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Revista temática de carácter independiente

Número 7:
Escrituras de la modernidad
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(Abril 2004)

Praeficio: Les Soirs Volés Ricardo Bianchi

LECTIO:

LIBRARIUS:

REDITUS RHETORICAE: Ramón Alcalde

Suplemento La mancha

In-mediatez: Sociabilidad y libre vinculación como ideales simmelianos (Fragmento)

Esteban Vernik

"En cierto pasaje de su obra, Simmel refiere al sujeto de la modernidad como un "hombre teleológico". Es que su caracterización de la vida moderna se centra en la alienación que producen ciertos procesos teleológicos, por los cuales la multiplicación técnica de los medios a disposición del hombre, le impiden visualizar los fines últimos de su accionar. Se trata del proceso de reproducción autónoma -es decir, por fuera de la voluntad humana- de instancias mediadoras. Es la creciente mediatización de la vida social moderna -que Simmel describe con gran claridad en las primeras páginas de su Schopenahuer y Nietzsche-, que se inicia con la pérdida de "la santísima trinidad": deseo-medio-fin.

Esta formulación fundamental significa que del deseo se pasa al medio, pero de éste ya no se pasa al fin. Sino que el supuesto fin se convierte en otro medio, el cual nunca conducirá a un fin último sino a uno penúltimo, transformándose así en medio de otro fin, y así sucesivamente en una cadena sin fin. Sin fin, en ambos sentidos: sin punto final para la serie, y sin finalidad, en tanto sentido. De esta manera, la conciencia queda en los medios, y los fines últimos, de los cuales recibiría sentido y significación toda la cadena, desaparecen de nuestro horizonte visible. Por lo cual, el deseo que queda confiscado en los medios y no alcanza a su fin, se ve amenazado de no saciarse nunca. Y esto genera una voracidad latente, la cual se acrecienta en forma progresiva ante la sumatoria de los tantos impulsos inacabados".

Del cuerpo a la palabra: un itinerario bajtiniano (Fragmento)

Tatiana Bubnova

"En inglés, en relación con Bajtín, este conjunto de factores ha sido llamado Bakhtin Industry, mientras que según algunos autores rusos, la verdadera aportación del pensamiento de Bajtín no ha sido hasta ahora tan siquiera reclamada. La "bajtinología" rusa, augurada por Lotman ya en 1969, está institucionalizada por lo menos desde 1990, y obtuvo también carta de naturalización fuera de su país de origen (por ejemplo, en Inglaterra). El volumen de los escritos sobre Bajtín y su círculo se ha vuelto hace tiempo inabordable para realizar un resumen exhaustivo de las tendencias, corrientes e interpretaciones, que muestran la multiplicidad de los dominios y campos culturales en los que Bajtín sí ha sido solicitado, explicado, renovado, ampliado, complementado y/o tergiversado, etc., de modo que hoy en día, tanto importa lo que leemos de Bajtín, como lo que leemos sobre Bajtín".

¿Arendt sin Kant? (Fragmento)

Rosângela Rodrigues de Andrade

"Se huele a Kant en distintos textos de Hannah Arendt: La condición humana, La vida del espíritu e incluso Entre el pasado y el futuro, obras en las que la autora filosofa más, si se quiere, y un poco en contra de ella sobre pensamiento, acción, juzgar, espacio público, poder, etc. etc. a diferencia de otros textos en los que se ocupa de coyunturas históricas: Los orígenes del totalitarismo, Hombres en tiempos de oscuridad; ya sea hombres o mujeres iluminados en la oscuridad: Walter Benjamin, Bertolt Bretch, Karl Jaspers, Isak Dinesen, Rosa Luxemburgo y Hermann Broch u hombres oscuros en la oscuridad como Eichmann.

Pero mi interés es no detenerme en estos textos sino en las Liçóes sobre a filosofía política de Kant dictados por Arendt en el otoño de 1970 en la New School for Social Reserch porque allí no sólo trata de transmitir el pensamiento kantiano a sus alumnos sino que discute, conversa con Kant".

La conspiración de las palabras (Fragmento)

Notas para una lectura de "lo nuevo" en los poetas de Buenos Aires (1990 – 2001)

Paula Siganevich

"En este trabajo se va a revisar la producción de una serie de poetas, serie todavía no muy bien construida ni cerrada, que son llamados de manera tentativa poetas jóvenes o, como en alguna selección se los nombra, los monstruos, entre otras denominaciones más o menos acertadas, más o menos precisas. De todos modos estos poetas han realizado su producción en la última década y en la ciudad de Buenos Aires, bajo las condiciones literarias y sociales que encontramos en la actualidad. Al hacerlo se retoma la tradición de atender a la relación entre los poetas y la ciudad para responder sobre los acontecimientos y malestares del presente, sobre las conjuras actuales. A las circunstancias poéticas de la ciudad se le van a dirigir entonces las preguntas para tratar de comprender a un país que nos deparó el proceso de los años setenta, la democracia de los ochenta, la globalización de los noventa. Frente a las frustraciones de la última década y al sentimiento de perder la posibilidad de entender la crisis de representación -los cambios, las pérdidas, el empobrecimiento, la aparición de tantos nuevos sujetos sociales, la cancelación de los proyectos- nos volvemos hacia la poesía en el intento utópico de encontrar en esta otra lógica, si como tal entendemos a la poesía, un camino ético, lo nuevo, y al adoptar tal actitud seguimos el pensamiento del hombre que en el límite de dos países, de dos fronteras se suicidó cuando ya no pudo encontrar más respuestas a sus preguntas o más ética en el mundo".

Buenos Aires idish: entre el badjn y el payador (Fragmento)

Perla Sneh

Ustedes piensan que en el pueblo, todo era yeshivá y judaísmo de la Torá. Pero la verdad es que en cada pueblo había un solo rabino y cien badjns. Ahora hay cien rabinos por ciudad y ni un solo badjn.

Itzik Manger

"Nombrar, ya se sabe, es asunto delicado. Más aún, si se trata de nombrar una ciudad como la nuestra, de ansias monumentales y fachadas grandiosas, con las voces impuras de una lengua menor, sin gobierno ni prosapia ni abolengo, una lengua que dice la épica con diminutivos de cuento infantil. Entre tantas Buenos Aires conocidas – la ciudad alucinada de Martínez Estrada, la ciudad candorosa de Macedonio, la ciudad insepulta de la desaparición, la ciudad actual de cartones y basura- hubo -¿la habrá aún?- una Buenos Aires idish. No se trata de un territorio, sino de un recorrido: voces, gestos, modos del humor, la polémica, la injuria; poética que trama chisme y militancia, pedagogía y política, humor y declamación. Luz nocturna que hace de familia a unos extraños huérfanos que vagan de café en café, de teatro en teatro, de redacción en redacción, porque lo han perdido todo, empezando por su lengua: mientras en la Europa incendiada, el idish arde de terror y ceniza, en Buenos Aires florece, con singularidad rioplatense, en una literatura que llega a merecer el inesperado calificativo de " macrocefálica". Literatura aluvional, torrentosa, hecha de pensamiento itinerante, hecha de modos de enunciar una pregunta, que -aclaremos-, no es -no lo fue nunca- por el ser, sino por el nombre".

Murena y Arlt: enigma y sacrificio (Fragmento)

Silvio Mattoni

"En El pecado original de América de H. A. Murena, un libro que todavía no se termina de interrogar y al que a veces debemos concederle ciertas prerrogativas para no trasladar nuestro escepticismo actual y ocultar sus propias concepciones absolutas, de todo o nada, figura un brevísimo ensayo sobre Roberto Arlt, dentro de un díptico que se titula "El sacrificio del intelecto" y cuya primera parte está dedicada a Horacio Quiroga.

La misma brevedad del ensayo que nos ocupa, por si fuera poco el estilo intrincado, hiper-consciente de cada frase que Murena exhibe en ese libro, lo hace más enigmático. Tiene una estructura circular: se abre y se cierra con descripciones de fotografías de Arlt y el escrito intenta medir, evaluar o quizá postular la experiencia que habría provocado las transformaciones de un rostro en veinte años de escritura. De modo que las alusiones a la obra son escasas, meros puntos de inflexión para pensar una problemática del sujeto que escribe en la situación filosófica que Murena denomina "América". Como suele suceder, quizá también aquí los casos sean más accesibles y fructíferos que las concepciones generales, y quizás a través del ejemplo de Arlt, ampliando las observaciones de Murena, podamos tener una idea más clara de esas "potencialidades" teleológicas, entre místicas y post-hegelianas, que se postulan en las últimas páginas de "El pecado original de América".

Las exégesis heideggerianas de Hölderlin (Fragmento)

Paul De Man. Traducción de Nicolás Garrera Ritvo

"Las exégesis heideggerianas de Hölderlin revisten la suficiente importancia como para haber provocado en respuesta dos estudios de extensión considerable. Debido tanto a la inusual influencia del comentador como a la excepcional dificultad del poeta comentado, dichas lecturas dan lugar a diversos problemas. Es necesario preguntar cuál es la contribución heideggeriana al conjunto de estudios sobre Hölderlin e indagar, también, cuál es el lugar de estas exégesis en la propia obra filosófica de Heidegger y hasta qué punto han influenciado su desarrollo; por último, nuestra atención será requerida por el propio método exegético heideggeriano.

Las tres preguntas están relacionadas, pero, innegablemente, la tercera es el vínculo entre las primeras dos. El método exegético de Heidegger surge de las premisas de su filosofía; es a tal punto inseparable de ella que no es posible aquí hablar de "método" en el sentido formal del término sino, más bien, del vínculo que con lo poético sostiene el propio pensamiento heideggeriano. El valor de su contribución a las investigaciones sobre Hölderlin estará determinado por la validez de tal pensamiento –el cual es, estrictamente hablando, una ontología, aunque no de la estética–...".

Hegel entre Heidegger y Hölderlin:

Ontología y literariedad en el comentario de de Man (Fragmento)

Juan Bautista Ritvo

"Es cierto: la noción de presencia es perfectamente localizable en múltiples sitios de la obra de Heidegger, que de Man se encarga de puntualizar con minucia y escrúpulo. Lo que no impide pensar legítimamente cómo un lenguaje tan rudo, tan elaboradamente rudo, tan amante del arcaísmo y de las resonancias multilaterales, podría alojar alguna clase de presencia que no estuviera inmediatamente desplazada y reducida a un punto ideal y en fuga; llevemos las cosas más lejos aún, en una dirección que sorprende que de Man no haya tomado, dirección que la historia misma de la metafísica promueve desde los tempranos textos platónicos, y que se continúa en la meditación teológica acerca de la presencia real de Cristo en la eucaristía. Si el término presencia remite etimológicamente a praes-ens, ‘estar ante’, forzosamente evoca a por lo menos dos entes circunscriptos por un acto que se quisiera indiviso. ¿Es preciso repetir que la presencia ante otro desvanece el sí mismo y que la presencia presente ante sí misma también, porque al duplicarse uno tal uno ya no es uno? Quizá la presencia tenga otra dimensión retórica, ya no visual sino táctil. Es el relámpago de Zeus, pongo por caso, que torna a la vida dulce como la miel u horrible como la hiel, pero que experimento sin ‘ver’ (no hay nada que ver), porque me atraviesa y sólo capto, en un segundo momento, de esa inmediatez tan real como inefable, su rastro, su huella, la marca de su paso".

Siberia (protocolo de Seminario 2003) (Fragmento)

Pablo Zöpke

a Emira Livia Gervasini

"Con el río detrás, el barro y la barranca, corre el discurso universitario.
El S.K. beau le hace bien. Y nosotros aquí? En esta facultad de mujeres?
Nos aprestamos a sustituir el INC freudiano por el parlêtre.
Es decir, por o mediante letra.
Sólo la letra autoriza la relación del psicoanálisis con la ciencia moderna.
El significante es primero?
Lacan, como Saussure, halla el significante en el agua (o, por lo menos, en el encuentro del vientto y del agua).
Es el comienzo del mundo?
Ese era el tranquilo delirio de Brisset, el origen patético de los fonemas en las ruidosas charcas de la mañana humana.
Los libros (livres) son labios (lèvres).
Es el tiempo de la diferencia o el tiempo como diferencia.
Es un entretenimiento de lo max ernsteresante".

Con los pies sobre la tierra: Walter Benjamin y la alegoría barroca

Primera parte. Ruinas modernas (Fragmento)

Ricardo Bianchi

"Particularmente desde su quinto parágrafo, Sobre algunos temas en Baudelaire está dedicado a tantear el choque sufrido por el flâneur ante el espectáculo de la multitud. Porque el vagabundeo distante y apartado del personaje que conducía tortugas por las galerías de moda, chocaba violentamente con el ritmo maníaco del hombre de la multitud, el transeúnte "que se infiltraba entre la multitud". Tantos pasajes parisinos, ruinas de ese sueño que culmina en la utopía fourierista del falansterio, la ciudad-pasaje. Sueño arruinado del que emergen –fantasmagóricos Tagereste- las galerías Véro-Dodat, Vivienne, Colbert de 1826, los pasajes Choiseul 1827, des Princes 1860, des Panoramas 1799/1834, Jouffroy 1845, Verdeau 1846, Brady 1828, du Prado 1785-1925, du Caire 1798, du Ponceau 1826, du Grand Cerf 1825, du Bourg-l’Abbé 1828, la Galerie de la Madeleine 1845, y los pasajes Puteaux 1839 y Vendôme de 1845".

Izar lo real (Fragmento)

Ángel Fernández

"-Hace poco un psicoanalista, comentaba la derrota del marxismo en estos términos: "Yo también, como tantos sentí el impacto de este derrumbe y creo que recién ahora termino un duelo cuya conclusión es extremadamente desoladora".

J.C. Milner hablaba, más francés, más filósofo, pero igualmente desolado, de una generación que se desperdició a sí misma. Se refería a los que en el 68 tenían poco más, poco menos, veinte años.

Pero el comentario más doloroso se basaba en una observación definitiva: aquellos jóvenes de ayer, cuando hoy se cruzaban en las calles de parís, evitaban mirarse a los ojos.

Tan sencillo infierno público se ofrece a la vista de cualquiera en el centro de nuestra ciudad, cada vez más fantasmal a pesar de la irrisoria buena voluntad municipal.

En París o en Rosario ¿Qué conecta esta desdicha, esta desolación, este derrumbe, esta evitación, con la hibridez conjetural de los treintañeros actuales? ¿Qué hay entre "los del 68" y "los clase 70"?

Descarto el término generación por abusivo. Entiendo que estas notas carecen de interés sociológico o histórico.

Apunto a los que llevamos un círculo en la espalda, del cual desconocemos su color, aunque sabemos que reza, simpático y siniestro, un ¡bienvenidos! y en la frente, para siempre, la sentencia sanmariana: "...después de los treinta años, si no sos extraordinario, estás definitivamente hundido".

Apunto a los que nacimos cuando todo terminaba, y no fuimos extraordinarios".

Un héroe incómodo, suspendido en el medio de la nada, sin cese ni condición

Comentario sobre "Film" (film 1965) de Samuel Beckett (Fragmento)

Alberto Tudurí

"El viernes 30 de mayo de 2003 a las 20:30 hs. el Espacio de Cultura del Colegio de Psicólogos de Rosario presentó, en su Auditorio, "FILM", breve película muda, en blanco y negro, según un guión de Samuel Beckett, con el cómico del cine mudo Buster Keaton, rodada por el director norteamericano, Alan Schneider en Nueva York.

El panel-debate estuvo integrado por los psicoanalistas Ricardo Díaz Romero, Sabatino Cacho Palma y Alberto Tudurí (coordinador del Espacio de Cultura).

Para el Espacio de Cultura fue una verdadera fiesta, poder dar a conocer este material, que quizá "nos encontró a nosotros". Quisimos compartirlo con todos aquellos que en tiempos oprobiosos, siguen levantado la bandera del arte y la cultura, que exalta jubilosamente como lo hizo Beckett, la inermidad del hombre contemporáneo, como verdadera fuente de una esperanza, como espera en acto.

En lo más profundo del aura trágica que envuelve a Film hay quizá un drama a descubrir, que es también comedia, cuando se produce el encuentro con lo inesperado, como aquello que tal vez el protagonista había buscado sin saberlo".

La transmisión del ensayo entre los vivos y los muertos (Texto completo)

Notas de lectura. Presentación de "Historia del ensayo argentino. Intervenciones, coaliciones, interferencias". Nicolás Rosa y otros autores. Alianza Editorial.

Realizada el 23 de Junio de 2003. Librería Homo Sapiens Rosario

Juan B. Ritvo

"El libro cuyo título –Historia del ensayo argentino- es, no diré equívoco, ya que todo título, hasta el claro y distinto y quizá fundamentalmente éste, lo es, sino más bien confuso, se compone de dos partes bien diferenciadas. En una de ellas, la segunda, investigadores, la mayoría de ellos jóvenes, se ocupan de leer la obra de muertos ilustres, y de alguno que no lo es tanto; en la primera y oficiando de Néstor, en un movimiento de prolepsis, Nicolás Rosa lee a los muertos a través de la lectura que de ellos tienen los vivos, llámense, entre otros, Mattoni, Cristófalo, González, quienes aún y felizmente no han entrado en el fúnebre parnaso doméstico.

Esta complementariedad le presta al libro un interés del cual carecería, probablemente, reducido a un grupo dispar de nombres propios reunidos por la oportunidad académica y cuya ‘puesta en lectura’ no los ha sacado de su irrisoria disparidad, antes bien, la ha acentuado.

¿Cómo conecta Rosa a los vivos con los muertos; cómo arma el teatro de citas que citan citas? Se vale en un par de ocasiones y, lo que es más significativo, en el subtítulo del libro, subtítulo que lleva, sin duda, su marca, del vocablo "interferencias" tomado a Michel Serres; para Serres la interferencia discursiva evoca un espacio denso de cierres y aperturas, espacio que no cesa de desprenderse y de retornar al ruido de fondo, al fondo negro del desorden perfecto. En Rosa, las interferencias son intromisiones, intervenciones, alianzas y rupturas de alianza, filiaciones forzadas y desdén por las filiaciones.

Intervenciones que buscan, antes que nada y con afán venatorio, los puntos omnívoros de proliferación. Pongo por caso un texto de Mattoni sobre Martínez Estrada, interesado por Murena y afectado por Borges. Dice Rosa: "La extraterritorialidad de la cultura argentina –en la convicción de Mattoni, eficaz lector de Borges, atrapado en la industriosa astucia borgeana– lo lleva a no mencionar, por intrascendente o altiva, la inmigración, pero también la confiscación de los bienes culturales de la clase alta, la "educación popular" constreñida a las "escuelas de barrio" o de "campo", o la sofisticada "lectura" de los "extraños-extranjeros" en su propio país en tensión con las lecturas anarquistas y las lecturas icónicas de los "sin alfabeto". La biblioteca de Borges no es inagotable, como lo propone Mattoni: es la biblioteca de un solo libro ilegible, es decir, sin código posible. La transmisión de la cultura en el sistema liberal burgués es la reproducción de la morfología de los bienes utilitarios: se dan, se enseñan, los mecanismos de reproducción, pero se ocultan los mecanismos de apropiación (...) {Borges}Era minuicioso pero cauto. Simuló la riqueza de lecturas para confundir a los "supersticiosos lectores" porque sabía que sólo unos pocos libros deben ser leídos; el resto está confinado al silencio de la historia. Martínez Estrada, en el otro extremo, en la parte "baja" de la biblioteca, leyó todos los libros que hay que leer. Escribió sobre todo: la pampa, la planicie, el "desierto" y los beduinos acompañando a Sarmiento; escribió una magna obra sobre otro obstinado, Balzac".

Sin duda, Rosa tiene razón: la biblioteca de Borges no es inagotable; y la simétrica inversión de Martínez Estrada ayuda a comprenderlo.

Pero el problema de Borges, o, más bien, el problema-Borges, sigue siendo el nuestro; y de Rosa también, claro: En esencia – dice Rosa– la pregunta que le hace Murena a Martínez Estrada es ésta: qué hacer con tanta lectura, dónde depositarla, dónde colocarla". Y luego emplea, y no casualmente, el término "acumulación" para referirse a los conocimientos. ¿Qué hacer con semejante quantum? ¿Hay respuestas?

Sí; pero locales, siempre locales y hasta singulares, diría. La montaña de saber, una de dos: o nos aplasta como ha aplastado y aplasta y seguirá aplastando a los pequeños intelectuales, pequeños, enfáticos, patéticos, ridículos aspirantes a la nobleza de sentimientos que gratifican y redimen, o introducimos allí el temple que vuelve desierto lo que parecía fertilidad, intercalamos la picardía, la comicidad, el estilete que desvela las grietas de la enunciación, las inconsecuencias del que no puede lograr, aunque lo intente una y mil veces, la coherencia discursiva.

La lección de Borges pasa por el desdén melancólico, se sabe: la maravilla de la Weltliteratur apenas resiste la arena del desierto del olvido, del sufrimiento, del olvido del olvido. Como si dijéramos: cruzemos a Schopenhauer con Swift en la nada de Macedonio. Pero hay más y hay algo que excede, creo, a Borges mismo y yace en el misterio de su genio, en este punto no demasiado alejado del de Martínez Estrada: es la fidelidad a los intersticios del habla familiar, habla gentilicia, habla local hecha de los murmullos del agua y de la compulsión de la lejanía; fidelidad no a sus enunciados precisamente, sino a lo que hay entre ellos: sus voces, sus tiempos, sus modos; lo que hay de entrañable y apenas resiste, cuando quiere decírselo, la vulgaridad de la elaboración metalinguística; eso de entrañable que la literatura pobre empieza por desdeñar, porque aspira a lo alto de la sublimidad escolar.

Para el tráfago de interferencias, para el tráfico del ensayista, perdido en la biblioteca que ya no tiene la garantía de la cultura liberal, cosmopolita y unitaria, vale la alegoría de Gracián sobre el Tántalo de la tierra, que no sólo no halla agua en el mar, sino ni siquiera tierra en la tierra.

Este "ejercicio de la vacilación dispuesto alrededor de nuevas retóricas de la conjetura", capaz de "despojar a la historia del pensamiento" del "concepto de neutralidad y transparencia", encuentra en el texto que apuntamos, otros modos de descompletamiento. Es el lugar en el cual se nos recuerda que la transmisión por la Voz, antes que nada la voz de Sócrates, es desmentida por la Gramática: el ensayo se escribe. Pero debemos agradecerle a Rosa que no incurra en la obstinación gramatológica, que hace un culto (culto que, digámoslo al pasar, es el corazón de cierta burocracia universitaria internacional, globalizada, digo) a la letra sin cuerpo.

"Digamos –dice– la escritura dialoga como quien dice ‘intertextualmente’, pero las voces comienzan a apagarse en un susurro, en un débil murmullo, hasta desaparecer".

¿No es éste el corazón de la interferencia según Serres? (Serres está lastrado de panglossianismo; aunque su optimismo cósmico siempre esté desmentido por el recuerdo o la alusión a ese fondo que es ruido, cacofonía, extinción, dominio del parásito: ya no hay en semejante lugar ningún don. ¿Llegar a este extremo no es un modo de liberarse de la tiranía poligráfica, polifágica, boca omnívora y mirada suplicante de los que sufrimos la angustia de las influencias, la angustia del siervo ante el Amo europeo?)

II

Cito: "Los efectos sintomáticos señalados por Murena en relación con el fundamento de nuestra " desposesión", frenesí de la lectura, angustia de la erudición, resuenan en el nivel de categorías universales, de las reflexiones de Harold Bloom, la así llamada angustia de las influencias. (...) El frenesí de la lectura –el exceso de Martínez Estrada a la petición de templanza de Murena- es un dato político de expropiación;... cómo leen los americanos la Biblioteca europea, pero también cómo leen los europeos los ‘trazos’... Para decirlo con Murena, como fue leído, exaltado, Poe por el amaneramiento fúnebre de Théopile Gautier o por la incisiva mirada de Baudelaire. Los americanos leemos fragmentariamente y los europeos leen totalitariamente; los europeos leen fragmentariamente los ‘universales americanos’...".

Discrepo con esta construcción, y quiero exponer mi discrepancia porque el texto de Rosa está tejido polémicamente y busca suscitar tanto las coaliciones como los enfrentamientos.

En primer lugar, ‘americano’, ¿ no es una alegoría excesiva? Al menos, debería excluirse el caso de Poe –como dijo Praz, quizá sea Poe una invención de los que no hablan inglés– y el de cualquiera que hable y escriba en inglés: el desdén europeo jamás superó la barrera del desdén yanqui. Además, ¿no hay una abismo irreductible –no político, desde luego, sino abismo dialectal– entre la América que conserva el lazo de sangre y de tierra con la llamada Madre Patria castellana y esta América hace décadas y décadas inevitablemente gringa?

Pero, y voy a lo fundamental, nuestro fragmentarismo lo aprendimos de un francés emblemático; y hoy por hoy solemos fatigar y fatigarnos con el culto al fragmento que no es más que la cubertura de lecturas totalitarias: el llamado rizomático a la heterogeneidad es tan ingenuamente totalitario como el que más. Y, al revés, ¿ hay algo más totalitario que el nacionalismo tradicional, que aprendió sus modos supuestamente criollos de los dioses del Walhalla? Por lo demás –un demás que no está, precisamente, de más- ¿qué hacemos con la Nación, esa totalidad aparentemente indivisible, aparentemente inútil para el análisis, cuando se trata –y el texto de Rosa no cesa de referirse al tema cuando le dedica tanta atención a Restos pampeanos de Horacio González– del ‘ensayo de interpretación nacional’?

Si queremos conservar la oposición ‘americano/europeo’ basta, creo, apelar a la dúctil esquematización que nos brinda el psicoanálisis: los intelectuales europeos no nos suponen ningún saber y nosotros, en clara disparidad subjetiva, sí; y si ellos llegan a advertir algún valor en nuestros hallazgos ‘pintorescos’, se creerán autorizados para interpretarlos con paternal condescendencia, sea totalitaria, sea fragmentaria.

Invirtamos la mirada: ¿qué pensamos de un japonés que toca el tango, aunque admitamos que no lo hace del todo mal?

III

Admitamos lo que Rosa admite y despliega con seguridad: que la resistencia del ensayo a la caracterización genérica es quizá su rasgo fundamental; que él testimonia la impronta de la subjetividad; que esta subjetividad no es la clásica porque ese sujeto, al relacionarse consigo mismo, lo hace tratándose como objeto; que su dominio es la alteridad y la heterogeneidad y que no es la demostración sino la conjetura la que lo guía. Admitámoslo admitiendo que esta caracterización necesita de precisiones; es preciso, antes que nada, despejar esa tácita polémica entre Heidegger, para quien el subyectum implica el retorno y la culminación del ámbito metafísico que es preciso superar, y Lacan quien, adrede, sostiene, no sin enigma, enigma cuyo lugar de despejamiento no es éste, aunque sí sea éste el lugar de su evocación, una categoría a la que él ha devuelto su tensión y sus paradojas: ¿cómo es posible que alguien aparezca si y sólo si desaparece?; es preciso, asimismo, no asimilar la conjetura a lo meramente indefinido, a lo meramente informe, inacabado: lo que no termina es tan torpe como lo que termina abrupta y fulminantemente: la conjetura concluye, la conjetura tiene un contenido, sólo que (y este ‘sólo’ arrastra tras de sí toda una estratificación de nociones) borrado: es el borramiento, la traza, la supresión y la restauración del intervalo, el desplazamiento de la hendidura, todas nociones cuya prosapia remonta a la Cábala y llega hasta Freud.

Admitido todo lo cual, vamos al ensayo de interpretación nacional, vamos a las reservas de Rosa sobre la terra patrum, explicitadas en al menos dos lugares. Cito el primero: El intento de borrar la heterogeneidad del ‘todo social’, un colectivo imaginario que puede llamarse en la historia de su constitución pueblo o nación, y jurídicamente, Estado, es la forma que subyace en la ideología fuerte de la grupalidad, de la tribu, sobre el fundamento de la homogeneidad imaginada del mismo.

Cito ahora el segundo: El ensayo de interpretación nacional, tan vilipendiado por una cierta izquierda liberal con tintes marxistas –pongamos por caso Juan José Sebrelli -, emplea en sus consideraciones una entidad fija y sin solución que entendemos debe someterse a un análisis más riguroso:el "fatalismo telúrico"como determinación absoluta del lugar donde se nace (terra patrum). Este término... se convierte en los análisis en una "consigna falsamente crítica" de fácil aplicación descriptiva pero sin ningún rédito en el análisis crítico de fenómenos complejos. Lo ‘telúrico’ se presenta como solución de una territorialidad... La terra (patrum), lugar de nacimiento y de re-conocimiento, lugar de exilios y de repatriación , pero también lugar de muerte y de cenotafio (de ‘monumentos’), allí donde se inicia allí donde se entierra... lugar de la consternación (aterrar) y de la catástrofe ( terre-moto)".

Con sensibilidad y erudición, Rosa ha concentrado en reducido espacio el léxico de la Nación, que desde la tierra, la tumba y el hogar romanos, y tras el terruño aldeano medieval, lleva a la emergencia de la Nación propiamente dicha, en el furor de la Revolución Francesa, y a la recuperación del espíritu nacional, congelado en el anhelo monárquico, por la derecha francesa, en el arco que va de Taine a Maurras.

Esta ‘entidad fija y sin solución’ es la apariencia de indivisibilidad que tanto el solar paterno como la Nación (que ahora escribo con mayúscula alegórica), producen como su efecto más cautivante, imperioso. Mas hay, justamente aquí, operando con tácita certidumbre, una trama que proyecta, en el sentido matemático del vocablo, la red gentilicia de la alianza y la filiación, estableciendo su parnaso y su panteón, su origen y su destino, en la hermandad del territorio y la lengua comunes.

Desde luego, la homogeneidad supuesta de la lengua nacional, no coincide y hasta contradice ese archipiélago de sociolectos que es la lengua efectiva, pero así como la gente no puede vivir sin mitos y ritos que le aseguren un imaginario origen y un no menos imaginario destino, la heterogeneidad que Rosa reivindica (y lo hace con razón), no subsiste sino en la resistencia a la tentativa de homogenización que al mismo tiempo asfixia y sostiene; la erotización de los cuerpos sólo alcanza su plenitud, cuando puede desbordar el control que ejerce el cuerpo cenotáfico de la Nación.

Vale la pena, al respecto, citar de nuevo la cita que de Martínez Estrada hace Rosa: "El sentimiento del patriotismo puro y abnegado, ¿en qué difiere de una hipertrófica filantropía de la paternidad?"

IV

El texto que cierra este libro –demasiado poblado de nombres de autor significativos sociológicamente, tanto como insignificantes son para la forma ensayística,- el joven y sentimental Scalabrini, Victoria Ocampo, la aristócrata cholula- es un breve y preciso estudio de Laura Estrin sobre Héctor Murena, el hombre del ‘secreto claro’.

El secreto claro de Murena, dice Estrin, es simplemente la literatura, la que articula sus múltiples planos en un pliegue simultáneo donde se consuma la ficción ensayística. Lo que es un desafío para nosotros, lectores, porque si leer es desplegar lo plegado, escribir, es elevar lo plegado a la enésima potencia combinatoria, elevar exactamente aquello que en el sujeto es efecto de vacilación y hasta de desconcierto.

¿Qué podríamos decir de la prosa de Murena, altiva y virulenta, apiadada de los vencidos en la identificación emblemática con la figura de José Hernández, conmocionada por la pasión del origen, del cual constantemente se aleja a medida que comienza y vuelve a comenzar? "

La escritura del complot (sobre Los sospechados, de Milita Molina, Buenos Aires: Santiago Arcos Editor, 2002) (Texto completo)

Nancy P. Fernández

Hace tiempo George Simmel hizo notar, desde una singular visión hermenéutica, la puesta a prueba del intérprete en función del objeto de su mirada. En este sentido, a lo largo de su historia, la crítica literaria fue interrogando la relación entre el sujeto crítico y la elección de su objeto. Hablar de experiencia entonces, como experiencia de lectura, tal vez nos permita abordar los alcances de una práctica que, una mirada neutral con presunciones de ciencia, dejaría cercenada o, cuanto menos, inerme. La pureza distante (un gesto tan falaz como estéril), la supuesta objetividad dotada por el arsenal de una jerga técnica, pretenden legitimar las lagunas de un saber residual; y en consecuencia, el tono monocorde y el recato academicista, limpiándose del polvillo molesto que ciertos textos deparan, agotan rápida, "eficazmente" el repertorio de la reflexión. Experiencia o práctica crítica, es el nombre de la pregunta por los límites de un saber, el acto consciente y deliberado que busca recortar un objeto para definir una modalidad de lectura y un lugar de enunciación. Si ponemos el acento sobre el carácter productivo de la escritura, me parece que resulta insoslayable el vínculo que se establece entre el saber de la literatura y el saber de la crítica, el gesto suntuario de un lector que toma para sí el claroscuro de una cosa furtiva. Los brillos y la opacidad del texto elegido son algo más que aspectos estéticos pues señalan los caminos de una relación que lejos de ser incontaminada, se motiva con marcas personales. En la cercanía con el texto literario, la crítica va a construir su discurso y de allí va a crear, va a hacer que aparezca algo nuevo. Entonces, la ocasión de ese encuentro peculiar es el ajuste de cuentas con la tranquilizadora y púdica perspectiva de quien confunde mediación con jerarquía; y tal ajuste de cuentas destituye la comodidad simplista que confunde "análisis" y "explicación" con la descripción de aquello que, de antemano, ya estaba allí. El nuevo texto de Milita Molina titulado Los sospechados, me provoca la pregunta, el problema. Y a su vez, hace que insista en el deseo, el que busca rodear y deslizarse sobre la superficie de la letra mas que detenerse en un centro. Detención que aquí, por otra parte, sería tan inútil como imposible. Un texto que extrema la condición de leer y escribir, patea el tablero de los géneros y fórmulas fijas, insistiendo en arriesgar el lugar que a la crítica le tiene reservado. Es un acierto de Germán García mencionar en el prólogo a Maurice Blanchot, como una suerte de libro futuro. Y, desde esta perspectiva, cabría añadir que el fragmento y el continuo perpetúan el misterio de una trama sutil e inconclusa. No se trata tanto de un espíritu –el de Osvaldo Lamborghini- que habla por medio de una heredera –Milita Molina-; quizá sea más bien un problema de digestión y avidez, en el que la escritura repone pa ra devorar las peripecias sarcásticas de "la culturita local", las cortesías fingidas para con el buen gusto y la moral o las tretas calculadas para intrigar con el arte y la política. Así desfilan "personajes" como el Gran Lector, el Testigo de Oficio o el Maestro. Rótulos puestos sobre moldes huecos, sin fisonomía ni descripción que sin embargo afirman perfiles burlando los ecos del estereotipo. Tal vez más que personajes sean restos de máscaras que nada ocultan y que hacen rodar sobre la zona llana de las historias, una experiencia astillada y festivamente obscena. Por ello creo que se puede hablar de realismo, sin acudir, claro, a las convenciones conceptuales y abstractas en las que incurría Luckacs. Los sospechados, parece tratarse, mas bien de un cristal cuyos reflejos son los de una escena que pasa en otro lado. Realismo de la intimidad, ni típico ni objetivo sino concreto y singular. En el trabajo con las filigranas de pensamientos, en los ramalazos de la narración los escritores son convocados, enhebrados como repetición del deseo en presencia de la muerte. Son nombres propios que se vuelven efectos acontecidos, sobre quienes se vislumbra al sesgo, un atisbo de goce. Ellos son los sospechados. Y en la negación que Germán García advertía, los rastros del cuerpo y la palabra son los síntomas que retornan en el olvido mismo En la carcajada de un largo chiste, Molina traza un círculo con aquellos artistas que ama, conoce y niega –disolviendo el yo en la paradójica afirmación de una identidad-; hay una historia de lectura cuyas volutas insisten en la materialidad concreta de un legado: las voces. Por lo tanto, si de tiempo se trata, Los sospechados pone en juego un presente continuo más que un pasado de genios muertos. La letra es el don de Osvaldo Lamborghini, "el bardo inmortal"; el don de Porchia; pero también de César Aira. Y el espacio por el que ellos transitan, junto a Rimbaud, Baudelaire o Nietzsche, no es precisamente el de un panteón sacro sino el de un templo donde se profana la idealidad impostada de la representación. Dicho en otros términos, Milita Molina liquida la separación abstracta entre experiencia y narración. Obras que son vidas. El falso devoto de Osvaldo Lamborghini, despelleja la obra sin advertir la puesta en acto que la anima. Lamborghini, que escribió aquello de "el pez nada. Pez es una sola sílaba. Una sílaba nada", sabe que la literalidad recorre, así y no de otro modo, la vida singular de un aquí y ahora. Quizá por ello Molina provoca un contraste entre Aira y la lejanía inalcanzable –platónica- de Borges. "Estos últimos días, el verano me ha traído un espíritu de vacación. Es raro, es un espíritu dulce, alegre como un pastel de quince años, en la provincia, en la campiña". La frontera rural es el envés del espacio porteño, sin hiatos causales. La marca de la letra es la de la vida, la encrucijada de la escritura que no se resuelve en los fantasmas sepulcrales que la literatura vendría a rescatar; más que ausencias evocadas, la escritura convoca las presencias desplazadas en una topología inconsciente. ¿Qué señala Molina/Lamborghini cuando habla/n de la arena? Un frágil motivo que en la literatura rioplatense remite incluso a Copi. Frontera que se gasta y vuelve a comenzar en un sismo apocalíptico. La arena del desierto, la de verdad, "como esa que pisan los camellos", es la playa voraz, la franja de la literatura argentina que no reconoce lo ajeno, sino cuando su sello de origen ya está borrado. La arena, pisada o mordida y el aire material de un recuerdo que sucede en el relato, ni perdido ni recobrado, tienen el mismo signo de lo concreto.

"Es cosa fea tener que aclarar". Milita Molina desvía así las peregrinaciones críticas, siempre sobre la piel de las palabras y apuntando en contra de la idea de corrección. Esto va también con la risa ácida que estalla sobre el "Liberal sistemático y responsable" y sus reproches a la "pose de superado y poeta maldito". Una mueca teatral es lo que Lamborghini –a veces "narrador", otras "personaje"- devuelve al perdón estulto de la moralina. Y a propósito del género que la escritura produce, la conjetura desconfiada convoca las queridas y fugaces apariencias o la fachada maquillada de lo real: la charla, la fiesta, la complicidad que da la espalda a la institución; por eso cuando alguien dice "si sigo así voy a ser un verdadero "solterón del Arte" el sortilegio paródico de la reverencia adivina de soslayo las claves de la cultura que vendrá. En parte, el truco supersticioso de la escritura, concita el recelo ladino de quienes comparten códigos y sobreentendidos, en el círculo estrecho de la cultura que a las buenas maneras de la lengua, termina por volverlas extrañas. Cierto, si: poética del extrañamiento al modo de Macedonio Fernández. Pero también insinuación inacabada, el goce oblicuo de un chisme, un rumor que es mas bien el relente de una voz que no se sabe bien de dónde viene ni adonde llega. El comentario que evita la estructura, la glosa que evade el cerco de un armazón funcional. El texto de Molina bordea los márgenes de los entredichos, para destacar detalles fingiendo olvidarlos. Una suerte de oratoria privada o el gesto histriónico de las causeries de Mansilla puestas al día. Los sospechados son los entrevistos, los que murmuran pero también, y sobre todo, los señalados; son, en fin, quienes podemos vislumbrar en el acertijo lúdico de la cultura, y, ¿por qué no? lo que queda del corro en la tapera de la literatura. En las habladurías, en el saber, generado y sostenido como "hebras de nicotina" lo que se practica es la palabra continua, el "naides" que el Maestro se obstina en seguir "enseñando".

El pudor del filósofo (Fragmento)

Reseña del Seminario 8, La transferencia (1960-1961) de Jacques Lacan. Ediciones Paidós, Buenos Aires, 2003

Ricardo Bianchi

"Pronto una masa de lectores habrá acometido esta nueva edición de Paidós, enjambrándose alrededor de otra episódica entrega del Seminario de Jacques Lacan. Esta vez quizás avergonzados y con rubor en las mejillas, pero entusiastas y exaltados delectarán un testimonio lacaniano muy poco frecuentado todavía: la lectura que lo entretuvo –durante un rodeo de casi 450 páginas- con el "testamento extraordinario de la Schwärmerei de Platón". Es cierto que en La transferencia hay más que un minucioso comentario de El Banquete platónico. Por una parte el movimiento lacaniano que lo pone en estrecho contacto con dos seminarios anteriores –La relación de objeto y El deseo y su interpretación- insistiendo en enfocar problemas cruciales para la clínica. Por otra parte también se incluye un intervalo destinado durante cuatro sesiones al comentario de la trilogía de los Coûfontaine, de Paul Claudel; intermedio que como confiesa Lacan parte de una dificultad tipográfica inesperada, porque para imprimir esa obra "será preciso fundir un carácter que no existe", ya que nunca en la lengua francesa hubo necesidad de una " U" con acento circunflejo. No obstante también es cierto que recorre el Seminario un malestar fundado en la atopía de una sorprendente interpretación de El Banquete, a la que Lacan se entrega con el texto griego a la mano. Ninguna lectura de masas, ninguna tribu podrá digerir sin riesgo de disolución los efectos contaminantes de su comentario al diálogo de Platón. Un banquete servido por tan magníficos cocineros nos permite recordar la metafórica del Gorgias: la cocina es la retórica del cuerpo. O aún la de Erixímaco: el psicoanálisis es la erótica del cuerpo. Así que el resorte del amor , según titula Miller el comentario de la primera mitad del Seminario, no sólo preludia -como el vino escanciado antes de los discursos- lo que vendrá después, sino que se derrama generoso empapando hasta la embriguez cada una de las sesiones. Escandalosa y jamás probada antes, atraviesa la boca de Lacan para derramarse sobre un auditorio presumiblemente schwärmerisch, su versión de aquella "asamblea de maricas viejas". Versión sabrosa y picante porque "está claro que cuando el amor se manifiesta en lo real no tiende a la armonía".

Caramba... que raro no? Raro primero que el agalma del amor se encuentre embalado entrelíneas dentro de un diálogo donde la figurabilidad de la puesta en escena se aprovecha del symposion. Rareza porque la singular estructura del banquete platónico desmenuzada por Lacan en términos de ceremonia pautada, ritual, concurso íntimo, juego de sociedad... deja en la boca –boquiabierta- del lector, el sabor de la perversión. "La homosexualidad no deja de ser lo que es, una perversión. Que no nos vengan a decir, con la excusa de que era una perversión admitida, aprobada, incluso celebrada, que no era una perversión". Jugando así con la sorpresa de su auditorio Lacan buscaba interrumpir una amable tradición".

Reditus Rhetoricae. Ramón Alcalde

Presentación de los textos (Texto completo) Laura Baccelli

"Con esta entrega se completa el ciclo de cuatro clases que nos dictara Ramón durante 1988. Quizás en su desarrollo no haya nada nuevo que resaltar con respecto a las anteriores, sin embargo, lo que más llama la atención es la asombrosa actualidad que siguen teniendo los ejemplos de los que se vale para cada tópico; ejemplos que parecen haber sido extraídos del bagaje de información que a diario incorporamos, casi sin quererlo, a lo que llamamos experiencia cotidiana. Todo esto pone de manifiesto la vigencia de los alcances de la retórica que, sin embargo, de nada habrían valido sin ese modo tan particular que Ramón tenía para transmitirla, y esa observación de entomólogo que de hecho demostraba haber aplicado en el análisis de cada situación, la que luego al ser volcada al ejemplo, lo convertía en una instancia aclaratoria irrebatible, de tremenda precisión y firmeza.

A pesar de no estar organizada como última clase, dado que estaban previstas una o dos más, ésta parece ha ber sido pensada como una escansión, un corte, con el fin de poner a prueba a sus alumnos, empujarlos a tomar decisiones independientes, a demostrar posibles habilidades adquiridas, y en definitiva, encontrar signos de la eficacia de la técnica misma del maestro.

A continuación transcribimos lo que Ramón llamara en su momento "la tablita" , que él mismo confeccionó a fin de darnos un panorama más organizado del sistema retórico, a grandes rasgos, en toda su extensión".

Praeficio: Les Soires Volés (Texto completo)

Ricardo Bianchi

Nunca dejaremos de sorprendernos ante ese espectáculo extraño, vacilante en sus fundamentos entre el narcisismo de las pequeñas diferencias y la soberbia e insultante irrupción de una auténtica diferencia. Abatiéndose sobre la infatigable arena de lo público, una tras otra, una junto a la otra, una empujando a la otra, golpeándose una a otra, las publicaciones de tipo periódico –la revista en tanto se trata de un género estrechamente asociado a la modernidad- han buscado su fortuna c on desparejo éxito. El género tuvo, eso sí, el empuje del viento favorable de la época. Barrenando sobre ese filo de ambigüedad máxima que Walter Benjamin sitúa en la reproductibilidad técnica de la obra de arte, con el advenimiento de una lectura de masas soportada entonces en la figura del periódico, lectura interrumpida, lectura tramada por shocks, lectura que suspende el aura y simultáneamente a aquél lector cuyo acto privilegiado era el momento de concluir. Esa radical ambigüedad, máxima caída asociada a un formidable automatismo de repetición es uno de los oráculos que las escrituras de la modernidad nos transmiten no sin una inocultable perplejidad.

Claro que sobre el horizonte del campamento –figura de Murena de una pasmosa justeza- cualquier perplejidad se potencia. No se trata aquí –aunque reconozco su pertinencia- de trazar un recorrido que sitúe la historia del género, ni tampoco de una exposición de nuestro singular caso. Solamente puntúo y sigo adelante. Si bien la ferocidad y la locura de la economía del campamento abatieron recientemente muchos proyectos editoriales, hay otros -aunque todos con dificultades- que hemos logrado todavía persistir.

Tantas revistas, destinadas a esa zona incierta –ambigua una vez más- que convendré en nombrar junto a quienes hace poco lo han propuesto así, humanidades 1, en tanto esa palabra recupera la marca antigua del lugar actual de resistencia e insistencia del sujeto durante el imperio de la epocalidad técnica. Y entre tantas revistas, Nadja se encuentra con otras: Nombres orientada junto a otros desde Córdoba por Oscar del Barco, Mal estar, dirigida por Carlos Bruck en Buenos Aires, la misionera Aquenó, dirigida por Ana Camblong, participante del número anterior de Nadja, o Grumo que se edita entre Buenos Aire s y Río de Janeiro, y que gracias a la amable invitación de una de sus protagonistas –y colaboradora entrañable de este número- Paula Siganevich, permitirá que Nadja, lo inquietante en la cultura esté presente en la muestra de publicaciones del tipo a realizarse en Río, Brasil, durante el 2004. Entiendo que estos encuentros son debidos absolutamente a lo que Goethe llamó afinidades electivas.

Hay también otros fundamentos que van disponiendo silenciosamente nuestros encuentros. En Noviembre pasado y con motivo de la realización en Rosario de las Jornadas de Pensamiento Argentino tuvimos oportunidad de entrevistar, junto a Ángel Fernández, para nuestro programa radial, a Diego Tatián y Silvio Mattoni. La generosidad sin retaceos de la que es dueño Mattoni nos permite ofrecer aquí al lector un apropiadísimo trabajo suyo: Murena y Arlt: enigma y sacrificio. La entrevista giró en la charla con Diego Tatián -quien ha publicado anteriormente en Nadja- en torno a la revista Nombres. Ambos entrevistados participan de su staff, y por nuestra parte hace tiempo mantenemos pendiente la realización de una presentación en Rosario de esa revista. Retengo aquí de las respuestas que hilvanaba nuestro entrevistado –y que difundimos puntualmente por la FM- especialmente las dos siguientes: Nombres es una revista sin referato realizada entre amigos. Enseguida asocié sus respuestas a la lectura que Tatián hace de la amicitia y la Etica spinozista en su libro La cautela del salvaje (Adriana Hidalgo, 2001), reseñado por mí en el número seis de Nadja. La cautelosa resistencia que el filósofo judío -expulsado sin retorno de la sinagoga- ofrece en su Etica al imperio solidario del tirano y la masa, reviste la forma sugerente y enmascarada de la amicitia. Antes de despedirnos Tatián nos entregó otra revista. Un ejemplar de Futuro pasado 2 en el que con renovada sorpresa encontré bajo el título "Fragmentos de una praxis sin dios" la entrevista realizada a Oscar del Barco durante el año 2000 y publicada en el número 15 de El ojo mocho. Del Barco fue uno de los principales protagonistas de la primera época de la recordada revista Pasado y Presente durante los años 60 y 70. En su extraordinaria entrevista su autor recuerda que "tanto en la primera como en la segunda época la revista se sustentó en la amistad" 3. El suyo es un relato de encuentros y desencuentros tanto en Argentina como en su exilio mexicano, mediatizados siempre a través de la autenticidad del debate, aunque a veces bordeando la violencia de la intolerancia. Tan próximo a la filosofía de Spinoza sienta su cartabón: "la figura del filósofo, vinculada a la idea de sistema filosófico, ha desaparecido" 4. Queda para del Barco como punto de encuentro nada más que "la intemperie del pensar y de la poesía, como dice el poema de Juan L. Ortiz". Del otro lado, del lado del Todo, impera "la metafísica como filosofía científico analítica". Reconocemos a sus alcahuetes, los mismos que aburrían mortalmente a Nietzsche, esos que en la Universidad del campamento se pavonean con los blasones otorgados por la transferencia –sustentada gratuitamente por medio del dinero público- y que por supuesto también deben ser investigadores, y entonces regodearse con exclusivas dedicaciones, prerrogativas y privilegios.

Volviendo sobre el reportaje a Oscar del Barco su perspectiva es más desencantada, nietzscheanamente pesimista. Reconoce allí que quienes participaron en la primera época de Pasado y Presente "No leíamos ni estudiábamos para tener un título, ni escribíamos para tener antecedentes universitarios, ni publicábamos para ganar plata. Lo que estaba puesto en juego eran necesidades vitales vertiginosas, a las que llamábamos revolucionarias. Teníamos una absoluta repugnancia por el poder" 5. Por un sistemático vaciamiento nuestras políticas universitarias –las del campamento- con inusitada continuidad a través de los años, han despojado de cualquier debate las cátedras, perdurando nada más que una función cuyo rasgo es la exhibición obscena del poder –hasta hace poco tiempo eso se llamaba glamour- y componiendo sistema, un séquito de funcionarios –no son otra cosa- serviles y sometidos con entusiasmo a la doctrina.

Del Barco nos invita entonces a recuperar la palabra hay, de influencias varias, heideggeriana y levinasiana por de pronto. Pero agrega: "sabiendo además que siempre hay un más, o que el hay no puede cerrarse en ningún sistema". Como es de esperar según nuestro comentario, para Oscar del Barco "el más es la filia". Y esta filia requiere, ante la sospecha de que "ya estemos en la barbarie del capitalismo realizado", situarnos en un lugar intersticial, habitar en lo abierto. La intemperie del pensar y la poesía.

Largo rodeo –Benjamin recuerda que el método es rodeo- entre revistas para arrimarnos al vigésimo aniversario, celebrado también durante el pasado mes de Noviembre, de Conjetural, dirigida por Jorge Jinkis. Rendimos homenaje nosotros también a los veinte años y cuarenta números de una revista que leemos y admiramos. Dos breves escritos publicados oportunamente en el Suplemento Radar del diario Página 12 nos enteraron de la realización de la muestra La cosa freudiana realizada en el Centro Cultural Recoleta con la que se celebró el aniversario y en la que expusieron destacados pintores porteños especialmente convocados. De los dos trabajos firmados colectivamente ("Por Conjetural"), quiero volver a comentar –ya lo hicimos oportunamente en la radio- el que también se titula La cosa freudiana. Tomaré tres puntos nada más. El primero aclaratorio: la revista "no es órgano de ninguna institución (lo que significa que no debe complacer a nadie)", añadiéndose que esto es "algo inusual en nuestro medio". El segundo punto que me permito destacar recuerda que la revista busca "sacudir la modorra, nombre que recibe la ataraxia en estas orillas". El último es más sucinto: sostiene que Conjetural "es una reunión de amigos".

Silvio Mattoni, cuando conversamos, grabador por medio, nos habló también de la revista que dirigió en Córdoba: El banquete. Nos contaba que se trató de una publicación preciosista, diseñada e impresa con extremo y minucioso cuidado. Tal vez fue extremadamente costosa, antieconómica, y esto haya influido en su desaparición. Nos confesó también que llevar adelante una revista supone un enorme gasto libidinal.

Descubrimos pues junto al lector que en un país, como dijera Masotta sin memoria y sin maestros hay muchas revistas que buscan habitar la intemperie.

Nadja –tal vez haga falta decirlo- produce y recibe su forma -y su formato- a partir de plurales transferencias. En lo anterior he buscado bosquejar una pequeña política editorial de nuestra revista. Hablé de múltiples encuentros, de proyectos, de colaboraciones, de una circulación que se apoya en una Etica deseante. Nadja, caute et libidinosa, tras los pasos de Hegel y Lacan reconoce que finalmente el deseo es el deseo del otro. Enamorarse de una publicación, de una tapa, de un color, de un nombre. Esperar la recepción de un trabajo, el momento de una lectura. Esperar un sobre. Buscar tras una vidriera. Nadja es una mercancía, destinada a un intercambio que como escribió Marx irremediablemente reviste la forma extrañada –abierta a una lectura por venir- de un jeroglífico.

Pero... ¿y nuestros desencuentros? También los hay.

Voy recogiendo. Enhebro la amicitia spinozista, la cautela, ese gesto de resistencia a la política de masas –aunque sospechando que toda política no es sino política de masas- y la ausencia de maestros que adolece el campamento.

Porque también hay revistas que se hacen entre pares. Publicaciones con destacados comités de referato, cuyos miembros ofician también a veces como directores o evaluadores o jurados en diversas instancias. Publicaciones que componen sistema con el vigente régimen de incentivos a docentes-investigadores de las universidades públicas, en tanto otorgan puntajes y acreditan antecedentes a sus participantes. Publicaciones impresas con el uso de dineros públicos y bautizadas con nombres aburridísimos. Publicaciones con exigentes criterios de pertenencia, exclusivas, especializadas, cerradas. Por supuesto que hay excepciones.

Nadja se distancia de todas aquellas publicaciones que se respaldan en la estructura de los fenómenos de masas, las ilusiones de las que hablaba Freud. Desconociendo lo más obvio, el deseo, aquello de lo que nos hablaba Mattoni.

¿Quien no ha tenido la oportunidad de padecer –víctima de la asedia local o aún extranjera- en reuniones y jornadas, la obsesiva, tediosa y engolada lectura de... informes de investigación? ¿Quien no ha sido víctima –tal vez demasiado paciente- de la dosificación de una supuesta comunicación extraída de fárragos de una escritura esclavizada por los centenares de páginas que anualmente se deben elevar en cumplimiento de las disposiciones fijadas por los Consejos de investigación? ¿Quién no se ha fastidiado, hasta quedar exánime, ante los áridos requisitos formales exigidos para la presentación de colaboraciones aspirando a publicar en las revistas oficiales? ¿Quién no ha sospechado inevitablemente cuando se pide además del trabajo, la presentación de un abstract de no más de –supongamos- doscientas palabras junto a otro de no más de veinte, que finalmente no se va a leer respetuosamente el trabajo propuesto? ¿Quien no ha dudado sobre la lectura producida y los fundamentos de la opinión emitida –por ejemplo- por un especialista en Popper ante la lectura de un trabajo de estilo ensayístico? ¿Quien no recuerda el gesto automático de un especialista en Marx, que antes de comentar a Hegel, pide disculpas a su auditorio? ¿Quien no ha visto con cierta pena que publicaciones editadas por las imprentas universitarias, después de un breve período en que se regalan a mano suelta, pasen a apilarse estorbando en húmedos rincones, para terminar al cabo de varios años vendidas de a cuatro o cinco números por unas pocas monedas?

La Teología política de Carl Schmitt es tal vez la mostración más radical de las ambigüedades que estructuran la política moderna. La homogeneización de los fenómenos de masas, la recuperación de la figura del soberano, veladura tenue del tirano, la indeterminación del estado de excepción junto a lo imprevisible del acto -la decisión-, el par fundante y forclusivo amigo-enemigo.

Recordaré en lo que sigue a Paul de Man, autoridad indiscutida en el problema al que dedicamos este número de la revista. Autor traducido –en un inquietante comentario crítico sobre la lectura heideggeriana de Hölderlin- cuidadosamente por Nicolás Garrera, y comentado a continuación de un modo brillante por Juan Ritvo, en esta séptima entrega de Nadja. Lindsay Waters en "Paul de Man: Vida y obra", la Introducción con que se abren los Escritos críticos (1953-1978) 6 relata una pequeña historia. Su sentido –nuevamente la ambigüedad- es de un empuje tal que Derrida escribió todo un Epílogo, que ocupa la tercera parte de su libro Memorias para Paul de Man, solamente para tender una distancia que le permitiera situarse de alguna manera ante el escándalo y lo públicamente inocultable. El relato de Waters recuerda que de Man redactó entre Diciembre de 1940 y Noviembre de 1942 una columna titulada Crónica literaria en el diario francófono de mayor tirada en Bélgica, Le Soir; además de escribir por la misma época en otro diario, Het Vlaamsche Land, de habla flamenca. Varios de los textos entonces publicados delatan una cierta filiación schmittiana, xenófoba y a veces abiertamente antijudía, cuyo transfondo es una pretendida afirmación de lo europeo. Derrida cita y comenta, entre embarazado y confuso, algunas de estas columnas que aparecen fragmentariamente transcriptas en su libro. Waters prolijamente recuerda que en 1945, todos los belgas acusados de colaboracionistas nazis fueron llevados ante el tribunal constituido para entender en tales casos, el Auditeur Général. "Paul de Man compareció ante el tribunal y fue absuelto de todos los cargos que se le imputaban por su trabajo en Le Soir, aunque otros que habían trabajado para ese diario fueron declarados culpables y condenados a penas de prisión" 7. Comparecemos nosotros otra vez ante el inconmensurable poder de la ambigüedad.

El relato termina, en la vuelta de sentido que cierra los párrafos anteriores de la siguiente manera: "Los redactores de Le Soir seguían la línea nazi, y durante la ocupación muchos ciudadanos lo rebautizaron Le Soir Volé (La tarde robada)" 8. Walter Benjamin escribió que en las lenguas imperfectas, las nuestras, nuestras lenguas maternas, a diferencia de la Lengua perfecta, la de Dios -pero también y extrañamente aquella a la que aspiraba Lord Russell- el acto nominativo, el nombre, produce una perenne suplementación, una supernominación. Por lo cual uno de los primeros pasos en la invención de una revista es el hallazgo de su nombre, tal como pasa con un hijo. Y quizás sea ésta –en ambos casos- la dificultad mayor, tal vez la única. Un nombre de revista puede ser amable e invitativo como "Conjetural", denso y abyecto, como "Grumo", provocativo como "Aquenó", o de mujer y embrujado, como "Nadja". Lo esencial es que en todos los casos, nombramos. Producimos un acto. A veces como en el relato evocado, el nombre se vuelve aún un último bastión de resistencia. Un último e indespojable acto que desborda toda compulsión totalitaria.

Nadja, revista independiente, sin referato, que ha logrado editar a través de tres años y medio siete números más un suplemento, sin el recurso de dineros públicos, ajustando su precio de tapa y abriendo suscripciones, sin regalarse, con un staff de colaboradores plural y abierto, lanza aquí de nuevo los dados. Una vez más, vuelve como una espumante ola sobre la trajinada arena de lo público. Nada más cuidaremos, eso sí, no ser despojados de nuestra mañana.

Notas

1 Se trata de una expresión de Pablo Zöpke durante una de las reuniones preparatorias en vistas a la última eleccion del Decanato en la Facultad de Psicología de la UNR en el año 2003. Juan Ritvo la retoma en ese contexto para la elaboración de su escrito "¿Reforma del Plan de estudios o reforma del entendimiento?" donde reclama: "...apoyarse en las humanidades: es decir, en aquello que nombra hoy el lugar de resistencia contra las técnicas y las instancias que expulsan el lugar del sujeto".

2 Futuro pasado. Papeles de discusión (2). Publicación del Centro de Estudiantes de Filosofía y Humanidades (CEFyH) a.l.e.f.h. de la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, Octubre de 2003.

3 Fragmentos de una praxis sin dios. Entrevista a Oscar del Barco. En Futuro pasado. Papeles de discusión (2). Octubre de 2003. Pág. 25.

4 Idem ant. Pág. 27.

5 Idem. ant. Pág. 25.

6 De Man Paul. Escritos críticos (1953-1978). Visor Dis. Madrid, 1996.

7 Waters Lindsay. Introducción. Paul de Man: Vida y obra. En Paul de Man. Escritos críticos (1953-1978). Visor Dis. Madrid, 1996. Pág. 12. En el Prefacio de L.W. que abre el libro, se recuerda la tesis de Dan Latimer según la cual Paul de Man encarnaría al ensayista irónico de Lukács (El alma y las formas) "un escritor que trata temas cruciales bajo la forma de reseñas de libros ". Waters confiesa enseguida: "De principio a fin, mi empeño ha sido configurar una imagen lo más coherente posible de la obra de De Man".

8 Idem ant. Pág. 12.

Suplemento La mancha

Nuevamente agradecemos a la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino la cordial invitación a su reunión de Fin de Año, que como es tradición se celebró el 18 de diciembre pasado desde las 21 Hs. en el Alvear Palace Hotel. El encuentro riquísimo por los lazos que promueve nos fue propicio para conversar sobre nuevos proyectos con los asistentes.

El esperado libro de Martin Heidegger, Aportes a la filosofía. Acerca del evento, raro ya desde su singularidad de poseer doble nombre, está finalmente en las librerías. El esfuerzo del que participaron la editorial Almagesto, Biblos y la Biblioteca Internacional Martin Heidegger nos permite a los lectores disponer de esta obra crucial por primera vez en nuestra lengua, gracias a la afanosa traducción de Dina Picotti. Leandro Pinkler también contribuyó a través de la elaboración de un glosario de los términos griegos empleados en la obra por Heidegger. La Presentación oficial, el Jueves 11 de Diciembre de 2003, a sala llena en el Goethe Institut, Corrientes 319, Buenos Aires, contó con la participación de Ricardo Alvarez, Lucas Fragasso, Raúl Zoppi y Dina Picotti. Por supuesto la revista Nadja estuvo allí.

Invitamos a los lectores de la revista a sintonizar el Programa radial "Sin-ton-ni-son. Trauma y Cultura" que dirigimos junto al Psicoanalista Ángel Fernández, por la FM rosarina 95.5, Corazón. El programa se emite desde Abril de 2003 todos los sábados desde las 23 Hs . Y puede escucharse en tiempo real en la siguiente dirección web: www.fmradiocorazon.com.ar

El pasado 8 de Noviembre realizamos en la Galería de Arte Stein de Rosario la Presentación de rigor con las intervenciones de Juan Ritvo y del titular de la FM el Sr. Pedro Oitana. Contamos además con la música en vivo del power trío Pocketers, más los auspicios de Fernet Branca en el momento del brindis. Nuestro agradecimiento a los participantes y a los asistentes -más de cien invitados- que pese a la lluvia se acercaron a la bellísima Galería Stein. En la oportunidad fue puesto a circular nuestro primer CD, "Trauma", conteniendo 25 horas de radio (25 programas en formato MP3, imágenes digitalizadas, escritos de presentación del proyecto, etc.) idea en la que trabajamos en compañía de Martín Arias quien digitalizó las grabaciones, mejoró los stándares de sonido y diseñó la página web de entrada. El contenido de la programación editada en el CD y otra información pertinente puede consultarse en las páginas de este número de Nadja. RB.

Fue presentado en Rosario el libro Historia del ensayo argentino. Intervenciones, coaliciones, interferencias, el libro de Nicolás Rosa y equipo de investigación de la UBA. La reunión fue el 23 de Junio de 2003 desde las 20 Hs. en la librería Homo Sapiens. Participaron del encuentro: Horacio González, Juan Ritvo, Nicolás Rosa y Ricardo Bianchi. El público colmó la sala de planta alta de la librería y permaneció hasta el final de las intervenciones, absolutamente infrecuentes. El lector encontrará en este número el texto leído esa noche por Juan Ritvo. La Presentación estuvo organizada por Nadja y Sin-ton-ni-son.

El sexto número de la revista, "El cuerpo de las pasiones" fue presentado –por última vez- en el viejo local de la Librería rosarina Homo Sapiens. Agradecemos su hospitalidad y les auguramos viento a favor en su nueva dirección (más céntrica y más amplia aún) a partir de Febrero de 2004. La presentación de Nadja se realizó el 12 de Diciembre de 2003 a las 20.30Hs. y contó con las intervenciones de Damián Coirini, Ángel Fernández y Ricardo Bianchi. Para quienes se perdieron las críticas y apasionadas exposiciones de los presentadores, pronto van a ser difundidas por el Programa radial Sin-ton-ni-son, del que la revista es anunciante.

La página Web de Nadja superó ya los 3600 visitantes. Del total se destacan algo menos de la mitad de visitantes argentinos y un porcentaje destacado de visitas desde México, España, Estados Unidos y Sudamérica. Allí se pueden encontrar los sumarios de todos los números, textos de las presentaciones, adelantos de los trabajos publicados, inéditos en papel, puntos de venta en diferentes ciudades, contactos y el Suplemento La mancha, todo con actualizaciones periódicas. Pronto comenzaremos con la modalidad de subir a nuestra página textos ya publicados en versiones completas.
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