Volver a la página principal de La Salamandra Cotidianeidad, identidad cultural y política en jóvenes de un barrio urbano del Gran Buenos Aires
Adrián Esteban Zahon

Viene de ...

 

CAPITULO III

Primera Etapa: La descripción del área comunal y de los grupos sociales

A ) La órbita abarcativa: el municipio

El partido de Quilmes conforma el universo de análisis. Integra el cordón urbano periférico a la Capital Federal denominado Gran Buenos Aires, en la Provincia de Buenos Aires. Este municipio se encuentra limitado por los partidos de Avellaneda, Berazategui, Florencio Varela, Lomas de Zamora y Lanús.

El nombre del partido surge de un proceso histórico que describiremos a continuación. Hacia finales del siglo XVII se establece la Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz en la zona que hoy ocupa el partido. Involuntarios residentes de la misma resultaron ser diferentes grupos étnicos cómo los Kilme o los Acalianos, los que fueron desterrados de donde habitaban en los valles Calchaquíes por los españoles, pues fueron los que mas resistencia opusieron a los objetivos de ‘‘ conquista ’’ de estos últimos. La reducción adoptó la denominación ‘‘ de los Quilmes ’’ y posteriormente, cuando surge, el municipio también ( Archivo Histórico de la Municipalidad de Quilmes ). Tiene una superficie de 94 km2 y más de medio millón de habitantes, registrándose por lo tanto una de las más importantes densidades poblacionales del conurbano bonarense. Podemos agregar que no existen grandes terrenos desocupados dentro del partido, salvo en ciertas zonas de la costa ribereña y en los sector sur y suroeste. Un porcentaje alto de la superficie es inundable, principalmente en el área cercana al río y en los emplazamientos recientemente urbanizados, denominados bajo el concepto de ‘‘ asentamiento ’’.

A partir de datos históricos, se puede establecer un poblamiento constante desde 1870, realizado a través de loteos sobre las tierras de las grandes estancias existentes y de las cuales algunos cascos se encuentran todavía en pie. Este proceso se manifiesta particularmente intensivo aproximadamente hasta 1920 ( Archivo Histórico de la Municipalidad de Quilmes ).

El desarrollo del loteamiento implicó: por un lado, la realización de obras de infraestructura como la construcción de líneas de ferrocarril y de tranvías. En las márgenes de sus vías se fueron constituyendo las primeras concentraciones habitacionales y con las décadas, su expansión hacia los alrededores; aspectos que fueron modelando el perfil territorial de ciudad. Por otro, condicionó la donación por parte de algunos grandes propietarios de terrenos, para el funcionamiento de los organismos públicos y religiosos locales. En los frentes de la plaza central actual se construyeron tales edificios que se conservan hasta el presente. Desarrollo espacial que recrea analogías con el nacimiento de muchísimas ciudades del país.

En un principio, el municipio, perteneció al Pago de la Magdalena. Su extensión comprendía los actuales partidos de: Quilmes, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Florencio Varela, Berazategui y Ensenada. En el año 1780 el Virrey Vertiz dividió a este en tres sectores: Quilmes, Magdalena y San Vicente. Este territorio fue cercenado sucesivamente debido fundamentalmente al crecimiento poblacional, primero la zona de Avellaneda y por último el área de Berazategui. Razones que hacia 1960 estructuraron la formación definitiva, administrativa y políticamente de lo que es hoy el partido de Quilmes ( Archivo Histórico de la Municipalidad de Quilmes ). Gran parte de los fraccionamientos de tierra se debieron a iniciativas dirigidas por los movimientos vecinalistas. Es importante destacar para nuestra investigación el papel de las asociaciones vecinalistas cuyas acciones civiles se remontan a principios de siglo, pues en esas instituciones encontramos el principio de las actuales organizaciones intermedias, tales como las sociedades de Fomento, clubes, bibliotecas ( J. L. Romero 1986 ).

El desarrollo infraestructural de Quilmes, que podemos señalarlo como paralelo a este proceso de poblamiento, aparece ligado según las fuentes consultadas a la iniciativa privada individual, para la valorización de las tierras; y comunal, para el mejoramiento de esos terrenos aunque articulados en algunos casos en su implementación a emprendimientos empresariales y estatales. Sostenemos que el resultado de esta situación coyuntural ha sido una evolución muy desigual de la infraestructura que actualmente continúa entre diferentes áreas del partido.

El municipio se divide administrativamente en cinco subdistritos: Quilmes, Bernal, Don Bosco, San Franscisco Solano y Ezpeleta. Uno de ellos, el de Quilmes, en su sector oeste, alberga el barrio donde realizamos nuestro trabajo de campo. Se lo puede caracterizar como una zona intermedia si la analizamos a partir de los servicios esenciales que posee la gente. Existen perímetros carentes de redes cloacales, de un sistema de red de agua corriente, de gas natural, de pavimento y de electricidad fluída; mientras otras áreas están provistas de esos servicios en forma completa. Las instituciones presentes, Escuelas o Sociedades de Fomento, atraviesan una problemática técnica-administrativa, no detentan los recursos económicos y materiales para afrontar los gastos anuales requeridos para el mantenimiento de sus respectivos edificios. Por lo que deben, según el caso, elaborar propuestas participativas hacia el conjunto de los habitantes del área de su influencia para solventar ciertos gastos.

 

B ) El escenario específico: el barrio

El barrio representa la unidad de análisis. Conocido con el nombre de ‘ ‘ El Progreso ’’ está delimitado por las calles Unamuno al sur, Catamarca al norte, Justo. J. Urquiza al este y La Rioja al oeste. Circundado por dos avenidas, que son vías de comunicación hacia Capital Federal o La Plata; muchas las calles que lo recorren no están asfaltadas y poseen una iluminación pública precaria.

Con las crónicas recogidas, pudimos elaborar diferentes etapas en la formación de este nucleamiento. Una primera habla de su surgimiento, que se remonta a la década de 1925. Las casas de los habitantes iniciales se hallaban dispersas por amplios radios sin un trazado por cuadras como el de hoy en día. La causa de la elección para residir, respondía a la posibilidad de trabajo que generaba un grupo de industrias emergentes. La población estaba compuesta mayoritariamente de inmigrantes europeos que huyeron de la miseria de posguerra. La segunda etapa estuvo ligada al planeamiento político empresarial del polo fábril textil ‘‘ El Progreso ’’ ( una de entre las industrias emergentes ) que ocupaba un predio de 800 mts2, de los cuales una parte estaba destinada al complejo deportivo. Hacia 1935 los directivos deciden la construcción de un conjunto de viviendas para el personal en los alrededores de la empresa, originándose de esta manera el núcleo central del barrio estudiado. Las casas concedidas a los obreros, tenían entre tres o cuatro ambientes pequeños por unidad y sus fisonomías externas análoga una con otra. Este complejo habitacional incorporó pioneramente el agua potable extraída de las napas del lugar y la electricidad producto de la unión al sistema de servicio municipal a través del tendido de cables por poste. La tercera etapa comienza en la década de 1940, consecuencia de un doble proceso. Primero la radicación de una diversidad de fábricas en una superficie mayor al de nuestro espacio de interés actual y de instalaciones de menor envergadura a las de ‘‘ El Progreso ’’. El desplazamiento de un conjunto importante de familias de inquilinos del área capitalina y suburbana, y de habitantes que emigraron de diferentes provincias; ambos grupos en busca de terrenos baratos y circunscriptos a una zona industrial. Una de las consecuencias de este proceso fue el asentamiento acelerado de numerosos familias por fuera de los límites del complejo habitacional obrero y en donde las mismas edificaron sus respectivas viviendas. El constante aumento poblacional produjo un impacto geográfico central: la urbanización de las tierras por cuadra; con un efecto no proyectado. Algunos propietarios no accedieron inmediatamente a la prestación de servicios esenciales al no desarrollarse por una cuestión cuantitativa, una red distribuidora interconectada. También este impacto produjo un cambio comercial en la zona pues se diversificaron los negocios; a los rubros tradicionales especialmente aquellos ligados a la alimentación, se le sumaron nuevos, el café, la zapatería, la mueblería, etc. A partir de las demandas del conjunto de la gente se edificaron e inaguraron en muy pocos años dos escuelas. En el año1943 la número 36 llamada Mariano Moreno y en el año 1946 la número 26 llamada Bartolomé Mitre. Por iniciativa de los vecinos se funda en el año 1955 la Sociedad de Fomento General San Martín.

En la década de 1960, y transformando el perfil urbanístico del barrio, comienzan a asentarse sobre un conjunto de parcelas de tierra anegadizas y con numerosos árboles, contingentes de familias de condición muy humilde con magros ingresos y en su mayoría compuesta por inmigrantes provenientes de las provincias y de países limítrofes. El flujo de habitantes fue constante hasta cubrir a mediados de 1960 la superficie total de ocho manzanas, las cuales están distribuídas en forma paralela al barrio obrero, o sea que la comunicación hoy en día entre los habitantes de ambos lugares puede realizarse a pie. En la actualidad es conocida por el resto de los residentes de los barrios aledaños y por distintos vecinos de la zona de Quilmes como la ‘‘ villa miseria los ceibos ’’ cuyo nombre fue tomado de lo más saliente del paisaje, los árboles que le dan sombra y resguardo. El acceso a los servicios de energía eléctrica, gas o agua, varía según la vivienda, y su obtención se relaciona con la habilidad de cada jefe familiar o con los recursos económicos que posean. Muchos jefes de familia ‘‘ negocian ’’ con la Municipalidad contratos a bajo costo con las companías que brindan los servicios, y en otras ocasiones socializan entre varias familias la compra y el tiempo de uso de una garrafa .

En el año 1987 en un área descampada cercana a la Sociedad de Fomento, que limita hacia el oeste del sector descripto anteriormente, se construyó un complejo habitacional financiado por el Banco Provincia y destinado a los afiliados de la obra social bancaria. Seis torres de ocho pisos cada una y cuatro de tres pisos, con un pequeño colegio estatal interno para sus habitantes. El perímetro del complejo se halla cercado por alambrados por lo que su acceso solamente es posible consultando al personal de seguridad que custodia el predio.

Este panorama se completa con otro rasgo importante, los esqueletos o las ruinas de aquellas grandes industrias hoy fundidas, inclusive la que dió nombre al barrio. Son muy pocas las que continúan en actividad. Un dato particular es la reconversión procesual de los últimos años en el sector de la mediana y gran industria de la zona, con una mayor tecnología pero con menos personal por fábrica, obreros que trabajan bajo condiciones muy precarias.

Para concluir, podemos decir que, se diferencian tres polos divergentes en el barrio según su localización: el área del antiguo sector urbano y sus cercanías, la ‘‘ villa miseria ’’ y por último el complejo habitacional.

 

C ) Los jóvenes

El grupo de jóvenes, que elegimos para desarrollar nuestro trabajo y por lo tanto unidad de observación, nacieron y crecieron en este barrio en su mayoría; a excepción de dos que provienen de otra localidad y que se mudaron al mismo recientemente.

Numéricamente lo componen diecinueve jóvenes de sexo masculino y ninguna joven del sexo femenino, tres de los cuales son hermanos. La mujer a temprana edad se margina de las relaciones mutuas con sus pares, las que se fueron desarrollando al interior del contexto barrial durante el período de la niñez. Aunque sigan viviendo en él, son múltiples las razones que explican esta diferencia de género: un matrimonio más prematuro que por ende las relaciona a un hogar; un noviazgo o un vínculo laboral que las une a un tiempo y a un lugar, el del trabajo o el que comparten con su pareja. Estas cuestiones hicieron que en un lapso progresivo de tiempo se alejen del contacto cotidiano con el grupo de jóvenes.

Los jóvenes residen, junto al resto de sus familias, en un radio muy cercano uno del otro de aproximadamente nueve manzanas. Las edades oscilan entre los diecisiete y los veinticinco años, lo que implica desde el punto de vista laboral una determinada inserción en cuanto la calidad y la condición legal de su empleo, cuestión que explicaremos a continuación. Once del total del grupo son asalariados, trabajan en relación de dependencia entre diez y once horas diarias, la mayoría como mano de obra semi-calificada, conductores de camiones, cadetes, pintores, vendedores, etc. Siete de ellos, mayores de dieciocho años y edad considerada legalmente mínima para emplearse, están contratados conforme a las ‘‘ leyes laborales ’’. Por lo tanto, están representados y cubiertos asistencialmente por el sindicato y por la obra social de los mismos e incorporados además, a un sistema de jubilación. Cuatro trabajan en Capital Federal, a una hora y cuarto de viaje desde su domicilio y tres trabajan dentro del partido de Quilmes. Los cuatro restantes del grupo están semi-ocupados, trabajan temporariamente y su salario no contempla una obra social médica, el aporte jubilatorio; dos de ellos son menores de dieciocho años y los restantes superan tal edad.

Tres jóvenes aparte de los once, se encuentran desocupados con una significativa dificultad para integrarse al mercado laboral. Los cinco restantes son estudiantes de nivel secundario y no realizan otra actividad complementaria. Tres concurren a establecimientos públicos con orientación educativa técnica y dos a colegios privados de arancel mínimo con una orientación en bachillerato mercantil. Estos últimos son alumnos repetidores que solamente obtuvieron una vacante para continuar sus estudios en esos colegios.

De los jóvenes que trabajan, tres estudian ( según la clasificación anterior, todos ellos pertenecen a la categoría semi-ocupados ), cursan el turno nocturno obligados por el horario de sus trabajos. Optaron por aquellas instituciones estatales que contemplen en sus programas de ciclo de grado ( los tres primeros años ) la formación práctica y teórica de un oficio en particular como, mecánica, construcción, electricidad, etc. Un porcentaje reducido, cuatro jóvenes, ha concluído el nivel secundario y son los que trabajan bajo contratos formales. El ciclo primario lo completaron la totalidad del grupo. Ninguno de los jóvenes cursa niveles terciarios.

 

D ) Los padres y abuelos

Cuando describimos la estructuración del barrio en las décadas del 1940 y 1950 no precisamos ciertos aspectos que condicionaron en parte el desarrollo urbano del Gran Buenos Aires, los cuales se encuadran dentro de procesos históricos más amplios. En este sentido la idea de modernización es fundamental como noción que puede dar cuenta de este proceso y que explicamos en un apartado anterior del trabajo. En esas décadas, Argentina atravesaba una fase de incipiente industrialización producto de la crisis de posguerra que invirtió el flujo dominante hasta esa época del intercambio comercial, desde Europa a nuestro país. En ese tiempo y luego de un proceso socio-histórico complejo, se dieron las condiciones para la formación y desarrollo de un programa político que inaguraba, inéditamente para el país en tanto estrategia de gobernabilidad, una cohesión entre las masas, el mercado y el estado; el populismo. Buenos Aires fue la principal ciudad que absorvió las consecuencias de este proceso de industrialización que generó no sólo nuevas fuentes de trabajo sino también nuevos patrones y modos de trabajo; debido centralmente a su situación geopolítica. El impacto laboral se transformó simúltaneamente en un aumento y en una relocalización poblacional, especialmente de los inmigrantes. Frente al arribo, tradicionalmente europeo, irrumpen en la ciudad en forma continua habitantes de diferentes provincias y de otros países, se produce una situación de diversidad poblacional. La consolidación de la constitución de las masas urbanas se establece durante este movimiento que además produjó la hibridación de las clases populares J. L. Romero, (1986 ), concepto que discutiremos luego. La existencia cultural de lo popular se transforma en los espacios donde comienzan a convivir la heterogeinedad de individuos, construyendo una particular red de relaciones sociales. El conjunto de inmigrantes se proletarizó rápidamente, su lugar político no se encuadró ni en los partidos ni en las organizaciones tradicionales de la clase obrera hasta ese período. Los sectores populares bajo esas circunstancias elaboraron una determinada percepción de la sociedad y sus conflictos con propuestas de transformación social más complejas y matizadas, con el consiguiente resultado del paso de una representación política del radicalismo anarquista al sindicalismo reformista ( J. L. Romero,1986).

Los padres y abuelos que participaron que participaron del proceso de urbanización del barrio eran nativos de países como: España, Italia, Alemania, y de provincias Argentinas como Corrientes, Tucumán o Córdoba. Tuvieron un referente de contacto y reunión en el café bar y principalmente en la Sociedad de Fomento y el club deportivo de la fábrica ‘‘ El Progreso ’’.

La experiencia política de este sector, mayoritariamente obrero, estuvo marcada centralmente por la participación en el Movimiento Peronista, activamente en tanto afiliados o como adherentes espóntaneos de los espacios que dieron significación a las luchas y reivindicaciones sociales en ese período: los sindicatos, el partido y el comité. Objetivos políticos que estaban relacionados no sólo con los derechos laborales, asistenciales, jurídicos; sino también con la materialización de un proyecto económico y social redistribucionista basado en un estado benefactor. Plan político que tenía como beneficiarios principales a los sectores de la clase obrera. En la actualidad, el justicialismo es el referente político más representativo de las diversas tendencias políticas en el grupo de padres y abuelos.

La división de genero por actividad en relación a la unidad familiar se diferencia notoriamente, con un papel fundamental de las madres que en su generalidad son amas de casas. Temporalmente, esto posee una fuerte significación; en determinado período fueron las que criaron a los hijos, quienes en la actualidad sostienen la defensa diaria del hogar, en lo monetario, en su mantenimiento general; y fundamentalmente las que asumen una función en el equilibrio de las relaciones familiares a partir de los múltiples conflictos que se suceden en ese ámbito cotidianamente, entre por ejemplo, problemas afectivos o problemas de índole socioeconómica. 5 Los padres se encuentran alejados de la rutina hogareña subsumidos por el trabajo, salvo cuando regresan en la noche o en ciertos momentos del fin de semana. Las características del empleo de los padres se puede organizar desde dos tendencias presentando las mismas similitudes con lo descripto para el grupo de los jóvenes. Aquellos que trabajan en industrias o empresas de prestación de servicios como personal no semi-calificado y aquellos que desarrollan una labor independiente, orientada hacia un oficio aprendido: mecánico, carpintero, albañil, pero también orientada hacia lo comercial, un almacén, panadería. No hay profesionales entre los pades y abuelos. Estos últimos reciben en general la compensación jubilatoria.

Un aspecto importante relacionado con esta capa etaria es la cuestión religiosa. Gran parte de los padres y abuelos profesa la religión católica y concurren para las celebraciones de la misa, a una pequeña parroquia ubicada en la zona oeste llamada Nuestra Señora de La Gloria. El resto se divide entre ateos y adeptos al credo evangelista.

 

E ) Los hermanos

Registramos que la totalidad del grupo de jóvenes tiene hermanos. Los clasificamos según: un eje temporal en mayores y menores de edad de cada adolescente de nuestro interés; según la residencia entre los que habitan bajo la misma unidad familiar y aquellos que viven en otro lugar y según el género entre mujeres y varones. A partir de esta sistematización, establecimos redes de relaciones entre los jóvenes y los hermanos aunque nos centraremos en aquellas que se desarrollan bajo la particularidad del ámbito familiar.

El orden jerárquico en que se estructuran las familias es el siguiente, los padres y luego los hijos de mayor a menor según el año de su nacimiento. Esto es importante pues los padres interiorizan estructuralmente la forma de relacionarse entre los hermanos en el período en el que transcurre la niñez y más aún en el de la adolescencia. Legitiman las prácticas del hermano mayor por sobre las prácticas de los hermanos menores. Esta percepción de los padres se tansforma en confrontaciones entre los hermanos, cuando consideran como verdad la palabra del hijo mayor o cuando ciertas situaciones, sentimientos o hechos que les suceden los traducen como más creíbles en los hermanos mayores. Esta competencia entre hermanos también se extiende al analizar la relación entre el que posee trabajo y el que carece, pero de otra manera. En aquellos hogares en que se presenta tal diferencia, el hermano mayor o menor que trabaja es representado por los padres como laborioso, lo que le genera una independencia de las tareas de la unidad familiar frente al carácter subordinado a las mismas de áquel que no trabaja, pues lo consideran como vago.

Para los casos en que los hermanos son pequeños, los padres consideran la necesidad familiar de que los hermanos mayores cumplan un rol alternativo al asignado comúnmente al concederles ante su ausentismo, la responsabilidad de cuidarlos en ciertos momentos del día.

La diferencia de sexos, a nivel de la adolescencia, se encuentra fuertemente estereotipada desde el ámbito familiar según una pauta de comportamiento y una ‘‘ funcionalidad social ’’. A las jóvenes, se las considera más vulnerables para desenvolverse en la cotidianeidad del barrio o la ciudad, por lo que sus vidas se vínculan en forma más estrecha a las actividades de la casa.

Los hermanos que no viven en la casa de los padres al iniciar una relación nueva, matrinonial o de otro tipo, mantienen sin embargo, un lazo de unión muy fuerte y armónico con sus respectivos hermanos a través de encuentros y reuniones. Las relaciones distantes entre hermanos no son conflictivas por contraste de lo que impera en la vida diaria de aquellos que si la comparten.

 

CAPITULO IV

Prólogo

Recordando las reflexiones teóricas, destacamos en primer lugar, el contexto particular del barrio en el cual trabajamos y algunos momentos de la historia del mismo, a fin de poder marcar continuidades con ciertos procesos actuales. Pero es necesario que centremos el status reflexivo que le asignaremos al contexto y a las transformaciones históricas presentes. Esto esta íntimamente relacionado con el carácter no exclusivo de la categoría de joven en la conformación de su identidad cultural y a la lectura del sentido político de la grupalidad. Es decir, existe un marco totalizador en el que se desarrollan las relaciones personales de los jóvenes, con el que estos últimos mantienen una interacción, con un significado diferencial según el tipo de ‘‘ diálogo ’’. Sin embargo observar esos ‘‘ diálogos ’’ desde la singularidad del joven, aportan metodológicamente una mirada importante en la comprensión de la situación actual de los jóvenes participantes del trabajo. El impacto laboral y sus connotaciones, el tiempo de los padres con sus relatos, los medios masivos de comunicación, las instituciones, la concepción propia de temas de políticos, la relación con sus ‘‘ otros ’’ pero iguales; son algunos de los caminos que de esa totalidad producen la interpelación de los jóvenes.

 

A ) El barrio: lugar base en el proceso de reconocimiento

La descripción municipal elaborada en la introducción del trabajo nos abre la posibilidad de un diagrama geopolítico. Este se basa en una relación inclusiva, de parte en parte, que denota una jerarquía, pues se dirige del ámbito global comprendido por la República Argentina, al intermedio mayor correspondiente a la provincia de Buenos Aires, al intermedio menor formado por el municipio de Quilmes, al particular delimitado por el barrio.

Existen varias razones para considerar fundamental el barrio. Argumentos que despuntan de nociones que lo tematizan como totalidad y que a continuación mencionaremos. Las mismas son la síntesis, de las propuestas mas importantes para nosotros, de diferentes aportes que surgieron de las lecturas preliminares y luego relacionadas con otras; acerca de la propuesta de A. Grabano para la elaboración y necesidad de un análisis teórico del barrio. La problemática barrial en la disciplina antropológica plantea en la actualidad, siguiendo nuevamente a A. Grabano, ‘‘...un déficit teórico de estudios del barrio y lo barrial, en proporción directa a la abundancia de trabajos en los barrios. La perspectiva que adoptamos centrará interés --- más que en ver como la gente vive en el barrio, más que tomar al barrio como unidad natural --- en analizar e interpretar cómo vive la gente el barrio --- como unidad de análisis conceptual ---, tratando de optar, de esta manera, a una antropología de lo barrial ’’ ( Grabano A.,1988: 272 ).

En primer instancia debemos considerar el barrio en tanto ‘‘espacio de la reproducción social ’’ , ( Grabano A:Op.Cit.:258 ). Patricia Safá ( 1994 ) relaciona cultura y territorio a partir de la evaluación de la descripción de lo local; y desde lo local se puede conceptualizar al barrio, cuando propone:

‘‘...a lo local como una representación y una práctica de pertenencia a un lugar a partir de las cuales se definen lo límites de un territorio que, desde el punto de vista de los sujetos, posee una identidad que lo distingue de otros territorios ’’ ( Patricia Safá,1994:9 ).

Representación sobre ‘‘... un espacio geográfico que a su vez comprende un pasado un, un presente y un futuro real e imaginado ’’ ( Wallace S.,1995:89 ). 6 La sociabilidad que se desarrolla en el barrio determina un tipo de comunicación y cohesión social interna, por lo que el barrio aparece como mediador significativo de sus partes, de lo privado y de lo público. Aún más, podemos argumentar, a través de la lectura de L.A. Romero y L.H Gutiérrez, que el barrio ‘‘... es el lugar donde se asimila y produce el sentido a los ofrecimientos que tienen un origen externo al mismo ’’ ( Romero L. A.y Gutiérrez L. H., 1981: 4 ), como por ejemplo, los mensajes que son emitidos desde los medios masivos de comunicación o de las campañas políticas durante las elecciones.

El barrio manifiesta otra particularidad, puede considerárselo en tanto espacio social. Entramado de relaciones sociales que en palabras de Bourdieu ‘‘... un espacio simbólico, un espacio de estilos y de grupo de status, caracterizados por diferentes estilos de vida ’’ ( Bourdieu P.,1988:127 ).

 

B ) Uso, apropiación y relaciones que se establecen en el espacio físico del barrio

Lo que desarrollaremos en este capítulo es una descripción y una interrelación de la forma en que este grupo de jóvenes naturaliza los espacios, se expresa y desenvuelve, en particular entre la privacidad de la casa y las zonas consideradas públicas como la calle. Por lo tanto es indispensable pensar en un espacio siempre compartido. Ambos forman parte de lo que entendemos por barrio.

B 1 ) Lo externo

Este título se comprende mejor si lo conceptualizamos como callejero. Incluye todas las redes de relaciones que se establecen fuera del límite de la propiedad privada en donde viven los jóvenes.

Nuestro primer acercamiento al campo y conocimiento personal del conjunto de jóvenes fue precisamente en este espacio. Lo que observamos en principio, un grupo anárquico y heterogéneo de convocatoria espontanea, se modificó luego de un período trabajo en, un grupo que expresaba una organización interna y una sistematicidad en sus encuentros diarios.

Pudimos constatar como constante, una dinámica de movimientos en esta zona, especie de rito 7 de celebración del encuentro. En las mañanas nunca fue posible observar la presencia de los jóvenes, fundamentalmente por que durante este tiempo, la actividad diaria se halla centralizada por el trabajo, la escuela y la casa particular para aquellos jóvenes que no se encuentran afectados por otras tareas. Cuando cae la tarde, en forma mecánica comienzan a agruparse en la base del mástil de la Sociedad de Fomento o sobre un cerco muy bajo de una casa edificada justamente enfrente a la primera. Las reuniones se prolongan hasta la hora de cenar en que cada joven vuelve a su casa para comer, aunque a veces los hacen en el bufet de la Sociedad de Fomento o realizan una colecta de dinero grupal y compran en un almacén de la zona aquellos productos que serán su alimento, los cuales los consumen rápidamente. Cuando comienza a amanecer o en la noche, suelen desplazarse hasta el cordón de una esquina que termina en una calle de tierra. Este oscuro paraje, que parece ocultarlos de la luminosidad y el tránsito fluído característico de la ubicación de las otras sedes de reunión mencionadas, como si la búsqueda de la dualidad de espacios estuviera marcada por la materialización de acciones factibles que va de lo posible a lo aceptado ( categorías y hechos en que ahondaremos ) entre estos ámbitos. Sobre la afirmación y como fundamentación, podemos mencionar que también en algunas noches los jóvenes prefieren el silencio y la tranquilidad que les ofrece el campo deportivo de la fábrica ‘‘ El progreso ’’. Los fines de semana tienen un tratamiento distinto, se desarrolla una traslación del tiempo en los ejes de concentración, derivado de una maximización del mismo en favor del esparcimiento, que los aleja a otros ámbitos. El fútbol, la tentativa concurrencia a un club para bailar, visitas personales a la casa de otros amigos, recitales de música; son algunas de las actividades del fin de semana. Sin embargo y sobre todo para aquellas recreaciones colectivas, no implica perder la referencia de encuentro nombradas como nucleatorias. Concurrimos al barrio un sábado a media tarde, en el que un gran número de jóvenes llegaba al mástil de la Sociedad de Fomento, al preguntarles sobre que harían esa tarde cuando todos estén reunidos, un joven me respondió diciendo:

‘‘... estamos esperando al resto de la banda que compró las entradas para ir a ver el recital de los redonditos de ricota en la cancha de huracán... ’’ ( G. de 20 años ).

La elección de las zonas de reunión, expresa por parte de los jóvenes, un manejo del entramado barrial, que fuimos observando a través de los movimientos y de los comentarios que hacía el grupo. Internalizan y perciben la geografía del barrio, la comunicación de las calles, la existencia de callejones, de los terrenos desocupados, de los diferentes tipos de edificación, de los árboles añejos. 8 Conocimiento que produce además una estrategia de operatividad para los jóvenes, especialmente en determinados momentos, como lo testimonia este joven:

‘‘... un día me quisieron robar y cuando los chorros no se dieron cuenta me escapé por la calle de tierra hasta esconderme en la fábrica abandonada, los tipos cuando se dieron cuenta me corrieron, pero zafé por que no me encontraron... ’’ ( G. de 20 años ).

El aprendizaje de la arquitectura barrial incluye la aprehensión de la estructura inmobiliaria que define una relación del grupo de jóvenes hacia la propiedad privada, a su respeto o violación. Con respecto a esta idea, los pocos negocios, almacén, verduleria, kiosco o carnicería tienen un mismo tratamiento que las casas particulares. En el desarrollo de las historias de vida de los jóvenes, estos construyen calificaciones, por ejemplo: tal persona es Alfredo, el verdulero que los conoce desde pequeños, o aquella, es la casa del padre de alguno de los adolescentes; las identifican y se identifican ellos mismos por familiaridad e historia de los individuos que la habitan, respetándolas. El quiebre en esta forma de construir el conocimiento, por situaciones de conflicto sobre la propiedad privada en la que vive alguna figura vecinal, se produce por ignorancia de quienes son los dueños o por un enfrentamiento, a raíz de la actitud provocativa de los integrantes de tal unidad familiar hacia el grupo de jóvenes. Esto se inscribe dentro de las historias sobre convivencias comunes e intragrupales y que conllevan a un no respeto de la misma en acciones prevista como nos cuenta:

‘ ‘... cada vez que podemos, a la casa del portón de chapa, esa que esta allá, le hacemos alguna cosa, le pintamos con aerosol la pared el frente, le orinamos en la puertas de entrada; siempre fueron unos canutos, viejos cascarabias. Cuando éramos chicos nuca quisieron que juguemos al fútbol y ahora protestan si hablamos fuerte cuando nos reunimos... ’’ ( E. de 19 años ).

Los datos relatados demuestran la unión estrecha de los jóvenes con el espacio de la calle. Por consiguiente nos interesó esta misma relación proyectarla a la niñez de los jóvenes, por que notamos que gran parte del desarrollo cognitivo sobre el barrio empieza durante esta etapa. Historias que resumiremos en bloque a partir de la información recolectada. Lo externo fue un espacio de convivencia que temporalmente ocupó una gran parte del tiempo de la infancia del grupo. Los procesos de reconocimiento mutuo y espacial tuvieron una base, mediando entre recursos e imaginería, en los juegos. Anecdóticamente la mayoría de los juegos no pertenecen a los ‘‘ tradicionales ’’ ( varios de los cuales en la actualidad practican el grupo y sus hermanos más pequeños ). Por ejemplo y según los jóvenes, utilizaban transformando las zonas de zanja y las aguas que corren junto al cordón como una pista para correr con tapitas de la botellas. Con armas elaboradas o trabajadas por ellos mismos, realizaban simulacros de ‘‘ guerras ’’ aprovechando las irregularidades de los terrenos o de las construcciones edilicias. Utilizaban las líneas de brea de la calle para realizar en los cuadrados que delinean, un juego que usando una pelota como eje central; tenía reglas elaboradas por los propios participantes. Campamentos en terreno baldíos con carpas confeccionadas con lona y maderas recicladas de residuos. Competencias de ‘‘ juegos de bolita ’’ en las zonas de pastos y tierra de las veredas. Desarrollaban, dividiendo con una red a mediana altura el ancho del asfalto de modo que queden dos cuadrados proporcionales, un juego parecido al volley.

El desarrollo de la convivencia en el espacio externo, produce entre los jóvenes la apropiación de sectores públicos en los cuales expresan parte de los temas con los que se identifican. En el paredón lateral de la Sociedad de fomento hay dibujados grafittis, un arco de fútbol, frases que denotan un fanatismo hacia un club deportivo. Un miembro de la comisión directiva de la Sociedad de Fomento recuerda:

‘‘... en el año 1996 decidimos pintar la pared sucia que da a la calle, pero al poco tiempo estaba pintada toda otra vez, no sé lo que vamos a hacer... ’’

En muchas oportunidades observamos que el pavimento de la calle también era un lugar de expresión, los jóvenes dibujan con piedras figuras, frases, etc.

Clasificamos un uso del espacio por parte de los jóvenes que implica una apropiación. Aspectos procesuales que construyen la identificación del conjunto y de estos en relación a otros.

En el barrio habitan además, dos grupos de jóvenes bien diferenciados que pueden delimitárselos también a una zona física. Aquellos que viven en los monobloks, reuniéndose diariamente en la planta baja de cualquiera de las torres; y los que viven en la zona de la ‘‘ villa ’’, agrupándose en los sectores límites de la misma. Los tres grupos cotidianamente invaden la territorialidad, las áreas de ‘‘ influencia ’’ de cada uno obligadamente; pues son caminos de traslado necesarios para ir hacia la parada del colectivo, para ir a sus casas o al supermercado. Las relaciones entre los grupos son conflictivas, sin embargo durante el período de nuestra investigación, ninguno de los grupos se apropió para sí temporariamente del espacio del otro. En este sentido cada grupo tiene un dominio territorial que es considerado propio por ‘‘ una apropiación histórica ’’ y respetado por los otros grupos. Tuvimos información de un único caso, la trama de una pelea llevada a cabo en la puerta de la Sociedad de Fomento. Las causas del problema tenían un origen diferente al territorial pues era de índole amoroso. La disputa era entre los jóvenes de la investigación y los jóvenes que viven en los monobloks. Este último grupo, irrumpió violentamente para solucionar sus problemas en el punto de reunión, la Sociedad de Fomento, sabiendo que allí estarían presentes , la totalidad de los integrantes del grupo y entre ellos, en particular la persona con la que tenían la disputa. A pesar de este acontecimiento, en general cada grupo reconoce y ‘‘ naturaliza ’’ la pertenencia a un lugar, lo cual observamos en los jóvenes cuando utilizan conceptos autoreferenciales, y dicen: ‘‘ nosotros los de la Sociedad ’’ o aquellos, ‘‘ los que paran en los monobloks ’’.

El proceso temporal de apropiación de estos espacios interpela a los jóvenes principalmente en cuanto grupo en interacción con otros grupos, que desarrollan también sus formas concretas de apropiación.

B 2 ) Lo interno

Esta parte del trabajo la ordenamos en función de describir el espacio interno, como el contexto interior de la casa, con un eje de análisis centrado en el movimiento y uso de los jóvenes del mismo. También exploraremos la organización estrictamente material de la propiedad y globalmente de las relaciones familiares.

Al tipo de casas reseñadas en la introducción desde una visión edilicia, anexamos la distribución en la estructuración de su contexto de los elementos materiales, la cantidad de ambientes y el tiempo diario en el que residen los jóvenes en sus casas.

Información que recopilamos observando a los padres y a los jóvenes en sus actividades caseras lo que significó un trabajo complicado, pues implicaba mediar entre nuestra posición como invitados e investigadores y el acceso al mundo de la privacidad familiar y de sus relaciones internas.

El tiempo en que los jóvenes permanecen en sus respectivas casas escueto y responde en su generalidad a tres causas descriptible. Un tiempo caracterizado como de obligación rutinaria, con la cena, con el almuerzo o con las actividades indispensables para el mantenimiento y equilibrio de las relaciones familiares en especial con los padres, como cortar el pasto o pintar determinado sector de la casa. Un tiempo de descanso u ocio, que es una de las razones por las cuales los jóvenes vuelven de la calle a sus casas. El mismo tiene su punto de desarrollo en el cuarto particular, lugar que posibilita expresar la íntimidad de sus vidas, desarrollar conductas ‘‘ prohibidas ’’ en otras áreas de la casa como consumir drogas, pegar póster de bandas musicales, escuchar sus discos y cassettes a alto volumen, dibujar con aerosol las paredes, hablar intercambiando insultos.

Las condiciones para la construcción de este tipo de relaciones se pueden proyectar hacia el conjunto de viviendas del barrio a partir de la siguiente consideración. Teniendo las casas una superficie pequeña y la cantidad de hermanos por unidad familiar de tres, consecuentemente estos comparten una misma habitación con resultados que se expresan a través de peleas y conflictos. Una particular estructura de convivencia, de ordenamiento y adaptación a estas condiciones de sociabilidad de la casa.

Nos interesa exponer la relación entre los aparatos de televisión-video y la radio, y el plano estratégico que ocupan en el interior de la casa. Proceso que describe, a través del rol de espectador, la consumación del tiempo de ocio que no mencionamos antes y la construcción de un ‘‘ diálogo imaginario ’’ del medio y su receptor. Todos los hogares poseen televisión-video y radio diseminados por algún sector medular de la casa, la cocina en el caso de la televisión-video, generalmente enfrentados a la mesa donde almuerzan o comen; o los dormitorios para el caso de la radio.La cocina es el centro de socialización y movilidad interpersonal en el espacio familiar.

Punto de encuentro continuo entre padres e hijos; se convierte por esta causa en el lugar de comunicación más significativo y plural durante el transcurso del día interno de la casa. Resumidamente podemos decir que en el ambiente interno se establece una circulación de conocimientos. Los jóvenes incorporan datos referentes al ‘‘ capital material ’’ que asocian a una idea de status individual ( y de progreso que trataremos más adelante ); no en tanto ventajas y desventajas de la tenencia material, un auto, una bicicleta, una casa lujosa; sino por lo que proyectan a nivel del grupo como diferencia. Las clasificaciones intragrupal con marcados estereotipos, especialmente en lo relacionado a diferencias económicas entre familias, se manifestaron fuertemente a nivel grupal. La relaciones basadas en temas económicos entre los jóvenes son contradictorias, están atravesadas por prejuicios, exigencias ( supuestamente tienen que gastar más dinero que los demás ), competencias y hasta respeto para aquel que se encuentra en esa situación económica.

El espacio interno resultó ser un interesante indicador para el análisis grupal, en especial entre la forma de relacionarse de los jóvenes en el contexto de su casa y su articulación con las relaciones del conjunto de éstos fuera de la misma.

B 3 ) Interrelación entre ambos espacios

La relación general más importante entre lo que consideramos un espacio de la calle y una privado o de la casa, es aquella que inscripta en la continuidad de cada orden, proyecta como prolongación de un campo a otro, la reproducción de la idea estricta de grupalidad más allá del desarrollo particular de las acciones o hechos. Aclaramos que estos hechos que enumeraremos pueden parecer inconexos si no se los comprende desde la idea anterior.

Un primer ejemplo concreto de esta afirmación, la constituye la celebración y congregación surgida al azar en la casa de un joven. Este ofrece previamente la propiedad, para almorzar o cenar, habitualmente en los fines de semana o feriados. Describimos, de entre muchas, aquella en la que participamos; --- ‘‘ La cena estaba prevista para las diez. Dos horas antes el anfitrión y el encargado de cocinar diseñaban la organización; la disposición de las sillas, cubiertos, comida etc. El menú, asado y vino, combinación que para los jóvenes posee una carga figurativa muy fuerte pues la relacionan a una tradición, típico de lo nacional-argentino. Durante la cena, discutían sobre historias pasadas o de fútbol. Finalizada, la totalidad del grupo limpiaron el lugar en donde habían cenado y comenzaron a socializar los gastos... ’’---.

Este rito de reunión reproduce, en pequeños tiempos, relaciones propias de la calle, en especial una concepción continua de compartir lo cotidiano, de juntarse; que entra en contradicción con el mundo de formalidad y costumbrismo familiar. Pero además, en esta línea de análisis, los jóvenes reproducen un lenguaje grotesco, una distribución y movilidad individual anárquica en relación a la mesa, diálogos relacionados a intimidades, una modalidad de comer que incluye gritos y eructos, borracheras.

En el desarrollo de la comunicación familiar, un volumen de saberes e información expresado por los jóvenes procede del sentido de grupo y de los criterios interpretativos que cotidianamente realizan en la calle. Ante todo, cada padre expresa juicios de ‘‘ verdad ’’ sobre sucesos que los rodean, además reconoce al hijo en relación a un conjunto de amigos. Durante las cenas cotidianas u otro momento, se produce un intercambio de visiones, incorporándose críticas o interrogantes desde ambos sectores. Por ejemplo, cuando los padres cuestionan que, la solidaridad o integración existente entre los jóvenes no se corresponde con una actitud similar en las relaciones al interior de la estructura familiar. Los padres también argumentan no comprender la forma de vida entre los jóvenes, principalmente por que sostienen que las reuniones de los jóvenes son de ‘‘ vagos ’’; además por que las mismas consumen un tiempo que le es robado al familiar.

En el seno del grupo de jóvenes, en los momentos en que relatan y reproducen constantemente las historias de vida de ellos, de sus amistades, del barrio y de los problemas que enfrentan diariamente en la calle; surgen un nivel de preguntas, que individualmente enuncian a sus padres. Estas preguntas las realizan privadamente a sus padre pues los consideran por la edad como poseedores de un conocimiento general. Las preguntas varían desde las determinaciones que hay que tomar frente a situaciones imprevistas como detenciones policiales, hasta noticias que refieren a personas ligadas de alguna manera al grupo; por qué el padre de tal tiene un problema físico o la madre de este otro enviudó.

En reiteradas ocasiones notamos episodios en los cuales el grupo rápidamente se movilizaba de la calle a una casa. La causa residía, en que el conjunto familiar estaba ausente. Oportunidad que el grupo considera excelente para tomar cerveza y comer, jugar a las cartas, mirar TV. Este comportamiento es repentino y no tiene un aviso previo a los padres como lo hemos expresado para el caso de las celebraciones.

La utilización del espacio, tanto callejero como el de la casa, establece una estructuración que posee puntos comunes. La forma de percepción y uso del recorrido interior de las casas se organiza disciplinadamente en función de una necesidad, dormir, comer o usar el baño. Sin embargo, para los jóvenes no tiene el mismo significado un sector abierto no íntimo como la cocina o uno cerrado e íntimo como la pieza particular con respecto al desarrollo de las relaciones intragrupales. Conocen cada parte de las viviendas para saber que pueden hacer conjuntamente en ellas.

En el espacio callejero también se establece un uso ordenado y jerárquico. Esto se expresa concretamente en la forma de apropiación del trayecto que va desde la vereda a la calle; y que tiene que ver en esa linealidad, con lo visible e imperceptible de lo que hagan allí por otras personas. Cuestión que se relaciona con las acciones necesarias y factibles de realizar y que tienen como centralidad a los ‘‘ actos prohibidos ’’ ( idea que luego ampliaremos ). Un ejemplo de lo mencionado es la organización y status que recibe la calle, las que oponen la asfaltada a la de tierra y que diferencian de la vereda ( entendida como el sector que abarca desde el frente de una casa hasta el cordón de la calle ). La importancia de la primera corresponde, no sólo a un reconocimiento que realizan los jóvenes del estado público de este espacio y que afirman en frases como: ‘‘ la calle no tiene dueño y por lo tanto puedo hacer lo que quiero ’’ o ‘‘ en la calle nadie manda ’’; sino que se asocia a la relevancia de lo que viven pues en esta área se descubre como no dominante de las articulaciones cotidianas de lo privado antes mencionadas.

Esto produce por consiguiente un mayor número de acontecimientos que afirman al grupo a través de la participación activa de todos sus integrantes en la calle y que podríamos caracterizar como recreativa ( especialmente en lo que refiere a los juegos ).

Hay otro mátiz importante que descubre entre los jóvenes el mundo del hogar en la calle, se manifiesta a partir de la asociación de diferentes caracteres de los individuos del núcleo familiar en el grupal. En este camino es posible observar denominaciones conceptuales que identifican a los jóvenes y que se fundamentan en términos de saberes, educación, personalidad. Es muy común que los jóvenes relacionen la habilidad de uno de ellos hacia la mecánica de autos, la facilidad de palabras, la torpeza en los movimientos físicos o la predisposición a las peleas; con la familia a la que pertenece. Si el padre es mecánico resulta ‘‘ lógico ’’ que el hijo también lo sea, utilizando estas proposiciones que se originan en la estructura familiar, los jóvenes profundizan una forma de reconocimiento mutuo a partir de historias de vida barriales.

En síntesis podemos decir que, la razón más importante para desarrollar un capítulo sobre este tema, estuvo relacionada a la búsqueda y afirmación de una escala que articule lo expuesto a partir de las contradicciones, desencuentros y continuidades de la vida diaria. He aquí que en ambos campos existe una simultaneidad e interrelación de sentidos, es decir, en el campo familiar presenciamos un orden que instruye un disciplinamiento pero a la vez un indisciplinamiento, un valor de ‘‘ respeto ’’ pero a la vez de ‘‘irrespetuosidad ’’, situaciones también observadas en el terreno de la calle. 9

 

C ) Memoria cultural e identidad

La constitución de la identidad entre los jóvenes implica, dentro de un amplio arco de aspectos, dar cuenta para este caso de los procesos históricos ligados a la expresiones culturales ( entendiendo este último concepto bajo lo expuesto en el capítulo II ); que en décadas pasadas, generó un espacio comunal en el interior del barrio entre los padres y abuelos de los jóvenes. El interés lo centralizamos en función de observar las articulaciones entre prácticas grupales supuestamente dispares en relación a los jóvenes pero que encuentran su sentido cuando las comprendemos como prolongaciones de un pasad cultural, transformadas por el movimiento de la relaciones sociales, que se proyectan en tanto matrices en el presente. Como dice Martín Barbero: ‘‘ ...memoria cultural pragmática y sistematizadora, que tiene por objetivo establecer la continuidad en el proceso de construcción de la identidad del barrio como totalidad ’’ ( Martín Barbero J., 1987:217 ).

A partir de los relatos expuestos por los padres, abuelos y de los registros de campo sobre los jóvenes, surgieron analogías entre prácticas que sustentan la consistencia de los argumentos mencionados.

La primera relación se basa en la relación a la matriz, acción de reunirse, que responde a similares razones entre los jóvenes y sus mayores. Por un lado, en los tiempos en que nacía el barrio, era un acontecimiento muy común y significativo reunirse entre familias en una casa con el objetivo de escuchar y disfrutar conjuntamente los famosos ciclos de teatro, como los Perez García, emitidos por la radio. La radio era un electrodoméstico que casi todas los hogares poseían en esa época debido a su bajo costo. Diferente, no en tanto motivo pero sí en tanto bien de consumo, era reunirse en una casa que tuviera los primeros aparatos de televisión. Esto connotaba que esa familia tenía un ingreso económico mayor al resto. Se reunían para deleitarse con los primeros programas televisivos. En ambos casos, luego de la finalización del programa mirado y como nos manifestó , M. una abuela:

‘‘... nos sentábamos todos en una mesa y cada familia que participa de la reunión ofrecía el menú de su comida, que estaba relacionada al país de descendencia, disfrutábamos de un momento de distracción en que conversábamos, primero de lo que habíamos visto y luego de los problemas que nos afectaban, de nuestra vida, de la amistad que nos unían... ’’

Por otro lado, los jóvenes se reúnen rotativamente en una casa por varios motivos, jugar a las cartas o a otro entretenimiento; mirar un espectáculo deportivo o musical trasmitido por determinado canal de televisión; o simplemente reproducir en un espacio privado el rito del encuentro diario que se realiza en la calle a través de una cena conjunta. Encuentros que expresan un intercambio de opiniones íntimamente relacionadas con los demás propósitos de las reuniones, hablar de fútbol, de música o referirse durante la comida a hechos vividos en un tiempo reciente, al respecto nos comentaron:

‘‘... cuando estamos juntos en una casa por algo, generalmente para ver televisión, hablamos sobre muchas cosas, de trabajo, de dinero, de mujeres, de deportes ...’’ ( F. de 22 años ).

La segunda relación se centró sobre la matriz que deriva de la utilización del área de la calle. Hasta comienzo de la década del setenta, especialmente en el verano, las familias del barrio se integraban socialmente en la vereda, trasladando sillas desde el interior de sus viviendas y conformando rondas, donde se cebaba mate mientras los hijos jugaban. Recreaban la vida propia de la cotidianeidad doméstica en la comunal pero dominadas por un eje socializante producto del significado de compartirla con los demás vecinos, P un padre nos relata como:

‘‘ ... durante mi juventud era común junto a mis padres pasar tardes completas frente a casa, a veces sólos y en otras oportunidades con el acompañamiento de los compadres que vivían en aquella época...’’

La calle es el lugar principal de concentración entre jóvenes. Este espacio revela como estructura, a partir de la articulación de un tiempo libre y de una forma residual de reunión, la construcción de un referente organizativo en los jóvenes. Aspecto que se remonta a la niñez, reproducida como herencia de la práctica de esta acción por las antiguas generaciones, cuando la calle también era el lugar de esparcimiento diario; y a través del paso del tiempo en que crecieron, punto de encuentro. En la actualidad cada joven individualmente sabe que seguramente alguno de sus amigos estará en la calle en cierto momento:

‘‘... yo quiero estar con mis amigos la mayor parte del día, y me empuja a salir de casa o de la escuela el hecho de saber que están siempre en la puerta de la Sociedad o en la esquina...’’ ( S. de 24 años ).

Hablamos de una forma, sin embargo la misma contiene la emergencia de una concepción esencial que va más allá del deseo propio de comunicación de cada joven con el otro, y se relaciona con la expresión y desarrollo de las creencias y de los emprendimientos que hacen los jóvenes como sujetos individual o conjuntamente. Por ejemplo, la programación de un fin de semana, la realización de un partido de fútbol, la imposibilidad de conseguir trabajo, la reflexión recíproca sobre las formas de marginación que sufren, etc.

La tercera relación se focaliza en la apropiación del ámbito de la Sociedad de Fomento.

Desde su fundación hasta la actualidad, se cumple un rito que supera la división generacional y genérica del barrio, el simple acto de concurrir. Estas acciones se relacionan a dos formas de participación, sin desconocer los diferentes objetivos que canalizó el fomentismo y que profundizaremos pertinentemente al final del trabajo. Una apunta a la reunión diaria, y otra a las maneras en que la Sociedad de Fomento cumplió un rol organizativo de eventos festivos-comunales. Mencionamos tres instancias: las loterías, las kermeses y los bailes. Las loterias, que continúan vigencia, surgieron como parte de una red de solidaridad primaria. Los fondos recaudados tenían una finalidad estrictamente solidaria, la donaban. Por ejemplo, hacia el vecino que padecía contingencias que no podía afrontar desde lo monetario. La lotería consistía en una analogía del juego que lleva ese nombre con dos salvedades: una participación abierta del barrio y un perfil económico. Las kermeses tenían un parecido a las ferias actuales. Organizadas por los integrantes del barrio y dejadas de celebrarse, estaban ligadas a dos propósitos que marcaron su modalidad. A un sentido que conjugaba lo expresivo y lo imaginativo debido al despliegue que implicaba su desarrollo; en la muestra de stands que se armaban por oficios y en donde cada expositor hacía gala de sus habilidades en la producción de objetos ( comidas, tejidos, etc ) que podían ser comprados por los asistentes y en la participación de los vecinos en juegos y competencias artísticas, canto, música, etc. La otra meta era benéfica. El dinero obtenido lo utilizaban principalmente para solventar los gastos que demandaba el mantenimiento de la Sociedad de Fomento. Los bailes se organizaron por decisión e idea de la comisión directiva, fundamentalmente para emplear el salón con el objetivo del divertimento familiar y también el disfrute musical. En los bailes difundían los discos de las orquestas favoritas del momento y en algunas ocasiones se las contrataba para que toquen en vivo. Lo que acabamos de decir es el resumen de diálogos informales que mantuvimos con las personas con las personas que vivieron estos hechos, recuperando la reflexión final de A:

‘‘... lo importante pasaba por sentirnos alegres, por recontar anécdotas sobre nuestras vidas y ante todo por saber que nos conocíamos bastante bien... ’’

La concurrencia de los jóvenes reproduce un momento de encuentro, e interlocución diaria. En el ámbito de la Sociedad pueden entablar, un canal de diálogo con los progenitores fuera de la privacidad de la casa, con la posibilidad de un intercambio de ideas a través de una similitud de discursos e intereses; utilizar el salón con el propósito de organizar una cena o un juego de lotería grupal. De aquí la razón e importancia de las formas explicadas.

La cuarta relación refiere al uso del tiempo libre. Una de las maneras más comunes de esparcimiento en el pasado, estaba subordinada a la organización de una jornada completa entre familias en el Río de Bernal o Quilmes. También coordinaban salidas conjuntas al cine o a un estadio de fútbol para ver un partido. Los jóvenes suelen compartir un día de esparcimiento en el río, agruparse para ir a ver un cotejo de fútbol, para presenciar un recital o disfrutar de los bailes nocturnos de fin de semana. Por último haremos mención de un acontecimiento singular del que dimos cuenta a través de las lecturas de las historias de vida. los festejos de carnaval durante la niñez de los jóvenes. Queremos destacar un punto sobresaliente dentro de la globalidad de este suceso, la representación de la murga. Los niños se disfrazaban con la ayuda de sus padres y guiados por uno de ellos rumbeaban en fila por las veredas recitando canciones, que sobre la base de melodías conocidas, hablaban del barrio. El primero de la columna llevaba una alcancía y un cartel en donde proponían la colaboración de la gente en concepto de su espectáculo. Una vez finalizado el carnaval, el dinero recaudado lo empleaban para realizar meriendas grupales, comprar una pelota de fútbol o ir al cine.

Al margen de afirmar o negar la vigencia de los actos en el pasado se pueden, considerar como estructurantes en el surgimiento de una identidad barrial. Resulta ineludible rescatar la continuidad de esas prácticas, pero además es interesante observar cómo discursivamente permanece a través de una tradición oral el recuerdo de estos hechos ( de los primeros programas televisivos, de los campamentos al río, etc ) entre la gente. En el caso de los jóvenes, los padres y abuelos son los encargados de trasmitir el significado y la relevancia de la vida pasada, y son los mismos jóvenes quienes recrean en su convivencia este pasado y su pasado-reciente de la niñez y adolescencia. Aspecto que refuerza el proceso de identidad entre los jóvenes, comparten el conocimiento de una parte del pasado común del barrio y de ellos. Datos indescifrables para otros jóvenes de zonas cercanas.

Continuación ...

Notas

5Para la caracterización del papel que desarrollan las mujeres de los sectores populares consultar: L. Ametrano, V. Ceirano, A. Clavijo, A. Mallo, M. Trincheri; ‘‘ Barrios pobres del conurbano bonarense: Una mirada desde dentro ‘’, En, ‘’ Miradas Urbanas, visiones barriales ‘’, Grabano, A. ( Comp. ), Ed.Ecoteca, Bs.As, 1988. J. Martín Barbero, ‘’ De los medios a las mediaciones ‘’, Mass Media, Mexico, 1987, Cap. 6.

6 Sobre esta cuestión son importantes los aportes de M. Augé en la distinción del territorio como ‘’ lugar ‘’. M. Augé ‘’ Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad ‘’. Gedisa, Barcelona, 1994.

7 En la historia de la teoría antropológica el concepto de rito fue definido por los autores clásicos. Para nosotros el concepto de rito se relaciona con los mecanismos de apropiación que marcan límites en un territorio, fronteras dentro de las cuales las personas se reconocen, ‘’... el ritual es la toma de posesión de un espacio físico y funciona como una copia del acto primordial de la creación del mundo ‘’ Eliade, M.: ‘’ El mito del eterno retorno ‘’, Ed.Planeta, España,1984, pag.18 ).

8 La idea de croquis, en relación a un territorio, nos condujo a reflexionar sobre esta cuestión. Silva Tellez entiende por este concepto: ‘’ .... lo que nos remite a los senderos trazados al recorrer, pisándolo, marcándolo, a un territorio. Proceso que combina en proporciones varables el registro de lo nuevo y las huellas de la misma... ‘’, Silva Tellez, A.: ‘’ Imaginarios urbanos: Bogotá y Sao Paulo: Cultura y comunicación urbana en América Latina ‘‘, Ed.Tercer Mundo, Bogotá, pag 15 y 16, (1992 )

9 E barrio así vivido resulta, ‘’... un principio de sentido para aquellos que lo habitan y principio de inteligibilidad para áquel que lo observa ‘’ ( Augé,1994:58 )

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