Política del Psicoanálisis

La crisis en la Internacional de los Foros del Campo Lacaniano

Renuncia

Laura Marengo

Buenos Aires, 1º de noviembre de 1999

A los colegas del Foro Psicoanalítico de Buenos Aires:

Por la presente, les informo mi renuncia, en primer término como miembro activo del FPBA. Y planteo el primer término porque es como tal que hablo, y no por los cargos "directivos" que pude haber ocupado en este tiempo. Nunca renegué de la importancia y de la necesidad de que existan y que sean efectivamente ocupados. Pero, siguiendo a los conceptos, la permutación de los mismos era para mí el horizonte, e incluso cierta garantía o tope para el narcisismo, del que nadie está librado.

Presento esta renuncia por razones personales. Porque todavía puedo distinguir a las personas de los conceptos. ¿Acaso no es eso de lo que padece el psicoanálisis?. No es por sus conceptos que está jaqueado, que cae permanentemente en contradicciones. Es por nosotros, los psicoanalistas, que las cuestiones de poder, amiguismo y maniobra constante, que el psicoanálisis se ve amenazado y por supuesto, nuestra práctica.

Entonces, no es el psicoanálisis y sus conceptos lo que hace obstáculo, sino lo que pasa con los analistas asociados, bajo la forma que sea. Mucho más si me lo planteo en torno a la Escuela, que es para mí palabras mayores porque hace al meollo de la cuestión de toda nuestra práctica y también de nuestra formación.

Siempre aposté al psicoanálisis, creo que de todas las formas posibles, con mi análisis, con una lectura incansable y cada vez más sorprendente de los textos de los maestros y también de los colegas, participando de instituciones, de una Escuela, de la que me fui y ahora de una que está por venir. Pero cómo sostener tanta paradoja, que no es equívoco, tanta distancia entre enunciados, enunciaciones y actos. Escuché decir, que uno no se mete en una batalla si está seguro de perderla, ¡por supuesto! Eso es solo masoquismo. Pero tampoco, solo si se está seguro de ganarla. Eso no es la dimensión del acto, ni el psicoanalítico, ni cualquier acto, que no sea una mera acción. Un acto, en el plano de la ética, implica necesariamente dilema (no duda obsesiva o insatisfacción histérica).

Ahora, una cosa es asociarse para ganar, entendiendo como ganancia, la circulación y puesta en cuestión del psicoanálisis, replanteándose incesantemente ese lugar que le suponemos al saber y que debe caer por tierra. Pero otra, muy distinta, es calcular la ganancia no importa a costa de que, el fin justificando los medios, otra vez!. Eso no está a la altura o por lo menos en la dimensión del acto. El acto se sostiene, no sin tropiezos, coordinando voluntades y deseos con un fin, nuestra causa. ¿Tendremos que decretarla como perdida?

Cómo replantearnos qué es ser analista, cuando las cuestiones pasan, por lo menos en lo que a nuestro Foro se refiere, por manipulaciones, cambios de figuritas y también, para decirlo con todas las letras, traiciones. El problema no son los amos, no creo que Colette Soler lo sea, sino las posiciones subjetivas, o para decirlo en otros términos, las personas, que sostienen a veces un gatopardismo rayano con la peor de las hipocresías.

Y creo, que es una hipocresía más desatender tanto al plano humano, quiero decir, de la calidad de las personas, que la "función del psicoanalista" o del "deseo del analista", se ubican en la teoría quedando reducidos a mera coartada para sostener poderes, caciquitos, garantías, y todo aquello que va en contra del discurso analítico. Discurso que no creo encarnar de ningún modo, que es un intento permanente y una dificultad cotidiana en mi práctica como analista.

Vuelvo a presenciar con asombro, el temor que algunos infunden, a tal punto que pareciera que hay personajes anatemáticos, que requieren de declaraciones públicas, para desligarse de lo que en otros tiempos, parecía una amistad. Es una cuestión de estructura, pero de la que algunos saben servirse muy bien. Promesas de consultorios llenos, negocios y no psicoanálisis. No soy purista, vivo de esto, necesito, como los demás colegas trabajar, tener pacientes, generar transferencias, pero no de cualquier manera. Es mi límite, también tal vez lo sea el de mi síntoma.

Lamentablemente esos lugares "directivos" me han permitido ver muy de cerca nuestra miserias Humanas y no psicoanalíticas. Sin duda, no escapo a ellas, pero tal vez hubiera preferido tener un tiempo mayor para ilusionarme, para creer que esta vez si era posible hacer algo con lo imposible, aunque distara de la perfección.

Pero lo vi demasiado, me involucré también, a veces callando y ya no puedo seguir sosteniendo el "lo sé pero aún así".

Freud, se preguntaba por qué los aplausos cuando él llevaba la peste a Inglaterra en su exilio, Lacan también habla del psicoanálisis como peste. Pero no creo que se refirieran a este tipo de peste. Donde todo se resuelve con acuerdos, factores de presión, y, en la Argentina de los tiempos que corren, con la promesa de la clientela. No creo que sea una forma legítima de ganarse las transferencias. Una vez más, y sobre todo en este Foro, ya que la realidad en otros países, por ejemplo Francia, es muy distinta, se impone la necesidad, la demanda y del deseo ni hablemos. Estoy convencida, que en Buenos Aires, esta no es una gesta por el psicoanálisis y por sus causas, sino por el renombre de algunos que asegurará cierto confort.

Me pregunto, qué análisis, qué sujetos, qué posiciones subjetivas puede generar esto.

Tal vez cada uno tenga el lugar que se merezca, y yo vi demasiado en muy poco tiempo, como para poder apostar a que algo va a cambiar.

Lo siento mucho, verdaderamente, he apostado y trabajado, no me sacrifiqué, creo que el sacrificio comenzaría ahora, si yo continuara sabiendo todo esto.

Cuando la castración no circula de ninguna manera, "primero me votan y después renuncio", me aseguro un cargo, etc. ¿Que permutaciones para el futuro?. Cuando no es la crítica lo que se silencia, de hecho se puede hablar, pero son las acciones las que las revocan, cuando uno ve que ya está todo cocinado y que además creemos que participamos de un exquisito banquete. En fin. Ya basta.

Como dice Freud, los cristales se resquebrajan por su línea de fractura, puede que este sea firme e incluso exitoso, pero el brillo del cristal no me opaca la fractura por la que se constituyó.

Para terminar, efectivamente, son razones personales, los analistas deberíamos ser antes que nada personas, por lo menos eso pretendo. Personas dignas, con dignidad, y que tomen esta tarea con la humildad, por la castración, entendámonos, que ella requiere. Somos unos trabajadores más, trabajadores del Inconsciente para personas, que por más sujetos divididos que sean, no podemos olvidar lo que somos: simples mortales que constituimos una serie. Si el psicoanálisis y la Escuela es sólo para algunos, entonces…, no me interesa.

Laura Marengo

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