Psicoanálisis, estudios feministas y género

Acerca de
"
A culpa nossa de cada día ..."
de Nadia Regina Loureiro de Barros Lima

Juan Carlos Volnovich
jcvolnovich@ciudad.com.ar

Desde el título "La culpa nuestra de cada día" el trabajo es todo un acierto. La idea es buena: a la génesis del sentimiento de culpa relacionada con el crimen cometido contra el padre, como afirma Freud en Totem y Tabu, se le agrega, ahora, la culpa adjudicada por los hombres a las mujeres y admitida por ellas.

"...é relevante ressaltar como, embora situadas em instâncias teóricas de natureza diversa, a teoria psicanalítica e o materialismo histórico parecem ter pontos de convergência visto que, tanto a projeção como a alienação/ideologia se caracterizam por mecanismos inconscientes, apesar de uma abordagem ter o olhar dirigido para os fenômenos psíquicos e a outra, para os fenômenos sociais."

El trabajo de Nadia Regina Loureiro de Barros Lima se inscribe dentro de  una linea psicoanalítica, feminista, marxista, muy al estilo de Shulamith Firestone, que insiste en la deconstrucción de la condición de víctimas como principal fundamento para la legitimación de una práctica política feminista. Parte, por lo tanto, de una afirmación nada inocente: el sentimiento inconsciente de culpa de las mujeres es diferente al sentimiento inconsciente de los varones. 

"Portanto, parece ser à luz de uma lógica de dominação (dialétíca do senhor e do escravo, relação eu-outro) que o masculino e o feminino vêm sendo construidos através da história e neste processo, a culpa vem se estacando como uma das marcas predominantes da subjetividade feminina. Construído secularmente sobre bases simbólicas, este sentimento de culpa parece seguir uma trilha distorcidamente iluminada por focos de "câmaras escuras" ideológicas, projetando/introjetando imagens alienantes no imaginário feminino."

Si, como afirma la autora, en un principio las mujeres eran "diosas" (cosa que está presente en la Grecia antigua y que Nicole Louraux registró en "¿Qué es una diosa?" y en "Madres en Duelo", tanto como Giulia Sissa en "Filosofías del género: Platón, Aristóteles y la diferencia sexual", y Jan Kott en "El manjar de los dioses"), cuando los machos desplegaron las fuerzas productivas y descubrieron el lugar que les cabía en la procreación, se vieron incitados a destronarlas, a someter a las mujeres y, posteriormente, a justificar su dominio culpándolas  de ser la fuente de todas las desgracias.  Claro que la autora nada dice de los efectos sobre el inconsciente de los varones de tamaño proceder. Nada dice del sentimiento de culpa que los varones acarrean a partir del abuso del poder sobre las mujeres.

 

Para la autora la culpa de las mujeres es la proyección de la culpa del otro, "supondo-se que na aurora dos tempos as deusas foram destronadas e as mulheres destituídas de direitos pelos homens que passaram a atribuir-lhes a fonte de desagregação social, bem como a venerá-las? Através dos tempos, a relação entre homens e mulheres sempre foi permeada por traços ambivalentes ora sendo estas temidas e perseguidas – o fenômeno de "caça às bruxas", por ex., – ora, veneradas – virgens, santas, deusas, sacerdotisas, – ora , culpabilizadas – Eva, Pandora. Será que essa ambivalência não se assemelha à relação filhos X "pai primevo", sendo este invejado, temido, cupabilizado e, enfim, venerado através do totem?"

Freud le dedicó especial atención al sentimiento de culpa en El malestar en la cultura. "La cultura domina la peligrosa inclinación agresiva del individuo debilitando a éste, desarmándolo y haciéndolo vigilar por una instancia alojada en su interior, como una guarnición militar en la ciudad conquistada." Esto vale para hombres y mujeres.

Por su parte, el investigador argentino León Rozitchner, sin tomar en cuenta la cuestión del género, escribió un texto fundamental sobre el tema: Freud y los límites del individualismo burgués.

Si para iluminar la génesis del sentimiento de culpa desagregado por género tomamos en cuenta los mitos fundadores, Eva y Pandora, por ejemplo, habría que separar aquellos que nos vienen de Grecia de los que nos vienen de las religiones monoteístas. Quiero decir: una cosa es la cultura de la vergüenza y otra, muy distinta, la cultura de la culpa. La relación con la polis en la Grecia antigua y con Dios en la intimidad del confesionario tienen aquí una importancia tan decisiva como trascendente es la circulación de varones y mujeres por  lo público y lo privado. O, de otra manera, el sentimiento de culpa en las mujeres está íntimamente asociado a la vergüenza.

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