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Número 21 - Diciembre 2007

II Congreso Iberoamericano de Psicogerontología
I Congreso Uruguayo de Psicogerontología
"Envejecimiento, memoria colectiva y construcción de futuro"
7, 8 y 9 de noviembre de 2007
Montevideo, Uruguay 

El aporte de los indígenas viejos a la Psicología Social Comunitaria en Bolivia.

M. Mercedes Zerda C.
javmenpi@entelnet.bo

A fines de los años setenta y principios de los ochenta, en muchas universidades latinoamericanas se postulaba que la psicología, debería estar al "servicio del pueblo", es decir que debería asumir un compromiso con la lucha de los pobres del continente por superar su condición de marginalidad.

En este compromiso, el psicólogo debería dejar de ser un científico de laboratorio para convertirse en un miembro de la comunidad, comprometido con su desarrollo y que pueda usar su ciencia como herramienta de cambio social. De esta manera nace una forma de ejercer la psicología, que se denomina psicología social comunitaria, que se constituye en el único aporte teórico que se crea desde la experiencia latinoamericana.

En esa época, y desde esa perspectiva, en Bolivia se inició una experiencia de intervención psicológica no directiva, desarrollada desde la psicología social comunitaria y dirigida a grupos de personas pobres, de origen indígena que habían migrado a la ciudad de La Paz, desde sus comunidades originarias. Una de las áreas de intervención fundamentales en la experiencia ha sido, y sigue siendo, el trabajo con personas de edad avanzada.

Esta práctica, ejercitada desde hace veinticinco años en la ciudad de La Paz, en el barrio de Pampajasi, ha ido desarrollando una metodología de intervención autogestionaria, que se está convirtiendo en un referente de la psicología social comunitaria con población originaria en Bolivia.

La fabricación colectiva de una "comunidad ".

Cuando los psicólogos nos referimos a la intervención en comunidades, asumimos que aquello que denominamos "comunidad" es una entidad existente en el mundo real en el que vamos a desempeñar nuestra profesión. Sin embargo, ese concepto teórico que hemos abstraído en nuestras largas elucubraciones académicas, no existe en realidad. La comunidad es un producto social a ser construido por los habitantes de un determinado espacio geográfico con apoyo del psicólogo comunitario.

A partir de un ajuste del modelo terapéutico no directivo de C. Rogers, aplicado al desarrollo autogestionario de grupos culturalmente oprimidos, en Pampajasi se fue estableciendo a lo largo de los años, la Comunidad Aymaras Urbanos de Pampajasi (CAUP) que está integrada por tres organizaciones de base: El Centro Infanto Juvenil "Machaq Uta" (en castellano "Casa Nueva"); el Centro de Medicina Natural y Espirtiualida Andina "Qulla Uta" (en castellano "Casa de Curación" y la Comunidad de Ancianos y Ancianas "Awicha" ("Abuela", en castellano), todas organizaciones formadas por familias aymaras pobres que han emigrado desde el altiplano boliviano a la ciudad de La Paz.

Para fines explicativos, podemos resumir la metodología de intervención en tres fases, las cuales no se dan de manera estrictamente secuencial:

Fase de acercamiento e identificación de necesidades

En este momento inicial podemos rescatar dos aspectos fundamentales: la actitud del psicólogo y la formación de los grupos.

En general, los psicólogos que realizan tareas comunitarias, llegan a un barrio popular o a una comunidad campesina, en calidad de técnicos gubernamentales, de ONGs o universidades a realizar una intervención dirigida, buscando lograr cambios sociales que mejorarán la vida de personas en desventaja.

Esta manera de llegar a la vida de la gente no es la más adecuada, si lo que queremos es construir una comunidad junto con las personas en desventaja. Si nuestra postura ideológica es usar la psicología como herramienta al servicio del cambio social demandado por las poblaciones pobres; la actitud del psicólogo debe ser de aceptación incondicional. Para convertirse en un miembro más de la comunidad que se construye, el profesional debe mostrar una apertura y disponibilidad total, y se debe constituir en un facilitador de los procesos psicosociales que se desarrollan en los grupos en formación.

Paralelamente, los grupos al organizarse identificarán sus propias necesidades en un proceso de investigación participativa que tiene su propio mecanismo de desarrollo en el que los objetivos iniciales de las organizaciones podrían no ser los definitivos.

Fase de organización de los grupos de base

Mientras los grupos se están conformando, lo más importante es la participación, de las personas integrantes de las organizacio nes de base, como del psicólogo; aunque esta participación tiene características distintas en cada caso.

La participación de las personas de la comunidad en formación tiene que darse en todos los ámbitos, en la definición ideológica de los programas, la planificación, el control de los recursos económicos y humanos, la ejecución de las actividades y la evaluación de su avance.

Cuando se trabaja en el marco de una ONG tradicional, esta participación está generalmente limitada a acciones de trabajo colectivo, pero no llega hasta las esferas de decisión política o manejo económico; sobre todo cuando se trata de personas adultas mayores pobres, se asume que tienen una limitada capacidad de manejo administrativo y que necesitan que los "técnicos" manejen las instituciones que están a su servicio.

La participación del psicólogo también debe ser total en todas las actividades de la comunidad en formación (la mayor parte de las cuales se realizan fuera de horarios de oficina); es decir, debe participar como un miembro más en actividades como hacer adobes, sembrar papas, hilar lana, cumplir turnos en la elaboración de pan, etc. Este tipo de participación le permite al psicólogo ganar la confianza de la gente y al mismo tiempo mostrar que aprecia el saber popular y está dispuesto a aprender de aquellos que por su condición de marginalidad se creen ignorantes. Adicionalmente, estos aprendizajes mejoran mucho las habilidades y calidad de vida del psicólogo.

Esta participación de ambos lados permite el desarrollo de una comprensión empática a través de la cual el psicólogo aprende la cosmovisión del grupo social, que cuando se trata de grupos culturalmente distintos, como los indígenas, permite un intercambio cultural horizontal, distinto de la imposición cultural que se da a través de otras instituciones urbanas como las escuelas, iglesias, sindicatos. Esta comprensión empática favorece la autoconfianza del grupo en su propia cultura y capacita a sus integrantes para relacionarse de manera más eficiente con la cultura occidental.

Fase de autogestión

Finalmente las organizaciones de base que en el proceso se han capacitado para responder a sus propias expectativas y siguiendo sus propios parámetros culturales, potencian su accionar autogestionario planificando, ejecutando, evaluando y controlando los recursos de sus programas. A l hacerlo fortalecen la autoestima personal de sus miembros que a pesar de ser viejos, en muchos casos analfabetos, indígenas y pobres, se dan cuenta que pueden realizar todas las actividades que su organización requiere. A través de este desarrollo autogestionario, los viejos también recuperan su autoestima cultural y fortalecer la autoestima colectiva como grupo generacional.

La organización de la comunidad "Awicha "

Recuperada la autoestima en estos distintos niveles, los grupos de la Comunidad Awicha, a la que nos referiremos concretamente, manejan de manera autogestionaria sus proyectos, siendo los psicólogos ayudantes en e ste proceso.

Cada grupo tiene una directiva que es anual y rotativa, como es tradicional en la organización aymara. Las directivas de cada grupo, se reúnen por lo menos una vez al mes con el equipo operativo para informar sobre sus inquietudes y sus avances y para coordinar las acciones de todos los grupos de la Comunidad Awicha.

Actualmente, la Comunidad cuenta con pequeñas casas comunales donde viven personas de edad que no tienen familiares en la ciudad. Estas residencias son lo más alejado de un asilo o un geriátrico, la sola mención de esas palabras enfurece a las awichas porque en sus casas comunales todo depende de ellas mismas y son libres de hacer de acuerdo a sus decisiones colectivas.

En sus reuniones siempre usan su idioma, como en sus comunidades de origen, para analizar y solucionar los problemas de convivencia que se presentan.

Tiene tres comedores que atienden a unas setenta personas mayores que viven en las casas comunales o fuera de ellas; allí también se encargan por turno del funcionamiento de todo: hacen las compras de los alimentos y vitualls y realizan informes semanales y mensuales de los gastos.

También ejecutan actividades productivas como el hilado artesanal de lana de alpaca y el tejido de mantillas, la producción manual de pan sin aditivos artificiales para el consumo de vecinos de la zona y la elaboración y venta de k’ispiña (alimento tradicional aymara elaborado con quinua), como fuente de generación de ingresos propios que benefician a cada participante.

Recuperación del rol social de los viejos en un ámbito intergeneracional.

Las "awichas" y "achachis" (ancianas y ancianos en lengua aymara) son el pilar fundamental de la Comunidad de Aymaras Urbanos de Pampajasi.

Después de haber logrado un nivel de seguridad aceptable para sus últimos días, agradecidas a la vida y fieles a su tradición de dar por lo que han recibido, las awichas han visto como su misión legarnos lo único que tienen: su cultura.

De manera natural, todas las actividades que realizan están centradas en la expresión de sus valores culturales. Desarrollan acciones de revitalización de la música y la danza nativas, teatralización de cuentos aymaras antiguos, festivales culturales en los que se realizan ofrecimientos rituales a los dioses tutelares de la religión aymara, y las awichas, junto con las madres del Centro Infantil Machaq Uta elaboran distintas muestras de la culinaria aymara que tienen mucha acogida entre el público que asiste porque se trata de platos difíciles de conseguir en la ciudad.

Todas estas actividades culturales, son esencialmente intergeneracionales y se sustentan en la transmisión de la tradición oral de parte de las awichas a niños, niñas y jóvenes del Centro Machaq Uta, de este modo las nuevas generaciones aprenden su idioma nativo, tocan instrumentos musicales que estaban desapareciendo, aprenden a valorar su cultura propia y lo que es más importante, en la interrelación generacional, los niños y jóvenes aprenden a envejecer sin prejuicios y con naturalidad.

Desafíos desde la experiencia comunitaria.

El principal desafío que se presenta, es lograr que la experiencia que las awichas han acumulado sea tomada en cuenta por los organismos del Estado boliviano al momento de diseñar políticas y programas para proteger a las personas adultas mayores en Bolivia.

Los modelos de desarrollo que se han implementado en Bolivia, desde su fundación hasta el pasado inmediato, han sido copias de lo que se hace en otros países en materia económica y social. Esta visión equivocada de progreso, que mira solamente los adelantos de la cultura occidental, actúa en realidad como un freno al desarrollo social y por eso no ha podido solucionar de manera eficiente los principales problemas de inequidad que sufrimos.

En un país en el que la mayoría de la población se reconoce como parte de una etnia indígena o pueblo originario, debemos buscar respuestas a nuestras necesidades en el interior de nuestra riqueza cultural.

Si se considera la permanente migración de personas de edad avanzada desde las comunidades indígenas campesinas hacia las ciudades, la experiencia de la Comunidad Awicha brinda muchas enseñanzas que son útiles para organizar programas comunitarios de sostén a esta creciente población. Los servicios autogestionarios construido s por las awichas, son además muy baratos en comparación de otros servicios semejantes que tienen estructuras verticales de funcionamiento.

Esta experiencia de intervención comunitaria con adultos mayores en Bolivia, se constituye en un importante aporte desde la psicogerontología social, al proceso de cambios que está viviendo el país a partir de la elección de un gobierno de carácter pluricultural, comunitario y descolonizador a la cabeza de Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia.

Pampajasi, octubre de 2007.

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