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Número 5 - Junio 2000

El silencio sonoro

Musicoterapeuta Alina Gullco
beng@ciudad.com.ar

El presente trabajo se enmarca dentro del Area Musicoterapéutica Individualizada en domicilio para Adultos Mayores, considerando el domicilio como el sitio de residencia, sea el propio, el familiar o el de una institución o residencia1.

Datos de Lita: cómo la percibo?

Lita tiene 76 años. Reside en una institución geriátrica junto a otras personas con diferentes trastornos y padecimientos.

A lo largo de su vida le ha encantado leer y escribir. Pasó largas jornadas investigando, estudiando y formando a jóvenes docentes en ciencias de la educación.

Ha viajado, e incluso ha vivido en otros sitios extranjeros, desarrollando una excelente labor profesional.

La conozco a Lita conviviendo día a día con su cuadro de Parkinson avanzado, desde el cual no tiene movilidad de desplazamiento propio; su cuerpo tenso está continuamente alojado en su silla de ruedas desde la cual un otro decide hacia dónde acercarla, adónde llevarla.

Se le pregunta a Lita adónde quiere ir, en dónde quiere estar?

Su mirada está presente; abre sus ojos grandes por momentos, encontrándose con los míos. Su cabeza gacha, la alza cuando la llamo, cuando la nombro. Se reconoce en su nombre y luego vuelve a su postura de ensimismamiento inicial.

Sus momentos de atención son lábiles. Registra que hay alguien allí con ella, pero no termina de comprender quién está, ni para qué.

Responde verbalmente en forma escueta a preguntas muy simples donde no siempre hay ubicación certera témporo-espacial.

Desde la musicoterapia Acercamientos iniciales

La voy conociendo. Me va conociendo. Nos vamos conociendo dentro del marco del tratamiento musicoterapéutico.

Dicho tratamiento ha sido solicitado por su hija quien desea brindarle a su madre un espacio personalizado en la institución donde vive.

Se inician las sesiones de musicoterapia en la habitación-departamento con la hija presente, dado que vive en el exterior y temporariamente se encuentra en la Argentina. Se posibilitan encuentros con diferentes matices entre madre e hija, como así también la interrelación de ambas con la musicoterapeuta.

Lita empieza a registrarme cada vez más. Mi figura comienza a ser para ella una presencia conocida. Me puede empezar a nombrar, habiéndome yo presentado previamente o aun alguna vez incluso sin haberlo realizado.

Posteriormente, a los dos meses y de manera concomitante con el establecimiento del vínculo musicoterapéutico entre paciente y profesional, se va haciendo un progresivo trabajo de despedida con la hija, quien debe retornar al extranjero.

Coincidiendo con la ausencia de su hija, Lita entra en un período largo de mayor retracción, ensimismamiento, estado semidormido, escaso lenguaje verbal.

Podemos acaso hablar que el mundo externo y sus afectos no le hacen mella a Lita como aparentemente manifestaba?

El espacio de musicoterapia funciona de marco contenedor y acompañamiento en este momento particular de Lita.

Se le expresa que su hija aún en la distancia sigue estando, y que podrán a su manera construir juntas un camino alternativo de encuentro y comunicación diferente, a kilómetros de lejanía, como ser cartas, e-mails, llamados telefónicos, con la asistencia y colaboración de terceros para que la paciente lo pueda concretar.

Por eventuales requerimientos de atención médica, Lita es derivada a un sector apartado del que comparte con el grupo. Es el de enfermería. Allí convive con otras pacientes con padecimientos similares, las cuales no representan para Lita un estímulo positivo. De esta forma a mi entender, disminuyen cuanti-cualitativamente los momentos de posibles interacciones en el espacio colectivo, como así también la permanencia en su ámbito propio individual de su habitación.

Desde la musicoterapia se prioriza que tal tratamiento se continúe desarrollando en su departamento para brindarle a Lita un entorno que le es y ha sido propio y para que lo pueda ir recuperando y no perdiendo.

Lita silenciosa

Lita está la mayoría de las sesiones en silencio. En forma discontinua y escasa, habiendo un interlocutor con ella, puede pronunciar algunas frases; éstas referidas a un saludo o a algún objeto que se encuentra en el lugar, casi nunca a algo personal

Frente a la audición de diferentes secuencias sonoro-musicales, no expresa vocablo alguno ni espontáneamente ni al preguntársele.

Tampoco ejecuta ningún objeto sonoro, ni exterioriza el seguimiento del ritmo con alguna parte de su cuerpo.

Hasta aquí podríamos pensar que Lita se mantiene al margen del mundo circundante.

¿ Qué sentido tiene para Lita, con lo ya expuesto, un tratamiento musicoterapéutico donde aparentemente no acusa recibo de los estímulos sonoros, y donde su participación activa aparenta no estar?

¿ No es acaso una paradoja que Lita, con las características iniciales presentadas, asista a un espacio donde lo sonoro tiene tanta relevancia?

 

Reflexiones en voz alta en relación con Lita:

Cuánto puede Lita expresar hacia afuera, cantar, sonar, si no tiene nada para decir de sí? ...Nada de sí?

No tiene nada para cantar o no se le habilita un entorno donde ello fuera posible?

O tal vez su retracción, su silencio, su casi inmovilidad no es la melodía monótona y taciturna de su padecimiento?

"El silencio es un continente en el cual se inserta un evento musical"2 , a decir de Murray Shaeffer y yo diría donde se inserta el ‘hacer musicoterapéutico’ que englobará todo el lenguaje no verbal . Este constituye el riquísimo baluarte de nuestra especificidad como musicoterapeutas, conformado entre otras cosas por sonidos, gestos, movimientos, vocablos, sonoridades de instrumentos, el cuerpo.

A esto se refiere el Mta.Gustavo Rodriguez Espada cuando indica que se da : "La interrelación entre el discurso verbal y no verbal, éste integrando básicamente el cuerpo y el sonido, con todas las implicancias que la expresión del cuerpo y del sonido comunicando, tienen. El universo de fenómenos propios del discurso musicoterapéutico como no verbales, pero también como propios de un espacio de comunicación. El espacio donde acontecen es un espacio de experiencia relacional, un espacio donde se construye algún nivel de comunicación"3.

En este espacio de comunicación es entonces donde tiene lugar el sonido, el silencio. "No silencio como pausa conformada, como ausencia de sonido"4, como señala Santiago Kovadloff, sino que hay sonido con la existencia del silencio y silencio con la existencia del sonido. "El silencio no es ausencia de sonido, sino presencia d e un sentido que excede nuestra comprensión, entonces la música puede ser expresión de silencio"5.

Lita recibe y asiste a musicoterapia desde su silencio. Me ofrece su silencio, sus no palabras, sus no canciones, sus no ritmos, sus no toques en objetos sonoros.

Me da para pensar que encontrarme con ese silencio y con Lita en su silencio, es encontrarme con la soledad de Lita. En ese silencio está su soledad , en tanto reflejo de la ausencia de actuales lazos afectivos. Esporádicas visitas que un solo familiar directo realiza en contadas ocasiones, intentan disminuir un tanto esa soledad.

Reflexiono que la soledad de Lita no es solo afectiva, sino soledad de tacto y de contacto, en relación con su piel, con su cuerpo. Cuerpo con los sellos propios del creciente Parkinson que van dejando su huella en sus años de vida, de senectud.

Recordemos que "la piel es más que un órgano, es un conjunto de órganos diferentes y es el más vital. La piel es el límite que marca y mantiene el afuera; es barrera protectora contra la agresión y también tiene función de intercambio de señales con el entorno: es un lugar y un medio primario de comunicación con el prójimo y de establecimiento de relaciones significantes"6. La importancia de la unidad del cuerpo que se constituye cuando niño se suma a la importancia de la mirada del otro para acceder al cuerpo unificado. Tomando lo que dice Salvarezza "podríamos suponer que en la vejez a aquellos viejos a quienes no se los toca se les facilitará una vía regresiva hacia el aislamiento y que al no sentirse objeto de deseo de nadie se refuerza la función barrera de la piel, se reduce el intercambio y se favorece la aparición de hombres aislados"7, mujeres aisladas y solas como esta mujer Lita, sola en su misma piel.

Soledad consigo misma: no hay una circulación entre el adentro y el afuera, el mundo propio y el externo. Todo pasa a ser lo mismo, como un continuum sin diferencias.

El mundo de Lita se asemeja al personaje solitario del novelista De Santis que"se encierra en su departamento, clausura todas las rendijas, se asegura de que nada pueda infiltrarse y piensa: estoy a salvo de todo lo que está afuera. Pero el mundo es tan indiferente que ni siquiera lo invade, entonces abre la puerta, recorre la ciudad, busca informaciones sobre el momento en que se va a desatar la invasión. Le informan que no hay invasión alguna, que no hay adentro ni afuera"8.

Lita sonora y audible

Le agrada a Lita estar en su departamento. Me interesa que pueda contactarse y recontactarse con sus pertenencias, sus perfumes y fragancias, sus adornos, sus queridos libros. No que estén prolijamente ordenados en una estantería sin dueña y sin afectos. Lita mira sus libros, los roza con sus dedos temblorosos y tensos, se impregna de ellos. Comienza a estar con su historia. Está entre su historia. Es su historia viviente.

Sus momentos de atención van aumentando. Manifiesta interés por sus objetos y más específicamente por sus libros. Le empiezo a leer frases de libros de otros autores y poco a poco nos vamos acercando a los de su autoría. Se empieza a oír a sí misma, se empieza a "leer" a sí misma y tras un tiempo logra por sí misma leerse, entre medio de voces temblorosas, lentas y con algunos tropiezos vocales. Pero lo logra!

Es Lita, la misma que horas antes estaba ensimismada y retraída, lejos de estímulos atractivos, impregnada del vox populi circulante de "y, no puede hacer nada!", "está muy aislada".

Me planteo la importancia de que Lita se pueda contactar consigo misma y con sus pertenencias, con sus silencios sonoros. En tanto ella vaya recontactándose, recuperando sus cosas, podrá empezar a tener ganas de exteriorizar algo, expresarse.

Siento que de nada serviría que por ser el área de musicoterapia, hiciera yo sonar todo el tiempo mel odías diferentes, con géneros musicales distintos. No los podría apreciar y de ninguna manera le sería útil. No sería musicoterapia, sino mucho ruido y pocas nueces.

La musicoterapeuta se va constituyendo en la casi única interlocutora que remite a Lita a su historia y a su vida. Los otros interlocutores la vinculan con sus dolores y a los cuidados de higiene y de salud física.

Con el tratamiento de musicoterapia Lita comienza a sonar en su silencio. Su silencio empieza a ser más sonoro y audible aunque todavía sus sonidos no aparezcan. El silencio es escuchado por mí y Lita comienza a llenarlo de sentido.

Pareciera que algo de esa soledad inicialmente oscura e inquebrantable comenzara a virar, y Lita se encontrase con algunos sonidos y algunos silencios como A, el personaje traductor de Paul Auster en "La invención de la Soledad" "...Cada libro es una imagen de soledad. Es un objeto tangible que uno puede levantar... y sus palabras representan muchos años de la soledad de un hombre, de modo que con cada libro que uno lee puede decirse a sí mismo que está enfrentándose a una partícula de esa soledad. Un hombre se sienta solo en una habitación y escribe. El libro puede hablar de soledad o compañía, pero siempre es necesariamente un producto de la soledad. A se sienta ante su mesa para traducir el libro de otro hombre, y es como si entrara en la soledad de ese hombre y la hiciera propia. Aunque sin duda eso es imposible, pues una vez que se abre la brecha de la soledad, una vez que la soledad ha sido asumida por otro, deja de ser soledad para convertirse en una especie de compañía. Aunque sólo haya un hombre en la habitación, en realidad hay dos"9.

La soledad de A se encuentra con la otra alma en soledad, la del autor a traducir y se torna en compañía. Del mismo modo el silencio inicial de Lita primero es vacío, es la nada, y luego va adquiriendo cierto sentido de compañía para consigo misma.

El viraje del silencio por parte de Lita, da cuenta de diferentes tipos de silencio; progresivamente su silencio se va cargando de sentido y ya no es el mismo de antes. Se va ligando a sus vivencias actuales y pasadas, a sus palabras escritas, a sus libros. Camino de reconquista de su historia. El nuevo silencio de Lita tiene ribetes y colores de reafirmación de su identidad, de su persona.

Al igual que A " ...sintió la súbita toma de conciencia de que incluso estando solo, en la más profunda soledad de su habitación, no estaba solo, o para decirlo con más exactitud, que en el preciso instante en que comenzaba a hablar de aquella soledad, se convertía en algo más que sí mismo. La memoria, por lo tanto, no sólo como la resurrección del pasado individual, sino como una inmersión en el pasado de los demás, lo que equivale a hablar de la historia, donde uno participa y es testigo"10.

Momento que Lita parecería estar transitando.

Corolario

De esta forma , para este momento inicial de tratamiento se prioriza lo que tiene que ver con la consolidación del vínculo entre paciente y musicoterapeuta; y que la paciente, a partir del recontacto consigo misma, con su historia, pueda empezar a ponerle sonidos justamente a su historia .

El tratamiento musicoterapéutico entonces, procura brindar un espacio en el cual, en la trama de silencios y sonidos, Lita es artífice tanto de los mismos como del espacio; que

pueda recontactarse consigo misma, y facilitarle las herramientas para que su potencial expresivo sea exteriorizado y valorado por otro, estampando Lita su propio sello.

"La sesión de musicoterapia es de artesanía sonora, un juego sobre un tiempo que se escapa del reloj"11.

Notas

(1) El concepto en particular de Atención Musicoterapéutica en Domicilio para Adultos Mayores ha sido desarrollada en TIEMPO Nº 4, Musicoterapeuta Alina Gullco.

(2) Murray Schaeffer, "Limpieza de oídos", Ricordi, 1967.

(3) Gustavo Rodriguez Espada, "Comunicación no verbal y musicoterapia", Anuario A.MU.R.A., Asociación de Musicoterapeutas de la República Argentina. 1990-1991.

(4) Santiago Kovadloff, "El silencio primordial", Emecé Editores, 1993.

(5) Ibídem

(6) Leopoldo Salvarezza, "La vejez. Una mirada gerontológica actual", Paidós, 1988.

(7) Ibídem

(8) Pablo De Santis, "Sin compañía. Escenas de la vida cotidiana", Latido, Año 1, Nº 5, Noviembre 1999.

(9) Paul Auster, "La invención de la soledad", Editorial Anagrama, Barcelona, 1994.

(10) Ibídem.

(11) Mónica Papalía, "Escritos sobre música, musicoterapia y educación", Jaxco Editores, Buenos Aires, 1996.

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