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Número 7 - Diciembre 2005

El cuerpo en la clínica

Myriam Carrasco


Leyendo a Derrida en "La Escritura y la Diferencia" tenemos la necesidad de distanciarnos de su posición allí mismo donde su letra se queda sin cuerpo. Distancia que nuestra experiencia del inconsciente, que nuestra clínica, nos impone. En relación con este distanciamiento y leyendo aquello que Lacan escribe en el seminario XX y mas precisamente en la Función de lo escrito, vemos aquí una respuesta a la presentación del cuerpo en relación al goce.

Esto presenta una serie de combinaciones que seria importante desarrollar en otra oportunidad ya que se ponen en relación el goce de lo escrito, cuerpo de lo escrito, goce del cuerpo. Por ahora, tomemos lo relacionado al goce del cuerpo.

Un cuerpo, es algo que se goza, dice Lacan, es la propiedad del cuerpo viviente y no se goza sino corporeizándolo de manera significante, es en este sentido que no hay goce total del cuerpo o mejor dicho, de todo el cuerpo, sino que es posible gozar solo de una parte. Si gozar tiene esa propiedad fundamental de que sea el cuerpo de uno el que goza de una parte del cuerpo del otro, quiere entonces decir que ¿no se goza sino corporeizándolo de manera significante?

En primera instancia aparecería como efecto atemorizante de la ambigüedad que el significante mismo provoca por una parte, que sea el otro quien estaría gozándonos, y por otra que es el significante mismo la causa del goce. Sin el significante, ¿Cómo abordar esa parte del cuerpo que es parte materia del goce?

En R.S.I. Lacan ubica los goces en las intersecciones de los distintos anillos, nombrando de esa manera las relaciones en la economía libidinal, mostrando así que el goce tiene que ver con una regulación de los lugares. Los goces se distribuirían de la siguiente manera: entre lo Imaginario y lo Real: Jouissance de l´Autre, goce del Otro, es un goce exterior a la palabra. Entre lo Real y lo Simbólico, coloca el goce fálico allí, entonces, eficacia de la palabra en el campo de lo Real, y entre Imaginario y Simbólico pone el sentido, en medio de los tres, compartiendo con los tres, esta el objeto a.

Entonces si algo se escribe, no puede reducirse a la articulación Simbólico Real, la escritura tiene también que escribir el cuerpo, y es por eso que el cuerpo es R.S.I.

El cuerpo pasa por tres instancias de identificaciones. La identificación primaria, al padre primordial ya penetra el soma, lo corpopsifica dice Lacan en Televisión, dejando una imagen corporal.

Si bien en este movimiento, que es el del narcisismo primario, no hay un cuerpo especular, si hay un cuerpo pulsional. Dos movimientos lo caracterizan: la Bejahum y la Ausstosung. En la segunda identificación, que es la del narcisismo secundario, es la identificación al trazo unario. La imagen corporal se refleja en el Otro como cuerpo especular. En la tercera identificación, esta imagen se retiraría del fondo del espejo separándose así del a, alcanzando entonces un cuerpo post especular.

La muerte del cuerpo de la letra deja fuera de juego lo libidinal, de este modo en la clínica se ve como para muchos sujetos- la discrecionalidad de los objetos tiene una carga insoportable para su economía- sin recursos simbólicos que les permitan operar con cada uno de esos objetos, los juntan anulándolos en el desesperado intento de eliminar lo insoportable de la pulsion.

No hay letra sin cuerpo, o mejor seria pensar que no hay cuerpo sin letra, por lo menos, no se trataría del cuerpo del / en psicoanálisis, no se trataría tampoco del cuerpo de la escritura.

 

Bibliografía

J. Derrida. "La Escritura y la Diferencia"

J. Lacan. Seminario XX

J. Lacan. Seminario "La identificación"

J. Lacan. Seminario R.S.I.

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