "crece en la maceta del principio del placer".(12) Pero en su oposición a ser sólo una retórica un tanto degradada, tampoco se identifica con la racionalidad anhelada por el científico; su espíritu no es el de Sokal. De ahí que mantenga una "enemistad amorosa" con la ciencia(13). Su real no es el mismo.

Sirviéndome de los desarrollos de J.-A.Miller(14), me animo a pensar el real del psicoanálisis lacaniano emparentado con el nonsense, pero desde tres vertientes que nada tienen que ver con algunos desatinos oscurantistas posmodernos ni con los disparates burlones de Sokal:

.Primera vertiente: el nonsense inicial del síntoma que, en su articulación al sentido fálico, es sensible a la operación retórica de la interpretación.

.Segunda vertiente: el nonsense al que finalmente queda reducido el síntoma como matema científico disociado del sentido, como saber escrito en lo real que vuelve siempre como suplencia al mismo lugar.

Tercera vertiente: el nonsense más radical que es este lugar -un vacío-, real imposible tanto de interpretar como de demostrar científicamente, en tanto no hay en él saber escrito, sólo ausencia, de sentido y de sexo, absens/absexe.(15)

El enorme esfuerzo de Lacan ha sido intentar cernir este real desde campos como la lógica y la matemática hasta la plástica y la literatura. Nos sugirió intentar "pescar" algo de este real insensato, por ejemplo, en los números irracionales, en el género literario del "nonsense", en los ready mades de Duchamp, en la lógica del disparate freudiano o en el laleo del niño.(16) Pero lo que nunca se le ocurrió, creo, fue enviarnos al campo de las neurociencias.

Las dos primeras vertientes de lo real pueden orientar al psicoanalista para "saber hacer" con su atopía sintomática en los debates actuales entre ciencias "duras" y "blandas": insertándose con su bien decir en una zona de intersección entre la retórica humanística y la demostración científica, lo cual supone, además, una política de transmisión que es la del desciframiento.

En este posmodernismo a veces tan light y confuso que le da letra a Alan Sokal, puede ser hasta conveniente que la tercera vertiente de lo real quede más circunscripta al trabajo intra e inter Escuelas en torno al pase. Me refiero a las Escuelas de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y a esa vertiente de lo real como lugar vacío de sentido y de saber, real que Jacques Lacan definió como su síntoma(17), quizás por ser la dimensión más radical de lo incurable. Tengo la impresión de que en la A.M.P. hay mucho nudo a desembrollar ahí ... afortunadamente.(18)

NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

(1) Decidí no traducir "nonsense" porque no encontré ningún término en la lengua española que sea equivalente en la multiplicidad de sus significados a esta palabra inglesa.

(2) Alan Sokal, "A Physicist Experiments with Cultural Studies", en Lingua Franca, N.Y., mayo-junio 1996.

(3) Alan Sokal, "Transgressing the Boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity, en SocialText 46-47, N.Y., 1996.

(4) Los tres artículos de A.Sokal citados en este trabajo, más el debate suscitado en Estados Unidos pueden ser consultados en Internet. El debate en la Argentina fue reproducido por la sección "Futuro" del periódico Página 12 a comienzos de 1997.

(5) Jacques Lacan, "La Tercera", en Intervenciones y Textos II, Ed.Manantial, Bs.As., 1988.

(6) Alan Sokal, "A Physicist Experiments with Cultural Studies", op.cit.

(7) Jacques Lacan, El Seminario. Libro XX: Aún, Ed.Paidós, Bs.As., 1985.

(8) Alan Sokal, "A Physicist Experiments with Cultural Studies", op.cit.

(9) Sergio Caletti, "Una jugarreta más bien clásica", en el periódico Página 12, Bs.As., 24-5-97.

(10) Edgar Alan Poe, "La carta robada", en Narraciones Completas, Ed.Aguilar, Madrid, 1955.

(11) Alan Sokal, "Trangressing the boundaries: An Afterword", en Dissent 43, N.Y., 1996.

(12) Jacques Lacan, El Seminario. Libro XX: Aún, op.cit.

(13) Octavio Paz, La apariencia desnuda , Ed.Alianza, Bs.As., 1992. Con este oxímoron describe Octavio Paz la contradictoria relación que con la ciencia mantiene Marcel Duchamp, a quien justamente nos remite Lacan en "La Tercera" para hacernos entender qué debe ser la interpretación que toque lo real del síntoma.

(14) Eric Laurent - Jacques-Alain Miller, "L'Autre qui n'existe pas et ses comités d'ethique", curso inédito dictado en París, 1996-97.

(15) Jacques Lacan, "El Atolondradicho", en Escansión Nro.1, Ed.Paidós, Bs.As., 1984.

(16) Me he referido a algunos de estos temas en un trabajo anterior titulado "Del equívoco al disparate", en El Caldero de la Escuela No.47, publicación de la E.O.L., Bs.As., noviembre de 1996.

(17) Jacques Lacan, El Seminario: Le synthome, inédito, dictado en París, 1975-76.

(18) Este trabajo fue escrito en agosto de 1997 para ser presentado en las Jornadas Anuales de la E.O.L. Dos meses después, Sokal publica en Francia, a través de la editorial Odile Jacob, un libro en co-autoría con Jean Bricmont, llamado Impostures intellectuelles, donde critica a la intelectualidad francesa -Lacan, entre otros- por el incorrecto uso de conceptos científicos y por haber echado a perder a la izquierda norteamericana. El objetivo de Sokal en los artículos previos a su libro es más claro entonces; y no cabe duda de que es un científico de izquierda muy aggiornado de los procesos de marketting en un mundo globalizado. Quizás la escritura y publicación de este trabajo nos convierte también en chorlitos caídos en la red de su impostada estrategia publicitaria.


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