Volver al sumario de La Salamandra 1 Discursos y prácticas profesionales de psicología social en salud mental (España 1970- 1995)
Juan Carlos Duro Martinez

Primera parte: CRISIS, CRÍTICA Y ALTERNATIVAS A LO INSTITUIDO.
El final del franquismo y la transición democrática (1970-1982)

Capítulo III. DISCURSOS REFORMISTAS Y CRÍTICOS

3.3. La psiquiatría ‘antipsiquiátrica’ (1971-1983)

En la historia de la atención a los ‘problemas mentales’, las, generalmente turbulentas, relaciones entre la psicología y la psiquiatría ha sido siempre una constante en todos los países occidentales. Ya haya sido para diferenciarse la primera de la segunda, ya para ir de la mano bajo el manto de la salud mental, ya para reivindicar diferenciadamente sus campos de aplicación, las relaciones entre la psicología y la psiquiatría merecen un análisis específico. Esto es particularmente necesario en nuestro contexto si tenemos en cuenta que, en nuestro país, lo más intenso de esta relación se ha dado en un periodo histórico de profundos cambios sociales e institucionales. Además para entender la situación actual de la psicología en el sistema sanitario público, y en particular en su relación con la salud mental y la atención primaria de salud, es preciso conocer el papel del movimiento psiquiátrico español, y la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) particularmente, en la consecución del Sistema Nacional de Salud actual.

Cuando hablamos de movimiento psiquiátrico español nos estamos refiriendo a los planteamientos de transformación psiquiátrica, y por ende de la sanidad en general, mantenidos por psiquiatras progresistas primero organizados en torno a la Coordinadora Psiquiátrica Nacional, que se autodisolvió en 1975, y posteriormente desde la AEN.

3.3.1. La Coordinadora Psiquiátrica Nacional (1971-1977)

A raíz de los conflictos protagonizados por los médicos residentes en psiquiatría, iniciados en el Hospital Psiquiátrico de Oviedo (1971) y en Instituto Mental de la Santa Cruz de Barcelona (1973), se van organizando pequeñas redes de contactos entre los profesionales contestatarios en la Sanidad pública, unas coordinadoras que servían "para extender los movimientos de protesta, coordinar solidaridades y, cuando podían, negociar las salidas a los conflictos" (Rendueles, 1997, pág. 291). Esta coordinadora consigue que se apruebe en la Asamblea de la Asociación Española de Neuropsiquiatría celebrada en Málaga en 1971 una moción a favor de la participación del personal médico-sanitario en la gestión de los hospitales psiquiátricos. De ese Congreso sale fortalecida la organización, por supuesto clandestina, de los psiquiatras progresistas y se constituye la Coordinadora Psiquiátrica Nacional reforzada por la influencia del movimiento anti-institucional italiano ‘importado’ por psiquiatras catalanes y revitalizada a raíz del conflicto de Instituto Mental de Barcelona de 1973.

Con motivo de dicho conflicto se celebró en Barcelona del 22 al 24 de junio de 1973 un Encuentro Internacional en el que participaron más de un centenar de profesionales de la psiquiatría pública española, pertenecientes a veinte hospitales psiquiátricos junto a pensadores relacionados con el movimiento crítico internacional. La consolidación de esa Coordinadora de Psiquiatría que aglutinó a los psiquiatras más comprometidos con el cambio fue posible, a decir de Rendueles (obra cit., pág. 292), por tres factores:

En 1973, con motivo del Congreso de la AEN celebrado en Valladolid, se hacen patentes dos posturas diferenciadas en el seno de la Coordinadora: una a favor de la intervención en la Directiva de la AEN para su democratización y otra que apostaba por trabajar al margen de las instituciones más o menos burocráticas. Triunfa esta última posición que se mantendrá hegemónica hasta el Congreso de Sevilla de 1977 en el que los psiquiatras progresistas, mayoritariamente, optan por ‘tomar’ la AEN. Es interesante resaltar que, aunque en esta Coordinadora Psiquiátrica no participaba ningún psicólogo, cosa lógica dada su escasa presencia en las instituciones psiquiátricas de la época, algunos de los temas que constituyeron buena parte de su corpus teórico provenían de pensamientos psicosociales tales como el freudomarxismo y la teoría de Goffman. Otras influencias más sociopolíticas como las de Basaglia y el movimiento de Psiquiatría Democrática o de Guattari con lo que llamó el Movimiento Molecular de crítica psicoanalítica de las instituciones (Guattari, 1972), se plasmaron a través de la relación personal que ambos mantuvieron con la Coordinadora.

3.3.2. La ‘toma’ de la AEN (1977-1980)

En marzo de 1977 se celebró en el Colegio de Médicos de Madrid unas Jornadas sobre "Alternativas a la Asistencia Psiquiátrica" con gran asistencia de público, desde enfermos y familiares hasta sociólogos y periodistas, pasando por todos los estamentos de los profesionales de la psiquiatría más o menos comprometidos en sus prácticas de transformación institucional y de asistencia en la comunidad, lo que mostraba el interés social por el tema.

Para Ramón García (1995) allí hubo dos hechos que marcaban un cambio de rumbo en la mayoría de los psiquiatras progresistas. Por un lado una autocrítica por parte de José García del trabajo realizado hasta entonces centrado en el intento de cambio a partir de los hospitales psiquiátricos para reorientarlo al trabajo en la comunidad (García González y González Fernández, 1977) y por otra la convocatoria de una reunión ‘a puerta cerrada’ por parte de los psiquiatras del PCE que habían pertenecido a la extinta Coordinadora Psiquiátrica Nacional a la que no invitaron a personas independientes, que pertenecía a otros partidos políticos o simplemente que no encajaban en el marco que allí se empezaba a construir. El punto central que se decidió en esa reunión fue la ‘toma’ de la Junta Directiva de la AEN.

Así fue, en el XIV Congreso Nacional de Neuropsiquiatría celebrado en Sevilla en octubre de 1977 fue elegida una Junta Directiva presidida por Valentín Corcés, otro relevante psiquiatra del PCE, con proyectos y propuestas de cambio para la asistencia psiquiátrica española según los planteamientos defendidos anteriormente en el seno de la Coordinadora de Psiquiatría (Corcés, 1977). En ese Congreso junto a las ponencias oficiales más o menos psiquiátrico-tradicionales ya se presentaron varias mesas redondas que anunciaban cierta perspectiva psicosocial, ya a nivel de modalidades terapéuticas, de articulaciones teóricas o referida a la formación de los profesionales (Clínica y Análisis Grupal, 1977).

La ‘toma’ de la Junta Directiva de la AEN por parte de los psiquiatras ‘antipsiquiatras’ del País, rechazada cuatro años antes en el Congreso de Valladolid, responde fundamentalmente a la nueva situación política del País (inicio de la transición democrática) y a las coyunturales consignas de los partidos políticos de izquierda que defendían las tesis de la participación en las instituciones para su democratización, transformándolas en asociaciones de nuevo cuño. Se mantiene en este periodo desde la nueva Junta de la AEN hasta el advenimiento del primer gobierno del PSOE, una situación híbrida, en palabras de Rendueles, al mantenerse un discurso crítico antipsiquiátrico, cercano a la autogestión y comenzar a emerger un discurso que preconiza la necesidad de nuevos instrumentos técnicos para el conocimiento epidemiológico de las enfermedades mentales y la incorporación de saberes administrativos y de gestión (Rendueles, 1997). Este discurso emergente, según cambian las circunstancias políticas, se va acercando paulatinamente al poder, sobre todo a partir de 1979 cuando la mayoría del PSOE y PCE comienza a gobernar en los Ayuntamientos y en las Diputaciones más importantes de España.

Es interesante resaltar el hecho de que algunos de estos psiquiatras, que lideraban el movimiento de transformación de la asistencia psiquiátrica, echasen mano de teorías y técnicas psicosociológicas a la hora de argumentar las líneas del cambio en la atención psiquiátrica y de salud mental. Así en las II Jornadas de la Asociación Española de Neuropsiquiatría celebradas en Talavera de la Reina (Toledo) en 1979 varias comunicaciones, todas ellas firmadas exclusivamente por psiquiatras, atribuyen un papel importante a la psicología social en sus alternativas de transformación psiquiátrica.

Con estos ‘antecedentes teóricos’ de los psiquiatras progresistas españoles de los 70 no es raro el que en muchas ocasiones los psicólogos hayan sido sus ‘compañeros de viaje’ en los planteamientos de reforma psiquiátrica y en algunas experiencias prácticas de salud mental comunitaria.

En noviembre de 1980 se celebra en Madrid el XV Congreso de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Las ponencias centrales se dedican a La Transformación de la Asistencia Psiquiátrica coordinada por Manuel González de Chávez y Aproximación a la Histeria coordinada por S. Mascarell. Las intervenciones de los psicólogos en las ponencias brillan por su ausencia.

La segunda Junta de esta nueva etapa está presidida por Manuel González de Chávez y durante esta etapa se crean algunas Asociaciones regionales (Galicia y Andalucía) y la Revista de la AEN. En ese mismo año se oyen voces de psiquiatras desde la Administración en pro de una psiquiatría comunitaria a la que llegar a partir de la reforma del hospital psiquiátrico, siguiendo el modelo francófono del sector y desarrollado también en Suiza donde algunos psiquiatras españoles habían trabajado. Su alternativa la basan en los descubrimientos psicofarmacológicos, Freud, la Higiene Mental de A. Mayer, la comunidad terapéutica de Maxwel Jones y las reformas de Francia de 1960 y EEUU de 1963 con la Community Health Center Act de J.F. Kennedy. Era el caso de Salvador Mascarell que fue ex-director adjunto del sector Psiquiátrico Este del Cantón de Vaud en Suiza y era en esos momentos psiquiatra de la AISNA.

La estrategia de partir de los hospitales psiquiátricos para llegar a la psiquiatría comunitaria no tiene eco entre los psiquiatras más vinculados a la AEN por el temor a la perpetuación del manicomio bajo nuevos ropajes de modernización manteniéndose la marginación de la atención a la salud mental del sistema sanitario general.

Comienza el acercamiento de muchos técnicos al PSOE, unos provenientes de lugares tecno-reformistas, como los del Grupo Argibide de Navarra, otros procedentes del PCE y con fuerte implantación en la AEN y otros afiliados directamente al PSOE sin especial pasado de compromiso político. El discurso psiquiátrico progresista va siendo menos ‘antipsiquiátrico’ en la medida que va siendo seducido por las posibilidades de llevar a la práctica proyectos institucionales de cambio acorde con los vientos que soplan con la victoria del PSOE el 20 de octubre de 1982.

Se abren expectativas de cambio con el primer gobierno socialista de la democracia y de protagonismo de los profesionales que habían propiciado los discursos alternativos en la etapa anterior.

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