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Número 5 - Noviembre 2002

Comentarios
(de los trabajos "Cuando la pérdida es en lo real del cuerpo" de Paula Contreras y "La rememoración: un trabajo posible" de Andrea Garber)

Adriana Dreizzen


En primer lugar quiero agradecer la invitación a participar en estas jornadas. Pensé, cuando leí los trabajos, que los sucesivos encuentros que tuve para trabajar con gente del equipo fueron gestando un espacio de investigación respecto al surgimiento, al recrudecimiento de enfermedades psicosomáticas y los procesos de pérdida, lo que llamo las vicisitudes de los duelos. En ocasiones las enfermedades psicosomáticas surgen en relación a duelos detenidos, a duelos que no han podido transitar por los diferentes tiempos de elaboración. En ambos trabajos aparecen cuestiones en relación a un cuerpo afectado, afecciones en el cuerpo, y en ambos, en transferencia, se da la lectura de algunas pérdidas en el origen de estos padecimientos en el organismo.

Antes de detenerme en cada uno de los casos me gustaría hacer una breve referencia a cómo Freud pensaba el duelo y a cómo luego lo pensó Lacan. Refrescar un poco eso para darle sustento teórico, si se quiere, a estas interesantes presentaciones clínicas.

En relación al duelo a mi me interesa hacer hincapié en los avances que hace Lacan respecto de Freud. Freud define al duelo como esa reacción normal frente a la pérdida de un ser querido o alguna abstracción equivalente -la patria, la libertad, un ideal- .Freud habla -y yo creo que es una cuestión eminentemente ética, poder ubicar en 1915 justo luego de desencadenarse la Primera Guerra Mundial- Freud empieza a hablar del duelo y lo diferencia, intenta diferenciarlo de la melancolía. Freud habla de un trabajo de elaboración en relación al duelo, una posibilidad de elaboración de lo traumático. Lacan en el Seminario X habla del duelo, y previamente se refiere a él también en relación a dos tragedias. No hay un seminario que se llame "Sobre el duelo" pero sin embargo podemos encontrar eslabones a lo largo de su obra donde ha trabajado mucho la cuestión del duelo. Lo trabajó respecto a esas dos tragedias, que fueron "Hamlet" en el Seminario VI y "Antígona" en el Seminario VII, y luego lo retoma en el Seminario de la Angustia, y también hacia el final lo retoma en relación al nudo borromeo. Pero a lo que me refería es que él le adjudica al duelo una función subjetivante. Esto es lo que quería marcar. Hay una función subjetivante del duelo que atañe a subjetivar la pérdida y elevarla a la categoría de la falta. La falta como aquello constitutivo del sujeto, constitutivo del sujeto hablante. Hay una frase que yo subrayo que menciona Lacan, creo que en el Seminario XI, donde dice: "Una carencia suscitada en un tiempo precedente sirve para responder a una carencia producida en el tiempo siguiente". Esto quiere decir que frente a la pérdida, frente a cómo un sujeto queda casi aplastado por el objeto perdido, ensombrecido por eso, el modo de tramitar esto es que algo de esa pérdida pueda inscribirse, a rédito del sujeto, como falta. Es algo imprescindible para que el sujeto comience a desear de nuevo, y de ahí a producir algunos actos ligados a ese deseo. ¿Qué quiero decir con esto? No es casual que Lacan en el Seminario de la Angustia ubique la función del duelo en una matriz donde ubica muchos temas de la clínica, también la inhibición y el pasaje al acto. Ubica la función del duelo como imprescindible para no andar por la vida produciendo acting-out permanentes.

Hay mucho para decir respecto de esto, pero digamos que si alguien está embargado por esos objetos que ha perdido transita por la vida casi traicionando a su deseo, como "out" del sujeto del deseo, casi como en una comedia de enredos. Recuerdan lo que le pasaba a Hamlet, que mataba a quien no tenía que matar, se embarcaba en una nave llevando su propia sentencia de muerte, empezaba a transitar carriles que no tenían que ver con producir algún acto que lo reconstituya en la subjetividad.

Respecto del fenómeno psicosomático, la gente que viene trabajando sobre el tema conoce los aportes de Lacan respecto de esto. Si tengo que recortar alguna cuestión, voy a tomar los tiempos del duelo porque me parece que atañe mucho a estas dos presentaciones clínicas. Cuando Lacan, en el Seminario XI, se refiere a lo que es la psicosomática dice: "es algo que no es un significante pero que sin embargo es concebido en la medida en que la inducción significante a nivel del sujeto ha transcurrido de un modo que no pone en juego la afanisis del sujeto". ¿A qué me refiero con esto? Ustedes saben cómo él llama en algún momento al fenómeno psicosomático, "falla epistemo-somática". Hay allí una falla respecto de lo que la ciencia puede ofrecer con relación al saber sobre la afección en el cuerpo. Hay un goce inconmensurable, un goce específico a nivel de lo psicosomático, y Lacan recurre a la holofrase para definir el pegoteo entre significantes, entre S1 y S2. Para aludir a esa afánisis del sujeto por no tener lugar un intervalo entre lo significantes. El sujeto surge en los intervalos, entre S1 y S2.

Creo que las dos presentaciones clínicas, una desde el lado de la rememoración y la otra desde el lado de las preguntas que comienza a hacer un sujeto sobre por qué le pasaron las cosas que le pasaron, aluden a poder 'despegotear' los significantes, ir creando una cadena significante y romper ese congelamiento. Una hipótesis que proponemos es que el resto inabordable del duelo se deposita en el cuerpo y afecta y lesiona el organismo en el fenómeno psicosomático.

En ambos casos, se trata de pacientes que son enviados, uno desde un servicio de traumatología y otro desde un servicio de dermatología. El relato clínico da cuenta de algo que es la herramienta princeps para el trabajo y que es la transferencia. En este punto, como puesta en acto de la realidad del inconsciente tanto en uno como en otro caso, hay una transformación que se opera en el transcurso de las entrevistas. Me refiero de ese punto en que 'vienen porque los mandan de', al punto donde empiezan a pescar que algo de la palabra que los habita está muy vinculado con la afección que padecen. Y que el despliegue de esta palabra, el despliegue en todo lo que hace al dispositivo, modifica o transforma esto que tiene lugar en el cuerpo. Hay un momento en que pescan esto. Cada uno con los recursos que tiene, hay pacientes que tienen una mayor relación y plasticidad con el Inconsciente que otros.

Ahora voy a hablar de cada caso en particular. Vamos a referirnos primero al material de Paula, "Cuando la pérdida es en lo real del cuerpo". A este paciente, si uno tuviera que hacer una lectura, uno podría decir que es un paciente que luego de la muerte del padre hace doce años -momento en que hace una anorexia, estuvo cuatro meses casi sin comer- tuvo una anemia, se detecta una diabetes... en dos oportunidades luego de la muerte del padre se le caen cosas, se le caen cosas en el pie. Se le caen cosas que producen lesiones, que por el antecedente diabético son graves. Son accidentes que en su caso, teniendo en cuenta que era un paciente diabético, él lo sabía pero no quería saberlo, renegaba de esto que le dijeron, porque a alguien que le dan un diagnóstico de diabetes, es casi un saber popular que las lastimaduras en los miembros inferiores son de grave riesgo. Recapitulando, es un paciente a quien luego de la muerte del padre se le caen en dos ocasiones, primero un pedazo de cal en un pie, lastimándole un dedo, y en la otra una bolsa de cemento en el pie. Entonces ambas lo condujeron a tener que amputar una pierna.

Esto que yo mencionaba respecto de ese fenómeno anoréxico que tiene luego de la muerte del padre es otra cosa que a mi me parece importante señalar respecto de los duelos y de los fenómenos. Yo lo formularía de esta forma: un duelo detenido en sus tiempos de elaboración en ocasiones produce, en lugar de síntomas, fenómenos. Yo creo que hay muchos de estos fenómenos, por un lado los fenómenos psicosomáticos, por otro lado fenómenos de tipo anorexia, bulimia, fenómenos adictivos, en ocasiones ligados con fenómenos alucinatorios inclusive. Ustedes saben que Freud habló mucho de los fenómenos alucinatorios, en relación a lo que llamaban en esa época "psicosis alucinatoria de deseo". Y los fenómenos son diferentes del síntoma. Hay una labor del analista entre cómo alguien llega con su fenómeno a poder dialectizarlo en síntoma. Digo dialectizarlo porque hace al punto en que algo comienza a ser dicho. Lo de dialectizable no es del orden del fenómeno, el fenómeno es una palabra que viene del griego, es "lo que se da a ver, lo que se muestra". Tiene que ver con lo que se denota y no se connota. Los fenómenos también, como el pasaje al acto, el acting, y en su máxima expresión los que se encarnan en el cuerpo, los fenómenos psicosomáticos.

Entonces a este hombre el dispositivo analítico le ofrece un espacio para sus preguntas. La primera pregunta que él se hace es ¿por qué me pasó esto justo a mí que hice las cosas bien? Creo que es una pregunta que le dirige a la analista pero que a su vez se puede desplegar en el espacio. Esa es una de las preguntas que él se hace. La segunda pregunta es en relación a la pelea con la madre: ¿Cómo la madre no le permitió tener sus materiales en la casa?. Es interesante porque lo que se le cae en el pie son dos bolsas de materiales. Primero una después de la muerte del padre, la otra es después de la muerte de la madre, cuando se entera de que la madre murió tiene el segundo accidente.

Es interesante esto porque Paula decía en un momento que trabajó sobre el término de lo siniestro para pensar estas cuestiones. En relación a "la casa", porque lo siniestro es la palabra "unheimlich", heim es la casa pero a su vez cuando la casa es demasiado casa se torna unheim, se torna siniestra. Entonces uno podría decir que esa madre que parece que no les hacía faltar nada, como él dice, hasta que de pronto se produce esto: esa madre le dice que saque todos los materiales y no se ven por nueve años.

Creo que este es un punto muy importante para trabajar ahora, en este tiempo del tratamiento. Está en relación a la operatoria de la separación. La separación precisamente es una de las operatorias constitutivas del sujeto. Está la de la alienación y la separación, en relación a las operaciones constitutivas del sujeto. Para este hombre parece que la separación no puede ser mediatizada por la palabra. La separación implica radicalmente un abandono del otro y un enojo, un enfado. Uno piensa en la estructura del sujeto, y algunos sujetos están detenidos en algún posicionamiento en la adolescencia, éste parece que en ese punto está detenido casi en una posición infantil, de enojarse, sin el recurso simbólico, que creo que va a ser importante además para trabajar el fin del tratamiento en la institución con muchos de estos pacientes. Hace muchos años ejerzo mi práctica en el Centro Ameghino, y es un tema delicado el fin del tratamiento -tema esencial de supervisión- de estos pacientes. Los distintos criterios para pensar el fin de tratamiento. Lo dejaremos para otra ocasión.

Después me parece muy atinente cuando Paula pone en su lugar lo que efectivamente es doloroso. Efectivamente es doloroso confrontarse con la lamentable realidad de que su padre murió. Pero me parece que faltaría decir ahí "bueno, pero usted no es culpable de eso" en relación a los reproches que él se hacía porque el padre murió solo. Y en ese punto creo que hay una definición que a mi me gusta de la culpa, la culpa la pienso como la máxima expresión imaginarizada de un goce arrasador. Es una expresión imaginarizada porque alguien carga con eso que lo arrasa y que se manifiesta de diversas maneras. Este paciente se hace preguntas, se queja, se lamenta, hasta un punto donde una intervención del analista produce una modificación de la posición subjetiva, es cuando Paula dice "yo estoy acá para seguir pensando y no lo voy a abandonar en este momento" frente a la segunda amputación. Luego él dice que estuvo pensando que todo lo que le pasa, su enfermedad, la diabetes y su sufrimiento tienen que ver con lo que para él implicó la muerte de su padre y la pelea con su madre. Modos de separación que realmente fueron absolutamente nefastos y no había recursos ahí para responder. Un viraje esencial se produce entonces respecto de la casualidad. "¿Por qué a mi me pasó esto?", la queja que uno escucha frecuentemente, que parece que dijeran "yo no tuve nada que ver en esto", absolutamente desimplicados vira a esa otra enunciación donde la causalidad psíquica y los sobredeterminantes comienzan a tallar en el tratamiento.

Voy a comentar el trabajo de Andrea, que habla de los tiempos de elaboración del duelo y de inscripción de la falta de un modo muy interesante. Raúl, a diferencia del otro paciente, a mi entender está en otro tiempo. Desde el vamos Raúl refiere sobre aquello que le pasó, rememorando eso, da un lugar a la rememoración. Entra al análisis contando, cuando se le pregunta por el inicio de la psoriasis dice que fue hace quince años, y relata las muertes del suegro, de su madre, de su padre, y del accidente de trabajo. Y de ese vaticinio, que a él nunca le pasaba nada, ni un raspón, aunque la analista le hace entender que él había sido víctima de un accidente. Y puede afirmar que sí le pasó algo con eso, psicológicamente. Decía sobre ese episodio que para que no se lo lleve el águila fue un perro de policía el que lo salvó, lo salvó un perro de policía. Uno puede decir ¿quién era ese águila, qué madre tan siniestra, aterradora, que lo deja ahí? Pero evidentemente estuvo ese perro de policía que ladró. Evidentemente en este paciente hay recursos, hay Nombre del Padre funcionando, y la psoriasis aparece muy ligada a las pérdidas, pero creo que él puede tomar su saber respecto de eso y hablarlo. Y aparecen todas esas rememoraciones...

Yo marcaría tres tiempos: el primer tiempo donde él rememora lo del accidente, un segundo tiempo muy interesante donde confirma algo respecto del valor de la palabra, y él menciona ese programa "Perdona nuestros pecados" donde lo que se repite en el programa son los lapsus, el equívoco. El habla del reclamar, y dice que siempre fue revoltoso. En realidad es diferente ser revoltoso que reclamar. Es más, tal vez uno podría decir que revoltosos son los chicos. Pero ¿qué le pasó a él que siempre era revoltoso cuando tuvo que reclamar... ? Me parece interesante porque en los duelos, en la pérdida de un ser querido, todo el ritual y todo lo que tenga que ver con las cuestiones legales que permiten solidarizarse con ese agujero en lo real, hacen que la tramitación sea de otra manera, que haya una subjetivación de la pérdida, una implicación y no una renegación. Algunos tal vez conozcan las conceptualizaciones que trato sobre los duelos en el libro "Los tiempos del duelo". El primero es absolutamente renegatorio y los fenómeno de los que les hablé hace un rato se dan, generalmente irrumpen en ese primer tiempo. Por eso decía que incumben también a una cuestión ética todos los elementos simbólicos, todos los recursos simbólicos que pueden recurrir, asistir, a ese agujero. Yo creo que ese agujero en lo real, ese agujero en la existencia, tiene una diferencia con eso de "negativizar la falta", creo que hay un agujero en la existencia, en lo real, que tiene que ver con toda pérdida, porque muchas veces quien pierde a un ser querido además dice "me siento amputado", llegan a decir esto. Pero ese agujero en lo real, y de esto los dos tratamientos dan cuenta, hay un modo de anudar eso desde lo imaginario y desde lo simbólico. Desde todo lo que hace a los recursos de la palabra, de los reclamos, para que eso sea considerado, y también desde lo imaginario, que creo que eso está muy en juego respecto de la mirada. Porque frente a un duelo hay como un simbronazo del yo, y creo que ese es un punto en donde a este paciente, desde la mirada, lo que le devuelve Paula lo reconstruye de alguna manera desde lo imaginario. Hace algún anudamiento desde ese lado, lo especular.

Siguiendo con lo de Raúl decía tres tiempos, el segundo en relación a la palabra, a esto de ir a buscar al diccionario, de ocuparse de ir a buscar esas palabras, y el tercero ya es como una gran apertura a la vía regia del Inconsciente, que es cuando empieza a contarle los sueños, y dice "tal vez sueño en ellos porque sus pérdidas fueron recientes", sueña con el padre, con la madre, son sueños que trae a la analista, y creo que son justamente los tiempos donde se va transitando ese pasaje de "me mandaron del servicio de dermatología" a implicarse en el análisis en relación a gestar a ese sujeto del Inconsciente con el cual él va a acceder a un saber. Y después el tema de la jubilación, donde evidentemente fue forzado, por la familia, a anticipar el tiempo, tal vez no era el tiempo para él de concluir ese trabajo aún, y que lo ubica hace más tiempo, que pasó más tiempo, no hace quince sino que eso pasó hace más años, hace 20 años. ¿Fue anterior la jubilación, el fin de su etapa laboral, a la muerte de su padre? Me parece que sí. Al accidente laboral también.

(fin de la cinta)

[...] Lo crudo y lo cocido, Levi-Strauss. Varias veces se habla de "los brotes de la enfermedad" como "lo que recrudece". Y lo que recrudece está casi del lado del organismo, no atravesado por la cultura, por lo que él llama "lo cocido" como aquello que instaura otro tiempo para la subjetividad. Parece que es algo que recrudece, que va inclusive más allá de lo que él puede pensar... Y después lo interesante de los bonsai. Como que acá realmente hubo la posibilidad de este cuarto tiempo del duelo, como yo lo llamo, de lo suplementario. De poder descubrir algo nuevo más allá de la sustitución que implica el cambio de un objeto por otro. Acá me parece que en esto de poder cultivar bonsai, hasta suena lindo, parece "buen decir", algo del orden de que brote algo ahí en esos árboles, así lo pensaba, y que brote algo más allá, porque hay algo hasta de un poder de transmisión, de poder regalárselo a algunos, con lo cual algo de Raúl va a quedar en otros. Me parecía que en esto había justamente algo ligado a la posibilidad de suplementación y no de sustitución, que lo pienso en relación al lazo social, a inscribir un nombre, como cuarto tiempo del duelo.

Finalizo por aquí. Gracias realmente por haberme invitado a acompañar y trabajar esto con ustedes.

Coordinadora: Abrimos el espacio para las preguntas y los comentarios.

Participante: (inaudible)

Lic. Contreras: en principio yo sólo ubicaría que en relación a la muerte del padre -esto es algo que planteé cuando armé el trabajo- yo ubico una articulación posible entre la muerte del padre y la respuesta de este sujeto por el lado de su cuerpo, por el lado de la enfermedad orgánica. Pero fundamentalmente cuando el cuerpo responde tampoco hay sujeto, o sea que tenemos una complicación, y es que sólo podemos tener en cuenta esto. Evidentemente se encontraba sin recursos simbólicos para poder responder de otra manera a esa muerte. Es un tema que daría para muchas más cosas.

Participante: esta pregunta es para Adriana Dreizzen. En un momento hablaste de que el fenómeno psicosomático podía ser pensado como dialectizable. Habría que pensar cómo dialectizar ese fenómeno psicosomático. Bueno, mi pregunta es bastante general, supongo que esto será posible en algunos casos y en otros no. En lo que vemos en el Seminario XI, por lo que Lacan trabaja del fenómeno psicosomático, a primera vista me parece que sería bastante ambicioso poder dialectizar un fenómeno psicosomático y también lo vemos en la clínica como algo muy ambicioso. ¿Es posible, puede ser que vire hacia un síntoma? ¿Cómo lo pensás?

Dra. Dreizzen: dialectizable lo pensaba en relación a que ahí se genere algo de un dialecto, un dialecto frente a lo inabordable desde nuestra práctica que es el fenómeno, lo que se presenta a ser mostrado. Entonces en ese punto pensaba lo dialectizable. Creo que va a esto de poder producir ahí, en la transferencia, algún decir, algún argumento. Me parece que es muy ambicioso pensar que en el análisis se va a curar una enfermedad maligna, o una psoriasis, curarla definitivamente. Sin embargo creo que hay una responsabilidad nuestra, de los analistas, respecto de la calidad de vida que van a tener estos sujetos cuando están más advertidos de cómo funciona el Inconsciente para ellos, en vez de que esto los arrase. Creo que si bien hay una dirección de la cura también está el punto de lo incurable, y que atañe al sujeto si hay una cura, hace a un modo de relacionarse fantasmáticamente con el objeto de modo que el objeto no aplaste al sujeto. Yo creo que hay una dirección de la cura, apuesto a esto, no es que curamos el organismo, en este punto creo que es esencial, que cambia muchísimo el destino, el porvenir de la enfermedad, y subsecuentemente del sujeto, cuando un análisis opera.

Otra cosa que quería decir es que me parece muy valiosa esta apuesta de hacer una escritura por los analistas en esta clínica de las afecciones, esta clínica tan difícil. Yo creo que realmente el analista es al menos dos, así como lo propone Lacan, ese que produce efectos y que para producirlos, a esos efectos los teoriza. Hay algo en relación a la formación del analista y a la escritura que siempre promuevo mucho en los espacios de trabajo porque creo que atañe a cómo cada uno dirige y conduce los análisis. Entre las otras cosas que hay en la formación del analista, el análisis personal, la supervisión y la formación teórica, la escritura del analista me parece fundamental y más para esta clínica que hay que sobrellevar.

Participante: yo en principio quería felicitar a las analistas por su producción, su escritura y sus aportes. Y me quedó picando un tema en relación a esto que vos planteabas respecto al trabajo del duelo, subjetivar la perdida y elevarla a la calidad de falta...

Dra. Dreizzen: yo decía que subjetivar la pérdida era elevarla a la calidad de la falta, o a la inscripción de la falta.

Participante: (inaudible)

Dra. Dreizzen: Respecto de la pérdida, la pérdida se padece porque se vive muy pasivamente lo perdido, el sujeto se siente abandonado, por más que él haya abandonado. Por ejemplo el paciente de Paula en un momento dice "me parece que me voy a ir y no voy a volver más". No tolerar la separación, o el otro abandona o uno abandona, y esto es vivido como pérdida. Es del orden de cómo ese tiempo renegatorio hace a lo que es la privación del sujeto, la privación como una pérdida en lo real, diferente de la castración que es una pérdida en lo simbólico.

Esto de la inscripción de la falta yo lo leo como un cuarto tiempo, o un tiempo de inscripción de la falta, que hace a lo suplementario. Lo suplementario hace que de esa pérdida vivida, padecida, el sujeto pueda inscribir, en ese punto donde el objeto no es sustituible por otro (porque sabemos que los objetos de amor son elecciones tan radicalmente narcisistas que no son reemplazables) y en ese punto poder producir un trazo nuevo.

Hace algunos años con gente de otras disciplinas lo habíamos trabajado reflexionando en relación a las Madres de Plaza de Mayo. Una pérdida tan tremenda como es la perdida de un hijo, y cómo aparecía ahí algo del orden de la multiplicidad de inscripciones para ellas. En un primer momento en relación a la plaza, "las madres de la plaza", luego en relación a un periódico, en relación a una librería, en relación a la universidad... Como un modo de que un duelo patológico, un duelo terriblemente imposible, se inscriba de otro modo. Me parece que ahí aparece algo del sujeto deseante, y un sujeto que puede producir un deseo decidido en relación a un acto. Y creo que respecto del bonsai, cuando Raúl dice que lo puede regalar y lo puede pasar a otra gente hay algo también de esta posibilidad.

Lic. Contreras: en relación al aporte anteri or sobre la sublimación, me parece interesante porque yo no lo había pensado así, pero creo que estamos de acuerdo. También, Adriana, quería preguntarte si me podías aclarar un poquito más en qué no estabas de acuerdo con esto de la negativización de la falta porque justamente el comentario de Judith sobre la sublimación viene, para mi, a darle una vuelta más a lo que yo venía pensando respecto de esto de la negativización de la falta. Simplemente voy a tratar de ubicar dos o tres cosas nada más. Cuando armé el trabajo me quedé pensando en una frase del Seminario VI, en la clase XV, donde Lacan ubica una condición previa a todo trabajo de duelo: y es que el objeto esté constituido en tanto tal. Entonces me puse a pensar qué es esto de que el objeto esté constituido. Y pensaba en el Seminario IV, en donde Lacan claramente dice que el objeto para el psicoanálisis es la falta de objeto. En ese sentido me parece que Lacan en este punto es radicalmente freudiano, porque toma como central el estatuto del objeto perdido en Freud como estructurante respecto del deseo. Hago esta introducción porque me puse a pensar que, si coincidimos con Lacan -podemos no coincidir con él, pero si coincidimos con Lacan- en que la condición para todo trabajo de duelo es que el objeto esté constituido, de lo que se trata entonces es de que esté constituida la falta de objeto. A mí por lo menos me pareció interesante. En el caso que presenté hoy yo pensaba la cuestión de la inhibición con la que llegaba este sujeto como un claro ejemplo de lo que le ocurre a un sujeto cuando la falta surge en forma positiva.

En ese sentido, para decirlo con claridad, me parece que la falta surge en forma positiva bajo la forma de la mirada de los vecinos y los clientes, esto de que quiere evitar que lo vean, que no es otra cosa que la presencia de su propia mirada en el espejo, en la imagen especular. Efectivamente para este sujeto el encuentro con que no hay una pierna trastoca toda su imagen especular y en ese sentido me parece que la falta se positiviza. Desde este punto de vista, partiendo de la condición que ubica Lacan de que para que haya un trabajo de duelo posible tiene que estar constituida la falta, me pareció entonces necesario realizar algunas intervenciones que apuntaran a negativizar la falta. Para decirlo de otro modo, a despositivizarla. De manera tal que la falta deje de faltar, para que justamente haya falta. Y se haga operatoria, funcional, para el deslizamiento metonímico del deseo de este sujeto. Ahí me parece que también podemos tomar esto de la sublimación. Tal vez no sea una expresión muy correcta esto de "negativizar la falta", lo que sí me parece importante aclarar es que para mí no es lo mismo negativizar la falta que negarla.

Dra. Dreizzen: es un deslizamiento. Se acuerdan, Freud decía "comenzamos cediendo en las palabras y terminamos cediendo en las concepciones, en los objetivos". A mí, en lo personal, y vos misma decís que no te parece demasiado feliz... me parece que inclusive por cómo conducís el trabajo, no tiene que ver con negativizar la falta sino con hacer una inscripción diferente de la falta. Creo que desde el psicoanálisis trabajamos intentando inscribir la falta, es cierto, esto de que tiene que estar constituido el objeto para poder iniciar un duelo, y también que el objeto para el psicoanálisis es la falta de objeto. De todos modos eso es lo esperable. ¿Qué quiero decir con esto? Yo creo que alguien que viene padeciendo un duelo, y que muchas veces no sabe que lo que lo afecta en este momento está relacionado con ese duelo, justamente padece la presencia aplastante del objeto sobre él. Es esperable que ahí se inscriba una falta, cuando decía lo de la pérdida atañe a esto. Yo creo también que cuando Freud trabaja la noción del objeto... ustedes saben que uno podría hacer un largo recorrido en la obra de Freud y de Lacan en relación a la noción de objeto. Y que Lacan a partir del Seminario X en adelante lo nombra de determinada manera, lo nombra con el nombre de una letra y lo llama objeto a, y dice que es la única invención, su única invención es el objeto a, que me parece que lo tenemos en cuenta para pensar cuestiones de la clínica en relación al plus de goce de ese objeto o a la causa cuando este objeto realmente está inscripto como falta, falta de objeto y promueve al sujeto. En ese punto a mí me parece que la apuesta es justamente la spaltung del sujeto, como sujeto en falta, sujeto atravesado por la castración en los tres registros, en lo Imaginario, en lo Simbólico y en lo Real.

El otro día tuve que dar una charla sobre adolescencia y es muy interesante por ejemplo todo el trabajo que hizo Bruno Betelheim. Hay un libro que se llama "Heridas Simbólicas". Es muy interesante porque él hablaba de que en los tramos de pasaje entre la niñez y la etapa adulta hay algunos rituales que hacen al corte, a una reinscripción de la castración, de todo lo que se pierde a nivel de la infancia, de los padres, del cuerpo, de la niñez, y que cuando a nivel de la estructura no era posible transitar por estos rituales, lo que él veía en adolescentes graves eran cortes en el cuerpo. Cortes en lo real del cuerpo. Todo esto para decirles que a mí me parece que cuando la falta falta aparece la angustia. Y la angustia es el prolegómeno a poder acceder al deseo. Ahora, que se negativice la falta no veo que sea ni un término apropiado, ni a mí me parece que esté ligado a como vos conducís el análisis. Creo que lo de la mirada es de otro orden.

Coordinadora: si no hay más preguntas, con esto damos por finalizada esta mesa y les agradecemos a los invitados su participación.

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