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Goce y pulsión escópica
Un esbozo sobre la mirada

Jorge Aldo Jurado Hernández

"No creemos que la verdad continúe siéndolo si se le arranca el velo (que la cubre)...para nosotros es cuestión de decoro no querer verlo todo desnudo, no querer asistir a todas las cosas, no pretender comprenderlo y saberlo todo. ¿Es verdad que Dios ve todas las cosas? – Preguntaba una niña a su madre. -¡Por supuesto! –Y la niña respondía: A mí no me parece decente. ¡Qué lección para los filósofos!"
Federico Nietszche.

"¿Dónde en el mundo puede observarse un sujeto metafísico? Tú dices que aquí ocurre exactamente como con el ojo y el campo de visión; pero tú no ves realmente el ojo. Y nada en el campo de visión permite concluir que es visto por un ojo. "
Ludwig Wittgenstein
Tractatus Logico-Philosophicus
5.633

1.- Introducción.

El análisis de la mirada es una parte fundamental, generalmente soslayada, para la comprensión del desarrollo y constitución de síntomas, fobias y otros fenómenos que tradicionalmente se ubican como psicopatologías (1). El propósito de estas líneas es desarrollar el tema de la mirada a partir del trabajo de Freud llamado Fetichismo, y de algunos de sus casos clínicos.(2) Sin embargo, la mayor parte de este análisis (y la más interesante) se desarrolla en la obra de Lacan, fundamentalmente en los seminarios sobre La angustia y Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1963-64 y 1964-65 respectivamente) (3) Además de las cuestiones relacionadas con la clínica, el tema de la mirada, que estas páginas solamente esbozan, es decir, marcan un trazo, nos servirá para reflexionar acerca de la mirada en el mundo contemporáneo, una mirada omnipresente y mediada por la cámara de video, una mirada otra que, como pretendo demostrar, le otorga un estatuto inédito a la realidad que vivimos.

2.- La mirada y el objeto fetiche.

En un pequeño artículo sobre el fetichismo, (4) Freud comienza relatando el caso de un individuo con un extraño caso de fetichismo: estaba "fijado" en el brillo sobre la nariz (Glanz auf der Nase). De acuerdo con Freud, el caso tuvo una "sorprendente aclaración" (aunque no nos aclare en qué consistió esa aclaración) cuando cayó en la cuenta que el sujeto en cuestión había sido de niño angloparlante (5) Lo que estaba en juego en la fijación del sujeto era la mirada (glance, en inglés) sobre la nariz (6) O bien, formulado de una manera más concreta, el sujeto estaba fijado en la mirada como objeto.Esta última afirmación requiere matizarse. Tenemos que distinguir el objeto al que el niño ha de renunciar por mediación de un agente (7), y el objeto fetiche (fetisso o feitizo, cosa encantada) que encubre la castración del otro materno. El primer tipo de objeto introduce al sujeto en la lógica estructurante del fort-da. Es decir, el sujeto renuncia a un determinado objeto (por ejemplo, sus propias heces, a las que debe "entregar" como respuesta a la demanda materna y después a una exigencia social de limpieza). (8) Por el contrario, el objeto fetiche detiene al sujeto, lo mantiene fijado, fascinado en un punto determinado, justo antes de la visión del genital femenino, y que vela el horror de la castración femenina. El objeto de renuncia (que podemos llamar de renuncia pulsional) está, entonces inscrito en una lógica diferente de la del objeto fetiche, lógica que más adelante mostraré, por lo menos en alguno de sus aspectos, a propósito del caso princeps en el psicoanálisis infantil: el caso Juanito.

3.- El sujeto escópico.

Lacan trata el tema de la mirada en diversos seminarios, pero es en Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, en que discute el libro Lo visible y lo invisible del filósofo Marleu-Ponty, cuando establece una diferencia fundamental entre la mirada subjetivante y la función fisiológica del ver. La primera está relacionada con el deseo del otro materno, y es la que introduce al niño en la imagen de un cuerpo propio y unitario. (9). Tal como nos dice Marité Ferrari: "Lacan propone un primer tiempo en que el sujeto es mirado. En este sentido el sujeto es cuadro, fotografiado por la mirada que encarnaría la luz. El sujeto sería entonces parte del cuadro, mancha o pantalla." (10). En ese primer momento, el sujeto mira que es mirado por el otro, en un juego especular, pues así como el niño se mira en el otro materno, ella, la madre, también se mira en esos rasgos que su mirada convierte en un rostro humano. Tal vez no se ha insistido bastante en esto: para que un niño se convierta en humano, hay que proporcionarle estructuras humanizantes. A pesar de lo que nos dicen los psicólogos del desarrollo, la estructura subjetiva no es hereditaria, tampoco innata. Pensemos en lo que Spitz, en los años cincuenta, denominó el "síndrome de hospitalización", a propósito de esos niños que eran dejados en el abandono. Algunos tenían una pronta muerte física, los demás devinieron retrasados o autistas. Pero todos enfrentaron la "muerte psíquica" antes incluso de haber despertado a la vida, pues carecieron de una inscripción en el registro simbólico. Ninguno ocupaba un lugar en el deseo del Otro, pues faltaba la mirada subjetivante.

La mirada es condición necesaria, pero no suficiente, para la constitución del sujeto; para que el cuerpo de un cachorro humano sea algo más que un "cacho de carne" es indispensable que en esa mirada exista un corte, algo que ponga límite a la mirada omniabarcante del Otro; es necesario introducir a la mirada en la dialéctica del fort-da. El juego del "ahora me ves-ahora no me ves" pone un límite a la mirada, impidiendo que el sujeto sea devorado por el goce escópico del Otro.

Por tanto, un doble peligro acecha al sujeto: por un lado, si la mirada falta el individuo no es inscrito en el registro simbólico como sujeto de deseo; si, por otro lado, nada pone límite a la mirada, si nada ciega al ojo devorador, nada impedirá que el sujeto sea aplastado, borrado por la voracidad del deso del Otro. No es extraño, desde este punto de vista, que los niños disfruten tanto del juego del escondite. En él está implícito no sólo ocultarse por un momento a la mirada del otro, sino que también está en juego el que otro me busque, como si con ello dijera "me puedes perder", dandole así un lugar en el deseo de otro.

En conclusión, no basta con la función fisiológica del ver; hay que renunciar a ser visto siempre. Lo que el niño en proceso de subjetivación pierde (goce escópico) lo recupera en el goce del juego. Ahora bien, ¿también hay que renunciar a verlo todo?

4.- La mirada: del corte y el trazo a la lógica de la sexuación.

Freud relacionó la pulsión escópica con el afán de saber. En el análisis del pequeño Juan, en el que se analiza la constitución de la fobia de un niño de cinco años, que es hijo de un discípulo suyo, podemos observar dos tiempos lógicos: un primer tiempo en que el niño es objeto de la mirada escudriñadora de otro (como objeto de comprobación de las teorías freudianas sobre sexualidad infantil), y y un segundo tiempo en que el juanito tiene que vérselas con lo real de la sexuación, para acceder a su propia posición sexuada. Freud resalta la eficacia de la amenaza de la castración en el tiempo en que el pequeño Juan puede ver el genital femenino viendo allí lo que falta, lo que no hay. La eficacia de este momento no consiste en que Juanito tenga la percepción visual visual de los genitales materno, lo que está en cuestión es que se da a ver allí más allá de lo que se muestra. Cuando, por ejemplo, observa a su pequeña hermana a la hora del baño, comprueba que no tiene Wiwimacher (hace-pipí), pero aún así, tiene. "Más adelante le crecerá". Como nos dice Freud: "He aquí, pues, el proceso: el veroncito rehusó darse por enteradode un hecho de su percepción, a saber, que la mujer no posee pene. No eso no puede ser cierto, pues si la mujer está castrada, su propia posesión de pene corre peligro..."(11).

Juanito pasa de la lógica del "todo ser viviente tiene un Wiwimacher", con lo que traza una primera distinción entre seres animados e inanimados, a la división lógica entre hombres y mujeres. El desplazamiento de un tiempo lógico al otro produce, como efecto, la angustia, que es una demostración de que la metáfora paterna se instauró con éxito. La fobia de Juanito es un límite que focaliza y neutraliza la angustia, una apelación al padre simbólico, al padre como agente de la castración, para poner un límite al goce excesivo de la mirada (12).

Juanito no deviene fetichista. No ha erigido un monumento al horror a la castración. No queda fascinado por algún objeto (las bragas de la madre o el Lumpf ) sino que su mirada se desplaza hasta desarrollar la fobia a los caballos. Al final, la cura supervisada ´por Freud hace de la fobia de Juanito la posibilidad de que devenga un sujeto sexuado.

5.- La mirada en el mundo moderno, Big brother y los "reality shows".

Con todo lo dicho hasta aquí, podemos hacer una reflexión sobre la mirada en el mundo moderno. En su obra Así habló Zarathustra, Nietzsche diagnostica la condición espiritual de su tiempo, advirtiéndonos del peligro que entraña. En la cuarta parte del libro se encuentra al "más feo de los hombres", a aquél que ha matado a Dios. Cuando explica su monumental acto, fuente de la sensibilidad moderna, nos dice: "Sin embargo, Él tenía que morir. Miraba con ojos que lo veían todo, veía las profundidades y los abismos del hombre, toda su encubierta ignominia y fealdad. Su compasión no conoció el pudor: registraba mis repliegues más inmundos. Este supercurioso, ese absoluto indiscreto, ese supercompasivo, ¡tenía que morir! Me veía siempre: yo tenía que vengarme de semejante testigo, o morir yo mismo. El Dios que lo veía todo, también al hombre, ¡ese Dios tenía que morir! El hombre no soporta que semejante testigo viva." (13) Es una lástima que Nietzsche no abundara en el tema de la mirada, pues sus breves comentarios sobre este tema están llenos de interés para comprender al mundo contemporáneo y a la clínica psicoanalítica. Si partimos de la base de que la condición de existencia del sujeto es la ceguera parcial del Otro mediante la dialéctica del fort-da, ¿qué ´podemos decir del auge de programas tales como Big brother? Desde mi punto de vista, algo se juega en la renuncia de los tele-videntes a renunciar a querer verlo todo. ¿Acaso el ojo de la cámara ha suplantado al ojo divino, ése que el más feo de los hombres tuvo que matar para no morir él mismo? Con la llegada de la televisión a nuestras vidas, nada escapa a la mirada omni-abarcante de la cámara. Con los avances tecnológicos en materia de comunicación, prácticamente en todo el mundo existe algo digno de ser visto, desde la "guerra con precisión quirúrgica", y los bombardeos a todo color sobre Irak o Afganistán, hasta la vida de seis insulsos personajes que habitan la casa del "gran hermano" (14) Lo curioso de este fenómeno es que se da por igual en países desarrollados y en los del llamado "tercer mundo". Parafraseando a Walter Benjamin, lo que determina el (mal) gusto por estos espectáculos no es la experiencia de la pobreza, sino que es el empobrecimiento de la experiencia lo que nos lleva a esta nueva forma de barbarie. (15).

El show mediático alcanza también el ámbito de la política. Todo este año ha estado marcado en México por los famosos video escándalos, en los que se muestra a importantes personajes de gobierno en actos de corrupción. Lo novedoso no es el acto en sí mismo, pues es de sobra conocida la escasa probidad moral entre la clase política, sino la manera en que los medios masivos de comunicación transmiten esos hechos, para regocijo de los tele-videntes que han convertido a la política en otro reality-show.

(A este respecto no puedo dejar de mencionar un hecho autobiográfico, que sirve para ilustrar, de manera notable nuestro tema: durante la huelga estudiantil que paralizó casi un año a la Universidad Nacional Autónoma de México en 1999, recuerdo que después de estar en las asambleas, en las marchas y en las discusiones relativas al Congreso Universitario, en las noches todos corríamos a casa para ver la televisión y enterarnos de lo que decían los noticieros. Lo indignante, a algunos años de distancia, no es tanto percatarnos de la deformación de la información y la censura, como el hecho de que necesitábamos, sin percatarnos de ello, de la mirada otra de los medios de comunicación.)

El afán de Edipo por querer saber, por pretender verlo todo, lo lleva a cegarse y, con ello, poner un límite a lo ominoso, a lo que no es posible de contemplar. El impulso de la cultura moderna de querer verlo todo, lleva a no ver nada, a un estado de indiferencia en el que sólo una gran tragedia ( como el atentado a las torres gemelas de Nueva York, hecho transmitido retransmitido hasta el cansancio por los medios) es capaz de sacarnos por un momento del marasmo por un momento, para luego volver a ser ese personaje de mirada hastiada e indiferente que contempla, sin ningún pudor y con el control remoto en mano, el desfiladero de imágenes de los 500 canales a escoger en la t.v. Qué pobreza.

NOTAS:

1.-Utilizo el término "psicopatología" no sin ciertas reservas, dados los debates existentes en torno a la pertinencia de éste. Véase, por ejemplo, el análisis que realiza Foucault (Historia de la locura en la época clásica. México, 1987. F.C.E. 2 vols.) , quien demuestra que el concepto de psicopatología pertenece a una racionalidad que funciona excluyendo y a una verdad que sirve a proyectos de dominación.

2.-Todas las referencias a la obra de Freud las he tomado de Obras Completas. Buenos Aires, 2000. Editorial Amorrortu. Séptima reimpresión. Traducción de José L. Etcheverry. 24 vols.

3.-No he podido encontrar una edición "establecida" (quiero entender "oficial") del seminario sobre la angustia, pero sí una versión mimiografiada que circula en algunos centros de transmisión del psicoanálisis en México.

4.-Freud, S. Fetichismo. Vol. XXI.

5.-La lengua materna (o bien, que Lacan llama lalangue) era el inglés. Es importante recalcarlo por el carácter irreductible que posee la lengua materna en nuestra constitución subjetiva.

6.-Aunque no deje de sorprendernos, tal como afirma Jorge Jinkis (El objeto fetiche en el campo escópico), que Freud concluya que el objeto fetiche era la nariz, y no el brillo, ni la mirada.

7.- Cfr. Lacan, J.El seminario. Vol. 4 "Las relaciones de objeto". Buenos Aires, 1997.

8.- En Más allá del principio del placer, Freud sienta las bases para la comprensión de gran parte de los desarrollos lacanianianos: la dialéctica del fort-da (ahí-afuera), la compulsión a la repetición y la pulsión de muerte, que son fundamentales para comprender el fetichismo, la noción de la falta de objeto y, por supuesto, el goce. A propósito de este último, Freud, cuando analiza el masoquismo, prefigura el displacer neurótico como "un placer que no puede ser sentido como tal". Cfr. Op. Cit. Tomo XVIII pag, 58.

9.-Cfr. Lacan, J. El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica. En Escritos Vol. 1 México, 1995.Siglo XXI.

10.-Ferrari, Marité. Seminario: la dirección de la cura en el análisis con niños, la pulsión y el objeto. Quinta clase. Par. 3. www.edupsi.com/dirninos

11.- Cfr. Freud. Op.Cit. Vol. XXI, pag.148.

12.- Lacan introduce la diferenciación entre los sexos como una cuestión que pertenece a la lógica del significante. Cfr. La instancia de la letra en el inconsciente freudiano o la razón desde Freud, en Op.Cit.. Pag. 479. Este desarrollo culminará con la postulación, en el Seminario Aún, la diferencia de la posición hombre y mujer en relación con el goce fálico.

13.- Nietzsche, F. Así habló Zarathustra. Barcelona, 1992. Editorial Planeta- Agostini. Pag. 274.

14.-"Big brother" hace referencia a la novela 1984 del escritor inglés Geroge Orwell, un narrador que ha forjado alegorías socio-políticas que han sido explotadas por el cine y la t.v.

15.-Cfr. Benjamin, W. Experiencia y pobreza. En Discursos interrumpidos. México, 1989. Editorial Taurus.

Jorge Aldo Jurado Hernández
Docente de tiempo completo en el Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal (Ciudad de México) en el área de filosofía. Participa en dos grupos de estudio de psicoanálisis: uno a cargo de la dra. Marcela Almanza, llamado "infancia drogada", y un diplomado coordinado por el dr. Hans Seattele, en una institución denominada "Dimensión psicoanalítica"
E-mail:
aldojurado2002@yahoo.com.mx

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